Una para todas

Esta noche ha sido y será inolvidable, no solo porque la amistad nos ha convocado una vez más, sino porque esta vez hemos revelado nuestros más íntimos secretos.

Llegar a casa de Bernardita era una verdadera aventura. Aunque se encontraba en un condominio privado en el sector oriente de Santiago, el entorno era lo más parecido a un refugio en medio de un valle escondido.

Tras atravesar largos y sinuosos caminos precordilleranos,  la imponente residencia de su familia estaba a la vista.

Ya había estado previamente en su casa cuando nos regaló el viaje a Cuba, pero nunca me dejaba de sorprender aquel  maravilloso lugar rodeado de frondosa vegetación a pasos de las primeras cumbres cordilleranas.

Me anuncié en la entrada y por el espejo retrovisor pude ver que no era la única puntual a la invitación de nuestra joven amiga. Por el grupo de WhatsApp “Una para todas”   Bernardita nos había escrito.

“Ninguna se pueden negar, tengo varias botellas del mejor espumante en la heladera y toda la comida que deseen. Ayer se cumplieron los 30 días que nos comprometimos a no vernos después de lo de Viña. Las espero mañana a las 19:00. No es una petición ¡Es una obligación!”

Ese era su particular estilo algo dictatorial  por ser hija única, pero la queríamos entrañablemente como parte de la familia en la que nos habíamos convertido.Josefina, Constanza, Bernardita, Maite y yo conseguimos ser un grupo inseparable sin ser dependientes las unas de las otras, comprobando la teoría de que los polos opuestos indudablemente se atraen, se toleran y además se quieren.

Se abrió el imponente portón y en la entrada estaba la dueña de casa impecablemente vestida. Su talla delgada,  170 de estatura  hacía que el ligero vestido suelto que llevaba puesto al más puro estilo hippie, se viera en ella elegante y glamoroso.

Su natural, largo y muy bien cuidado cabello rubio, solo se sostenía detrás de las orejas lo justo para descubrir su hermoso rostro. Tez blanca, ojos azul cielo delineado de forma delicada, nariz perfilada sin cirugía y labios delgados con un labial rosa que hacía resaltar esa frescura inherente de los 30 años recién cumplidos. Era una chica naturalmente hermosa y delicada, con un cuerpo perfecto.

Tras mi auto se estacionó Josefina que también había aceptado la generosa invitación.

Josefina por otra parte era muy distinta a Bernardita.

De estatura media que sin tener la belleza de nuestra joven amiga, era bastante atractiva. Cabello castaño oscuro bien cuidado que contrastaba con las líneas comunes de su rostro que por separado no tenían el atractivo como en su conjunto. Donde sí resaltaba Josefina era en su extraordinaria y bien cuidada figura.

Con sus 35 años y casada hace unos diez se podía apreciar que su matrimonio era una fachada y más aún su vida sexual porque siempre que podía, dejaba entrever que feliz en la cama o donde fuera, no lo era.

Se habían conocido con Bernardita en el Spa donde ofrecía algunos artículos exclusivos por catálogo.

-¡Amigas mías!  Ya me estaba poniendo nerviosa, pensé que no iban a llegar. Por favor pasen, siéntanse como en su casa.

-¡Berny! ¡Tengo que traer botellas de oxígeno para llegar a estas alturas! ¡Pero nada que decir! la vista es envidiable – comentó risueña Josefina que no se dejaba de asombrar ante el paisaje que tenía ante sus ojos en una cálida tarde de verano.

-¡Fabiola! – Exclamó Josefina -¡No sabes cuánto me alegro que hayas podido venir!  ¿Y no trajiste a Andrés? - Preguntó mirando hacia el interior del auto.

Hice el acto de buscar afanosamente dentro de mi cartera y le respondí con algo de ironía.

-¡No lo traje! que distraída soy. Te juro que pensé que lo había dejado junto a las llaves del auto -

-Jajajajaja – rio Josefina - No quise decir eso, amiga. Solo que pensé que vendrías con Andrés. Tú sabes que siempre es un placer volverlo a ver - Contesto Jo saludándome con un cariñoso abrazo.

Al entrar a la sala que comunicaba con una iluminada y agradable terraza se podía observar como  el lugar estaba detalladamente adornado con flores frescas y naturales en floreros de color azul intenso que dejaban traspasar un tenue rayo de luz que hacía el efecto brillante en el agua.

Tras el gran ventanal se podía apreciar las siluetas de Constanza y Maite que conversaban en voz alta y las carcajadas resonaban por todo el salón.

Había cambiado totalmente  la decoración desde la última vez que habíamos estado en su casa y se podía admirar el buen gusto que tenían los diseñadores de interiores que redecoraban las salas dos veces al año.

-¡Miren chicas quienes acaban de llegar! -  Dijo Bernardita abriendo el paso hacia la terraza.

-¡Fabiola, Josefinita! - gritó Maite extasiada-  ¡Ahora sí que comenzó la fiesta!-  exclamó mientras levantaba una copa de espumante y me la ofrecía.

-¡Toma querida! ¡Sé que es tu  preferido así es que, Salud!

-¡Salud! - respondí el brindis  tomando un generoso sorbo de espumante que indudablemente estaba delicioso.

Maite era una de mis mejores amigas. Aquellas amistades del colegio que perduran y trascienden en el tiempo. Iba unos cursos delante del mío, pero nos hicimos grandes e inseparables amigas a pesar de la diferencia de edad que en la adolescencia se notaba bastante.

Sus 40 años los llevaba de manera fantástica y extraordinaria. Desde su divorcio hace algunos años, su vida se había convertido en un parque de diversiones con todos los riesgos incluidos.

Si bien vivía en una acomodada situación económica, se esforzaba en mantenerla. Tenía  una sociedad dedicada al corretaje de propiedades que le daba esa adrenalina que tanto necesitaba casi a diario.

De cabello corto y oscuro peinada siempre al estilo wet, estatura media y facciones delicadas pero definidas.

Un cuerpo bien mantenido y de volúmenes atractivos. Pechos firmes  y voluptuosos que en combinación con un culo bien trabajado llamaban aún más la atención. Con una cintura de curvas pronunciadas. Siempre al filo de la provocación en su forma de vestir pero más aún en su forma de ser. Chispeante y atrevida. Su característica fundamental era esa deslenguada inteligencia que no dejaba indiferente a nadie. Una sobresaliente personalidad a toda prueba.

Nos ubicamos cómodamente las cinco alrededor de una mesa servida con bocadillos finos y bebidas de todo tipo.

Sabíamos que Bernardita como anfitriona era de las mejores. Como olvidar los suculentos banquetes cuando convivimos durante nuestra estadía en Viña del Mar.

Entre tanta conversación cruzada no se podía entender el tema de cada una. Alborotadas y risueñas nos atropellábamos en las palabras tras un mes sin vernos y menos hablar.

Ese había sido el acuerdo tácito una vez recuperado el material que comprometía sexualmente a Constanza luego de desenmascarar a Madame Bovary. Necesitábamos descansar y desintoxicarnos de todo lo que rodeaba el caso. Y eso también nos incluía a nosotras.

Estábamos en eso, cuando Constanza que recién se había incorporado a nuestro grupo y que de momento era la más tímida, se animó a dar un orden a las ideas.

-¡Amigas! ¿Porque mejor no nos ordenamos un poco para compartir todas y no dejar a ninguna fuera de la conversación? -

-¡La Cony tiene razón! ¡Ya Mal Portadas!- anunció Maite aplaudiendo - ¡cada loca se tiene que ordenar! -  dijo ya con algunas copas en la cabeza.- ¡No ven que nuestra Madre Superiora está aquí!- exclamó mientras me indicaba risueña haciendo una reverencia.

-¡Y yo pensé que habíamos madurado! – dijo Josefina tomándose la cabeza con las dos manos.

-¡Madurar no es lo nuestro! – respondi sin poder dejar de reír junto a las demás.- ¡Y les puedo asegurar que no hay pócima o receta para eso!  ¡Al menos no para nosotras! -

-¡Pero tú eres nuestra mentora! - Exclamaron casi todas al mismo tiempo.

-¡Jajajajaja, no saben lo gracioso que suena eso! Como si fuera de otro mundo – dije algo sonrojada.

-¿Fabiola, te puedo preguntar una cosa?– dijo Bernardita iniciando la conversación algo más seria.

-¿Cómo haces para prestar a Andrés sin tener celos? ¡Porque admiro eso de ti! -

-¿Yo?  - respondí seriamente - ¡No presto a Andrés! ¡Jamás lo haría y menos compartirlo! ¡Antes muerta! -

-¿A ver? Esta pieza en el puzle no me cuadra mucho, Fabiola. Porque tooodas nosotras hemos tenido sexo con tu Andrés. ¡Que por cierto, es fabuloso e increíble! – añadió Josefina apuntándolas con el dedo con cierta ironía.

-¡Dime que lo arriendas  y firmo donde quieras!  ¡Un contrato a lo menos por una década y prorrogable por otras más! – exclamó riendo Maite.

-¡Andrés no lo presto ni lo comparto!  ¡Es un hombre! Uffff  - suspiré profundo –Si lo tuviera que resumir en pocas palabras ¡No es de este mundo! - respondí pensativa- Tampoco me pertenece para que lo tengan claro. Cuando dicen “Tu Andrés” me causa gracia porque lo que menos tengo es posesión  sobre él.

¡Pero atención! Nos pertenecemos  de forma voluntaria y libre. Yo estoy con él porque  me hace la mejor de todas y creo que por su lado es lo mismo.

-Harto rara tu forma  de ser la mejor, linda. Porque yo veo que ustedes no tienen exclusividad para follar. ¡Él lo hace con otras donde felizmente me incluyo y tú tampoco lo haces nada de mal!- Agregó Maite

-¡A los dos nos gusta el sexo, Maite  y solo hemos ampliado nuestras experiencias! ¡Eso es todo! –

-Pero si una cosa ¡nunca he follado con otro hombre! He jugueteado muchas veces con más de alguno, pero follar nunca. Tenemos ciertos códigos que respetamos sin transar. Y con las chicas es diferente, gozo de un placer hedonista porque entre nosotras conocemos sin decir ninguna palabra los puntos precisos de la satisfacción. ¡Y que conste!  Me considero una mujer heterosexual con una leve inclinación bi, pero solo sexual. No podría compartir mi vida con una mujer, porque no hay nada mejor y satisfactorio que recostarse apoyada en el hombre derecho de Andrés y olvidarse completamente del mundo. -

-¿Y ustedes que cuentan de sus vidas? ¡Sexuales obviamente! -  Les pregunté vaciando mi copa -  Saben casi todo de mí y yo casi nada de ustedes ¡solo lo que he visto cuando han estado en acción! - terminé por decir mirando  a cada una observando cómo  se reían con cierta complicidad entre ellas.

-¡Bueno, yo no tengo mucho que contar porque mi experiencia es mínima! - comenzó Bernardita – porque ustedes fueron testigos de mi primer orgasmo  ¡ufff que vergüenza! ¡Fue delante de todas, que atroz! Me hubiese gustado  que Pipo  hubiese sido el protagonista. ¡Pero fue Andrés y debo reconocer que fue grandioso! ¡Vi estrellas de todas las formas, tamaños y  colores! ¡Creo que definitivamente ese día perdí mi virginidad! – largándose a reír con nostalgia y continuó.

