Una nueva vida de casada (UNVDC 1)

Este relato lo escribí con la inestimable colaboración del marido de la protagonista, gracias a nuestras charlas e intercambio de correos, pude plasmar su fantasía. Espero que disfrutéis tanto como nosotros hemos disfrutado dándole forma. Aquí tenéis la historia de María, la historia de una nueva vida de casada.

El reloj de mi ordenador marca casi las ocho de la tarde, me ha pasado el tiempo volando y todavía tengo que acercarme a comprar un par de botellas de vino. Apago el ordenador, cierro la oficina y bajo la escalera apresuradamente. Al salir a la calle cae una liguera llovizna, camino en dirección a la Vinoteca de la esquina, hoy ceno en casa de mi hermana y mi cuñado me ha llamado recordándome que espera mi ofrenda al dios Baco, dos botellas de tinto Rioja con una etiqueta que indique gran reserva.

Mi hermana se llama Carmen y esta casada con Andrés, se casaron muy jóvenes, prácticamente habían cumplido los dieciocho, debido a una noche de pasión que resulto ser mi sobrino Carlos. Están alrededor de la cuarentena larga, pero son una pareja de lo mas divertida, las cenas en su casa consiguen que alcohólicos anónimos tenga cada vez mas socios. Cada ultimo viernes de mes organizan una cena en su casa, normalmente nos reunimos varias parejas, aunque yo termino de romper con mi novia y acudiré solo, es gente muy divertida y animada, aunque con el alcohol y la comida que se sirve en esa casa como para no serlo.

Compro las botellas, casi 80,00 € y tras veinte minutos de coche y otros diez buscando aparcamiento, llego a casa mi hermana. Lo interesante que la anfitriona sea tu hermana es que te puedes quedar a dormir siempre que quieras, por tanto una vez aparco el coche ahí se queda hasta el día siguiente.

Hoy he llegado puntual, todavía no hay ningún invitado, saludo a mi hermanita, que por cierto se ha puesto guapísima con un vestido negro con un palabra de honor que quita el hipo, mi cuñado ve mis ojos en el escote de mi hermana y con su particular sentido del humor me comenta que son sus melones, recalcando la propiedad de los mismos, le entrego las botellas y me ofrece una cerveza.

Esta noche seremos ocho, al final Jorge y Raquel también viene.

¿ocho?, te recuerdo Andrés que estoy soltero y sin compromiso desde el mes pasado.

Tu hermana ha llamado a Lucia, supongo que no quiere que te sientas solo –remarco ese solo con cierto rin tintín-

Lucia es una amiga de mi hermana de toda la vida, tiene su misma edad, sobre los cuarenta, se divorcio de su marido a los cinco años de casados y nunca ha tenido otra relación seria. Lucia era la musa erótica de mis pajas adolescentes, una chica morena con mucho pecho y un trasero que más de una jovencita quisiera para ella.

Empezaron a llegar los invitados, los mencionados Jorge y Raquel íntimos amigos de mi cuñado y otra pareja amiga de toda la vida Paula y Héctor. La compenetración en este grupo de amigos es maravillosa, aparcan todos los problemas en la calle y disfrutan juntos de estas veladas.

Como siempre Lucia llego la última, embutida en unos vaqueros y con una camisa entallada que resaltaba sus potentes atributos, sus pechos y los de mi hermana recibieron esa noche todo tipo de piropos.

Empezamos a cenar y el alcohol corría sin control sobre la mesa, habíamos empezado con las cervezas y mi cuñado terminaba de abrir la quinta botella de rioja, las dos primeras que cayeron fueron las que aporte yo, pero el resto no desmejoraban ni la calidad ni el precio. Tras devorar los chuletones de buey y regar los mismos con zumo de uva, pasamos al postre y los licores, el gin tonic era el combinado estrella, aunque yo fiel a mi tradición, me decante por el ron con cola. Entre cubata y cubata la conversación derivó hacia el tema del sexo, Paula bromeaba con mi cuñado sobre el aguante de un hombre a la hora de hacer el amor, el alardeaba que era un toro y mi hermana lo contradecía, Raquel le replicaba con eso de –perro ladrador, poco...- en esas Lucia quiso ser protagonista y plantando su escote prácticamente en el centro de la mesa nos comento:

El otro día tuvimos una cena de empresa, bueno una cena de chicas de la empresa, nos juntamos las cuatro féminas del trabajo y nos dimos un homenaje, cenamos en un japonés y luego nos fuimos de a la inauguración del garito de un amigo mío, no pagamos nada, yo tenia cuatro copas para mi sola y mis compañeras otro tanto. Conforme agonizaba la noche, Bea y Alicia desertaron, pero me quede con María, -la chica que entro a trabajar al mismo tiempo que yo, matizo-, María llevaba un punto muy cachondo, estaba graciosísima esa noche. El pub se lleno de moscones y decidimos continuar la fiesta en otro sitio, pero eran casi las cuatro y un jueves a esa hora sabes que aquí no hay nada de nada.

