Una paradita de urgencias

Y mientras el camionero me anunciaba su corrida, sin dejar de embestirme con sus diecinueve centímetros, y martillear con su glande mi próstata, acabando por dejarse caer encima desecho y agotado. Mientras continuaba comiéndosela a aquel otro, no dejando de decirme... ‘yo quiero también follarte’.

Una paradita de urgencias

Lo que a continuación os voy a contar, me ocurrió hace años, recuerdo que regresaba de un viaje por trabajo a Sevilla desde Extremadura. Viajé que tenía pensado salir a medio día, pero me entretuve por la documentación a entregar y otras gestiones, acabando por ponerme en camino sobre las ocho y media o las nueve de la noche. No era mi intención salir tan tarde, quizás porque no es de mi gusto conducir de noche, pero no me quedaba otra, ya que debía de pasarme al día siguiente por la oficina.

Entre otras cosas, recuerdo aquella noche por una serie de cosas, pero tranquilo que os la iré diciendo poco a poco, una de estas era el tremendo bochorno que hacía, aunque también es verdad que era normal para ser mes de julio. Yo iba como es normal en mi radio y mi aire acondicionado puesto, aire que debo confesar que incluso a veces en invierno suelo llevarlo, pues por naturaleza siempre tengo calor.

Iba conduciendo por la autovía, cuando comencé a tener ganas de orinar, pensé que los refrescos tomado hace unas horas, estaban haciendo su efecto. Como que no me quedo más remedio que detenerme, mientras conducía me fijaba con mayor atención a los letreros, cuya información de estos me haga parar. Acabando por leer de uno de ellos, algo referente a la salida número tal de un área de servicio. Acabando por tomar una salida, saliendo de la autovía y accediendo a la antigua nacional, donde sigo las señales de tráfico que me dirigen hacia dicha área.

Y es llegar, saliendo por mi derecha, conduciendo por esta explanada hasta situarme detrás de un enorme cartel de anuncio, salí con prisa, y tras colocarme por delante de mi coche. Con nervios acabe por sacar mi miembro y comenzar a orinar, llegue a pensar que me orinaba encima, cosa que la misma tensión genero todo.

Pues ahí estaba yo orinando, no llevaba ni tres minutos, cuando escucho un vehículo detenerse, una puerta abrirse y el sonido de unos pies en el suelo. Llamando mi atención precisamente este último sonido, dándome por girar mi cabeza hacia mi izquierda, viendo a un hombre que, tan solo llevaba unas calzonas y una camiseta de tiranta. Persona corpulenta, cuyo ruido que llamo mi atención, no fue otro que el salir esté de la cabina de su camión, y sonriente se me acercaba. Comenzando a darme conversación, diciendo y afirmando el calor y bochorno que hacía, mención que iba hacia mí por la ropa que llevaba.

Y ver como esté no iba por las ramas, cuando se me echo literalmente encima, posar sus labios en mi cuello, besar con ansias al mismo tiempo que sentía su mano derecha en mis nalgas, mientras que la izquierda magreaba mi pecho... uuummm!!. Intentaba apartarlo, pero la verdad sin mucha convicción, y mientras aquel camionero me estaba poniendo tela de caliente, sentía su cuerpo oprimirse contra el mío, y lo peor de todo, note algo muy duro contra mi vientre... uuummm!!.

Aquellos labios me tenían contra las cuerdas, esté había encontrado mi punto débil, camionero que comenzó a desvestirme muy hábilmente, sacándome primero el cinturón del pantalón. E ir desabotonando botón por botón de mi camisa, acabando por sacármela, continuando por bajarme los pantalones. Aquellos labios me tenían por el ‘camino de la amargura’, por no mentar su mano izquierda, como me acariciaba el pecho y pellizcaba mi pezón erecto... aaahhh!!.

Y cuando aquella mano derecha suya, recorrió mi espalda, deslizándose con suavidad, poniéndome los vellos como escarcha, acabando por colocarse sobre mis nalgas, ese camionero se llevó una grata sorpresa. Pues se dio cuenta que yo en vez de llevar calzoncillos normales, ya sean slip, short... llevaba tanga, esto le tuvo que poner aún más cachondo, pues sentí como aquella otra mano, agarrar mi cuello. Mano grande como sus dedos, dejando de saborear mi cuello y oreja, ascendió su boca por mi mejilla hasta mi boca, comenzando a morrear mis labios cerrados. Y aunque este me pidió que abriera la boca para poder comérmela, me mantuve en eso serio, dándole a entender que no quería, no quedándole a esté otra que comerme los morros y volver a mi cuello y oreja... uuuffff!!.

