Una nueva experiencia en la cabaña de la vida
La chimenea tenía poca leña y solo reflejaba levemente dos cuerpos de enamorados que habían renovado sus votos de una manera diferente, pero tal vez más sólida, se habían vuelto a descubrir, se habían vuelto a prometer a sus 23 años de casados que había mucho por delante que los dos esperaban compartir.
Una Nueva Experiencia en la Cabaña de la Vida
Blanca, una mujer de 46 años, había llegado a Dallas a visitar a su hija, tenía dos años estudiando arte, era algo que siempre le había llamado la atención. Estaría durante un mes, había buscado un tiempo para ella y esta había sido una gran oportunidad. Su matrimonio tenía ya más de 23 años, y aunque amaba a su esposo había dudas que toda la vida se había preguntado. Cada vez que leía Cosmopolitan hablaban de los orgasmos largos y continuos, ella solo había tenido uno por evento sin embargo los disfrutaba enormemente. Jorge su marido de 50 años se venia en menos de 5 minutos, pero lo chistoso del asunto es que ella también se venia en los mismo 5 minutos, no era fingido era real, así de rápida era ella, así vivían su sexualidad.
Aquella escena en el avión al ver una pareja en primera clase traspasar el umbral de la aventura la había dejado excitada, nunca antes había sentido aquella sensación de tocarse, no es que estuviera acostumbrada, sino que al ver aquella imagen sintió su pantaleta humedecida, y al principio por curiosidad y después por excitación se había tocado. Bendito dios que paso, nunca imagino tener un orgasmo sin su marido y con su dedo índice de compañero.
Tenia en mente algo, algo que le daba vuelta en la cabeza, un vibrador, que es realmente un vibrador, ¿Serán tan intensos como parecen?, preguntarle a una amiga, ni loca. Se había armado de valor y empezó a buscar en las Yellow Pages de Dallas Fort Worth si había alguna Sex Shop para ir a investigar.
Encontró uno, pero no sabia como llegar, pidió a su hija la dejara en el Museo de Arte Moderno de Forth Worth por que lo quería conocer. Bajando en el museo y después de asegurar que su hija partía, tomo un taxi, no podía arriesgarse que fuera a la casa de su hija. Con lentes obscuros no podía esconder su excitación en los labios que apretaba continuamente. El taxi era manejado por una mujer, lo cual la tranquilizo y con confianza le dio la dirección a donde iba, la taxista de inmediato reconoció la dirección y le dijo que no había problema, que sabia donde era. Eso le impresiono a Blanca, sin embargo dejo que la llevaran. Al bajar, le agradeció a la taxista y le pregunto ella que si deseaba que la esperara, Blanca le dijo que no, no era necesario, no quería que nadie mas viera que había comprado.
Al bajar del taxi, camino hacia el Sex Shop, clásica tienda gris sin mucho anuncio afuera pero con muchas intenciones adentro. Al dirigirse a la puerta sintió pasos atrás y vio a la taxista atrás de ella. Con pánico en la cara le volvió a repetir que no era necesario que la esperara, a lo cual ella le contesto, "No la espero, simplemente recordé que yo quería buscar algo para mi". Eso la congelo y pensó que era más normal de lo que pensaba.
Adentro de la tienda ella esperaba encontrar un catalogo de donde escoger y que el dependiente le entregara en bolsa negra lo que quería, sin embargo el primer impacto fue fuerte, hileras de videos pornos, estantes de dildos, vibradores, anillos para hombre, bolas para mujer y alguna que otra muñeca y bombas de vació.
No daba crédito a encontrar los vibradores con medidas como zapatos, 7, 8, 9, 10 12 pulgadas, rugosos, lisos, de colores, con forma de pene, con forma de patito, de todas formas. Dados para jugar con la pareja, esposas, látigos, lubricantes, muñecas inflables y hasta arneses con penes para mujeres.
No se sentía cómoda, pero invirtió 3 horas en recorrer la tienda 5 veces sin saber que comprar, se decía a si misma, ya llegue hasta acá, irme sin comprar algo es como ir a la Argentina y no oír un tango. Se decidió por un inocente vibrador morado que tenia como titulo "My First Vibrator", pequeño de 7 pulgadas aunque para ella era enorme. Tenía algo para ella pero le faltaba algo para el, "Crema Retardadora Sabor Menta" que es eso, leyó tres veces las instrucciones, ni una mas, también se la llevaba. Pago y se sentía muy orgullosa de haberlo hecho, era su primer compra y tenia que buscar la manera de compartirla con su marido Jorge. Al salir, se topo con la taxista, quien le pregunto si había encontrado lo que necesitaba, con sonrojo le dijo que si. Subió al mismo taxi y regreso a casa de su hija. Sin pena ninguna ya solo llena de esperanzas.