-Recuerdo que una vez estuvimos a punto, pero a punto de follar con Pipo en el auto. Pero uno de los guardias que teníamos en la casa nos interrumpió el momento justo.

Ya habíamos estado antes jugueteando un poco en el auto. El metía su mano entre mis calzones y con la respiración agitada intentaba tomar mi mano para que yo le acariciara su pene.

-¡Eso era imposible para mi! ¡Tocar esa cosa dura y húmeda! ¡El Pipo, trataba de morder y chupar mis pezones con tanta torpeza que ni siquiera sabía cómo sacar el broche de mi sostén! -

-¿Que les enseñan en el colegio de monjas, entonces?- interrumpió Maite largándose a reír - No me digas que eso de las abejitas y el polen -

-¡Bueno prosigo, era tanta mi calentura, porque eso sí!  Tenía unas ganas locas de que me lo metiera ¡ya! Estaba tan mojada y caliente que los dedos se resbalaban entre las piernas – narraba sonrojada – hasta que lo decidí y me saqué el calzón mientras él bajaba su pantalón y ahí lo vi ¡En vivo y en directo! -

-¿Qué nunca habías visto un pene Bernardita? -  Preguntó Constanza incrédula – ¿Nunca, nunca?

-¡Así tan cerca, no! Un día espiando a mis primos pude ver algo ¡pero así tan de cerca, jamás! -

-Ninguno de los dos teníamos experiencia porque habíamos decidido llegar vírgenes al matrimonio. ¡Una idea absurda que nos inculcaron nuestras familias! -

-Incluso – continuo relatando Bernardita -  Una vez navegando por internet vi un video de cómo hacer y tener el mejor sexo oral. Lo miré con tanta atención que mis dedos solitos se fueron a mis entrepiernas -

-¡Comencé a jugar entre la viscosa humedad que iba apareciendo en mi vagina, cuando encontré un pequeño botoncito que al tocarlo me hizo saltar! -

-¡Me vas a decir que no sabías el nombre del botón! – Exclamó sorprendida Constanza sirviéndose una nueva copa que bebió de inmediato  sin poder creer lo que estaba oyendo.

-¡Bueno si, el clítoris Cony!  ¡En ese tiempo sabía mucho de todo y poco por no decir nada, sobre eso! - respondió sonrojada.

-¡Frote y  frote cada vez más rápido! De pronto sentí como si una exquisita electricidad me recorriera entera encogiendo las piernas y haciéndome cerrar los ojos. Lo encontré taaaaan rico que lo comencé a hacer casi a diario.

-Entonces, cuando conocí al  Pipo y comenzamos con nuestro noviazgo comencé a tener esas mismas ganas-

-¡Ya poh Berny! ¡Termina de contar qué pasó en el auto cuando te sacaste los calzones! – le pregunté intrigada y muerta de la risa.

-¡Ahhh, si! – Continuó Bernardita -  La tentación era tan grande que cuando estaba a punto de metérmelo por la vagina, sentimos que golpeaban la ventanilla del auto. ¡Pipo estaba tan caliente pero tan caliente que no pudo aguantar y eyaculó de golpe sobre mi vestido!  Toda pegajosa, caliente y frustrada me baje del auto maldiciendo al pobre guardia. Desde esa vez no lo intentamos más hasta el día del matrimonio, que tampoco fue una gran cosa - Suspiró bebiendo de su copa.

-¡Salud por Bernardita! - dijo Maite muerta de la risa - ¡Que por fin pudo saber el nombre del puntito! –.

-¿Y tú Constanza? - Le pregunté tomando su mano ligeramente porque la notaba algo distraída y distante.

Era una chica joven morena de 28 años. Arquitecta de profesión que trabajaba en un prestigioso estudio de Diseño vanguardista. Sin duda era bastante atractiva, pero lo disimulaba  detrás de su formal comportamiento. De cabello largo y rasgos latinos que combinaban muy bien con su amplia pero escasa sonrisa. Usaba anteojos que como un gesto de rebeldía, cambiaba de formas y colores para llamar secretamente la atención. Su personalidad se acercaba bastante sin llegar a ser a lo que hoy llamaríamos peyorativamente como una Nerd. Tenía un cuerpo muy bien trabajando, de formas armoniosas y perfectas.

Cuando supimos de su  incursión en El Club todas nos sorprendimos, porque jamás imaginamos que pudiese ser la misma Cony que todos conocíamos. Constanza era una misteriosa caja de sorpresas.

-¿Yo? ¡Bueno, no tengo mucho que contar! – Respondió casi de forma  hermética – ¡he tenido algunos! -

-¡Cony! Como no vas a tener el recuerdo de follar hasta quedar con los ojos blancos pidiendo a gritos un trago de agua - agregó Maite animándola a seguir su relato.

-¡Un momento por favor, solo una breve acotación! – interrumpió Josefina levantando la mano muerta de la risa.

-¡Todas las que hemos follado con Andrés que levanten la mano! – levantando su mano mirándonos a todas.

Una a una empezamos a levantar la mano hasta quedar las cinco muertas de la risa con la mano arriba.

-¡Muy bien! – Exclamó Josefina – ¡Esas magníficas experiencias no cuentan, porque sin duda ha sido lo mejor que nos ha pasado en la vida! -

-¡Ya puedes seguir relatando tus calientes polvos, Cony! – terminó por decir Josefina sin dejar de reír.

-¡Ehhhh  déjame que lo piense! - comenzó a relatar Constanza - Mi mejor polvo fue con alguien menor que yo hace algunos años atrás -

-¡Mmm Un Toy Boy! ¡Qué delicia! -  Exclamó Josefina entusiasmada  - ¡Sigue, cuenta! -

-¡Estaba de vacaciones en el norte, en San Pedro de Atacama para ser exacta! Ese año había decidido hacer algo distinto en el verano. Siempre salía con mis padres o con un par de amigas de la universidad. Pero era un desafío viajar sola. Me anime, compre los pasajes  y partí a mi aventura. Tenía 24 años.

El primer día de la llegada al hostal se estaba promocionando un tour  los Geiser del Tatio . Ustedes saben que eso es uno de los viajes imperdibles de la zona, así es que me inscribí. El grupo partía a las 4 Am. Recuerdo que hacía un frio que pelaba los huesos y de pronto se acerca un chico rubio, delgado de pelo largo con una pinta de gringo por donde se le mirara y me dice – Tu estar tiritando, colocar parka térmica yo tener dos - Me estira la mano y me dice – Hola, yo ser Brandon –

-¡Hi! Yo ser Cony – le respondí de forma automática lo que nos causó un ataque de risa porque estaba hablando como Tarzán.

  • Veo que en ese tiempo no eras bilingüe- agregué intentando guardar seriedad.

-¡Pero la lengua la usaste para otros menesteres! ¿O me equivoco Cony? -  Dijo Maite irónica

-¡Jajajajajaja, Por supuesto que después use mi lengua, amigas! ¡Era un dulce que no podía dejar de saborear! Respondió Constanza risueña pero algo avergonzada.

-¿Porque no la dejan  que termine la historia, por favor? - Solicitó Bernardita atenta al relato.

-Quedé encantada con Brandon. Pasamos todo el día juntos en el tour y de regreso al hotel nos dimos cuenta de que estábamos hospedados en el mismo lugar así es que nos quedamos de juntar más tarde. Al llegar a mi habitación me di cuenta de que no le había devuelto la chaqueta que me había prestado. La tomé rápidamente me dirigí a su habitación y le golpeé la puerta.

Al abrir apareció Brandon todo mojado y envuelto solo con la toalla. Al verlo me sonroje ante la desnudez del chico porque se veía bastante bien trabajando, sus caderas eran pronunciadas y estrechas que quedaron al descubierto accidentalmente al caerse la toalla en el momento justo en que tomaba la chaqueta.

-¡Ohh, sorry, perdonar descuido! -

Con una calma abrumadora donde no hizo mayor alarde del incidente, provocativamente recogió la toalla para volverse a cubrir.

En ese instante sentí como mis mejillas aumentaban su rubor y la humedad entre mis piernas se hizo evidente en mi ropa interior. No es que fuera un dotado anatómicamente hablando – ustedes comprenden ¿cierto? pero tenía esa actitud segura, de dominar todo con su mirada y su sonrisa.

Regrese a la habitación con la imagen de Brandon desnudo grabada en mi cabeza y me tuve que dar una ducha para calmar un poco la ansiedad que me invadía por completo.

Mas tarde baje a la terraza del hostal y allí se encontraba Brandon con una gran jarra de cerveza en la mano.

De pie en una de las barandas de la terraza observaba a cierta distancia al chico, bebí un par de pisco sour pensando en cómo lo podía abordar sin parecer una mina necesitada.

Bueno, el alcohol me ayudó a tomar la iniciativa y acercándome lentamente por la espalda lo abracé y en un acto descontrolado e impulsivo lo besé frenéticamente hasta cansarme.

Grande fue mi sorpresa cuando me siguió rápidamente el juego y al querer separar mi boca de la suya me retuvo mordiéndome el labio inferior pera luego tomar mi cabello tirándolo  suavemente pero con fuerza inclinando mi cabeza hacia atrás mientras me decía.

-¡Donde ir tu bonita no dar permiso!- me susurro al oído de forma sugerente.

Me quede riendo inmóvil ante su actitud pero sin duda lo que más me excitó fue cuando me propuso que fuéramos a su habitación.

Nos fuimos jugueteando durante todo el trayecto. Sentía como me iba subiendo la temperatura y lo que fue un beso se fue convirtiendo en un feroz deseo de que me desnudara sin mayor contemplación.

Abrió la puerta de su habitación mientras nos besábamos y al cerrarla me tomó fuertemente por los brazos por sobre la cabeza, me abrió las piernas con sus rodillas y metió su mano entre mi ropa interior. Metió sus dedos en mi vagina para luego saborearlos mientras sonreía mirándome fijamente.

Intentaba que me soltara las manos, pero mientras más forcejeaba con él, con más fuerza apretaba mis muñecas evitando que lo hiciera.

De un tirón desgarró mi blusa dejando mis senos al aire para luego de un suspiro ir directo a mis pezones. Los acaricio con la lengua haciéndome gemir para luego atraparlos entre sus dientes apretando cada vez más hasta morderlos.

No podría explicar la extraña sensación que me provocaba. Mis quejidos eran de placer, de un placer oculto que se suponía tenían que ser dolor. ¡Pero no! -

Cuando me soltó y llegamos a la cama pude ver en plenitud lo que ya había visto cuando se quedó sin la toalla.

Su pene erecto y firme daba la sensación de tener más años que su dueño. Cuanto lo sentí rozar entre mis piernas la sensación de quererlo dentro, me abrumó.

Brandon se quedó de pie a un lado de la cama de frente a mí mientras en su spanglish me ordenaba que me acercara.

-¡Tú aquí!– indicándome con su dedo índice el pene – querer tener tu  (enseñándome la boca) acá.