Y separarse de mí cuello, sintiendo esos labios descender por mi pecho hasta llegar a mi pezón, chupo, lamio e incluso mordió con ternura... ooohhh!!. Continuando por impregnarlo con su saliva, y continuar descendiendo, llegando hasta mi tanga, echarlo a un lado y descubrir mi flácido miembro. Y mientras se dedicaba a chupármelo, pajearme con dos de sus dedos, intentando levantármelo o al menos que se pusiera morcillón. Note como este aprovechaba la postura para acabar por descalzarme, continuando por sacar mis pantalones por cada pie, y tenerme prácticamente desnudo a excepción de mi tanga.

Continuando con mi miembro, dejándolo como imposible y ascender de nuevo, levantándose al tiempo que sus labios subían hasta mi pecho primero, y poco después hasta mi cuello... uuummm!!. Soltándome...

  • “No todos los heteros tienen entre sus fantasías el de hacerlo con otro hombre, pero no te preocupes que acabaras corriéndote con o sin ayuda”.

Y en eso sentí como deslizaba uno de sus gruesos dedos entre mis glúteos, como recorría y llegaba hasta mi perineo, dedo cuya yema me intento penetrar, y sintiéndome molesto al no estar preparado, me queje. Y ver al camionero separarse, haciéndome saber que no me moviera, viéndole como esté se dirigía hacia la cabina, observando como esté se mantenía aun vestido. Y en eso coger algo y venir hacia mí de nuevo, llevando en una de sus manos una especie de neceser, sacando de su interior un par de cosas. Y volvió a colocar sus labios en mi cuello sonrojado, no dejando de besar, lamer y mordisquear... uuummm!!.

Tomo una de mis manos y me la hizo posar sobre su pollón, apretando su mano sobre la mía, como si deseara que sintiera lo dura que la tenía. Comenzando a deslizarla a lo largo de sus diecinueve centímetros, llegando a su glande, impregnando mi mano debido a su excitación, llenándome de precum... uuummm!!. Y acto seguido, sentir su mano palpar mis nalgas, alojarse entre mis glúteos, e impregnar mi orificio con algo húmedo y viscoso. Algo que esa primera falange me introducía dentro de mi orificio, ¡sacándola y volverlo a meter... ooohhh!!, escuchándome gemir y soltarme...

  • “Si esto te gusta, veras cuando te ponga en cuatro y te meta la polla, vas a gemir y gozar de gusto”.

Dedo que me hizo soltar un nuevo gemido cuando me lo introdujo hasta la segunda falange, sintiendo ambos mi miembro reaccionar, y esté llevado por llevado por el momento tan morboso, acabo por morderme mi pezón... uuummm!!. Y en ese preciso momento, no me preguntéis los motivos, me dio por decirle...

  • “No es justo que yo esté desnudo, y tú permanezca aun vestido”.

Sonriente y con una mirada de vicio, me responde...

  • “Tienes razón, pero es muy sencillo de explicar, ya que yo esperaba que tú me desvistiera, pero me he dado cuenta que, tú eres de esos que se dejan hacer, para entendernos una perrita sumisa”.

Y ver como ese camionero, cuyo metro ochenta, cincuentón y corpulento, prominentes hombros, fibrado, anchos brazos con grandes manos y gruesos dedos, le dio por quitarse primero esa camiseta blanca de tirantes, y poco después esas calzonas. Dejando a la vista eso que antes martilleaba mi vientre, debo confesaros que mi idea era no mirarla, pero la primera reacción no siempre funciona, pues nada ver ese pedazo de rabo (diecinueve centímetros por cinco de grosor), me hizo ponerme muy nervioso y al mismo tiempo muy cachondo. Y acto seguido, sentí su mano izquierda posarse en la nuca, oprimiéndome hacia abajo, diciéndome...

  • “Anda ve, chúpamela tu un poquito, saboréala, veras como te gusta”.

Dijo y me vi ante esa majestuosa verga, enorme y brillante, y estando en cuclillas, esté camionero comenzó a sugerirme como y que hacer, ‘invitándome’ a comenzar. Y cuando fui a chupar su glande, esté me detuvo, diciéndome...

  • “Espera, como veo que eres nuevo en esto, te voy a dar una cosa que te va a ayudar”.

