Una novia encantadora 4 (Masaje deportivo)

Verónica esta trotando y el amigo de su pareja le propone un masaje ¿Qué puede salir mal?

La rubia con el pelo sujetó, su camisa de patrón entre violeta y blanco, leggings verdes, y tenis rosados. Balanceá sus caderas mientras rodeá la plaza, al rebotar de sus tetas, sus pezones rozan contra la tela ceñida. El sudor acumulándose en su piel, el interior de sus muslos esta tenso y cansado. Siente su peso incrementarte y sus piernas débiles.

“Una vuelta más y vuelvo a casa a jugar con mi coño.” Ese pensamiento se había repetido con frecuencia al salir a trotar los últimos días, Verónica sabe que necesita relajarse, después de su rutina de ejercicio. Hundir sus delicados dedos en su blando coño por algunos minutos es un medio excelente para dicho fin.

Ninguna persona de la plaza sospecha de los sentimientosactuales deella, excepto una.

-Vero, que casualidad encontrarte por aquí.

De nuevo se encontraba ‘espontaneamente’ con el sexy amigo de su pareja. El destino es bastante juguetón. El destino….

-¡Hola! Estaba a punto de volver a casa. Estoy destrozada. -Jadeandó de la fatiga.

-Quería pedirte un favor, Vero.

-¿De que se trata? -Sube un poco el tono de voz, ansía volver a casa para tomar su ansiado ‘descanso’.

-Recientemente estoy practicando unas clases de masaje que recibí en un instituto hace varios años. Nunca antes les dí uso, sin embargo, hoy parece buen día para probar mis habilidades. Veo que estas cansada, un masaje después de correr, te vendrá de maravilla.

-Roberto no esta en casa. -Una vocecilla en su cabeza le susurra que no es correcto, que aquello que él le propone es extraño. Sin embargo una voz más poderosa y contundente resuena en su mente.- De acuerdo, pero que sea rápido.


Verónica se retiro las zapatillas, dejándolas al lado de la puerta, estiro los pies contra el suelo. Se soltó la moña del cabello, ventiló su rostro con las manos, sus mejillas seguían sonrojadas.

##### tomá la iniciativa trayendole un vaso de agua.

-Voy a preparar la cama. Una toalla, algo de aceite de coco y tendrás los músculos como nuevos.

-Gracias, iré en un rato.

Sus pulmones le presionaban el pecho, se había exigido bastante esta vez. Su corazón latía con fuerza, y aunque al principio la idea del amigo de Roberto masajeándola le causaba escozor, dado a las fantasías que llegaban a ella últimamente, cada segundo que transcurría el masaje sonaba más prometedor:

“Si no puedo cumplir mis fantasías porque es amigo de Roberto, al menos puedo dejar que me de un masaje.”

Cuando se sintió segura con dicha idea, camino hacía la habitación, se retiro la camisa, revelando sus redondos senos, a la vista de él. Luego deslizo sus leggings, quedando unicamente en bragas.

“Es solo el amigo de mi pareja. No hay problema.” Era una excusa débil, pero para Vero fue más que suficiente, sus piernas casi no respondían, la ropa por más delgada que fuese era demasiado pesada. Se sentía aliviada estando solo en bragas.

-Recuéstate boca abajo. Muy bien. Voy a comenzar por los hombros, si te parece.

-Me parece.

Hundió sus dedos fuertes en sus trapecios, rodeo sus hombros, moldeo sus omóplatos con los pulgares. Subió con suaves movimientos por el cuello. Después le aplico el frío aceite en la espalda, frotándolo y esparciéndolo en la sudada piel.

Una chispa de lujuria recorrió su cuerpo, sentía que traicionaba a Roberto por los pensamientos libidinosos que llenaban su cabeza.

“Tal vez si sus manos estuvieran un poco más cerca a mi...mmn...Dios Vero, ¡No! Es solo un masaje….”

-Podrías levantar el trasero, necesito... ya sabes.

-¿¡Que!?

-Ya sabes.

-¿Que es lo que sé?

-Ya sabes.

-¿Qu...-Esas dos palabras tan simples, “Ya sabes”, retumbaron en su cabeza hasta causarle un ligero mareo.

-Levantalo.

Su trasero perdió peso, era mucho más sencillo seguir las instrucciones que reflexionar.

####### introdujo su mano derecha entre las bragas y palpo su húmedo coño. Ella no se percataba de lo que ocurría. Su cabeza aún retumbaba, evitando pensar en cosas obscenas.

Él agarró su trasero y palmeó ambas nalgas con fuerza.

“El culo de Verónica es perfecto.” Pensó.

-Eso estuvo bien Verónica, puedes bajar la cadera, ¿Te gustaría un masaje en los pies?

