Una nueva Vida (08: El Gran Final)

Toda historia debe llegar a su fin, aunque no siempre deben tener un final feliz. ¿Estarías dispuesto a entregarte a una vida de dominación?

Una Nueva Vida ::VIII::

(El Gran Final)

Les aconsejo que lean los otros para que entiendan el final de esta serie; muchas gracias a todos los que me apoyaron durante la realización de esta serie que se balancea entre lo onírico y lo fantasioso. Desde luego no olviden que pueden escribirme a: leopoldo_relatos@hotmail.com

Parte 1

Nuestros labios se encontraron en un beso caliente. Nuestras lenguas luchaban entre sí. Meses habían pasado desde aquellas semanas en las que fui una puta y una perra, ahora Juan Carlos y yo éramos amantes, adictos a las putas que Santiago reclutaba por todos lados. Para resumir lo que paso después de la dominación de Nacho, se lo entregué a Santiago a cambio de mi libertad convirtiéndome en un macho de aquella sociedad secreta conocida como C.U.M. Todo parecía haber tenido un final muy feliz, cuan equivocado estaba.

Acaricié las suaves curvas de mi amante, nuestros cuerpos desnudos sudaron de excitación. Nacho, recién contratado para nuestro encuentro sexual, también estaba desnudo besando mis pies. Realmente cuanto había cambiado mi vida en tan pocos meses, y peor aún, cuanto había descubierto de mi hermano. Y todo esto a la vez que descubría todo un mundo de placeres sexuales. Recordaba perfectamente cuando tuve que ser cogido por mi profesor canadiense de inglés por un capricho de Santiago y cuando fui examinado por el que, luego descubrí, era el hermano de Juan Carlos. Pero lo mejor de esta, mi nueva vida, fue descubrir el placer de ser dominado por un macho caliente y de dominar a un compañero de clase. Me siento melancólico en escribir estas últimas líneas sobre como empezó mi nueva vida, pero tarde o temprano mi historia tenía que llegar a su fin. No un final feliz.

Juan Carlos ordenó a Nacho que mamara mi pene, pero este no lo hizo sino que se levantó dándome un golpe en la boca del estómago.

"De verdad lo siento mucho, pero así son las cosas" dijo mi amante antes de darme un leve golpe en la base del cráneo, todo se volvió negro.

No sé cuanto tiempo pasó desde ese incidente, pero cuando desperté estaba en mi cuarto con mi hermano, desnudo, a un lado. Ambos teníamos grilletes en las manos y pies que limitaban cualquier movimiento. El cuarto en el que me encontraba podría ser descrito como un pequeño espacio de cuatro paredes grisáceas iluminadas tenuemente con una pequeña ventana. El piso de cemento estaba frío. Por primera vez en varios meses me sentí avergonzado de mi desnudez.

Mi hermano tomó la palabra.

"Leopoldo. Parece que tú y yo seremos castigados."

"Pero ¿y mamá y Lorena?" -respondí instintivamente muy preocupado

"Ellas ya han huido del país y papá murió tratando se salvarlas."

"Noooo. Él no merecía morir por nuestros placeres." –en ese momento estallé en llanto. Quería convencerme de que no era cierto, aunque dentro de mí le creía a mi hermano.

"¿Porque seremos castigados?" –añadí con la voz entrecortada y lágrimas en los ojos.

"Yo por salvarte aquella noche en que fuiste castigado, y tú por dominar a un macho y venderlo como una puta." –contestó mi hermano entendiendo yo todo. Juan Carlos, junto con Nacho y con Santiago, me había tendido una trampa para castigarme de una vez por todas. Todo el romance que Juan Carlos y yo vivimos durante todos estos meses era una farsa.

El profesor canadiense entró al cuartito, estaba desnudo. Este macho le dijo a mi hermano que lo acababa de comprar a Santiago para que fuera su esclavo sexual. Lo levantó a la fuerza y se fueron caminando mientras el Profesor Roberto lo nalgueaba, esa fue la última vez que vi a Ramón. Lo he extrañado desde entonces, pero este es nuestro castigo y tenemos que aceptarlo.

