Una para todos

Hace tiempo mande un relato bajo el nombre de Lucy llamado así y no lo concluí. aquí lo teneis completo. Una fantasía en la que soy de todos vosotros chicos ;)

Hacía ya rato que no tenía ganas nada más que de irme a la cama, cuando de pronto sonó mi teléfono móvil. Era mi amigo Raúl, y me quería hacer una proposición.

¿Una fiesta de hombre y sólo voy a ir yo de invitada?

Pues si, si no quieres no pasa nada, pero sabiendo como eres

Bueno, pásate a por mi en una hora, intentaré estar lista.

Así fue como acepté ir a una fiesta, en un local privado, lleno de hombres y yo la única mujer invitada. No sabía lo que me esperaba pero imaginé que podía llegar a ser una de esas noches que no olvidas en toda tu vida.

Como sabía que iba a estar llena de hombres, decidí vestir bien provocativa; me encanta que me miren, así que qué mejor ocasión que esa para provocar esas miradas que hacen que te sientas más mujer que nunca. La cuestión es que la falda apenas tapaba nada de mis piernas y mi top bien escotado era muy cortito. Decidí abrigarme para salir a la calle, y, para que mentir, sabía que de esa manera cuando me quitase el abrigo la sorpresa podría resultar muy gratificante.

Justo acabé de coger las llaves cuando Raúl tocó el claxon para advertir su presencia. Salí de casa y me monté en el coche; debajo del abrigo solo se podían ver las botas altas que llevaba y Raúl se imaginó que lo que había debajo de ese abrigo iba a levantar esa noche pasiones.

Llegamos al local, y efectivamente estaba lleno de hombres; los había de todas las edades, tamaños, culturas… vamos, que se podía elegir porque variedad había y mucha. Nos acercamos a dejar los abrigos y hasta la persona que los colgaba en el vestidor era un chico. Los ojos se le salieron de las órbitas cuando me desprendí de mi abrigo. Pero no era el único, todos aquellos que se encontraban a mi alrededor dejaron clavados sus ojos en mi, y me excité muchísimo, hasta el punto de que pude notar como mi tanguita se humedecía. Nos alejamos del vestidor y fuimos a tomar algo; mientras bebíamos conversábamos de todo un poco, hasta que Raúl ya no aguantó más; me conoce muy bien y sabía que aquella situación me provocaba mucho morbo y que a pesar de que no dejasen entrar a mujeres, no nos iban a poner pegas porque solo entrase una.

Sabes?- dijo Raúl- si llego a ver antes lo que llevas debajo del chaquetón no te traigo aquí.

Por qué?

Porque te hubiera llevado directamente a mi casa

Mis carcajadas hicieron eco en medio de aquella marabunta de hombres, que no dejaban de pasar para observarme, ya que al ser la única fémina que se encontraba en la fiesta, resultaba ser el centro de atención de la mayoría de ellos. Comenzó a sonar una de esas canciones que no puedes evitar bailar, así que mi amigo me dijo que si quería que bailásemos juntos en la pista central y… ¡como no!, allí nos dirigimos y comencé a hacer aquello que más me gusta y que puede llegar a excitarme hasta límites insospechados, empecé a contonear mis caderas, mi cintura, pegándome muy mucho a mi amigo, hasta que de repente noto como alguien se pega detrás de mi con un movimiento de caderas muy sensual; no dudé en seguir el baile, pegando mi culito cada vez más a ese paquete intentando seguir el mismo ritmo, ya que se había acoplado tan bien a mi que estaba muy a gusto. Raúl me miraba y me sonreía, bailaba frente a mi pero dejando que siguiera con la persona que tenía detrás de mi, que por cierto, por momento iba notando que aquello se endurecía y crecía. Me cogió de las caderas, guiando mi contoneo y acelerando el ritmo mientras subía y bajaba sus manos por mis caderas.

Conseguí darme la vuelta y pegarme frente a él para seguir el baile. Raúl fue ahora el que se acercó por detrás y se pegó a mi en aquel instante. El otro hombre era mayor que yo, aparentaba unos 40 años y sus facciones eran de cubano, creo. Me miraba a los ojos mientras continuaba ese contoneo. De repente alguien apareció tras él, y le susurró algo al oído, éste se retiró y apareció frente a mí otro chaval, esta vez más joven, pero de los de gimnasio. No dudó en pegarse a mi de golpe y separarme por completo de Raúl, a quien le guiñó un ojo en señal de amistad. Me agarró de la cintura y me pegó tanto a él que yo creí que nos íbamos a caer al suelo. Bajó sus manos a mi culito y empezó a sobarlo. Se acercó a mi oído y comenzó a respirarme en él hasta que me dijo:

Nena, estás de vicio. Te comía hasta el tanguita.

Jajajaja, vaya, si eso es un piropo, muchas gracias hombre.

Estuve pasando de mano en mano durante un rato bien grande, siendo sobada por todas aquellas manos, mirada por esos ojos lujuriosos y yo sin dejar de provocarlos. Sabía que era el premio de todos ellos y eso me gustaba. Raúl disfrutaba solo viéndome disfrutar a mi.

Llegó un momento en que en el escenario principal apareció un hombre, como si fuera un presentador, felicitándolos a todos por lo que habían conseguido en la empresa en la que trabajaban. Por lo visto era de informática esta empresa y habían conseguido un proyecto a nivel internacional o algo por el estilo. La cuestión es que dijo:

Pero todo presentador necesita a una mujer guapa a su lado, princesa acércate al escenario.

