Una novia encantadora 2 (Una mujer traviesa)

Conocemos algo del pasado de Verónica. Y cuando ella perdió el control.

Le pido al lector juzgue el actuar de Verónica al ser una completa “Zorra descarada.” ###### es un hombre astuto, con herramientas inusuales para la mayor parte de personas.

Su valiosa herramienta, un diestro manejo de la hipnosis. Verónica termino siendo un juguete en sus manos. Una esclava sexual siempre dispuesta a obedecer a su Amo. Inconsciente de su actuar, fantaseando los hechos y efectuando sus fantasías. Nadie es más esclavo que el que se tiene por libre sin serlo.

Para comprender este complejo proceso necesitamos retroceder en el tiempo, al inicio de la esclavitud de Verónica. Aún así, antes contare la historia de esta mujer.

Ella proviene de un pueblo ganadero. Es la única rubia en su familia, gracias a genes rebeldes de parientes lejanos, siempre fue idolatrada por su peculiar belleza. A los 15 años, la pequeña Vero, aburrida del lameteo de culo constante. Decide viajar por su cuenta a las colinas en las afueras del poblado.

Mientras le presta atención a el bello atardecer, una revelación se le presenta:

“Soy una princesa para ellos, pero al crecer seré una diosa. Debo adoptar una moda, un estilo de vida que me respalde.”

Su mente se fundía con el cielo.

“Una hippie, me convertiré en una hippie, creo que concuerda con mi actitud y así cuando alguien me reclame de ‘hipócrita y acomodada’ como las otras chicas mayores, solo tendré que recalcar su falta de ‘paz interior’.”

Puede parecer un pensamiento ingenuo, ¿Como esto podría funcionar? Más vale aclarar que ni en una sola ocasión esta estrategia de quinceañera falló.

“Sera muy gracioso verlos adularme, por ser tan austera e independiente de lo material, a la vez que recibo regalos costosos de los hombres que busquen mi aprobación. Sonriere, no dejare de sonreír, y ellos no podrán olvidar mi sonrisa.”

Ella había observado a sus iguales con gran detalle, sabía lo que quería y como obtenerlo, en cada generación las mujeres eran más listas y los hombres más blandos mentalmente. Al menos era lo que ella creía y veía en su entorno.

“Se a quién elegir, un hombre fuerte y rudo. Con buen trabajo y que sea distraído, así viviré plenamente mis aventuras.”

A esta blandura mental, ella le llamaba ‘distracción’, al hablar con sus primas y amigas, y decirles que tal o cual hombre era distraído o disperso, ellas sabían a lo que Verónica se refería.

Nostradamus pertenece a las bajas ligas comparado con esta niña. Su sonrisa de buen animo, hipócrita e inolvidable. Su actitud ambigua, la cual solo le traía ventajas. Roberto, un hombre grande, robusto, practicante de rugby, y muy distraído.

La rubia no poseía dones predictivos, aun así conocía bien su naturaleza. Intuía cuando los hombres justificaban entre bromas y dramas, la ‘locura’ de las mujeres. Esta locura nunca lo fue.

Simplemente mentían, y la mujer tomada por débil, tonta, ingenua o ‘loca’, solo tenía que usar el temperamento que percibía en ella a su favor.

Verónica creyó a sus quince poseer el mundo, acurrucarlo en sus manos. Sin embargo sus metas se cumplieron, y en lugar de sentirse plena y realizada. Se aburría, se aburría mortalmente. Esa mascara de hippie adicta a las modas alternativas, ya estaba adherida a su persona, sin escapatoria de sí misma. Intentó serle infiel a Roberto, pero su aburrimiento la incitaba a mantenerse segura y esquiva.

Hasta que un día, lo conoció. El amigo de Roberto, ###### no era muy distinto físicamente de su pareja. A excepción de los nudillos, más marcados; los hombros amplios. Ella notaba que al contrario que Roberto, había pasado varios años sin realizar deporte, pero conservaba un contorno físico altamente entrenado. Voz gruesa, mirada contundente aunque cálida. Roberto y él se conocieron en una conferencia acerca de “Redes neuronales.”

Llegaron a ser tan cercanos, hasta el punto que Roberto lo ayudo a conseguir el empleo que conserva actualmente.