Me quedé en el cuarto por un buen rato, supongo yo que algunas horas (supongo porque me habían quitado el reloj) hasta que se apareció al macho más majestuoso de todos, Santiago. Mi cuerpo nunca había dejado de ser suyo y ahora, ante su presencia, me sentí dominado psicológicamente. El macho, desnudo, me liberó de los grilletes informándome que ahora sería su puta para siempre. Ya no iría a la escuela, ni tendría una carrera, me quedaría en su casa a servirlo como aquel macho se lo merecía. Aquello lo acepté como una verdad y como una verdad pasó.

Cargándome en brazos me llevó hasta su cama (descubrí que el cuartito, ahora mi nuevo cuarto, estaba junto al de Santiago) como el novio lleva a su nueva esposa. Así lo he concebido yo, pues ya en la cama nos besamos como aquella primera vez.

"Lame el sudor como me gusta." –me ordenó. Extendiendo la lengua lamí lo que desde ahora sería mi único alimento (además de la orina, el semen, la mierda, y las pocas sobras de la comida). El sudor que alguna vez me inició en este viaje tan excitante volvió a mi lengua.

Como si fuera un ritual para recordar nuestra primera vez, Santiago me ordenó que me metiera su pene a mi boca.

"Ahhh, si, así se hace puta. Chupa lo que ahora dominará tu vida para siempre. Mama lo que ahora es más importante que tu propia vida. Me alegro que finalmente te hayas dado cuenta que tu cuerpo es mío para que lo use para mi placer." –así dijo sin obtener respuesta mía por creerle que lo que decía era lo mejor para mí.

En poco tiempo se corrió en mi boca, pero yo estaba buscando más.

"Oh, amo. Penétrame." –gemí

"¿Porque quieres que te penetre?" –preguntó él

"Porque quiero que tu pene sienta más placer."

"Pues entonces que así sea" –respondió dándome la vuelta y penetrándome.

Siguiendo el ritual me fue penetrando con dedos llenos de saliva para después remplazarlos con su querido pene.

"Ahhhh. Este culo que ahora penetro ya no es tu culo, sino mi vagina para usar cada vez que tenga ganas de coger o de sentir placer en mi pene. Ahhh. Siente como mi pene impone respeto en cuanto entra a tu cuerpo. Tu cuerpo respetará a mi pene." –volvió a decir antes de que su pene explotara en leche dentro de mí.

Después sacudió su pene metiéndolo a mi boca. Trallazos de orina caliente inundaron mi boca, no tuve otro remedio más que tragarla.

"Esto que tú conoces como boca ahora es mi orinal, mi retrete humano donde mi mierda puede caer. Un hoyo donde mi semen va a parar cada vez que quiera masturbarme."

Santiago se percató de mi mirada triste y me tomó en brazos de nuevo.

"Este lindo cuerpo es mío y no hay nada que puedas hacer para evitarlo." –dijo para luego soltarme cayendo de espaldas. Me acomodé para besar sus pies y lamer sus dedos.

"Tengo una cita con mi novia. Vísteme."

Obedeciéndolo lo vestí de traje y corbata para luego verlo partir. Ahí iba mi dueño mientras yo me quedaba en su cuarto esperando su regreso.

Parte 2

Hoy, veinte años después, puedo recordar los inicios de mi vida como esclavo sexual. Hubo muchas más violaciones durante este tiempo, incluyendo una donde Juan Carlos, Javier, y el profesor canadiense (sin mi hermano) me violaban al mismo tiempo. Tuve que aguantar la boda de Santiago con su novia y la dominación de ambos esposos, pero dentro de mí sabía que me amaba y no a esa perra con la que se había casado. Ahora que Santiago y su esposa han muerto en un accidente de avión estoy siendo sometido por su hijo de quince años, llamado Santiago como su padre.

Lo estoy viendo ahora, escribiendo estás últimas líneas, en medio de sus sábanas ensangrentadas. Mi venganza llegó al matar para luego violar el cadáver del hijo de mi macho. Suena grotesto y morboso, pero apuñalarlo fue mi esperaba venganza. Ahora él es mío para violar mientras pueda antes que alguno de sus amigos machos se entere y me castigue con el peor castigo que los machos pueden dar. Algo que yo he visto, pero que nunca pensé que me viviría. Seré violado hasta la muerte. Gracias lectores, por escuchar mi historia. Ya todo ha terminado. Hasta nunca, mis queridos amigos.