Una nueva Vida (03: Mi Primer Cliente)
Y por fin el adolescente recibe no sólo a su primer cliente en su cuerpo, sino que Santiago se unirá también.
Una Nueva Vida
(03: Mi Primer Cliente)
Lean los primeros dos relatos para que puedan entender mejor este y cuando terminen tómense sólo un momento para escribirme sus comentarios o agréguenme al MSN. Mi mail es: leopoldo_relatos@hotmail.com
IX. Al Día siguiente
Era el día siguiente de mi primer día como una puta, había pasado gran parte de la noche recordando lo eventos de aquel raro día, y por un momento, acostando en mi cama, me masturbé lentamente pensando en el cuerpo de Santiago, desnudo y sudado, y en el cuerpo del macho misterioso que me dominó por la tarde. Poco tiempo después sentí una explosión de mi leche que poco a poco se embarraba en la tanga. Luego recordé las últimas palabras de aquel macho misterioso:" A pesar de lo que se cuenta por ahí, no eres tan mala puta. De hecho te voy a dar tu primer cliente mañana. Santiago se encargara de todo." Y uniendo cabos me di cuenta que si Santiago se iba a encargar de todo entonces seguramente aquel primer cliente sería alguien de la escuela. Y esa idea me excitó aún más.
X. La Identidad del Cliente
Cuando entré al salón, Santiago estaba en su banca, y me sonrió al verme entrar. Cuando pasé frente a él me dijo: "No te preocupes todo está arreglado, no me falles". Eso me aseguró de alguna manera que el misterioso cliente era un alumno de la escuela. De hecho, este pensamiento me distrajo durante varias clases, no podía esperar a que llegara la hora del recreo para poder revivir cada momento de mis violaciones, de hecho lo esperaba con tanta ansiedad que el tiempo pareció pasar muy lentamente.
Y finalmente el tan anhelado momento llegó y el recreo empezó. El salón quedó vacío excepto por Santiago, su mejor amigo Javier y yo. Javier sacó de su mochila varios billetes y se los dio a Santiago y este le respondió: "Es toda tuya". Luego Santiago se acercó a mí y me dijo: "No me falles, en tanga y medias le debes dar todo el placer." Y gustoso quedé en mi condición de puta.
XI. Mucho Mejor que Santiago
Me acerqué a Javier y él me besó en la frente. Oí la voz de Mijares que me gritaba desde atrás: "Orale puta, desnúdalo". Yo por mi parte, abrí un par de botones de su camisa y toqué su pectoral derecho, estaba caliente, sudando, y duro como una roca. Asombrado por la dureza de su pectoral, lo empecé a masajear mientras Javier excitado se desnudaba ante mí. ¡Dios, que hombre! Parecía un modelo, sus músculos estaban muchas veces más marcado que el de Mijares, y su cuerpo era totalmente lampiño.
Y así, totalmente desnudo, me llevó hasta su banca y le gritó a Santiago: "Haber si tu pinche puta chupa como dices", luego me dijo a mí:" Lame el sudor, como tu sólo sabes." Y sin guía empecé a chupar sus músculos, que estaban que aunque no estaban sudados, si hice que Javier empezara a gemir. En cuanto el pene de Javier empezó a crecer me lo metí a la boca, Javier aumentó sus gemidos y eso hizo que Santiago se excitara al ver esa escena y se empezó a desnudar y me bajó la tanga para meterme un par de dedos, llenos de saliva, en mi culo y así penetrarme. Ahora estaba siendo violado por la boca y por el culo y lo estaba disfrutando. Después de un par de minutos Javier se corrió en mi boca, pero para seguir disfrutando de esos músculos exagerados para un adolescente, escupí su leche sobre su pecho y empecé a lamer. Cuando terminé le pregunté a Javier si me iban a pagar a mí, pero Santiago oyendo esto , sacó su pene de mi culo, me volteó hacia él y me metió su pene a la boca y se corrió en ella, y luego de unos momentosse orinó en mi boca. Javier viendo esto quiso repetir lo que acababa de pasar y se orinó también en mi boca.
XII. Bien Hecho Puta!
Cuando la orgía hubo acabado y me levanté del piso, vi unas gotas de semen en el piso, me hinqué de nuevo a lamerlas y acabar con la evidencia que lo que acababa de pasar ahí. Santiago y Javier festejaban: "¡Bien Hecho Puta! Así se hace. " Luego, como muchas veces antes, los tuve que vestir, mientras lamía cada parte de su cuerpo, pero no dejaron que me vistiera, si no que me pusieron contra el pizarrón y con un par de látigos que traía Santiago, empezaron a latiguearme. Cuando el recreo terminó, rápidamente me vistieron y me aventaron a mi banca, dejándome un moretón demasiado grande.
XIII. El Mensaje Fatal
Durante la siguiente clase, Santiago me pasó un pequeño papelito que decía: "Oí que tu evaluación de ayer fue excelente, sin embargo el servicio de hoy fue deplorable, recibirás al VIP hoy en tu casa, y te someterás a su voluntad y a los castigos que te imponga, porque si no aprendes por las buenas aprenderás por las malas". Y me asusté al leer esto, porque presentía lo que vendría.