Lógicamente era yo, ya que era la única mujer que estaba allí. Le di dos besos y me cogió de la cintura.

Buenas noches encanto.

Buenas noches.

He visto que te gusta bailar, verdad?

Pues si, me gusta mucho.

Y no te importaría bailar aquí, encima de este escenario para deleitarnos a todos?

Pues sería un placer.

Una ovación surgió por parte de todos los varones, y fue cuando me dio dos besos este hombre y bajó para dejarme sola allí encima. De repente comenzó a sonar una música de esas que te invitan a moverte sinuosamente, muy despacio pero reseñando cada parte de tu cuerpo. Comencé a acariciar mi cuerpo, mirando aquellas caras que me devoraban sólo con los ojos. Estaba muy excitada y no pude evitar insinuarme a todos ellos. Los miraba con ojos de deseo, pasaba mi lengua entre mis labios y levantaba mi falda cuando les daba mi espalda, dejando entrever mi culito con el tanguita negro. Los silbidos me animaban más aún.

Quítate el jersey!- gritaban unos.

Queremos ver ese culito bien!- decían otros

Eso es nena, menéate bien joder.

Yo no aguantaba más, y deseaba mostrarles todo lo sensual y sexy que podía llegar a ser, así que pedí que subieran una silla al escenario. No tardaron en complacer mis deseos. Bailé alrededor de ella, bajando y subiendo enseñando mi culete, hasta que decidí desprenderme de mi falda. Aquello estalló en chillidos cuando me la quité y dejé a la vista mis medias hasta los muslos y mi tanguita a la vista por completo. Pedían como posesos que me quitara el top, pero quería hacerles sufrir un pelín más. Me senté en la silla, abriendo mis piernas y empecé a sobarme las tetas. Imaginé que me encontraba solo en casa y pensé que es lo que haría en esa situación (tan cachonda como estaba), así que bajé las manos y comencé a tocarme el coño por encima del tanguita. Ufffffff, me encontraba muy cachonda y necesitaba más, así que me decidí y me quité el top dejando a la vista aquel sujetador negro de encaje a juego con las braguitas. Logré advertir la figura de Raúl.

Entonces fue cuando me desinhibí por completo y me desprendí de mi falda. Lo miraba con deseo; quería tirarme a alguien esa noche y me apetecía que fuera él Raúl, el que había hecho posible que mi sueño se hiciera realidad. Me desprendí de la falda y me quedé en ropa interior, con aquellas medias y los zapatos de tacón alto.

Todos chillaban e incluso se tocaban, querían guerra y yo estaba dispuesta a dársela. Me senté de nuevo en la silla, abrí mis piernas todo lo que pude y empecé a sobarme el coño por encima del tanga; de vez en cuando colaba uno de mis dedos dentro de él, quería sentir la humedad directamente, estaba realmente empapada, y necesitaba o masturbarme o que me follaran en ese momento, quería sentir placer, solo pensaba en eso y quería sentirlo ya. Así que aparté el tanga y empecé a masturbarme, aquellos hombres callaron de golpe, la música bajó su volumen y sólo se escuchaban mis gemidos, yo era consciente de aquello, por lo que cada vez gemía más fuerte. Con mi otra mano me sobaba las tetas, con fuerza. Quería transmitir a aquellos hombres que estaba que me moría de gusto y parece que lo captaban. Hubo alguno que metió su mano en los pantalones, y se la meneaban. Me encantaba escuchar entre el silencio algún comentario obsceno, hacía que me sintiera más excitada. Me pedían que me quitara el tanga, que querían ver bien mi coño, uffffffffff que subidón. Me levanté de la silla y me quité el sujetador, dejando mis tetas al aire, quería que me contemplaran desnuda del todo así que al ritmo de la música me desprendí del tanga y así acabé mi espectáculo.

Aplaudieron como locos, todos querían saludarme, pero antes quise vestirme. Bajé del escenario y notaba como cuando uno me daba dos besos por detrás me metían mano, me encantaba eso, quería más. Entre la multitud buscaba a Raúl. Cuando por fin lo encontré le susurré al oído que quería irme con él a solas. Recogimos mi abrigo y salimos a la calle. Cuando subimos al coche empezamos a besarnos como dos locos. No dejaba de meterme la mano debajo de la falda retirando mi tanguita e introduciendo los dedos en mi coño; me recosté sobre el asiento mientras hacía de mi lo que quería. Yo sólo quería sentir su lengua en mi cuello, su mano en mi teta y la otra en mi coño. Quería disfrutar más y más. Nos fuimos al asiento de atrás; me quité el abrigo, me desprendí de mi tanga y me senté encima de él. Comenzamos a follar en el asiento de atrás del coche, me daba igual la incomodidad, sólo quería follar y follar. Me echó el top hacia abajo y el sujetador también y empezó a comerme las tetas;: mientras yo no dejé de botar encima de él, quería sentir como se corría dentro de mi, y quería sentirlo ya. Así que cada vez aceleraba más y más el ritmo. Terminamos por corrernos juntos ya que estábamos que íbamos a reventar. Nos arreglamos y nos fuimos a casa.

Bueno, cuando nos vemos otra vez? – me preguntó.

Cuando tu quieras, ha sido un verdadero placer.

Pues ya te aviso vale?

De acuerdo.

Y así fue como acabó aquella noche loca y desenfrenada en la que no iba a salir y al final fue una de mis mejores noches.