Una nueva Vida (06: Campamento de Putas)

¿Que pasaría si después de ser dominado por alguien te entrena para que seas una puta? Nuestro protagonista descubrírá esto y mucho más.

Una Nueva Vida ::VI::

(Campamento para Putas)

Les aconsejo que lean los otros para que sigan la historia; y no olviden escribirme a: leopoldo_relatos@hotmail.com o dejar sus comentarios aquí; para decirme que tanto les gusta o para darme ideas y sugerencias. Son muy importantes para mí.

Parte 1

La carta que recibí de mi hermano desde Canadá decía así:

Querido hermano:

Este fin de semana podré dejar la Universidad de Otawa para irlos a visitar. No puedo esperar para que me cuentes todo, y no se te olvide que voy a usar tu cuarto. Ya nos veremos.

Ramón.

Mi hermano, de 21 años, iba a venir de visita. Todos en la casa estábamos muy contentos y vi en esa visita la oportunidad perfecta de contarle de todos mi encuentros sexuales macho-puta. Mi hermano sería una escapatoria para la dominación de Santiago.

Para mi terrible suerte a la mañana siguiente Santiago me informó que tendría que ir a su casa todo el fin de semana para una sesión de entrenamiento urgente para putas. Estaba furioso por haberme hecho esto después de que le había dicho que estaba esperando que mi hermano llegara. Estaba fuera de sí por lo que llegué a la conclusión de hacer todo de mala gana. Ya no me importaba si me castigaban, tendría mi venganza.

Todo fue planeado cuidadosamente para decirles a mis papás que el fin de semana me iba de campamento con la escuela, y se lo creyeron a pesar de mis expectativas. Así, el viernes mientras mi hermano iba llegando a mi casa yo iba en la camioneta de Santiago desvistiéndome para ponerme en tanga y medias mientras Santiago, Javier y Juan Carlos manejaban directamente a la casa de Santiago en la cual sus papás no estaban. Por lo que pude oír, a pesar de que no debía, supe que iba a ser una fin de semana en el cual los tres me iban a entrenar y dominar para que fuera una mejor puta para ellos y me pudieran vender por servicios más caros. Tal vez en lo único que encontré consuelo es que al oír el precio por el cual podrían vender mi cuerpo supe que no era una puta cualquiera.

Por fin llegamos y me arrastraron hasta llegar a la sala recientemente amueblada. El piso se sentía frío. Santiago tomó la delantera gritándome para que lo desnudara, así lo hice y sus bolas peludas quedaron frente a mí pero no podía tocarlas sin permiso, la sentía como si fueran sagradas para mí. El segundo fue Javier, el de los músculos exagerados, quién me obligó a lamerle sus zapatos sucios para luego darme órdenes de que lo desnudara por completo para encontrarme una vez más con sus huevos lampiños. Ahora tocaba el turno de Juan Carlos, quién me guiñó el ojo haciéndome saber que aún estaba de mi lado para librarme de Santiago. Juan Carlos me gritó que lo desnudará y yo lo hice lentamente hasta ver sus bolas peludas de macho gigante. Ahora sí, con los tres machos desnudos frente a mí me sentí tan inhibido que todos mis planes de rebelarme se vieron inhibidos; de verdad me estaban controlando física y psicológicamente y no había nada que podía hacer.

-"Muy bien puta, es tiempo de que aprendas a respetarnos." –me dijo Santiago y luego me miró fijamente a los ojos. Yo me quedé inmóvil.

-"¡La Puta se queda callada! Parece que no has aprendido que nosotros somos tus amos, tus dueños; y podemos hacer contigo lo que nos plazca." –añadió Santiago mientras yo lo veía como perrita castigada, pues eso me sentía; nada más.

-"Vamos a enseñarle a respetarnos" –sugirió Javier al tiempo que los otros dos machos reían burlándose de mi condición.

  • "Ponte en cuatro patas, puta" – me ordenó Juan Carlos y fue en ese momento en el que me empecé a preguntar si él en realidad quería ayudarme como había dicho o era un embustero en busca de sexo gratis.

Sea como fuere no tuve otra opción que complacerlos, como si mi cuerpo ya no respondiera a mis órdenes sino a la de ellos. Ya en posición, sobre el suelo frío de la sala de Santiago, Juan Carlos se acercó a mí por detrás rompiendo mi tanga y embistiendo mi culo con su pene ensalivado. Evidentemente el pene tuvo problemas en entrar, pero si el macho quería que entrara debía entrar y no había de otra. Javier, por su parte, me embistió de frente obligándome a tragar su pene. Santiago, rey de machos, se fue regresando unos momentos después con cuatros vasos.

-"Ya saben que hacer" –dijo Santiago y los machos asintieron dejándome muy confundido aunque pronto lo descubriría.

Santiago se masturbó llenando el vaso de su deliciosa leche que inmediato quise probar, pero no pude con Javier penetrando mi boca y Juan Carlos taladrando mi culo. Santiago empezó a masturbarme y mi leche de puta llenó otro vaso. Era demasiado placer, quería gemir, quería gritar, quería hacer tantas cosas por mi excitación pero sabía que no podía mientras era violado y sometido por esos machos. Los otros dos machos, antes de correrse, abandonaron mi cuerpo llenando sus respectivos vasos de leche. Por fin pude dar una especie suspiro que fue entre alivio y placer.