Y terminasteis en tu casa –apunto Raquel-

Pues si, María no podía conducir, yo tampoco, taxis no habían, solución ir a mi casa, llegamos con los zapatos en las manos, nos reíamos por cualquier cosa, y una vez en casita, decidimos tomarnos la ultima.

Bueno, pero hubo tema o no –pregunte con una sonrisa-

Que pillin eres Rafa, sabes que me va tanto la carne como el pescado, pero María esta casada y quiere mucho a su marido. Pero no desviemos el tema que de buena gana le daría yo un repaso, pero no es momento ni lugar. Estábamos las dos tomándonos el penúltimo gin tonic y María se desató, me contó que últimamente Rafa, su marido, le sugiere añadir un tercer elemento en su cama,

Un trío, suena interesante –bramo mi cuñado desde su posición-

No precisamente un trío –respondió Lucia-, María dice que le apetece probar con otro, pero no mezclar su matrimonio con este, quiere disfrutar de otras manos, de otra boca, de otro rabo, pero no quiere que Rafa esté presente.

Una mujer interesante tu amiga –puntualizo mi hermana-

Ella esta dispuesta a compartir cama con otro, Rafa tiene esta fantasía y ella quiere complacerlo, pero quiere que él no esté presente.

Estaba escuchando la conversación que mantenía Lucia y no me percate que tenia un principio de erección, la historia que le proponía Rafa a María sonaba muy morbosa, alce la voz inconscientemente y le pregunte a Lucia

Luci, como es María, descríbemela...

Desde luego hermanito, como eres, en cuanto ves la mínima oportunidad, te lanzas, no te das cuenta que es una mujer casada, una cosa es lo que diga y otra lo que esté dispuesta a hacer realmente. No te hagas ilusiones- dijo mi hermana.

Lucía, no hagas caso a mi hermana, por favor, descríbemela, siempre es interesante saber algo más de personas que tienen inquietudes y con el morbo añadido de un marido que desea que ella esté con otro.

La verdad, es que estaba deseando saber algo más de esa compañera de trabajo de Lucía, no es normal que en una cena de amigos salga un tema tan, como diría yo, sugestivo. Quería saber más.

Bueno ya que insistes, te contaré algo de ella. Como ya sabes, está casada, tiene tres hijos y es muy tradicional. Apenas si habla de cosas que no sean el trabajo y su familia. No obstante, y las mujeres para eso tenemos un sentido especial, siempre he pensado que bajo su apariencia de mujer normal, había algo más. Son detalles, miradas, matices de una conversación, incluso a veces, una cierta manera de vestir, o de cruzar las piernas

Desde luego, como sois las mujeres, tenéis un peligro-dijo Rafa.

Físicamente es atractiva, pelo castaño, piernas largas, y con un pecho generoso, yo diría que debe utilizar una talla 95. Siempre suele ir bien vestida, conjuntada, resulta tanto con falda como con pantalones. Por ejemplo, esa noche llevaba pantalón blanco y blusa oscura, ligeramente transparente, pero sin resultar escandalosa. Es educada y culta, le gusta mucho leer.

¿Un bomboncito?-dije yo.

Quizás no tanto, pero desde luego gusta y sabe hacerse gustar.

El ambiente, la cena, los vinos, estaban haciendo mella en todos nosotros, y en mi caso particular, lo que estaba escuchando de María me estaba produciendo una extraña sensación: cuantas más cosas escuchaba, más interés morboso me despertaba el poder conocer a la compañera de trabajo de Lucía. Quizás ésta tuviera razón y hubiese algo más que una simple mujer casada, a lo mejor alguien sin ningún compromiso como yo, podía ayudarla a llevar a cabo las fantasías de su marido. O eran sus fantasías y se lo había explicado a Lucía como si fuese el marido el que tenía la idea. En fin, pensé, tiempo al tiempo.