  • Me deslicé como felino por sobre la cama hasta llegar al borde y al abrir la boca me tomó del cabello con fuerza y fue él quien introdujo su miembro sin la posibilidad de que lo pudiera evitar. Lo atrapé firmemente en mi boca.

Lo hacía entrar y salir mirándome con determinación y gimiendo con intensidad. Cuando pensé que se iba a correr se detuvo  y se recostó sobre la cama, flectó las piernas y me señaló que me acomodará entre ellas. Quería que cabalgara sobre su pene.

Estaba tan excitada que no demore ni un segundo en abrir mis piernas para atraparlo entre mi vagina. Sentía como cada vez que levantaba sus caderas, su pene llegaba al fondo de todo mí ser.

-Me quería empezar a mover rápidamente, cuando… -  termino por decir Constanza algo complicada.

  • ¡Cuando! - repetí para ayudarla a continuar - ¿Cuándo? – Volví a preguntar mientras bebía un sorbo de mi copa.

  • ¡Ya poh Cony, sigue! - insistió Josefina atenta a la historia.

  • ¡Cuando…se corrió y te dejo con todas las ganas! – dijo Maite que como siempre no tenía filtro levantándose a llenar nuevamente su copa.

  • ¡Cuando sentí el primer palmazo en el culo! -  dijo Constanza casi en voz baja.

  • ¿Te pegó en el culo el desgraciado? - Saltó Josefina de su asiento - ¡Gringo hijo de la gran puta! -

  • ¡motherfucker! - Exclamó Bernardita incrédula al punto del horror - ¡Supongo que lo mandaste a la mierda! -

Constanza no podía disimular su risa observándonos una a una atenta a nuestra reacción. Maite y yo sin embargo, nos miramos comprendiendo por donde iba el relato.

-Me dio en el culo y me pareció que el orgasmo venía subiendo como una ola- Siguió relatando Constanza - Mordía mis pezones, los soltaba y regresaba a morderlos con más fuerza. Hasta que en el último palmazo me dejé ir sin ningún control. El orgasmo lo sentí hasta en la punta del pelo. -

  • ¡Mira tú la Conicita! ¡Toda una cajita de sorpresa nos salió la cachorrita! ¡Parece querida que lo tuyo es lo fuerte y rudo! ¡Bien escondido lo tenías! Todas creíamos que dibujar y hacer casitas era lo mejor que sabías hacer. Resulta que nos saliste media perversilla – exclamó Maite sin dejar de reír.

  • ¡Maite! - Respondí tratando de que Cony no se sintiera incómoda – Cuidado con lo que dices porque tu tejado de vidrio tiene más de una pequeña fisura, amiga -

  • ¡Uffff!– resolló Josefina con algo de nostalgia – ¡Me pasa eso y salgo arrancando! –

Y Constanza continuó con su relato.

Luego me fui al baño y abrí  la ducha. Me metí para refrescarme cuando sentí como me acariciaba la espalda tratando de abrir mis piernas para volverme a penetrar.

-¿Cuánto tiempo estarás en Chile?- Pregunté mientras lo sentía jadear en mi oído.

  • I don’t know, todavía querer seguir viaje, conocer algo Sudamérica -

-¡Si…mmm sí! - intentaba responder aunque su pene ya estaba otra vez dentro de mi vagina al mismo tiempo que sus dedos frotaban cada vez con mayor velocidad mi clítoris. Mientras más me embestía, más me inclinaba hacia atrás para sentirlo más profundo. Me pude mantener de pie solo con el apoyo de Brandon sobre mi espalda porque mis piernas temblaban ante el intenso orgasmo que logramos bajo el agua. Posteriormente más relajados y tirados en la cama nos quedamos dormidos para despertar poco antes del mediodía siguiente.

Abrimos los ojos cuando tocaron la puerta. Nos traían el desayuno. Brandon se levantó de la cama para recibirlo. Escuché como dialogaba unos momentos con la camarera hasta que cerró la puerta.

Traía la bandeja con las tazas y la dejó sobre la cama para tomar un sobre que venía junto con una nota. Me pasó el papel y me pregunta.

  • ¿Could you please read it for me? ¡This in Spanish! -

-¿My? – le pregunte confundida

  • ¡Of course! – respondió entusiasmado. -¡No read es-pa-ñol, pero si algo entender! ¡Come on! – dijo

Tomé la nota y comencé con mi lectura.

“¡Brandon, sobrino! ¡Feliz cumpleaños atrasado! Y lo prometido, te hemos transferido mil dólares como regalo. El tiempo vuela. ¡Por fin eres mayor de edad! ¡Te esperamos con tus primos para celebrar! Un abrazo. Tía Carmen”

¿Mayor de edad? Leer esa frase me dejó descolocada y quede petrificada por unos segundos todavía con el mensaje en la mano.

-¡What happens! – me preguntó mirándome extrañado

Sobresaltada me levante de la cama y temiendo la respuesta, pregunté lo obvio.

-¡Brandon! ¿How old are you? –

-¡Eighteen! ¿Why do you ask? ¡Cumplir three days mayor edad! – Largándose a reír -  ¡Come, let's keep celebrating! – tratando de volverme a abrazar.

  • ¡Noooooo! ¡Jajajajajajaaja Cony! ¡De pura caliente no te fijaste si usaba pañales! - reía Maite sin parar

  • ¡Así es amigas! Me sentí como una profanadora de cuna, ¡pero les aseguro que cuando nos enrollamos, el chico ya era mayor de edad! - Terminó Cony por decir aún ruborizada pero sin borrar la sonrisa de su rostro.

-¡Que suerte la tuya Cony, por lo menos quedaste contenta! - siguió Josefina suspirando – Lo que es yo me tuve que conformar con haber tenido entre mis piernas al que según mis compañeras, era el mejor de los penes del colegio.

Estábamos en mi dormitorio empezando con los jueguito. Cuando recién me había logrado penetrar completamente y daba mi primer gemido, mi mamá sorpresivamente abrió la puerta de la habitación. Se suponía que ella no se encontraba en casa.  Yo tenía casi 16 y Roberto 17 años.

Maite sorprendida abrió los ojos y todas esperábamos su desatinada reacción y no nos equivocamos porque apenas escucho la primera parte del relato se oyó su inconfundible voz.

  • ¡Porque mierda todo debe ser tragedia en esta vida! Una que se pudo ir presa por pedófila y la otra se quedó con el dulce a medio comer.

-¡Cony! Si te sirve de consuelo no eres la única que casi encuentra pañales en vez de calzones -agregué tomándome la copa de un trago.

  • ¡Dios mío!- exclamó Maite mirando al cielo con los brazos extendidos - ¡Porque no te apiadaste de estas devotas siervas! ¡Al menos una follada decente por favor! -

  • ¡Pero Maite! - Exclamó Bernardita - ¿Podrías reclamar después para escuchar a Josefina?

  • ¡Linda, puedes continuar! – respondió Maite de manera despectiva solo para provocar.

  • No sé cómo salte desnuda de la cama dejando al pobre chico con el pene erecto en su plenitud delante de mi madre mientras intentaba desesperadamente tomar el otro extremo de la sabana que yo había tomado para cubrirme. Mi madre era una mujer muy conservadora, sumamente estricta y severa, así es que este acto me costó literalmente la libertad.

  • ¡Josefina! - Gritó mi madre como si en eso se le fuera la vida -  ¡Que significa esta inmoralidad en mi casa! ¡No te estoy educando para que seas una puta asquerosa! ¡Tú crees que alguien se va a fijar en ti si te andas comportando como una vulgar ramera! ¡Que te has imaginado convertir mi casa en un prostíbulo! -

-¡Esto se acabó señorita! De ahora en adelante, del colegio a la casa sin salidas ni fiestas  Y menos, ¡escúchame bien! menos que te vuelvas a encontrar con este infeliz desgenerado. ¡Y tu sinvergüenza, te denunciaré al colegio por violación de una menor de edad! ¡Vas a ver que nadie se aprovecha de mi hija y deshonra a esta familia! ¡Lárgate y desaparece de mi vista si no quieres que llame de inmediato a la policía! -  le gritó a Roberto quien pálido y tembloroso apenas recogió su ropa  salió corriendo de la casa.

Mi mamá desfigurada por la rabia tomó mi cabello y lo corto con una tijera casi al borde de la nuca.

-¡En ese instante deseé morir! Mi cabello era como mi gran trofeo y ella lo sabía -

  • ¿Té corto el pelo para castigarte? - Pregunté sin poder salir de mi asombro.

  • ¡Claro que sí! -respondió Josefina intentando controlar su tristeza - De ahí en adelante nunca más volví a ser la misma.

  • Regrese al colegio sabiendo que sería el centro de atención por llevar el pelo corto como un chico y de todos los comentarios que ya volaban sobre el incidente. Nadie más me habló hasta terminar el año y a Roberto que era al chico popular del colegio no lo volví ver nunca más. Mi mamá se encargó de que no le renovaran su matrícula.

  • ¡Tú mamá sí que es terrorífica! - Dijo Bernardita muy acongojada.

  • ¡Si, falleció hace un par de años! Además ella es la responsable de que me casara con Víctor.

  • ¡Ufff!  ¡Parece que tu mamá te quiso cagar la vida para siempre! – Dijo seria Maite meneando la cabeza.

Josefina sentada con el rostro tenso sin mirarnos reflexionaba en voz alta.

  • ¡Casarme fue otro error más! Compañero de la universidad de familia acomodada. Era el personaje perfecto para arrancar por fin de la casa. ¡Ahora daría lo que fuese por regresar a ella! – Exclamó cabizbaja Josefina.

  • ¡Pero amiga! Por lo menos ahora te puedes comer tranquila el dulce - Le dijo Constanza consolándola en tono divertido.

Josefina la miro con algo de nostalgia y le respondió.

-¡Eso mismo pensé yo! pero para comer un dulce amargo una vez al mes y casi por obligación, no creo que valga mucho la pena.

Todas quedamos en silencio sin saber que decir hasta que Bernardita rompió el incómodo mutismo.

  • ¿Madre superiora?– dirigiéndose a mi parsimoniosamente – ¿Nunca nuestro Andrés ha sentido celos de tú a… amiga española? -

  • ¿De Muriel? - respondí sonriendo – ¡Bueno, solo que le salió el tiro por la culata! Su regalo se convirtió en algo más que eso y lo descubrió de la peor manera. Por cierto, es chilena y no española. Solo que lleva muchos años viviendo en Madrid.

  • ¿Lo engañaste con su amiga? ¡Ahhh noooo! ¡Te pasaste pa care raja! -  Exclamó Josefina.

  • Bueno, tuve y tengo una linda relación con Muriel. Ahora somos los tres muy buenos amigos, en realidad nos hemos convertido en una hermosa familia. – terminé por decir.

  • ¿Y mi Andrés te perdono? ¡Si es tan generoso, tan rico, tan delicioso y tan bien dotado! - decía Maite casi en trance.

  • ¡Bueno, fue una por una! No es que el haya sido solamente el generoso. Yo también soy generosa, rica y deliciosa,  amigas - Sonreí complacida al ver la cara de asombro de mis amigas.