Dice y saca un pequeño botecito de color negro, invitándome a inhalar un par de veces por orificio nasal, para acabar por ‘invitarme’ a comenzar. Comenzando por agarrar su tronco por la base y lamer su glande, iniciándome en su capullo e ir descendiendo hasta la base, volviendo a dirigirme a su glande. Bese su capullo, continuando por darle bocaditos, succionando poco a poco, mientras le escuchaba suspirar y jadear, por no mentar los insultos que soltaba.

Incomodo por la postura, me moví un poco, acercándome un poco más, acabando por agarrarme a uno de sus muslos con mi mano libre. Y comenzar a introducirme su polla en la boca, no sin antes impregnarla bien en babas, chupaba y succionaba, metiéndome su rabo poco a poco, llegando a introducirme al menos la mitad... uuuffff!!. Y entre gemidos, jadeos y suspiros, le escuchaba decirme...

  • “Ostias como la comes cabrón, veras cuando te coja, no voy a dejarte hasta que no te parta en dos... uuuffff!!”.

No deje de comérsela, comenzando por magrearle esos enormes huevos peludos, sacándome su verga de la boca, chupar su tronco venoso hasta sus genitales, comenzando por lamer estos y chupárselos también. Momento en que siento, como el camionero aprieta mi nuca y me atrae hacia su perineo y claro este orificio anal, chupando lo primero con cierto recelo, pero negándome a lo segundo.

Cada vez estábamos más cachondo, también es verdad que era gracias al popper, pues no dejaba de hacerme inhalar, habiendo momento en que me sujetaba con ambas manos mi nuca, comenzando literalmente a follarme la boca... uuummm!!. Por no decir, cuando me obligaba a mantener su polla dentro de mi boca un rato, espacio de tiempo corto pues comenzaba a tener arcadas. Sacármela y tras unos segundos, volver a disfrutar de aquella polla, saboreado su precum, volviendo a ser tomado por el camionero y follarme de nuevo la boca hasta sentir nauseas.

Y en mi interior deseaba que este camionero, me follara de una puta vez, deseando que todas esas embestidas me la diera en mi culo... uuummm!!. Lo admito, y si lo reconozco, estaba enviciado y no deseaba que esté notara lo evidente, bien sabéis que me gusta el sexo, pero lo que realmente me pone son sobre todo las situaciones, los momentos y el morbo que lo genera.

Y como si me hubiera leído la mente, cogió el camionero y sé saco su polla de mi boca, haciéndome levantar y tumbarme sobre el capo de mi coche de malas maneras. Escuchando al poco el rasgar de un plástico, mirando hacia atrás y ver caer un envoltorio, dando por hecho que era de un preservativo, sintiendo su glande alojarse entre mis glúteos. Y esa primera envestida me hizo poner hasta de puntillas, comenzando a empotrarme contra mi vehículo, intentando el meterme la totalidad de su polla... aaahhh!!.

Acabando por darme de otro bote a inhalar, aroma que con rapidez facilito y estimulo mi orificio, pues esté de una sola embestida logro introducirme sus diecinueve centímetros hasta los mismo huevos... ooohhh!!. Comenzando una incesante mete saca que me estaba dejando para el arrastre, o como esté camionero me dijo... ‘no voy a dejarte hasta que no te parta en dos’.

Sentir aquel trozo de carne dura entrar y salir de mí, una vez tras otra, mientras yo permanecía desnudo y de puntilla, mientras no dejaba de emitir sonido de gozo. No dejaba de gemir, suspiras y jadear, aumentando el ritmo a media que este me embestía o me daba alguna que otro azote... ooohhh!!. Y fue sentir la mano de esté camionero tocar mi miembro, cuya consecuencia fue descargar, acabando por correrme. Corrida que esté mismo acabo por recoger con sus dedos, acabando por llevar esos dedos a mi boca e introducírmelos, haciéndomelos chupar y saborear mi propia corrida... uuummm!!. Y sin dejar de penetrarme, este me metía despacio su dedo, sacándolo para volverlo a meter una y otra vez, dedo que más parecía una polla... uuuffff!!. Y escucharle decirme...

  • “Uuuffff!!, menuda boquita más tragona que tienes, está pidiendo comerse otra verga... eeehhh!!”.