Siempre me han atraído las mujeres normales, las vecinas, las madres jóvenes, las compañeras de trabajo; ciertamente el ser corrientes añade una pizca de desafío a una posible seducción, y más en un caso como el de María, que al no haber estado con nadie distinto a su marido, podría resultar un inesperado regalito. También tengo que confesar que la idea de que ella ponga los cuernos a su pareja, es excitante: por un lado conseguir convencerla, ir poco a poco acercándola a mí, fruta prohibida para ella, hasta que finalmente caiga rendida a mis encantos. Por otro lado, la actitud de Rafa, su marido, consintiendo que ella se acueste con otro, perdiendo el control de su mujer, porque cuando este camino se inicia, no hay marcha atrás.

¿Qué estás pensando hermanito?

Nada, cosas mías, nada importante.

Yo diría que sé en qué y en quién piensas -afirmó Lucía-

¿Tú crees? A ver, listilla,

Conozco a los hombres y te conozco a ti desde hace mucho tiempo, y no me extrañaría nada que ahora mismo estuvieses pensando en María, una mujer atractiva y que desea tener una experiencia que a cualquier hombre os pone a mil. ¿Acierto?- dice Lucía

Yo pienso igual que Lucía, seguro que ella ha acertado y que por tu cabeza ya ha pasado alguna idea para conseguir que Lucía te la presente, sin compromiso alguno -añadió Raquel-

Me quede callado, las palabras de Raquel sonaron en mi cabeza repitiendo un eco constante, idea, tenia que pensar como conocer a María y para eso tenia a Lucía. Sabía que la musa de mis pajas adolescentes se prestaría a mi juego sin pensárselo dos veces.

La conversación divago a otros derroteros, mientras Héctor afirmaba que una mujer en tanga era lo mas sensual que existía combinado con unos vaqueros de talle bajo, mi hermana insistía en que eso era para las adolescentes actuales, que ella no soportaba estar enseñando todo el día el culo, su culo lo enseñaba a quien ella quería, no a quien estuviera atento a sus movimientos. Yo seguía divagando con la idea de conocer a María y en ese momento, Lucia, como no, dejo caer una cucharilla de postre al suelo y ante la atenta mirada de todos los comensales, nos ofreció unas flexiones que nos permitían deleitarnos con un tanga blanco y su apetitoso trasero, era única en crear las situaciones mas morbosas que he vivido en mi vida.

Paula carraspeo ante la mirada de deseo de su pareja, mi hermana le recrimino a Lucí su actitud, -chica que los varones están emparejados-, Lucía se mordió el labio inferior y clavo sus ojos en mi, -todos menos uno-, la tensión sexual podía cortarse con un cuchillo, las chicas propusieron dar por terminada la velada, eran casi las cuatro de la mañana y la cosa estaba poniéndose demasiado picante. Raquel le sugirió a Paula compartir un taxi con sus respectivos, mientras Lucí cuchicheaba con mi hermana, mi cuñado pidió un taxi y en diez minutos estábamos en la puerta despidiendo a las parejitas, en ese momento mi hermana espeto a bocajarro –Lucía se quedara a dormir aquí-, entonces comprendí los cuchicheos entre ambas. Ayudamos a los anfitriones a recoger un poco la mesa, parecía el parque que hay al lado de mi casa cuando los estudiantes del instituto inauguran sus jornadas de botellón, cuando la misma botella de cava beso el suelo por segunda, vez dejamos las tareas de intendencia para la mañana siguiente. Mi hermana arrastro a mí cuñado a su habitación, no sin antes recordarnos que sabíamos donde estaban las camas, mire a Lucía y le pregunte si nos tomábamos la última.

Creo que si, yo quiero un gin tonic, voy un momento al baño.

Me quede preparando las copas mientras el culo de mis fantasías se dirigía al lavabo contoneándose al saberse observado por mis ojos.

A los cinco minutos estábamos los dos en el sofá, un clima erótico flotaba en el ambiente, Lucí ponía morritos y de vez en cuando sacaba la lengua, pero yo tenia en la cabeza a María, -Ahora que estamos los dos solos, cuéntame lo que paso con tu compañera el día que se quedo en tu casa-, Lucía me miro, sonrió y empezó a hablar;

Sois todos iguales, cuando oléis fruta prohibida no podéis evitarlo, llegamos a casa, prepare las copas y nos sentamos en el sofá, yo quería dejar de intuir lo que escondía su blusa, me tenia a mil con las transparencias, además el pantalón blanco le marcaba un tanga que deseaba para mi. María parecía no captar ninguna de mis indirectas, y yo estaba como una moto, sabes que desde que me separe de mi marido jure que ningún hombre me atraparía, pero con ella era distinto, la veía tan dulce y a la vez tan morbosa.