  • Para su información y para que lo sepan – exclamé mirándolas a todas - El superhéroe sin capa ¡De santo tiene bastante poco! -

-¡Que dices amiga! – Saltó exclamando Bernardita del sofá para llenar mi copa. – ¿No me digas que Andrés no solo te puso su mejor don sino que también los cuernos? – Terminó por decir mirándome sorprendida.

Sabía que había lanzado una granada y mientras esperaba su estallido, quise cambiar el centro de atención.

-¡Supongo Maite que tienes algunas historia de tus primeras incursiones! - le dije invitándola a participar de los relatos .

-¡Jajajajajaja Fabiola! ¡Ufff tengo como para hacer un libro! ¡Háganse esta! – Exclamó Maite muerta de la risa - Con 12 años fui llevada a la Dirección del Colegio para explicar cómo fue que estaba con los calzones abajo mostrándole los pelitos del pubis a mi compañerito de banco.

-¡Sin mentiras Maite, si esto es en serio! – Dijo Constanza sin dar mayor crédito a la confesión – ¡Este no es un concurso de historietas! -

-¡Ahhh! ¿No me creen? - Continuó Maite preparándose para explicar. Se puso de pie y sentándose a mi lado prosiguió con su relato.

-¡Fabiola tú puedes ser mi testigo! - dijo tomándome las manos – ¿yo? - Respondí confundida – ¡Tú estabas un par de cursos más arriba! -

-¡Si, pero te acuerdas cuando separaron los baños de hombres y mujeres en patios distintos! -

-¡Ah sí, me acuerdo de eso! -Respondí haciendo memoria – ¡Eso fue tan extraño!  De un día para otro el baño de mujeres quedó frente a la rectoría y el de hombres al otro lado del colegio, cerca del gimnasio. Recuerdo que estaban en el patio uno frente al otro – Exclamé -  Y de un día para otro, uno estaba en el polo norte y el otro en el polo sur -

-¿Y eso fue por? - Le pregunté a Maite muy intrigada.

-¡Por mí, pues Fabiola! Tanto escándalo porque Martincito me invitó al baño de hombres para que le mostrara que ya era una mujer grande y no una guagua como él decía. ¡El muy caliente me dijo! ¡Apuesto que es mentira que tienes pelitos ahí! – Apuntando con el dedo mí entrepiernas – ¡Ah! – Dije yo - Y cuánto apuesto que es mentira que tú pirulo crece.

-¡Pues mira agregó, Martín! - bajándose los pantalones junto a su ropa interior dejando en evidencia que si bien era un púber, las erecciones ya eran una realidad.

-Yo para no ser menos, levante mi falda y baje mis calzones dejando al desnudo mi vulva ya levemente poblada de un delgado vello púbico.  Estaba a punto de tocar con la punta de mi dedo su pene ya más erecto cuando entró la inspectora del nivel a lavarse las manos.

Con una cara de horror evidente nos hizo vestirnos con rapidez y sin decir una palabra nos llevó de las orejas a la oficina del rector. También me declaro responsable de que mis compañeras y yo perdiéramos la oportunidad de deleitarnos cada vez que después de un extenuante partido de fútbol, el equipo masculino se fuera a dar un baño. Nosotras mirábamos como se duchaban a escondidas y en completo silencio por una ventana que siempre estaba entreabierta para que saliera el vapor de las duchas. ¡Hasta que me pillaron! -

  • ¿A los doce ya tenías curiosidad por el sexo, Maite? - preguntó Bernardita asombrada.

  • ¿Mmm?, ¡antes Berny, mucho antes! – Exclamó con un dejo de pudor – Y no porque supiera lo que significaba eso -

-El nuevo marido de mi mama se encargó de disipar mis dudas cuando me decía que jugáramos al doctor - Confesó Maite un poco avergonzada.

  • ¡El viejo asqueroso metía sus dedos bajo mi calzón mientras jadeaba en mi oreja! Me sentaba entre sus piernas y podía sentir como su erección era evidente mientras se frotaba contra mis nalgas – terminó por decir Maite angustiada con los ojos humedecidos.

  • ¡Donde está el maldito para cortárselo junto a los huevos al miserable hijo de puta! – Exclamó molesta y enojada Josefina

  • ¡Bajo tierra Jo, hace bastantes años! - respondió Maite silenciosa sin la chispa incansable que podía descolocar hasta el mismisimo Papa. – ¡Ahora me considero una mujer resiliente! -

Yo que era su mejor amiga no tenía ni el más mínimo atisbo de su oscura y trágica historia. Disimuladamente supe que esta revelación liberó la emoción y la rabia contenida desde pequeña.

La atmósfera se hizo pesada y muy incómoda así es que agradecí que Constanza no dejara pasar por alto la confidencia que había hecho un par de minutos antes.

  • ¡No nos desordenemos amigas!  Porque aquí hay un tema pendiente que no puede pasar desapercibido. La honra de nuestro querido, amado gurú y maestro ha sido manchada -

  • ¡Pufff! – Resollé - ¡La manchó hace bastante rato, ya! - Respondí ante la férrea defensa de las chicas.-  Fue justo cuando yo estaba un poquito ¡escuchen bien! Un poquito loquita de la cabeza con Muriel.

  • Nuestro guapo Andrés andaba en las playas del norte desvirgando a una hermosa doncella de 18 años apenas cumplidos un par de semanas antes. – exclamé bebiendo de mi copa.

Todas abrieron los ojos y la boca en señal de sorpresa hasta que Josefina exclamó.

  • ¡Miren como a nuestro Andresito le gusta comer carne de vaquilla recién destetada! –

  • ¿Y no te pusiste celosa? - Preguntó Maite queriendo mascar de mi zona de confort.

  • ¡Sentí terror! Más bien. ¡Siento terror de que aparezca en cualquier momento esa tal Colette! -

-¿Colette? – Preguntó Constanza - ¡Que nombre tan raro! –

-¡Es francesa! – Respondí – Morena de pelo rizado de unos intensos y vivaces ojos azules. De padre africano y madre francesa. ¡Extraña mezcla, pero salió una mujer de una extraordinaria belleza y sumamente inteligente! -

  • ¡Ahhh! – Exclamó Maite - Parece que es un problemas sin resolver que nos retuerce los intestinos ¿o no amiga?-

-¡Claro que sí! Imagínate que ella con 18 y el de casi 36 ¿Por dónde se puede competir? – respondí algo acongojada.

  • Mientras esté al otro lado del mundo donde espero que esté, mi mundo estará en paz. Si hay alguien que me puede dejar con un miedo aterrador de que Andrés y yo pudiésemos terminar ¡es ella! -

  • ¡Con una mujer como tú no creo que Andrés sea tan idiota! – agregó Bernardita en tono conciliador.

  • ¡Lo podría ser, porque si ustedes la hubieran conocido, también estarían aterradas! Esa chica tiene todo lo que a le gusta a Andrés. Joven, simpática, culta, atrevida, muy inteligente demasiado diría yo, extremadamente hermosa y con un cuerpo escultural. ¡Para ponerse a temblar! – terminé por decir – Y lo peor de todo es que estuvo terriblemente enamorada de Andrés hasta que la decidió dejar. Después de eso, no supe nada más de ella -

-Pero bueno, eso es agua pasada porque sucedió hace un par de años. Solo espero que nunca más se vuelva a cruzar en nuestras vidas. ¡Salud por eso! – exclamé levantando mi copa.

-¡Salud! – dijeron todas al unísono levantando sus copas.

-¡Ahhh no! – Interrumpió Bernardita – Si el Pipo se atreviera a cambiarme por otra más joven creo que lo mejor que podría hacer es irse de esta galaxia, porque la furia de mi familia es lo más parecido a la Cosa Nostra.

-¡Además! ¡Tiene que hacer bastante mérito si no quiere perder a esta delicia! – exclamó risueña contorneando y silueteando con las manos su hermoso cuerpo.

-¿Que quieres decir con hacer mérito, Berny? ¿Que no hace bien sus tareas? - Preguntó curiosa Maite.

-¡Bueno las hace de vez en cuando! ¡Pero no como uno quisiera y tampoco como me gusta! -

  • ¡Bueno entonces tienes dos opciones! – Dice Maite -  ¡O le sacas más punta al lápiz o definitivamente tienes que empezar a escribir con otro con mejor punta! –

-¡No creas que no lo he pensado, Maite!  Después de la gloriosa e inolvidable experiencia en la casa de Fabiola tengo muy claro que si el Pipo no da el ancho para esta mujer – respondió enérgicamente Bernardita – mejor que vaya buscando un lápiz … ¡pero para firmar el acta de divorcio! -

-¡Pero Berny! estás casi recién casada, le deberías dar una oportunidad o mejor ¡Enseñarle tú lo que quieres o lo que te gusta! - agrego Constanza en tono conciliador.

  • Ustedes no saben los esfuerzos que tengo que hacer para que espabile de una vez y me folle como merezco. Pero les aseguro que Pipo prefiere estar rezando de rodillas antes de poner entre mis piernas siquiera la puntita -

-¡Bueno, entonces ponte tú de rodillas! – agregué muy seriamente.

-¿Yo? ¡Estás loca Fabiola! Si lo que yo quiero es ¡follar! no rezar - exclamó Bernardita perdiendo la paciencia.

  • Berny, hija mía como tu madre superiora me debes poner más atención. ¡Ponte de rodillas! y le muestras lo que sabes ¡Tú me entiendes! ¿Cierto? - le respondí haciendo la mímica del sexo oral con mis manos, lengua y boca.

-¡Así lo llevas al cielo de ida y vuelta! -

Fue tanta la sorpresa de mi respuesta y gesticulación que todas nos reímos a carcajadas. Tantas que hicieron que Maite perdiera el equilibrio y se fuera directamente al suelo.

Bernardita sin dar mayor importancia a la caída de Maite prosiguió con su relato. Se podía entrever que necesitaba estallar de alguna forma.

  • ¿Ustedes creen que no lo intente? – Nos preguntó Bernardita mirándonos una a una de forma desafiante.

  • Una noche esperé a que saliera del baño, donde se demora una eternidad por cierto. Lo espere con mi mejor atuendo seductor. Con un corsé negro de encaje francés que dejaban mis senos levantados pero al aire y un calzón pequeño que tenía un secreto. Ante la urgencia por caliente, no era necesario quitárselo sino que tenía una abertura para que pudiera entrar sin golpear. Al verme sobre la cama Pipo quedó sorprendido. Se sonrojó y quedó petrificado. Entonces yo lentamente me acerqué, tomé su mano llevándola por mis senos bajando por los botones del corsé hasta que cuando llego a mis entrepiernas le hice ver que sus dedos podían entrar y juguetear libremente por la abertura.

Estaba tan caliente y húmeda que al sentir el roce solo pude suspirar profundamente.  Por debajo de su pijama  tome su pene con mis manos y lo comencé a acariciar sintiendo como con cada movimiento se iba poniendo más duro y firme.