Extrañamente aunque él estuvo desempleado seis meses, no se notó preocupado o con problemas. Aceptó el trabajo, como asesor en una industria dedicada a la creación de dispositivos inalámbricos.

Las sospechas de Verónica, acerca del misterioso amigo de Roberto, aumentaban exponencialmente, entre más lo conocía.

“Este sujeto es de buen trato con la gente. Sabe navegar y conseguir contactos adecuados. Es metódico, especializado y un trabajador eficiente. ¿Cómo es que pudo estar seis meses desempleado?”

Un ‘Cómo’ y no un ‘Por qué’, a ella le inquietaba sobretodo su conducta. 6 meses es un tiempo considerable. Su apariencia no era la de alguien acaudalado o con familia poderosa y adinerada.

“¿Que tipo de magia usa para sobrevivir en esas circunstancias, sin sufrir consecuencias? ¿En realidad necesitaba ese empleo?”

Verónica tenía una misión, un reto, descifrarlo, y ella sabía que el truco ganador, era sencillo, invadir su intimidad. Ella se le insinuaría sutil y reiteradamente, si él picaba el anzuelo, la culpa mezclada con el sexo forjarían un combustible tan poderoso como para develar cualquier secreto. Verónica Orozco siempre se ha salido con la suya.

“… y esta no sería la excepción.” Creyó inocentemente.


-Estas cervezas no duran un suspiro ¿###### puedes hacerme el favor de buscar más en la tienda?

Roberto siempre era quien buscaba las cervezas, pero una lesión reciente, le hacia incomodo trasladarse.

-Por supuesto, aun así, no conozco lo suficiente el barrio.

-Yo te acompaño, conozco un buen sitio. -Añadió Verónica. Esta era su oportunidad.

-¡No se tarden mucho!

-Roberto, ¿Que estas diciendo? Hablas con Mr. Puntual. Llegaremos a tiempo para brindar como vikingos.

-Nos vemos pronto, Amor.


En el trayecto, Verónica lo pincho a preguntas cada tanto.

-Es curioso mantener la compostura, en desempleo, ¿Como le hiciste? Debió ser difícil.

-El talento Vero, y la pasión, con la perseverancia todo es posible.

-Claro, claro. Pero no se puede vivir de pasión y perseverancia.

-Eso es porque no has perseverado lo suficiente.

-Siento que me estas vacilando. -Replicó ofuscada, Verónica.

-Sí, Vero, te estoy vacilando. No es algo muy prudente preguntar eso. -Él soltó una carcajada en respuesta.- ¿Para que necesitas saber como vivía? ¿Acaso te gusto o algo por el estilo?

-Ja! No te creas. Solo me parece curioso, es todo. -Quejándose.- Olvidalo.

Diálogos como este se dieron en varios momentos del trayecto. Hasta que ###### fue más colaborativo, y empezó a soltar la lengua. Su voz era mucho más espesa y cálida.

-Cualquiera diría que el desempleo es una desgracia. Y yo no soy la excepción. Pero mi virtud es que siempre trabajo. A veces recibo consultas de pago, o busco algún negocio interesante en el que meter la cabeza. El secreto reside en estar informado. No soy muy listo, ni muy hábil; gracias al destino he conocido hombres con virtudes excepcionales. Aunque ninguno con mi virtud.

-¿Que virtud? -Cuestionó intrigada Verónica.

-Soy un excelente payaso de media noche.

Verónica contuvo la risa, no le costo mucho, porque aunque parte de ella deseaba reírse, notaba un semblante en él más serio. Estaba cerca de algo importante, lo intuía.

Hubo un silencio, y él prosiguió:

-Voy a los bares, me coloco una mascara, y dejo de ser yo. Me libero de la carga de ser yo mismo. No somos seres virtuosos, y cada uno posee una mascara, la vida puede ser muy pesada. Les realizo algunos trucos de ingenio, observo sus ojos inyectados de alcohol, jugamos a las cartas. Desinhibo la mesa, para que la energía de la gente fluya. Y finalmente….

-¿Finalmente? -Verónica, sentía que no debía decirlo, las palabras salieron de su boca igualmente.

-Finalmente, los hipnotizo, me apodero de sus deseos y juego con ellos. Y todos nos divertimos. Todos los hombres pecamos. -Realizó una pausa, entrecerró lo ojos y la golpeó con la mirada.- Verónica, te he hipnotizado.