Y que te detuvo –le pregunte-

No me detuve, seguí insistiendo, un roce por aquí, una caricia, una mano sobre su muslo, María se estaba poniendo nerviosa y eso me gustaba, acerque mis labios a los suyos y la bese. Su cuerpo sufrió una convulsión, salto prácticamente por detrás del sofá, su carita de niña buena era todo un poema, le dije que no se preocupara que no pensaba violarla, me incline de nuevo sobre ella y repetí la operación, sus labios respondieron a los míos, intente jugar con su lengua pero ella no se decidía, decidí saber que escondía su blusa, se que tiene buenos pechos y deseaba sentirlos en mis manos, llegue al tercer botón, y cuando mi cabeza descendía en busca de su escote, me corto en seco, no quiso seguir, la solté y recupere la compostura.

Así, sin más, no intentaste convencerla.

No, su cara lo decía todo, si la hostigaba, perdería una amiga y una buena compañera de trabajo. La tranquilice y me excuse, -el alcohol desata mis instintos, no quiero que te sientas mal, disfruto con hombres y con mujeres, perdóname si te he ofendido-, tras estas palabras, María reacciono de la forma mas insospechada, me miro, me dio un pico y me contó la idea que le había propuesto su marido, durante mas de dos horas y varias copas mas, me explico que Rafa quería que se acostara con otro, sus palabras salían de su boca con una sensualidad y un morbo que consiguió sin necesidad de rozarme que mi coño se empapara. Me contaba como disfrutaba con Rafa en sus noches de pasión, como el le pasaba un cubito de hielo por los pezones endureciéndolos como piedras para después con un movimiento en zigzag bajar recorriendo su cuerpo para terminar de derretir el hielo en su sexo, como la embadurnaba de miel y lamía libando sus poros, la chica tenia estilo contándolo, yo estaba atacada, y ella continuaba hablando sin dejarme intervenir, me contó que tras pensarlo mucho, había accedido a compartir su cuerpo con otro, pero que exigía ciertas condiciones para ello.

Continua, -insistí-

Veo que tu también te estas poniendo malito –me respondió Lucí con sus ojos clavados en mi paquete-

No puedo evitarlo, no sabes el morbo que me da esa mujer, tienes que conseguir que la conozca.

Cuando te cuente el resto de sus confesiones, desearas follarla.

Los ojos de Lucía se clavaron en los míos, -sigue por favor-, me sonrió y continuo relatándome lo que ocurrió esa noche.

María estaba desatada, supongo que experimentar un intento de violación lesbica y todo el alcohol que tenia dentro de su cuerpo ayudaron bastante, me contó que la condición principal era que Rafa no estuviera presente, si quería que se acostara con otro, lo haría, pero no dejaría que el lo viera, quería disfrutar del encuentro, quería sentir placer y deseo, pero sabia que no lo conseguiría si Rafa estaba con ellos. Su lengua siguió desatándose y me confeso entre risas que ella también lo deseaba, y añadió –desde que éramos novios Rafa ha intentado penetrar mi culito, a mi me da miedo, pero igual me desato con mi amante y le dejo que sea el primero-

Cuando oí esa frase, me acorde del fabricante de los vaqueros, mi sexo endurecía sin control intentando escapar de su prisión.

Lucía apoyo su mano en mi bragueta, sus dedos acariciaban todo mi sexo, sus ojos de lujuria iluminaban su cara, sin mediar ninguna palabra desabrocho los botones de mi pantalón e introdujo su mano en el interior de mis boxer. Mientras rodeaba mi pene con sus manos, continúo hablando,

Desde que conozco que soy tu musa particular, tu hermana me lo cuenta todo, he deseado hacer esto, hoy vas a cumplir una de tus fantasías, y dentro de poco intentaremos que cumplas otra, se que esta erección no es por mi, se que estas pensando en María, quiero que sepas que le encanta sentirse vulnerable, disfruta cuando unas cuerdas atrapan sus muñecas y queda sometida completamente, piensa en el placer que podrías darle teniéndola sumisa para ti.