Subía y bajaba mi mano observando cómo el Pipo cerraba los ojos tratando de contener sus gemidos.  En ese momento lo decidí.  Me puse de rodillas justo frente a su pene. Lo sostuve entre mis manos y con mi lengua lo recorrí en círculos hasta llegar al glande. Lo iba a meter en mi boca cuando al cerrar los ojos sentí como se mojaba mi cara con un líquido tibio y viscoso -

-¿Es una broma? - Preguntó Maite tomándose la cabeza con las dos manos - ¡Nos estás diciendo que se corrió delante de tu bello rostro, querida! -

-¡Así es, tal cual lo oyes! - asintió Bernardita con su cabeza - Pipo es un hombre tan religioso que reza casi dos ave Marías antes de intentar meterlo. ¡Es como si me tuviera miedo! Cierra los ojos para tocarme los pechos. Se coloca encima de mí con cara de pecador y un par de veces llegando a la entrada de mi vagina ¡comienza a temblar! Al principio pensé que no sabía cómo lo tenía que hacer para introducirlo en mi vagina. Otras veces he tenido que tomar su pene y ponerlo yo misma en la entrada y otras ni siquiera alcanzaba a abrir las piernas cuando sentía que estas ya estaban totalmente mojadas. ¡Adivinen! – Nos preguntó Bernardita.

  • ¡Se corría antes de poderte penetrar! - contestó Constanza – ¡Eso es más que evidente amiga mía! -

-¡Mi vida sexual es un verdadero desastre! – exclamó con tristeza Bernardita

-¡Es eyaculador precoz! – sentenció Josefina con toda seguridad como si supiera perfectamente lo que decía.

-¡Eso creo que es! - le respondió ella - ¡Así es que le advertí que si no resolvía su problema, tendría que tomar medidas más drásticas! -

  • ¡O probar otras medidas, amiga! - dijo Maite entre dientes.

-Yo quisiera probar otras medidas, ¡Todos los días! - exclamó Josefina creyendo que nadie la escuchaba mientras se tomaba la copa y la rellenaba nuevamente.

-¡A ver Josefinita! ¿Porque no nos cuentas de una vez lo qué pasa con Víctor? – le preguntó Constanza en un tono conciliador, sentándose junto a ella al ver que estaba bastante afligida.

-¡Nada! – Respondió de inmediato evitando el interrogatorio – ¡No pasa nada de nada, todo bien!

-¡Por supuesto que no pasa nada! ¡Si la cara que trajimos hoy puesta, es de idiotas! – respondió Maite mirándola directamente.

-Lo que pasa es que si no fuera por ustedes amigas y perdona si te ofendo Fabiola – exclamó mirándome con cierto arrepentimiento – Si no es porque Andrés me ha hecho ver estrellas que ni siquiera imaginaba que existían, mi psiquiatra ya me habría internado.

-¡No pasa nada amiga, tranquila! ¿Qué tan mal lo pasas Josefina? - Pregunté en tono conciliador para invitarla a que desahogara su frustración.

-¡Bueno, les voy a contar! Ustedes saben que conocí a Víctor en la universidad y que bajo la presión de mi madre me casé con el sin haber terminado mi carrera. Estudiaba Ingeniería Comercial y me iba bastante bien. Víctor estudiaba Ingeniería Civil y se estaba a punto de recibir.

Como mi experiencia sexual era casi nula después del incidente en mi casa, todo lo que viniera después era mejor que haberse quedado con las ganas y con el cabello corto.

Víctor no era un tipo muy caliente porque jugaba poco cuando estábamos de novios. Más bien le gustaba que lo masturbara antes que follarme.

Josefina deslizaba su dedo índice derecho por el borde de la copa armándose de valor para continuar con su relato.

-Recuerdo una vez que veníamos con varia copas de más de una fiesta de Año Nuevo. Era la ocasión perfecta para quitarnos las ganas. Habíamos cumplido un mes sin tener sexo y eso me tenía de muy mal humor.

Al principio estaba algo indecisa ya que no sabía cómo lo podía abordar sin que me rechazara o que tomara mis manos para que lo masturbara como siempre. Pero esta vez fue diferente. Me puso contra la pared y yo de espaldas podía sentir como recorría mi cuerpo con cierta rudeza. Bajó el cierre de mi vestido y lo quitó sin mucho trámite. Luego mordiéndome la nuca desabrocho mi sostén y con ambas manos tomó mis pechos y los amasaba hasta exprimirlos. Yo estaba caliente y feliz porque al fin lo sentía entusiasmado conmigo.

Me di vuelta para besarlo y él abrió mis piernas para meter sus dedos en mi vagina. Rodeo con sus dedos el clítoris que ya a esas alturas con solo rozarlo explotaba.

Me penetró con fuerza y espero mi reacción. Yo ni siquiera me atrevía a mover hasta que comenzó a meterlo y sacarlo mientras yo gemía de placer. Era lo que siempre había querido sentir. ¡Sus ganas de follarme!

Pensé que estaba soñando cuando de pronto me volvió a voltear contra la pared y sentí como su pene no buscaba precisamente mi vagina para entrar.

-¡Levanta el culo perra!- me gritó en voz alta -  ¡Ahora si te voy a follar como mereces! Cuanto sentí que su glande intentaba penetrar mi ano, lo esquivé dejándolo pegado a la pared.

-¡Pero qué haces! - Le grité asustada - ¡Por el culo nunca Víctor, nunca! Entonces lleno de rabia tomó su pene y lo comenzó a frotar con vehemencia hasta que eyaculó delante de mí.

-¡Yo quede allí, desnuda con las ganas contenidas y sudorosa! -

Víctor luego de masturbarse se dio media vuelta y sin decir ninguna palabra se metió al baño.

Mientras tanto, frustrada y caliente metí los dedos en mi húmeda  vagina, rodee el clítoris en círculos cada vez más rápido hasta que caí de rodillas al suelo estremeciéndome sobre la alfombra hasta quedar sin fuerzas.

Desde ese día Víctor no me dirigió más la palabra ni me toco un pelo por varios meses. Hasta que fui a tu casa Fabiola y los conocí a ustedes. El resto de lo que sucedió ya es historia sabida.

Ninguna de nosotras pudo decir ninguna palabra luego de la íntima y dolorosa confesión de Josefina.

Por eso agradecí internamente la oportuna intervención de Maite, porque si bien es deslenguada y falto de criterio, a veces tiene esa capacidad innata de salvar este tipo de incomodas situaciones con una naturalidad que casi parece mágica.

Se levantó del piso a tientas porque el tequila que tomaba ya estaba empezando a hacer sus efectos. Pero aún media mareada nunca perdía su glamour y sentándose elegantemente en el sillón buscó con la mirada su próxima presa.

Yo que la conocía bien me pude dar cuenta que Maite nunca se ha quedaba sin preguntas y menos respuestas.

Una vez que cruzo miradas con Constanza no dudo en lanzar su dardo.

  • ¿Cony y Joaquín el perverso? ¿Desapareció del planeta? -

Constanza sorprendida por la pregunta carraspeó nerviosa, se arregló el cabello y juntó las rodillas en señal de seriedad respondiendo con total seguridad.

  • No sé nada de ese personaje y tampoco quiero saber. Desde que no accedí a sus jueguitos, nunca más supe de él. ¡Desapareció y por mí que siga desaparecido! – Exclamó Constanza un tanto incomoda.

  • Pero en la fiesta que hicimos en la cordillera el tipo se veía tan inocente casi sin gracia, desabrido como chupar un clavo – agregó Josefina para que Constanza entrara en detalles sin invadirla.

  • ¡Bueno era, es un tipo interesante! De la fiesta, para ser honesta no me acuerdo mucho, pero días después me enteré que esa noche le había dado mi número de celular, así que días después me llamó de forma natural como viejos amigos.-

  • ¡Constanza! hola ¿cómo estás? - Oí del otro lado de la línea sin reconocer quien llamaba.

-Increíble, no he podido dejar de pensar en ti y tú ni siquiera me recuerdas ¡Que cruel es el destino! -

  • ¿Con quién hablo? - Preguntaba mientras intentaba descifrar a quien pertenecía el número que aparecía en la pantalla del celular.

  • ¡Hablas con Joaquín! ¡Recuerdas que estuvimos juntos en la fiesta del fin de semana! ¿Quieres más detalles o está bien así? ¡Me diste tu número para que te llamara! -  Respondió con ironía.

  • ¡Ahhh, si hola Joaquín, que sorpresa! – le respondí con un poco de vergüenza, claro.

  • ¡No debería ser un sorpresa porque a una mujer como tú no se le  puede dejar ir sin al menos una cita! -

  • ¿Cita? Creo que me olvidé de algún detalle porque no recuerdo que hayamos concertado alguna cita.- respondí con cierta indiferencia.

  • Te espero esta noche a las 21:00. Te enviaré la dirección por WhatsApp. Creo que no te debo recordar ser puntual porque de seguro lo eres. ¡Y corto! ¡Me cortó, lo podrán creer! - Exclamó Constanza levantándose del sillón alzando las manos con euforia. - ¡Quien se creía ese tipo para darme órdenes así, sin más!-

-¡Quede descolocada pero ustedes me conocen! ¿cierto? – nos preguntó mirándonos a todas.

-¡Mmhhh, ajá! – Asentimos las cuatro con la cabeza para dejar que continuara sin que interviniéramos.

-¡Entonces! – Prosiguió Constanza con algún tono de suspenso en sus gestos - Fui a su departamento a la hora que me había señalado -

-¡Pero amiga, como puedes ser tan insensata, si apenas lo conocías! - dijo Bernardita llamándole la atención.

  • Bueno, lo conocía lo suficiente. Recuerda que ya habíamos tenido sexo ¡que más podría arriesgar! – Además la maldita curiosidad siempre me ha traído problemas, en fin -

-¡Mejor continuo! Cuando llegue a su departamento, Joaquín abrió la puerta elegantemente vestido. Traje completamente negro, camisa blanca y corbata negra. Se veía bastante atractivo pero me pareció bastante extraño.-

  • Al hacerme pasar, Joaquín tomó mis manos y las beso lentamente como si disfrutara de aquel acto. Lo que no pude apreciar cuando nos conocimos, bueno ustedes saben. De mediana estatura, contextura media, cabello rojizo pero el conjunto de los rasgos le daba un aire muy interesante. Además su tono de voz grave y profunda me terminó por convencer de que me gustaba. Estaba pensando en eso cuando me levantó el vestido y metió su mano entre mis piernas. No supe cómo reaccionar, porque Joaquín sin ser violento me podía controlar al punto de la excitación.

Me mordió el labio inferior con sutileza para luego bajar por mi cuello y terminar en mi escote. Respiró profundamente entre mis pechos como si fuera un perfume irresistible. Al levantar la cabeza con una sonrisa cautivante me susurro.

  • ¡No he podido olvidar nuestro intenso pero fugaz encuentro, Constanza! ¿Me permites que te pueda saborear? - exclamo con intensidad.

  • ¡Joaquín, conversemos! – respondí tratando de zafarme de sus brazos. ¡Saca primero tu mano de mi entrepiernas y hablamos! ¿Te parece? – le pregunté afligida.

  • ¡Vaya sí que te las traes, Cony! – Dijo Josefina sorprendida por las declaraciones de Constanza – ¿No pensaste que podía ser un tipo peligroso? – preguntó.

