Una paja celestial
Mi novia tenía una mano divina que daba más placer que algún coño.
Yo tenía 18 años y aún era virgen. Vivía solo. Tenía novia, una chica rubia, de ojos oscuros y pechos desarrollados. La gente pensaba que ya me la había tirado, ya que una tia así tenía que ser muy guarra, pero lo cierto era que hasta el momento lo único que había hecho por mí era protagonizar mis pensamientos en mis pajas.
Quedamos una noche en mi casa. Lo hice con la intención de follármela de una vez. Veíamos una peli, pero yo la miraba casi más a ella que a la televisión. Lucía un gran escote que dejaba ver su sujetador, y el tanga le asomaba por detrás. Cuando llevábamos un tiempo viéndola, deslicé mi mano con suavidad hasta su tripa y fui subiendo lentamente. Describí las formas de sus tetas por encima, y llegué a notar sus pezones erectos. Cuando esperaba que ella me apartara la mano, noté como ponía la suya en mi entrepierna. Entonces lo vi claro y metí la mano dentro de su top. Pellizcaba sus pezones y apretaba sus tetas a mi antojo. Unas buenas tetas, blanditas. Le saqué una teta fuera, era increíble. Le saqué la otra. Me empecé a empalmar viéndola así. Me di cuenta de que ella bajaba la cremallera suavemente. Me cogió la polla por encima de los bóxers. Después de moverla de derecha a izquierda un poco, me la sacó. Mi polla ya no podía crecer más.
Empezó rodeando la punta con el dedo. Después me acarició los huevos con cariño. Cogió uno, luego el otro, después los dos. Dejó los huevos y cogió el tronco. Yo me relajé, seguía viendo la peli, y ahora mis dos manos también descansaban. Ella, con la derecha, movía la piel de mi pene de arriba a abajo con calma, y su izquierda se situaba bajo su tanga, tocando su coño.
Estaba nervioso. Ella parecía que no. Mi polla seguía con su rítmico masaje. Giraba la cabeza y veía a mi novia, con los ojos cerrados y mordiéndose los labios, mientras se notaban los movimientos de sus dedos bajo su faldita. Su mano derecha era en ese momento mi más querido ser. Era suave y tierna, ni grande ni pequeña, y cuando me tocaba parecía que la mismísima Carmen Electra o Angelina Jolie me estaban haciendo una paja. Su pulgar llegaba hasta el frenillo de mi miembro, y milésimas después su meñique rozaba mis huevos. De repente cambió la técnica, giraba hacia los lados la muñeca a la vez que aumentó la velocidad. Tras unos segundos volvió a cambiar el método masturbatorio. Esta vez la palma de su mano tocaba la punta de mi glande, y las yemas de sus dedos son las que tocaban mi polla por debajo de la cabeza del pene. Su mano cayó después hasta mis huevos, y solo movía la piel de entre los huevos y el tronco, eso sí, rodeando éste con toda su mano.
Cuando más a gusto estaba noté que sus movimientos eran más a golpes. La miré para ver que ocurría y observé que estaba arqueada, con los ojos casi en blanco y moviéndose rápido. Gemía cada vez más alto y con más ganas. Su pelo rubio se alborotaba entre sus tetas aún descubiertas. Su mano aún cogía mi polla pero no se movía. La cogí yo y me empecé a pajear a mi mismo con su mano. De un golpe seco, cayó desplomada en el sofá, chupándose su mano izquierda llena de sus propios jugos. Eso me hizo recuperar el rigor que había perdido cuando ella había parado de masturbarme, y en seguida, su mano derecha volvió a tener vida propia.
Retiró su mano y se lamió las dos con ganas. Escupió una vez en cada palma y volvió al trabajo esta vez con las dos manos. Una por arriba y otra por debajo, describían movimientos continuos y simultáneos, pero contrarios. La peli ya había terminado y había empezado una nueva, pero no nos habíamos dado cuenta. En esta aparecía Scarlett Johannson con un tipito alucinante.
Oí como reunía saliva en su boca, se inclinó un poco, y escupió justo en la cabeza de mi polla. Pasó las manos por ahí distribuyendo el jugo por todo el miembro. Yo ya no aguantaba más. Todo mi cuerpo se tensó, cerré los ojos con fuerza, y tuve el impulso, no sé por que, de agarrarle una teta con fuerza. Me corrí con mucha fuerza. Cuando abrí los ojos ella aún me pajeaba, pero ahora mucho semen cubría sus manos. En la pantalla de la televisión, un manchurrón de corrida cubría la cara de la actriz, Scarlett. Tenía buen aspecto con mi semen por su cara. Mi novia retiró las manos y se lamió uno a uno todos los 10 dedos. Sacó un paquete de clínex, cogió uno y se secó las manos. Cogió otro y me secó las manos dedicándome una sonrisa. Ninguno de los dos decía nada.
Se levantó y se dirigió a la tele. Se cogió la teta izquierda, y con ella, recogió el semen que había quedado plasmado en la pantalla. Después se acercó la teta a la boca y lamió mis restos. Se limpió la teta con otro pañuelo y se guardó ambas bajo su top, mientras yo hacía lo mismo con mi polla en el pantalón.
Se acercó a mí y me susurró al oído:
Me gusta como sabe tu semen. Para la próxima vez que nos veamos lávate bien tu polla y recortate al menos un poco los pelillos. No quiero acabar con la lengua llena de pelos.
Esta última frase la dijo mientras me guiñaba un ojo, dejándome entrever que la próxima vez me la chuparía. Se dirigió hacia la puerta, la abrió. Antes de salir se giró y me dijo con voz tierna:
Ah, pero cuidado no vayas a hacer explotar mi teta, o no podrás disfrutarla, ¡que cómo agarras chico! Exclamó mientras se acariciaba el seno izquierdo por dentro.
Me lanzó un beso y se marchó.