La cabeza de Verónica rodaba, tenía el corazón dando tumbos dentro de ella. Se sintió tan diminuta. Movía la boca, sin causar ruido alguno. Atónita, incapaz de procesar la situación, entro en shock. Su parpado derecho empezó a temblar, un tic que revelaba su nerviosismo.

Recordó todas esas ocasiones donde la televisión mostraba a personas actuando tontamente. Los artículos tendenciosos de las revistas: “Fui su hipno-esclava durante 17 años, y esta es mi historia...” Las conferencias de meditación a las que ella había asistido, acerca de abrir la mente. Ella nunca fue hipnotizada (¿o sí?). No obstante, presenció el vuelco mental de varias de sus amigas. Sus mandíbulas cayendo y dejándose llevar.

####### La tranquilizó, tomándola de las manos, frías y sudorosas. Acerco sus labios al oído derecho de ella:

-Es solo un juego Verónica, recuerda que no puedo obligarte a nada que no desees. Solo es un juego…..


-...ah..mn…………….mn……...aha………..mmmn…….ahA……..

-Buena chica, muy bien Vero, que coño tan apretado tienes puta.

Él no la había hipnotizado, pero siempre fue bueno leyendo a la gente, notó las debilidades de Verónica y las explotó.

La fue sugestionando, atrapándola en su red de engaños. El trance aumento más a cada instante. Vero no lo evitaría, ella necesitaba saber que ocurría, ella necesitaba saber si en realidad alguien había hurgado en su mente, y su curiosidad fue su perdición.

En un parque cercano, rodeados de arboles y arbustos, el suavizo su vientre, comenzando con una leve hipnosis erótica. Los senos de ella rozaban su pecho, apretándola de la mano izquierda, y rodeándola de la cintura, con la voz impactando en su ser.

-Concentrate Verónica, sé que es difícil mantenerte en pie. Es pesado mantener la cordura, concentrate en tus pies, en el sudor de tus manos, de tu piel, deja que este sudor cobre vida. ¿Puedes sentir mi aliento en tu cuello? ¿Puedes sentir el sudor bajando entre tus piernas? No necesitas responderme, ambos sabemos la respuesta. Y yo se lo que quieres. Mi voz esta derritiéndote como suave y cremosa mantequilla.

Las rodillas de ella se debilitaron, él la sostenía.

-Maravilloso Vero, respira, muy bien…..

Verónica se desconecto de su cuerpo, perdió la consciencia. Arrasada orgasmo tras orgasmo, sin penetración, solo con el calor de su masculina voz, prestaba mucha atención a cada una de sus palabras, aún cuando entre frase y frase se perdía y olvidaba lo que recién había escuchado.

Con su mente y cuerpo preparado, estúpida y vacía, ###### la acostó en un banco de cemento, para satisfacer sus deseos carnales. Bombeándola con su polla, dándole una probada de su bastón de carne.

Creyéndose la cazadora, Verónica termino cazada.

¿Como podía prever que el amigo de su pareja era un hipnotista experimentado?

Pobre chica, no sabía lo que le esperaba.


Al regresar con Roberto, Verónica no recordaba lo sucedido, no se percataba de las instrucciones impuestas en los recovecos de su mente, en contra de su voluntad.

-Tardaron bastante, ¿Que sucedió?

-Había una fila enorme, lo siento.

-Lo que cuenta es que tenemos alcohol. -Alzándolas en señal de victoria.

Cuando terminaron la juntada, y ###### se fue. Verónica sintió un ligero cosquilleo en su lengua. Enfocó su mirada en la entrepierna de Roberto, sin dudarlo, le bajó la cremallera, sacó su verga y la apretó entre sus jugosos labios.

-¡Oh, linda! Esto es grandioso.

Ella no presto atención, estaba concentrada en saborearlo, fantaseando en chupársela a #######. Nunca había sentido esa atracción hasta ahora. Aunque Roberto, estaba fascinado con su nuevo actuar.

Verónica solo pensaba en ######, imaginaba que esa polla era la de él. Su ensalivada boca trabajaba excelentemente, tanto como lo había hecho tan solo hace unos minutos, antes de volver a casa.