  • La verdad es que en ese momento mis estrógenos estaban llegando a niveles peligrosos e incontrolables. Era una sensación extraña, como si mentalmente me dominara y doblegara -

  • ¡Eres una mujer muy excitante Constanza! ¡E incluso podría asegurar que eres audaz y que te gustan los desafíos! ¡Signo de la gran inteligencia que posees, querida! ¡Ahora tus límites son los importantes! – exclamó Joaquín mirándome fijamente con esos profundos ojos azules.

  • ¿Límites? ¡No creo que sea tu asunto saber si tengo límites! - le respondí de forma categórica.

  • ¡Jajajajaja, querida mía! Mi percepción es muy distinta a la tuya. ¡Creo que ni siquiera tú conoces cuáles son tus límites! -

  • ¿Que no lo sé? -  Respondí tratando de disimular mi confusión.

  • ¡Si yo te pidiera que te sacaras la ropa interior y me dejarás mirar desde aquí! ¿Sería un atrevimiento? – Preguntó Joaquín - ¡Atrevimiento sería que me obligaras a hacer algo que no quiero! -  respondí con cautela.

  • ¡Jamás te obligaría querida Constanza a hacer algo que no deseas! ¡Pero si te podría dar una orden, por ejemplo! -

  • Parece que has leído demasiado a E.L James y sus 50 sombras - respondí sin medir las palabras- Ni que fueras mi amo y yo tu esclava, además de una puta a todo servicio.

  • ¿Esclava? Que concepto tan feo y poco delicado. ¡Sumisa, eso sí suena maravilloso! -

-¡Creo que te estás equivocado conmigo, Joaquín! No tengo interés en ser la sumisa de nadie.

-¿No tienes interés? – Exclamó sin dejar de sonreír y mirándome seductoramente, me dijo  - ¡Te puedo asegurar que es lo más interesante que te han propuesto en toda tu vida! -

A esas alturas creí innecesario seguir con la conversación. Deje la copa sobre la mesa y tomando mi cartera me puse de pie y regrese a la puerta principal.

  • ¡Constanza, no puedes ser tan mal educada! – dijo Joaquín intentado retenerme con suavidad – ¡Si te vas por lo menos te podrías despedir! -

  • ¡Claro Joaquín, gracias por la invitación! ¡Adiós! –

-¿Y eso fue todo? – preguntó extrañada Josefina

-¡No, Josefina! Para mí desgracia, salí de su departamento completamente mojada. No sé qué tenía ese hombre que sin siquiera tocarme me dejaba al borde del orgasmo anulando completamente mi razón. Y como soy tonta además de curiosa dos días después lo llamé. Nos volvimos a encontrar, ahora a sabiendas de lo que iba a suceder. Me gustaba ese juego algo violento de seducción y sumisión. Así que poco a poco me fui convirtiendo en una sumisa, disfrutaba ese rol. Me encantaba el spanking, que vendara mi vista y amarrara mis manos mientras me penetraba analmente. Era adrenalina pura. En otra de las citas, recreó la habitación como una sala de tortura medieval. Me colocó desnuda en una especie de potro donde no me podía mover. Estaba vestido con un traje de látex negro con capucha y antifaz. Me empezó a dar latigazos y te juro que no pude evitar tener uno de los orgasmos más potentes de mi vida. ¡Era de locura! – Después me penetró y acabó dentro de mi culo.

Me había convertido en una dependiente casi absoluta de Joaquín. Durante la semana, contaba las horas y minutos para que nos volviéramos a encontrar. Estaba completamente absorbida por su potente personalidad y más aún de su dominio. Incluso diseñé y mandé hacer un traje de látex negro para sorprenderlo y usarlo junto con él.

¡La última vez que estuvimos juntos se fue a la mierda todo de un viaje! -

-¿Qué pasó, Cony? – le pregunté tomándole las manos.

-Llegué a su departamento y me recibió de una manera poco usual en comparación a las veces anteriores. Siempre me esperaba con alguna sorpresa, pero esta vez fue diferente. Fue como si volviésemos al inicio de nuestras primeras citas.

Entré al salón y al caminar sentí las manos de Joaquín en mis caderas para detener mi marcha. Me giro con firmeza y me beso con tanta pasión que casi desmayo. Sentía como su lengua descontrolada recorría mi boca enredándose con la mía. Mordía mis labios una y otra vez haciéndome gemir de placer.

De pronto me tomó del cabello y me ordenó. – ¡Te sentarás en el sofá, te quitarás el calzón y abrirás tus piernas para mirarte desde aquí!  No ofrecí resistencia y tal como lo ordenó llegue al sofá, levante mi vestido y al sentarme abrí mis piernas dejando a la vista mi vagina con signos evidentes de humedad.

Joaquín me observaba de frente sentado con la espalda recta y con cierta tensión muscular se fue bajando el cierre de su pantalón hasta dejar al descubierto su  pene que apenas se podía contener bajo la ropa interior.

Lo miraba sumamente excitada. Lo tomó entre sus manos y lo comenzó acariciar mirándome fijamente. Seguí su juego y metí los dedos en mi vagina que resbalaron sin dificultad dando una sensación de suavidad extrema.

Joaquín aumentaba el ritmo y yo le seguía como hipnotizada. En eso estaba metiendo y sacando mis dedos cuando se levantó del sillón y se dirigió hacia mí colocando su pene rozando mis labios. Cerré los ojos y lo introduje en mi boca chupando y deleitándome mientras él gemía complacido. Con mis manos apretadas al pene de Joaquín, lo masturbaba deliciosamente dentro de mi boca. Hasta que su voz profunda me hizo salir del placentero trance en el que me encontraba y escuché que decía – ¡Ahora es de ustedes! – sacando su pene de mi boca.

Abrí rápidamente los ojos y vi a dos hombres desnudos que se estaban masturbando a mi lado. Uno de ellos me tomó violentamente por el cabello echando mi cabeza hacia atrás mientras me decía  - ¡Abre la boca puta, ahora es mi turno! – tratando de introducirlo en mi boca. Joaquín y el otro tipo me acariciaban los pechos y mi cuerpo.

De un salto me levanté del sillón y gritando le dije a Joaquín - ¡Quien te imaginas que soy, desgraciado! – A lo que respondió sonriendo tranquilamente – ¡Mi esclava y sumisa, querida! ¡Ahora te tranquilizas y disfrutemos de las sorpresas que nos depara la noche, que son muchas! – empujándome violentamente nuevamente sobre el sofá.

-¡Eres psicópata, un hijo de puta enfermo de la cabeza! – le gritaba llorando, pero con una tranquilidad pasmosa respondió.

-Una vez te dije que jamás te obligaría a nada. Si no te gusta lo que hay querida, tú sabes dónde está la salida. ¡Pero una vez que cruces esa puerta no vuelves a entrar nunca más, así que no me llames ni me supliques por regresar! – ¡Tú decides, querida! –

Llorando me arreglé la ropa, salí de su departamento y nunca más supe de su existencia.

-¿Y, que más? – preguntó Bernardita compungida por el relato de Constanza.

-¡Con Joaquín nunca más! pero la tontería de experimentar nuevamente esas sensaciones quedó latente y pasó lo que todas sabemos – remató Constanza bajando avergonzada la cabeza.

Maite escuchaba atenta la historia de Cony, tanto fue su silencio que nos comenzó a preocupar. Ella sabía que siempre era el centro de atención.

-¿Que sucede que me miran tanto? ¡Acaso están esperando la opinión de una experta! - dijo Maite tomando su teléfono celular, lo desbloqueo y nos mostró su agenda con una lista de nombres y nos dijo – ¡Esto es lo que toda mujer moderna debe tener a mano y siempre actualizada! ¡La lista de Folla amigos! -

-¿Folla qué? -Preguntó Constanza intrigada  acercándose a mirar la pantalla del celular.

Nos miramos unas a otras buscando la respuesta a un concepto que no habíamos escuchado nunca.

-¿En qué mundo habitan que no se puede hablar con ustedes? – nos interrogó Maite una a una.

  • ¡Esta claro que no en el tuyo!, porque ni idea de lo que estás hablando – respondí alentándola a seguir con la conversación.

  • Por lo visto les tendré que dar un par de clases y actualizarlas un poco – exclamó risueña Maite - Dejen que esta master en vivir la vida loca las guíe por el mejor y delicioso camino de la plena satisfacción.

Carraspeo un poco para tener mayor claridad en la voz y solemnemente se puso de pie algo tambaleante debido al tequila. Arregló su vestido y dirigiéndose a todas nosotras exclamó.

  • ¡Folla Amigo es un concepto acuñado en la sociedad actual que se refiere específicamente a aquel amigo que te hace el favor de meter su polla por donde tú lo permitas con el fin de que tengas uno o los orgasmos que tú quieras o puedas tener, bajo la estricta condición de que es solo follar. ¡Nada de rollos emocionales o sentimentales! ¡Solo por el placer follar y dar las alegrías necesarias para tu cuerpo! – terminó su explicación sonriente mirándonos a todas.

  • ¡Pero eso de nada de rollos a veces no es posible, Maite! – dijo Bernardita intrigada por la explicación.

Maite se paseaba de un lado al otro de la sala en una actitud docente que le venía muy bien, aunque siempre esperábamos que terminara con alguna de sus típicas ironías o salidas de tono.

  • ¡Ahí está el quid del asunto mi dulce Berny!  - respondió con seriedad - Si tú te vas a la cama con cualquier tipo que te folla como los dioses, ese individuo quedara en una lista para cuando nuevamente el llamado de la naturaleza  se haga presente de forma urgente. Tomas tu teléfono y lo abres, revisas tu agenda de quien podría ser el candidato para apagar el fuego que te corroe internamente y también entre las piernas ¡Y listo! Así que cada vez que quieras tener el pelo brillante y sedoso, sentirte ágil y liviana, además con una sonrisa imborrable, llamas al elegido. ¡Follan hasta morir y solucionado el problema!

Pero si en una de esas comienzas a pensar en cómo sería juntarse durante el día para ver películas en Netflix tapados con una mantita en el sofá. ¡Ahí se complicó el tema!  ¡Son solo para follar, no para quererlos! ¿Me explico? – Tampoco para ir a comer, a bailar, al cine o a cualquier parte, ¡solo para follar y follar! -

Maite hablaba con tanta seriedad que las chicas no se atrevieron a preguntar, pero mi curiosidad pudo más.

Acomodándome en el sofá porque los efectos del espumante ya se estaban haciendo evidentes le pregunte directamente y sin rodeos.

-¿Y esa lista de cuantos debería ser? Porque para no tener rollos emocionales el seleccionado no se deberían repetir con mucha frecuencia -

-¡Ahhh Fabiolita linda! ¡Eso es cosas de cada una no más! primero se prueba, si califica con cinco estrellitas, se anota para ser llamado cuando esta maravillosa mujer lo requiera, si no califica al menos con cuatro estrellas se descarta y se va directamente a la papelera- Me respondió muy empoderada de su papel.