Comentario que era una gran verdad, pero era una de esas veces que ni lo esperaba, pues apareció otro tío, hombre que sin mediar palabra se nos acercó. Y tras ver que no había repudia por parte nuestra, acabo por colocarme su polla en la boca, miembro que quise rehusar. Pero que esté desconocido, tomando mi nuca, me ‘obligo’ a comérsela, mientras continuaba siendo furiosamente embestido por ese camionero. No dejándome de decir…

  • “Disfruta… disfruta, pues no hay maricona que no sueñe con comerse una verga, mientras otra le está follando”.

Y mientras el camionero me anunciaba que se corría, pena para mí al no poderla sentir, esté acabo por dejarse caer encima de mi espalda desecho, quedándose quieto así durante unos minutos agotado. No pudiendo hacer nada más que continuar por comerle a aquel tío su polla, mientras no dejaba de decirme... ‘como deseaba haberme preñado también’. Y tras correrse, se marchó de la misma manera como apareció, escuchándose ahora el sonido del arranque de un vehículo.

Acabando por apartar ese cuerpo sudoroso de mi espalda del camionero, persona que tras quitarse el preservativo y echarlo al suelo, acabo por acercar su polla morcillona a mi boca. Hizo como el intento de acercarla, pero con el temor de que la rechazará, pero en vez de eso, acabé por agarrársela y comencé a chupársela, saboreando ese sabor agrio de su corrida. Y sentir como una de sus manos me acariciaba la nuca, mientras la otra hacia lo mismo con mi espalda y mis nalgas. Diciéndome...

  • “Sabes que tengo mucho aguante, y como sigas así, como que te veo otra vez follado”.

Suspira y suelta sonido de satisfacción, volviéndome a soltar...

  • “Me parece que he creado un monstruo, no era mi intención transformarte de hetero a putita, pero como sigas así... no respondo”.

Y cuando me veo otra vez siendo cogido, a este le da por mirar la hora, soltándome...

  • “Coño, son las cuatro de la mañana”.

Quitarme su verga de la boca, y sin mediar palabra metérmela, comenzando unas incesantes embestidas, fuertes y bien profundas, mientras no deja de decirme... ‘Con esto acabamos, tengo que descansar que mañana tengo que estar en Málaga’. Mientras siento como me destroza, no dejo de gemir y de gozar, no dejo de sentir el martilleo de su glande en mi próstata, acabando este por soltar un grito y en esta ocasión, sentir como me inunda mi interior. Sacándola de mi orificio, echando el resto por mis nalgas, y decirme con cariño al tiempo que me a un piquito...

  • “Bueno maricona, me tengo que marchar, siento dejarte en este estado, pero creo que tú ya sabes cómo salir”.

Dice, se aleja y vuelve acercándose, dejándome una tarjeta, diciéndome...

  • “Mira, te dejo mi tarjeta por si en otra ocasión estas por esta zona, y deseas contactar conmigo, vale, bueno lo dicho”.

Y esta ocasión se marchó, dejando la polvareda de su camión al irse, mientras yo me visto, viendo la hora y poniéndome de nuevo en marcha hacia Sevilla. Con el buen sabor de aquella experiencia, aunque buen sabor me dejo en mi boca y claro está en mi ahora dilatado orificio, pues menudo pollón calzaba el camionero. Por cierto, no hubo presentaciones, creo que el aliciente del morbo, no es solo la experiencia, sino también va en no saber quiénes somos. Y deciros que al final acabe por llamarlo, pues como bien se ofreció si yo estaba por la zona, no sin antes costarme hacerle recordar quien era yo. En esa nueva ocasión, el muy cabrón apareció acompañado de un compañero suyo, otro camionero bastante corpulento y calvo. Pero bueno...

Y antes de dejaros definitivamente, debo decir hacia aquellos lectores que comparte conmigo sus criticas que, acepto todas ya que me enseñan a ver mis defectos. Pero no es mi intención entrar en un intercambio dialéctico al respecto, tampoco pido que nadie se crea mis vivencias, solo las comparto, porque son tan reales como la vida misma. No me tengo que excusar porque un día me dio por ahí, y desde entonces vivo y disfruto mi vida de una forma libertina y con pasión, dándome por compartirlo con vosotros como manera de desahogo. Así que, aquellos que me leáis esto y no me crees, pienso que es tu problema, pero pienso que la vida hay que disfrutarla y vivirla, como uno sepa mejor porque pasa muy rápido.

Bueno lo dicho, agradecer a todos aquellos que me seguís y me leéis, deseando que os haya gustado, espero que no os hayáis manchado demasiado. Si queréis saber más de mí, me lo hacéis saber a mi email es: jhosua 1974 @ gmail . com (obviamente todo junto).