De regreso a Mexico, le propuso a su marido irse a Valle de Bravo, un lago cerca de la Cd. De Mexico donde por varios años habían pasado fines de semana que recordaban con cariño. Hoy su intención era mayor, quería probar su juguete con el, tenia miedo a ver como reaccionaria pero le excitaba usarlo entre el frió de fuera de la cabaña y el calor de la chimenea.
Al llegar a la cabaña pasaron a la recepción donde Nury les recibió, una argentina de 34 años que había venido a Mexico cuando la crisis en su país, ya llevaba 3 años y le había tomado cariño al país. Sin embargo tenia anhelo de volver al menos para ver a su familia una vez más. Había cosas que había dejado inconclusas y el ver a una pareja mayor llegar juntos al hotel le recordaba los amores dejados en su Buenos Aires querido.
Blanca y Jorge llegaron al cuarto, le dio su mejor beso que le avisaba un gran acontecimiento. Después de ir a cenar, regresaron al cuarto, le pidió que por esta noche la dejara hacer una fantasía que tenia, el con cierto miedo accedió. Pidió que les prendieran la chimenea, la ultima vez que la había prendido Jorge tuvieron que salir por exceso de humo. Los dos se dieron un baño caliente y con bata blanca estaban sentados enfrente de la chimenea. Le puso un antifaz y no le dejo ver más. Le quito la bata y lo recostó sobre la alfombra, prendió incienso y recorrió su cuerpo con sus uñas. El gemía quedo, con miedo a hacer mas ruido que el que se permitía, sin embargo ella todavía no había empezado, recorrerlo con sus uñas solo fue para avisarle que ahí estaba.
Se quito la bata y sus dos cuerpos con la luz de la chimenea sobre ellos mostraban dos cuerpos ardientes con deseos contenidos. Nury la recepcionista había ido a llevarles los vales del desayuno, sin embargo, no se atrevió a tocar, la imagen la había conmovido desde la ventana, una pareja con años de casados entregados a su propia sensualidad la había hecho pensar en el amor dejado en su tierra. Era entre excitación y nostalgia, se retiro sin entregar los vales deseando una noche como esas en su futuro.
Blanca veía el cuerpo de su esposo, lo conocía y no, hoy quería perder todo el tiempo en recorrerlo con su boca y aliento. Empezó por su frente le dio un suave beso que convulsiono a Jorge, al querer tocarla le retiro las manos y le advirtió que estaba prohibido tocar. Siguió con sus labios por las orejas, por el cuello, cada clavícula, su pecho, se detuvo en el pliegue de sus brazos, eso a Jorge lo estaba matando, su cuerpo parecía que convulsionaba y su pene había tomado tamaños considerables.
Ella sentía una humedad que antes no había tenido, estaba gozando verlo así, le excitaba tenerlo a su merced. Siguió por su ombligo, con su lengua la pasaba alrededor, por su camino de vellos a su pene pero no llego, se lo salto, le hizo abrir las piernas y beso sus pliegues sin tocar sus testículos, el estaba indefenso y ella increíblemente caliente. Siguió por sus sus muslos, sus rodillas, la planta de sus pies, el estaba conmocionado ya no podía mas.
Ella estaba feliz, y le dijo con cariño, hay cosas que compre en el viaje que hoy quiero probar contigo, pero tienes que seguir como lo que eres, el objeto de mi deseo, el como fiel cordero sin saber solo asintió con la cabeza.
Nunca antes ella le había chupado el pene, no era algo que lo tuviera pensado, pero al verlo en el avión a la pareja de primera clase le había excitado mucho, ¿Será como un beso?, ¿Que se sentirá en la lengua?, ¿Sabrá feo?, no sabia pero quería. Saco su pequeño bote, "Crema Retardadora Sabor Menta", la abrió con cuidado y probó un poco con su lengua. Sabía rico. La unto sobre el pene de su marido como cuando quieres poner una cereza en un pastel, con mucho cuidado, sin embargo vio como el pene de su marido se levantaba como con espasmos, estaba muy excitado. Siempre había querido que su mujer se lo mamara pero nunca se había atrevido a pedírselo, era feliz, nunca la había engañado pero había cierto miedo en el de pedírselo. Hoy parecía que era el día. No sabía que le esperaba, no fue necesario pedirlo.