  • Pero eso es una conducta bastante hipersexualizada amiga – le explique - Es peligroso tener sexo con alguien distinto cada vez. ¡Además es promiscuidad pura y dura! -

  • ¡Lo de híper va conmigo y no tiene nada de malo, en la variedad está el gusto, querida!  Mira Fabiola, tú que me conoces y lo sabes bien. ¡Una vez divorciada la vida es muy distinta y como tú sabes, solo se vive una vez! ¡Perdí demasiado tiempo tratando de sostener un matrimonio que lo que menos hacía era mantenerme contenta! No estaba para servir de buzón con las piernas o la boca abierta para que el innombrable desahogara sus ganas y yo quedara siempre mirando el techo.

¡Y eso de promiscua me dolió amiga! Tú sabes muy bien que mientras estuve casada nunca me enrolle con nadie más que mi marido. Las trenzas se me soltaron después de divorciada y tampoco es que ande tirando el culo a la chuña con el primero que pase. Tengo mis gustos y exigencias. El nivel y el proceso de selección es bastante alto y selectivo – Te repito, ¡caliente pero con clase! -

  • ¡Tienes toda la razón Maite! Eso es lo que no quiero que me pase con los años – agregó Bernardita reflexionando sobre la vivencia de su amiga.

-Pero andar con una lista de amigos para follar creo que es sumamente arriesgado – Exclamé preocupada  - Supieras cuantas enfermedades de transmisión sexual existen empezando por el VIH, la Sífilis, Gonorreas, Hepatitis B, Herpes y puedo continuar nombrando muchas otras más.- dije inquieta por la conducta de mi amiga.

Maite recorrió la sala poniendo atención a cada una de las intervenciones, daba un paso tras otro y mirándome me dice – Gracias doctora por la información pero eso ya lo sé. Para eso linda, existen estos maravillosos preservativos ¡Una será caliente pero tampoco irresponsable! -  decía Maite mientras abría su cartera y sacaba de su interior dos cajas con preservativos de colores y sabores diferentes. ¡Siempre lista y preparada, amigas! -

Todas nos largamos a reír de la actuación de Maite.

-¿Y hay algún de eso folla amigo que sea tu favorito? - Preguntó Constanza que como siempre le ganaba la curiosidad.

-¡Bueno uno que otro califica para repetir!– exclamó Maite risueña - ¡Ustedes saben, nada de rollos! -

-¡Mmmm Curioso!, porque nosotras vemos que Andrés si es tu favorito – dijo riendo Bernardita.

Maite antes de responder me miró con ciertas dudas porque sabía que al fin y al cabo era su mejor amiga y Andrés mi pareja.

-¡Con tu permiso Fabiola! – exclamó haciéndome una reverencia a la que asentí inclinando la cabeza como signo de aprobación.

-¡Andrés, Andrew o como lo quieran llamar!– susurro para luego suspirar con nostalgia – Desde luego que es mi favorito, un hombre fuera de serie, bien dotado y que folla como un dios. ¡El único con 100 estrellas y que rompe completamente cualquier norma! Pero con el tengo un problema. ¡Es mi amigo y lo quiero, así que no califica como folla amigo! – y largándose a reír nos mira a todas diciéndonos.

  • ¡Y no se hagan las inocentonas porque tooodas sabemos cómo es de rico! Me encantaría tenerlo en la lista pero desgraciadamente aún no califica para ser parte del equipo titular. Ha hecho mérito suficientes, ¡si amiguitas! Pero aún le falta un poco. – terminó Maite por decir muerta de la risa casi cayéndose nuevamente al suelo.

  • ¡Ya lo creo! - respondí siguiéndole el juego - Supieras cuanto me ha costado que pase al menos el examen de admisión.

  • ¡Jajajajaja Jajajaja! - rieron todas - Cualquiera de nosotras lo puede ayudar a estudiar para el examen. Es cosa que nos avise y le damos clases particulares – exclamó Bernardita ya sin ningún pudor ni recato.

-¿Y cómo se conocieron ustedes? - Me preguntó de pronto Josefina invitándonos a tomar otra copa a la cual no nos podíamos negar mientras Maite seguía disfrutando de su enésimo tequila.

  • ¡Fue un acto puro de solidaridad! - respondí segura – ¡No lo podría resumir de otra forma!

-¿Que ternura?  ¿Te ayudo a qué? Cambiar la rueda del auto, a cruzar la calle, llevar las bolsas del supermercado o a pasear el perro, ¿Qué? - intervino Bernardita.

-¡Me explico mejor! Mi amiga y colega Cristina con quien trabajamos juntas en la Clínica me concertó una cita a ciegas con un primo de su marido que venía regresando de España después de 14 años. Yo estaba sola desde hacía varios años y con el menor interés en tener una relación seria con alguien.

Solidariamente y como buena amiga pensó que sería un buen candidato para sacarme del ostracismo y aburrimiento que tenía en esa época. Al principio me negué rotundamente, pero ante la insistencia pensé que no tenía nada que perder y acepte la invitación. Total una copa y una buena cena viene bien de vez en cuando.

Llegue atrasada a la cita y lo primero que hizo fue llamarme la atención por la impuntualidad. Eso me descolocó porque pensé que era un tipo amable y seductor y que esos detalles tan femeninos como llegar unos minutos tarde se le perdonaban a una chica tan fascinante como yo – dije largándome a reír y continúe - Al principio fue sumamente desagradable que por un momento pensé en salir corriendo. Pero no sé porque motivo me fui quedando hipnotizada por su encanto, sus palabras, su cultura, su bagaje y sobre todo por esa maldita sonrisa que me seduce hasta el día de hoy.

Conversamos de todo un poco hasta que fue directamente al grano. De forma clara y precisa me dijo que como éramos adultos me lo iba a decir sin muchas vueltas. - ¡Que le gustaba y que me quería follar duro, pero no hacer el amor! -

  • ¡Ese es mi Andrew!, nada de rodeos, ¡directo al grano! ¡Bueno, en este caso directo al culo!- agregó Maite bastante pasada de copas.

  • ¿Y te lo dijo así no más? – preguntó Josefina que atenta a mis palabras se acomodó para oír mejor y termino derramando su copa.

  • Sin anestesia amigas y eso fue definitivamente lo que más me cautivó. Demostró que sabía lo que quería y que no se iba por las ramas en ningún orden de cosas. ¡Siempre directo! Maite que me conoce mejor que nadie, puede dar fe de que siempre tengo el control absoluto de todo por lo tanto, que alguien me venga a decir directamente a la cara que le gusto y que solo me quiere follar fuerte y duro, me dejó absolutamente a su merced -

Maite asintió sin decir palabra con una sonrisa de complicidad levantando su copa para brindar conmigo.

-¡No sabes Constanza lo identificada que me sentí contigo cuando fuiste a la cita con Joaquín! Son esas personalidades tan potente que te atrapan y te envuelven que hace que una los siga hasta el final.- exclamé

Bernardita junto a Maite se sentaron juntas y una a otra se hablaba al oído mientras me miraban con atención.

Esa dupla había ganado confianza como si una fuera la mentora de la otra, aún en polos muy diferentes. Esas mujeres juntas podían ser peligrosamente explosivas.

-¡Ya Fabiola, vamos al meollo del asunto! ¡Esa bla bla no nos interesa, más bien aburre! Que si la voz, que su sonrisa, que su perfume ¡naaaa! - Exclamó Maite

-¡Yo quiero saber sobre la primera vez que viste y sentiste ese maravilloso pene entre tus piernas! - la siguió Bernardita entusiasmada y excitada por la conversación.

-¡Bueno, en el estacionamiento del hotel me besó! - comencé

-¿Ya? –Dijo Josefina

-¡Me abrió el vestido a la altura de mis pechos! - continué

-¡Muy bien, que más! – siguió Constanza entusiasmada

-¡Me ordenó que no me cubriera hasta llegar a la habitación! -

-¿Y te fuiste caminando con las tetas al aire? ¡Me encanta, eso sí que es excitante y provocativo! -exclamó Bernardita - ¡Así se hace amiga, no podía esperar menos de ti!

-¡Bueno, cuando llegamos a la habitación terminó por desnudarme completamente y contra la pared me llevo al mismo cielo de una vez!, Metió su pene en mi vagina una y otra vez mientras mordía mis pezones hasta que no lo resistí más. Ese fue el primero de los orgasmos que me dejó temblando. ¡Casi como Bambi! – dije largándome a reír

-¿El primero de tus orgasmos? ¿Acaso fueron más? ¡Así no se puede, Fabiola! ¡Es injusto que a una le toquen muchos y a otras como yo, no les toque nada! – exclamó Josefina

-Me van a creer que no me había fijado en el tamaño de su pene hasta que lo quise cabalgar. Quedé impresionada y pensé cómo diablos va a entrar todo eso en esta pequeña y frágil criaturita. Pero estaba tan caliente que lo monté sin pensarlo mucho y lo cabalgué hasta acabar mil veces seguidas, ufffff… ¡Hasta me dio por el culo y tuve mi primer orgasmo anal! Fue una noche extraordinaria. Por eso me siento más que afortunada. ¡Es lejos el mejor de los mejores! -

-¡Es más, hablando de él siento que lo empiezo a extrañar! – dije bajo los evidentes efectos del alcohol

-¡Llámalo entonces! – Saltó Bernardita del asiento – ¡Yo te ayudo amiga! -

-¡Nooooo, están locas! ¿Qué quieren que le diga? ¡Miren la hora que es, ya debe estar en el sueño fase IV Delta, imposible! – exclamaba meneando negativamente la cabeza. - ¡Ni loca! -

-¡Veamos, que le podrías decir! mmmm  ¡Ahhh lo tengo! - exclamó Constanza- Dile que estás en manifiesto estado de ebriedad y que no puedes conducir. ¡Que te venga a buscar! -

-¡Eso! eh eh eh eh! Fabiola toma tu teléfono, se buena amiga. ¡Mira que hace un mes que no lo vemos! - Dijo Josefina apoyada por el resto de las chicas.

Después de pensar unos instantes les dije.

  • ¡Esta bien! Lo voy a intentar solo por lo mucho que las quiero - Saqué de mi bolso el teléfono celular y con bastante dificultad busque el numero de contacto de Andrés. Menos mal que era el primero que tenía entre los favoritos.

Sonó unos momentos hasta que Andrés contesto medio adormilado.

  • ¿Fabiola? ¿Estás bien, pasó algo? -

-¡Mi amor, hola! ¡No te preocupes, todo bien! Mira, estoy acá con nuestras amigas y como te extrañe mucho ¡te llame! -  Le contesté tratando de evitar de que se diera cuenta que estaba con unas copas de más.

-¡Fabiola, Fabiolita!, Si tanto me extrañas vente pronto a casa. ¡Te puedo esperar como te gusta! - me respondió en un tono seductor.

-Incluso puedo echar a esta loca que tengo acurrucada en la cama y que no me deja dormir viendo series en Netflix – refiriéndose a Muriel que tenía la costumbre de acostarse a su lado cuando yo no estaba en casa.