Lucía sabia como enloquecer a un hombre y yo estaba a mil, no pude mas, mi semen salido disparado pringando su mano y mi ropa interior, me había corrido como en años, una corrida de un palillero adolescente, en mi cerebro solamente existía una fantasía y era María, sentí como Lucí masajeaba mi pene, como me liberaba de mi ropa interior y acercaba sus calidos labios para recoger cada gota de mi corrida, me lamió los huevos con delicadeza, mi glande desapareció en el interior de su boca, jamás había sentido tanto placer como en ese momento, y lo peor de todo, lo sentía por una persona que ni tan siquiera conocía.

Decidí que Lucía merecía disfrutar una mínima parte de lo que yo había disfrutado, la tendí en el sofá y desabroche su pantalón, el tanga que tan bien conocía se mostró ante mi, desprendía olor a sexo, a deseo, la acaricie lentamente presionando en el centro de su sexo, descubrí que lo que había imaginado durante años era cierto, su coño estaba completamente depilado, termine de quitarle el tanga y succione sus labios vaginales arrancado el orgasmo mas silencioso que he oído en mi vida, terminamos abrazados en el sofá, ambos con los pantalones por los tobillos y soñando con María.

Mi hermana nos despertó con suavidad, una vez recompuestos, aguantamos sus bromas, -que no se entere tu cuñado que si no vas listo-, -y tu Luci, compórtate un poquito mas cuando no conozcas a la gente, mis amigas se escandalizaron-, tomamos café y salimos antes de que mi cuñado apareciera en escena. Yo tenía el coche cerca y le propuse a Lucía acercarla a su casa, pero antes pare en una cafetería, teníamos que terminar la conversación de la noche anterior.

Yo no me atrevía a romper el hielo, fue Lucía la que empezó a hablar –lo de anoche no volverá a pasar, si te hago daño tu hermana me matara y no quiero discutir con ella-, dijo con el gesto serio.

Lo de anoche paso en un momento de calenton, tú sabes perfectamente que te he deseado desde que erais unas crías y venias a dormir a mi casa, ayer cumplí una de mis fantasías, ahora te pido que me ayudes a cumplir otra.

Su sonrisa delato que le habían gustado sus palabras, me sacaba once años y nos conocíamos desde que yo era un niño, nunca hubiéramos llegado a nada, ya que ella y yo éramos completamente incompatibles.

Conseguiré que conozcas a María, a partir de entonces te lo tendrás que currar tu solito, como te he dicho no quiero perder a la gente que aprecio y a ella la tengo en muy buena estima.

Gracias –le respondí-

Y ahora, para que te quedes todavía mas pillado por ella, te voy a contar como apareció el lunes siguiente a la juerga en mi casa, llego a trabajar puntual como es ella, normalmente tomamos café en el bar que hay en la esquina cerca de la oficina. Esa mañana yo estaba histérica, no sabía como reaccionaria al verme, entonces se abrió la puerta y apareció ella, vestida con unos pantalones blancos ajustados y una chaqueta roja con un escote en v que quitaba el hipo. Se acerco a mi con una sonrisa en los labios y el pelo recogido en una coleta, estaba arrebatadora, me dio dos besos y al inclinarse pude ver el nacimiento de sus pechos y su ropa interior, un sujetador color carne con lacito incluido, me miro y me susurro al oído –te quiero pero nunca tendré nada contigo, lo de la otra noche consiguió que me liberara de un peso que me oprimía, gracias por ser tan buena amiga-, se pidió un café y se sentó a mi lado, ese día descubrí que María era especial, por eso te ayudare a conocerla, pero el resto sabes que corre por tu cuenta.

Apuramos los cafés y deje a Lucía en casa, al llegar a la mía no podía quitarme la idea de acostarme con María, necesitaba saber mas de ella, la imaginaba en ropa interior tendida en la cama esperando que la hiciera mía, me metí en la cama con un solo deseo, soñar con ella.

A los pocos días recibí una llamada de Lucía. Quería decirme que iba a quedar con María a tomar algo después del trabajo, y había pensado que a lo mejor me interesaba hacerme el encontradizo y aparecer por la cafetería donde iban a estar. Como no podía ser de otra manera le dije que sí, que me encantaría compartir un café o una coca-cola con ellas. Lucía me recordó que ella simplemente me presentaría a María, que lo que sucediese después era cosa mía, y si no lograba nada, o si lograba algo, no quería para nada que enturbiase la relación con su amiga, ni la relación conmigo; le dije que de acuerdo, que no se preocupase por ello.