Con mas confianza, le empezó untar mas, y abriéndole las piernas y de frente ella se agacho a besarlo con cuidado, no sabia si le lastimaría, después de sentir el sabor de menta y perder su miedo al sabor, empezó a chuparlo con fuerza, sentía sus venas con la lengua, recorría su cabeza y sus pliegues, le estaba excitando mas de lo que esperaba, era suyo y nunca lo había usado de esa manera, el solo gemía y no sabia por que pero había aguantado mas de lo normal y mas que se la estaba mamando su mujer. En un momento, Blanca lo mordió y oprimió mas fuerte, el sintió sus dientes y aunque le dolía no quería que parara. Como si fuera una experta, al sentir las palpitaciones de la verga de su marido, paro un poco, y se dirigió a sus huevos, los empezó a chupar y morder suavemente, era una sensación de control y excitación, Jorge estaba más que muerto no aguantaba más. Ella regreso a chuparle su verga con mas ganas, el no podía mas, tímidamente le dijo, "Blanca me vengo, no puedo mas " y quiso retirarle, pero ella se negó ya había llegado a mucho y quería saber a que sabia. Eso lo excito más, y a borbotones se vino, ella lo recibió, y entre sabor menta y semen se sentía muy excitada.
El había terminado, pero ella quería mas para ella, le quito el antifaz y le dijo, me debes y me toca. Se recostó de espaldas y le entrego el vibrador. Jorge entre que salía de su orgasmo y la sorpresa de lo que le encantaba su mujer, no se amilano, es cierto que tardo en entender que tenia entre manos y prenderlo pues no se dio cuenta rápido que dando vuelta la ruedita de abajo se empezaba a mover el cilindro morado.
Ella estaba mas que mojada, y el le empezó a regresar el favor, recorrió su cuerpo desde arriba, al igual que ella le dio importancia a todo menos a lo tradicional, le beso el pliegue debajo de sus senos, pero sus pezones solo los rodeo, le devolvió el beso en el ombligo y al igual que ella antes de llegar a su monte de Venus se lo salto, le abrió las piernas igual y siguió hasta sus rodillas y el pliegue atrás de ella, pequeños besos, suaves chupetones, aliento entregado, Blanca parecía conocer el recorrido. Lengua, besos, aliento y vibrador pasaban por todo su cuerpo.
Seguía quien le esperaba, su vágina, eso era lo que ella deseaba, sin embargo el quería probar también cosas nuevas y sorprenderla, paso el vibrador por los pliegues de sus piernas cerca de su concha, lo dejo arriba en su monte sin llegar adentro, ella estaba mas que excitada y mojada completamente. Con la piernas abiertas completamente bajo a su ano y paso el vibrador suavemente, ella le dijo no y quiso detenerlo, pero igual que ella le detuvo argumentando igualdad, no te haré daño lo que quiero es hacerte feliz, le dijo.
Solo quería que sintiera el vibrador cerca de su ano, había visto como algunas veces sin querer al tener relaciones y tenerla encima toco su ano y ella se prendió mas, aunque no lo expresaba. A ella, le gusto, era una sensación que se había negado a aceptar, no es que lo quisiera adentro, simplemente sentir el vibrador alrededor de el la excito mas, y empezó a sentir un orgasmo, no podía creerlo, y todavía no lo tenia adentro de su concha.
Ella le grito, métemelo ya, métemelo, el como joven inexperto, se lo empezó a meter suavemente en su concha, ella le grito, no así no, con fuerza, lo necesito. El lo metió, con mas fuerza, hasta el fondo y empezó a meter y sacar, ella acerco su mano y sobre la de el le indico el ritmo y la presión sobre su vulva. Estaba por venirse nuevamente, era la sensación más maravillosa, empezó a soltar una humedad desconocida a borbotones y a jadear como nunca. El la veía extasiado, era maravilloso ver a su mujer así, nunca imagino poder tener esto con ella. Finalmente, ella grito una A mayúscula muchas veces acompañada de espasmos en el vientre. Se había venido. En el reloj habían pasado 55 minutos, los conocidos 5 minutos habían quedado atrás.
La chimenea tenía poca leña y solo reflejaba levemente dos cuerpos de enamorados que habían renovado sus votos de una manera diferente, pero tal vez más sólida, se habían vuelto a descubrir, se habían vuelto a prometer a sus 23 años de casados que había mucho por delante que los dos esperaban compartir.
Nury los encontró al siguiente día desayunando, abrazados tomando café, había un secreto que ellos tenían y que Nury sabia, no era una mirada de morbo la que les daba, la escena la había enternecido y la hacia pensar en lo que a lo mejor o no le esperaba en su natal Buenos Aires.
Diantre Agosto 13 del 2006