-"Deténgamelo, tengo un plan" –dijo Santiago

Los dos machos me levantaron y me detuvieron mientras Santiago iba y regresaba con un collar y una correa de perro. Evidentemente me la pusieron y me llevaron al baño de Santiago donde su tina llena a la mitad de una mezcla entre agua y semen.

  • "Me masturbé toda la semana varias veces para obtener esto" –se burló Santiago y los otros machos le siguieron. De la nada Javier saco unas esposas y me esposó a una jabonera que estaba pegada a la pared. Los machos, entre burlas e insultos, me advirtieron que no me escapara (Como si pudiera hacerlo) y cerraron la puerta.

Las horas pasaron, el día se tornó en noche. Pude oír claramente como los machos traían a sus novias y se las tiraban. Pude oír los gemidos femeninos y luego cesaron. No pude oír más de los machos y de sus novias por el resto de la noche. Así me quedé encerrado y cuando me daba hambre lamía como perrita el semen aguado saboreando las esencias de mis machos. Estaba dominado estaba totalmente dominado mientras que seguramente mi hermano dormía apaciblemente en mi cama. Tranquilo, seguro. Lo necesitaba.

La Puerta se abrió a la mitad de la noche y se hizo la luz. Quedé cegado por algunos minutos. Cuando empecé a ver figuras vi a mi hermano Ramón, con sus rizos perfectos, cerrando la puerta tras de sí. Solo un apretado bóxer cubría sus preciadas bolas.

"Ayúdame Ramón" –exclamé mientras el preocupado se acercó a mí.

"Leopoldo, pensé que tu eras un macho, ¿Como te convertiste en una puta?" –Preguntó Ramón

"Fue Santiago, él me sometió" –intenté balbucear aunque dentro de mí sólo yo me sentía culpable.

"Ya sé, Juan Carlos me llamó diciéndome que algo andaba mal. Él debía ser tu tutor de machos."

"Ramón, ¡Tienes que ayudarme!"

Mi hermano bajó la mirada por unos segundos y luego la levantó lentamente. Su mirada reflejaba demencia, lujuria.

"Lo siento, hermanito, una vez que eres una puta lo eres para siempre"

Del elástico de su bóxer sacó una llavecita y abrió las esposas liberándome de ese charco de delicias de machos. Me acerqué a mi hermano y él me abrazó con una mano mientras que con la otra se liberaba de su único pedazo de tela.

"Te voy a cabalgar" –me susurró al oído

"¡¡Perdón!!"

"Mira Leopoldo, es lo normal. Yo soy un macho, tú eres una puta. Yo estoy caliente y tu estás aquí. Es lo normal y tu lo sabes."

Ramón se sentó en el escusado invitándome a sentarme en sus piernas, pero él tenía otros planes y de inmediato me metió su pene. Supongo que entró fácilmente porque algunas horas antes había sido penetrado por el macho VIP y su pene gigante.

Mi hermano empezó con un metisaca lento.

"Agghhh, Aghhh. Así te quería encontrar, hermanita."

"Ramón, piénsalo, soy tu hermano, no una puta cualquiera."

"Agghhh, Agghhh. Cállate y déjame gozar de tu culo como tantos han gozado antes."

"Ramón, por favor, tu puedes terminar esto."

"Agghh. No puedo, no entiendes que como puta le perteneces a Santiago y no a mí. Él es tu dueño y puede hacer contigo lo que quiera."

"Ramón. ¡Soy tu hermano! Sácame de aquí"

En poco tiempo mi hermano había alcanzado el culmen de su excitación liberando disparos de su leche en mi interior.

"Debería salvarte. Este no es tu destino. Lo voy a pensar mientras limpias tu mierda de mi pene. Después de todo aunque te salve seguirías siendo una puta."

Yo asentí con la cabeza y empezé a mamar mientras mi hermano parecía que pensaba. En pocos minutos soltó su preciado semen en mi boca. Era delicioso. Nunca había probado algo igual.

Como mi hermano seguía indeciso lamí su cuerpo despojándolo del sudor que cubría su cuerpo. De nuevo, al igual que su semen, era un sabor diferente. Yo creo que fue la lástima de ver como me humillaba por saborear su sudor lo que lo llevó a pararse, ponerse su bóxer, y sacarme de ahí en brazos como si fuera su bebé. Me estaba rescatando de esos machos violadores.

Pronto me encontré en el coche de mi mamá de regreso a mi casa, salvado por mi hermano. Esta libre, pero ¿Por cuanto tiempo si mi hermano tendría que regresar pronto a Canadá? Necesitaba alejarme de ellos lo más posible, pero ¿Como?

Parte 2

El Padre de Leopoldo y el Padre de Santiago tomaban un café en un conocido restaurante de la ciudad de México.

"Él tiene todo el derecho a ser un macho como nosotros y tu lo sabes" –gritó Leopoldo Padre

"Si, pero como a mi familia le robaste una puta hace veinte años es justo que no las devuelvas. Así que hasta que eso pase tu hijo nos pertenece." Respondió el otro antes de soltar una carcajada.