Una paja nocturna, una corrida en tu cara
Quisiera aclarar que yo no soy poeta, a mí solo me gusta meter la polla entre las tetas. Así que si alguien se siente ofendido por lo malas que son mis rimas, con todo el respeto le mandaré a que se folle una gallina.
Quisiera aclarar que yo no soy poeta, a mí solo me gusta meter la polla entre las tetas. Así que si alguien se siente ofendido por lo malas que son mis rimas, con todo el respeto le mandaré a que se folle una gallina.
Me despierto en la noche con respiración agitada y descubro asombrado que la tengo empinada.
Intento quitarme de mi mente tu mirada pero a pesar del esfuerzo mi polla sigue empalmada.
Pasan los minutos y el sueño no puedo conciliar; pienso entonces que una paja mi situación podrá aliviar.
Te recuerdo vestidita, con tu traje de colegiala; te recuerdo desnudita, con esa pose de niña mala.
Mientras mi mano acelera, hago imagen de tus tetas, las más grandes de la escuela y por encima de todo, prietas.
Pienso en ese culo tuyo, que tantos miembros ha empinado; pienso en ese coño tuyo, que tantas pollas ha albergado.
Tu sonrisa me fascina con esos finos labios, pues si en algo eres experta es haciendo una fellatio.
Pero no puedo olvidar mientras sigo con el meneo la sensación espectacular de explorar tus agujeros.
Pues no hay forma de cansarte ni con lengua ni con dedos algo que tuve que aprender durante fines de semana enteros.
No olvidaré tampoco lo que la leche te encanta sobre todo calentita y directa a la garganta.
Me levanto del lecho con la verga mirando al techo, y tocándome los huevos ando raudo hacia tu puesto.
Tus pechos desnudos apuntan desafiantes a la luna mientras gozo con la paja que es de muchas, solo una.
Tu cara ladeada yace frágil en la almohada con la boquita abierta, tentadora, dispuesta para la mamada.
Una paja nocturna pensando en tu mirada en solo quince segundos me correré en tu cara.
El silencio de la noche resuena en mis oídos mientras en mi corazón reverberan los latidos.
Mi orgasmo llega, mi leche surge, expulso el aire, el esperma fluye; tu rostro se contrae, se dibuja una sonrisa, sacas la lengua y pruebas, despacito y sin prisa; te relames gustosa, siempre fuiste una golosa, me abres tu cama, me invitas, aquí no acaba la cosa.