-¡Mi amor, es tanto lo que te extraño que quiero que me vengas a buscar! ¿Lo harías, porfa?  No es buena idea que a una mujer como yo le vayan hacer la alcoholemia y marque más de 3000 gr. mientras conduce ¿no crees, mi amor? ¡Es muy peligroso, imagina un accidente! ¡Y no creo que te quieres quedar solito para siempre sin mi adorable compañía! ¿Cierto, cariño? ¡Vamos se buenito, ven a buscarme! – exclamé riendo mientras le guiñaba el ojo a las chicas.

-¡Joder Fabiola! te debes controlar un poco más cuando sales y más aún si andas conduciendo. ¡Debes ser un poco más consciente y responsable! – exclamó molesto Andrés al otro lado de la línea.

  • Ok, ¡te voy a buscar! Comparte tu ubicación por google maps para guiarme donde Bernardita. Ufffff… ¡Lo único que recuerdo es que vive a tomar por culo!  Muriel dijo que me acompañaba, salimos para allá. ¡Y por favor, no sigas bebiendo! –

-¡Misión cumplida queridas hermanas, nuestro gurú vendrá a mi rescate etílico! – respondí con total solemnidad.

-¡Bravo, bravo! - Aplaudieron las chicas emocionadas y excitadas ante la noticia.

Bernardita y Maite se levantaron del sofá y corriendo hacia uno de los ventanales, lo abrieron con algo de dificultad. Era evidente que estaban bastante ebrias y una a otra se empujaba para lograr que la puerta se deslizara por el carril.

Constanza y Josefina las siguieron también descalzas como si estuvieran enteradas de lo que tramaban aquella peligrosa dupla. Efectivamente ambas tenían un plan. Bernardita tenía swim spa jacuzzi de agua temperada bastante grande en una de las habitaciones interiores que hacía las veces de sala de masajes y que también incluía un sauna.

Abrió los ventanales de la sala de par en par, activó las burbujas de la gran piscina, agregó al agua para hacerlo más atractivo sales aromáticas y espuma.

  • ¡Fabiola! ¡Mira la sorpresa que le tendremos a Andrés! ¡Un refrescante pero caliente baño con la mejor compañía!

  • ¡Todas nosotras! - Dijo Maite presentando su idea.

  • ¡Están verdaderamente locas, definitivamente locas! – Les respondí moviendo la cabeza resignada – No veo a Andrés metido en un jacuzzi a las tres de la mañana con cinco mujeres borrachas.

  • ¡Es una excelente idea!  Es más, Josefina, Constanza, Maite y tu querida amiga – dijo Bernardita tomándome la mano - ¡Quítense la ropa y métanse al agua antes de que llegue Andrés! Así cuando lo salga a recibir lo invitaré a pasar y te tendrá que venir a buscar. - ¡Es una trampa genial! – decía Bernardita excitada por la idea.

  • ¡Ahhh y tú piensas que así como así se quitará el la ropa y se meterá al agua con todas nosotras! ¡Además no viene solo! respondí tratando de convencerlas de que su idea no resultaría.

  • ¿Viene con un amigo? - Preguntó Maite entusiasmada – ¡Guau, eso sería la guinda de la torta!

  • ¡No precisamente con un amigo!, ¡Viene con Muriel! - respondí sonriendo.

  • ¡Ahhh Muriel no importa!, a estas alturas ya es como parte de nuestra hermandad. ¡Tú no te preocupes, déjamelo todo a mí!  -agregó Bernardita arreglándose sonriente el vestido.

No habían pasado más de 40 min cuando de la guardia de la entrada informaba que Andrés venía entrando a la finca. La emoción y los nervios nos invadieron de inmediato.

Rápidamente Josefina, Constanza y Maite se metieron al agua y yo estaba a punto de quitarme la ropa interior cuando apareció Andrés pasando por los amplios ventanales que daban a la sala del jacuzzi.

Bernardita venía tomada de su brazo sin poder evitar contornearse al caminar. Un paso tras otro dejaba en evidencia su intenso poder seductor desperdigando sus poderosas y sensuales feromonas al lado de Andrés. Muriel los seguía unos pasos más atrás deleitándose con el coqueto espectáculo. Venia más pendiente del hermoso y redondeado culo de Bernardita que del bullicio que había en el agua.

  • ¡Miren quien nos vino a ver! – Exclamó excitada Bernardita -  ¡No creen que es una maravillosa visita! -

  • ¡Andrés, Andrés! ¡Mijito rico! – Gritaban todas de forma destemplada desde el agua pataleando y aplaudiendo eufóricas.

  • ¡Andrew querido! ¡Tantos orgasmos sin verte!  ¿Porque no vienes con nosotras y te relajas un poco?- Lo invito Maite levantándose completamente desnuda del jacuzzi  cubierta solo por un poco de espuma.

-¡Veo que ustedes no pierden el tiempo! Te agradezco la invitación pero ya me he bañado dos veces en el día y una tercera como que no me apetece mucho. Solo vengo a buscar a… ¿Dónde está Fabiola? – preguntó Andrés recorriendo  con la mirada la sala intentando encontrarme.

-¡Acá estoy mi amor! Tan considerado y amoroso que viniste a buscar a esta pobre damisela en peligro.- le respondí mientras traía una cerveza en la mano.

Bernardita aún tomada del brazo de Andrés no podía disimular las carcajadas que le causaba mi chispeante tono de voz acompañado de un torpe caminar por culpa del espumante.

  • ¡Pero que juerga es esta! ¡Mira, estás casi desnuda! – dijo meneando seriamente la cabeza.

-¿En serio? ¡Pero si quieres lo puedo estar completa! – respondí quitándome el sujetador.

-¡Eso es Fabiola, idola!  - Aplaudían las chicas, incluso también lo hacía Muriel que se encontraba a espaldas de Andrés.

Muriel no se notaba sorprendida, conocía muy bien cómo me comportaba bajo esas circunstancias.

-¡Ya que estás aquí deja que te ayude a sacarte la ropa y así te relajas un poco! ¡Te vendría bien, además el agua y esas burbujitas están exquisita!– le sugerí acercándome para besarlo. Suavemente me empine para alcanzar sus labios y los mordí un instante para ver su reacción. Me acerqué intencionalmente muy cerca para que mis pechos rozaran su cuerpo.

Andrés me correspondió el beso sin timidez y tomándome por los hombros, me quedó mirando sonriente y exclamó.

  • Creo que ya es hora de que nos vayamos, Fabiola. ¡Recoge tus cosas, nos vamos! -

  • ¡Nooooooooo Andrés! – Exclamó rápidamente Bernardita - Como te puedes querer ir y dejar a tu séquito de ardientes admiradoras esperar más de treinta días de cruel abstinencia. -

-¡Que se quede, que se quede! - Gritaban todas saltando en el agua como niñas pequeñas.

Muriel que no disimulaba su sorpresa se unió a los vítores y haciéndose mi cómplice comenzó con la tarea de desvestirlo. Era increíble el poder que ejercía Muriel sobre Andrés, nunca le negaba nada y por ese motivo muy a regañadientes aceptó la jugarreta que le proponíamos.

Le desabotonaba la camisa mientras Bernardita se encargaba de los pantalones. Por mi parte alentaba a las chicas para aplaudir por cada prenda que salía volando.

Una vez que estuvo completamente desnudo, cada una de mis amigas se puso de pie para acompañarlo al agua. Maite lo tomó de ambas manos, Josefina tomó una cantidad suficiente de espuma para esparcirla por todo su cuerpo y Constanza se sumergió bajo el agua para emerger sonriente justo frente a su pene pasando su lengua descaradamente por su miembro mientras subía. La vitoreamos de pie, no esperábamos menos de ella. Muriel por otro lado no perdió la oportunidad. Se acercó acomodándome el cabello mientras me susurraba al oído.

  • ¿Y tú querida? ¿No me vas ayudar a mí también? - Metiendo su lengua en mi boca a la vez que sus manos acariciaban mis caderas.

Una vez desnuda, Muriel también se metió al agua al otro extremo de la piscina observando como ese cuarteto de mujeres liberadas lidiaban por estar cerca de Andrés.

Estaba a punto de meterme al agua cuando Bernardita pidió un momento de silencio.

-¡Chicas, un momento por favor! ¡Necesito que pongan atención! ¡Fabiola, tu quédate donde estas!

Todas dejaron de hacer ruido. Una vez que Bernardita logró su objetivo, exclamó.

-¡Por favor Madre Superiora! Para concluir este maravilloso conclave. ¡Nos podría dirigir unas palabras de aliento y estimulo, por favor! -

-¡Si, si! ¡Que hable su excelentísima autoridad! - Aplaudieron todas. Incluso Muriel muerta de la risa alentaba mi intervención.

-¡Esta bien hermanas, está bien! ¡Solo un segundo! - Corrí a la sala en busca de mi bolso de donde saqué uno de los consoladores que Andrés me había traído de uno de sus viajes y que siempre andaba trayendo para jugar a través Skype cuando estábamos separados. Regrese a la piscina con mi trofeo en las manos.

Arregle mi desordenado cabello, acomode el pequeño calzón que ya desaparecía entre mis nalgas y usando el vibrador como micrófono comencé con mi discurso.

-Queridas amigas mías, hermanas entrañables de la Congregación de las Mal Portadas -

-Andrés y Muriel mis dos y únicos grandes amores -

-Esta noche ha sido y será inolvidable, no solo porque la amistad nos ha convocado una vez más, sino porque esta vez hemos revelado nuestros más íntimos secretos. Aquellos que han marcado lo que hoy somos y aún más, los que han sido determinantes en el camino que hemos decidido seguir en la vida.

Cada una de las historias que hoy hemos compartido, es el fiel reflejo de las alegrías, frustraciones y miserias que hemos debido pasar para convertirnos en lo que somos hoy.

Mujeres que por derecho han decidido ser libres de gozar y disfrutar como mejor les parezca. Libres de cadenas, prejuicios y tabúes.

Esta noche nos encontramos más unidades que ayer y nos queremos bajo la única condición de respetar la individualidad de cada una sin ser juzgada ni condenada. ¡Nos queremos y nos apoyamos sin importar el obstáculo que tengamos por delante! -

¡Es por eso que yo, siendo su Madre Superiora les he querido hacer un regalo! ¡Porque se lo han ganado con creces! ¡Más aún, porque es parte de uno de nuestros mandamientos compartir toda la riqueza que poseemos en partes iguales!

¡Es por este motivo que por esta noche! y por favor no se confundan, solo por esta noche se pueden follar a Andrés las veces que quieran sin restricción alguna.

Los vítores de celebración fueron escandalosos, Maite, Josefina, Cony y Bernardita se abrazaban felices mientras Muriel aplaudía a carcajadas mi intervención. Salió del agua y me beso eufórica mientras me decía

  • Sencillamente eres una mujer fuera de serie ¡La cagaste! -

Andrés por otra parte movía la cabeza con resignación.

-¡Por favor!  Calma amigas. Este es el generoso y pequeño aporte, bueno no tan pequeño como ya saben, para agradecer su generosa e incondicional amistad. Le debemos hacer el honor a nuestro lema ¡Una para todas! -

-¡Andrés, mi amado Andrés! – Le dije abrazándolo -  ¡Fóllatelas a todas y hazlas felices! ¡Se lo merecen! -

-¡Ahhh, Y esto no es una petición, querido! ¡Es una orden! -