-Hmmn.mn…..-Ella creía haber vocalizado algo al respecto, sin embargo estaba demasiado relajada como para poder pronunciar una respuesta coherente.

Justo como él esperaba, su cuerpo estaba listo, sensible, cachondo y predispuesto. Rastros de conciencia y voluntad aún resistían. Aunque esto no duraría mucho tiempo.

Embadurno sus manos de más aceite, su pantalón ahora estaba arrugado en el suelo, puso los pies de ella sobre su regazo, los amasaba como plastilina, floja y maleable. Recorrió con los pies aceitosos y brillantes de Verónica, su dura erección, de arriba a abajo y de abajo hacía arriba.

-¿Me escuchas Verónica?

No hubo respuesta. Repitió la pregunta con voz de mando.

-¿Me escuchas Verónica?

-mmn...yo...es..cuchar….

-Buena chica, voy a darte unas cuantas instrucciones, presta atención.


-¿Que tal el masaje? Relajante ¿Cierto?

-Sí, eso fue genial. La verdad me quitaste un peso de encima.

-¿Como te hizo sentir?

-Es difícil de describir, relajada. Distendida… y….

-¿Y?

-Como una muñeca sexual, muy lubricada. Espera, ¿¡Como!? Quise decir, me sentí como una muñeca sexual ¿¡Que carajos estoy diciendo!?

Verónica estaba anonadada, su rostro enrojecido, sus ojos abiertos de par en par.

-Dijiste que te sientes como una muñeca sexual.

-¡No! No pude...me siento como una muñeca sexual.

-Eres una muñeca sexual.

-Soy una muñeca sexual.

-Sirves para que inserte mi polla en tus agujeros.

-Mi única utilidad es que insertes tu polla en mí.

-Bien dicho.

Los labios rosados de Vero formaron un aro erótico. Sus brazos se volvieron rígidos como los de un maniquí, con el interior del codo mirando hacia arriba y las manos en sugerente posición masturbatoria, la izquierda formando un “Ok”, mientras la derecha mantenía los dedos juntos con una corta separación entre el dedo medio y el pulgar.

Las piernas abiertas a máxima extensión, revelando el coño expuesto, al alcance de un empuje de cadera, su piel cubierta de resbaloso aceite. Él dio dos pasos largos parándose justo frente de ella, con su mástil apuntándole.

Tomó a dos manos su polla y la sacudió rítmicamente.

-Vero, linda Vero. Cada vez que desees relajarte, en cada ocasión que la relajación sea un tema de conversación. Tu mente divagara hasta encontrarse con esta imagen, yo masturbándome frente a tu cara, incluso podrás fantasear con el olor, casi sentirás que puedes saborearla. Conscientemente lucharas con estos pensamientos, sin embargo es demasiado reconfortante y terminaras cediendo.

La agarró de la nuca y hundió la polla en su boca. Primero lentamente, luego aumentó la cadencia de sus embestidas. El pelo sujetó de Verónica evitaba que esta se despelucara en exceso.

######## se mordió el labio, soportando la tensión de su polla a punto de estallar, la extrajo con una capa notable de saliva, que desbordaba hasta impregnar sus pelotas, tumbó a su muñeca rubia sobre la cama y penetro ese coño ardiente, que apretaba su polla con dulce cariño.

Verónica sentía su clítoris hormigueante y su corazón latía a mil por hora. mientras él recorría sus piernas desnudas con el tacto de sus yemas, acomodándose para atornillar su coño en múltiples posiciones.

Aunque intentaba mantenerse inmóvil como una muñeca de plástico, la mandíbula de Verónica temblaba dejando escapar gemidos placenteros.Su cerebro ya no tenía potestad en sus decisiones. Perdiendo el control.

Él se estaba cansando de ser el componente activo, así que se sentó en la almohada, llamó a Vero con una señal y ella estuvo a punto de retomar la travesía moliendo su coño arriba y abajo de su eje. Pero las manos masculinas de él la detuvieron, el glande del amigo de su esposo rozaba la entrada de su cavidad más intima.

Tan pronto como esas manos la dejaron avanzar, sintió su polla palpitante deslizarse completamente, mil soles ardieron en su centro de lujuria. Las manos de ###### comenzaron a vagar por el cuerpo de esa hermosa rubia, pellizcar sus pezones resbalosos, molestar con morbo el ombligo de su acompañante. Vero se retorcía bajo su hechizo.

-¿Quien tiene el control? -Embistiéndola con gallardía.

-¡Tú!...Ahh..tienes el...mmn...control.

-¿Y quien soy para tí?

-Mi Amo.

####### finalmente voló su carga dentro de ella. Satisfecho y complacido. Ambos se desplomaron en la cama, descansando del masaje por algunos minutos, antes de que Roberto regresara a casa.