Una noche, tres historias: Viki & Toñi
Viki estaba aterrorizada ante la idea de que semejante pollón pudiera colarse en su culito, mientras que Toñi fue a acariciarla en sus tetas para lamerlas.
UNA NOCHE, TRES HISTORIAS: VIKI & TOÑI
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Encaminadas hacia el bar, tanto una como la otra iban con la idea de divertirse y de pasar una buena noche. Y sobre todo, de cazar a algún tío de buen ver con el que irse a disfrutar de un buen rato de cama. A fin de cuentas, se habían vestido para eso, para ir a ver quien picaba el anzuelo. El local, llamado “St. Patrick”, estaba con poca gente al entrar en él, según observaron.
-Viki, ¿no habremos llegado un poco pronto?-le preguntó la otra-.
-Tal vez, pero da igual, ya verás como antes de darnos cuenta esto se llenará de hombres de bultos apetecibles-insinuó-. Hazme caso Toñi. Habrá pollas de sobra con las que degustar buenos embutidos.
-Un día te voy a lavar esa boca con jabón. Se supone que las tías no hablamos así, joder. Que nos somos una fulanas cualquiera, mierda. ¡Ostia!-ironizó-.
-Ya, claro, igual que tú, que eres una linda y frágil damisela. No hay más que verte la cara de dulce y núbil ninfa-se reía-.
-Quién fue a hablar-le devolvió la puya-.
Al no haber mucha gente, decidieron irse a la barra a pedir un par de copas a la espera de que el local se fuese llenando con el paso del tiempo. De vez en cuando algún chico se las acercaba, pero al poco de hablar con ellas, éste se iba, dejando a las dos con un palmo de narices.
-Viki, cambia de táctica. Está visto que si no lo hacemos, no nos vamos a comer un rosco. Y yo esta noche vengo con ganas de darme un atracón.
-Eso pienso yo también, y no te preocupes, que yo también estoy con ganas de comerme algo. De esta noche no pasa, te lo prometo.
-Más te vale, no he lucido mis mejores galas para irme a casa a buscar lo que me guardo en el cajón de debajo de mi mesita de noche-la avisó-.
-Te lo he dicho antes. Esta noche pillaremos. Las dos.
Conforme pasaba el tiempo la gente fue llenando el bar, tal y como Viki le había dicho a Toñi. No solo chicas en grupos grandes y pequeños, si no también hombres a los que las dos les echaron el ojo en más de una ocasión. Tanto una como otra hicieron apuestas sobre cual sería mejor amante, en función de la ropa, la cara y la actitud con la que se les veía hablar con otros.
-Yo creo que ese rubio del centro-señaló con la vista a un grupo de seis chicos que estaban en un rincón de la zona de las mesas grandes-. Ese parece todo un matador.
-No-contestó Toñi-. Yo apuesto por su amigo, el moreno de la derecha. Se le ve más alto y corpulento.
-Y algo más bruto, ¿no te parece?.
-Bueno, ¿y qué esperas?. Hablamos de follar, no de casarte con él.
Las dos comenzaron a reírse ante tantos disparares que estaban soltando. En ese momento y mientras el bar seguía llenándose de gente, entraron dos personas a las que Viki reconoció al primer vistazo.
-¡Mierda!. Esas son Trini y Pili, ¿pero que coño hacen aquí esas dos golfas?.
-¿Cómo dices?-preguntó Toñi sin girarse del todo, como que seguía mirando en otra dirección-. ¿Dónde están?.
-Aquellas, las pijas vestidas de chinas.
Trini y Pili miraban que el local estaba medio lleno y que tenían sitio de sobra para ponerse en donde quisieran. Su sorpresa fue observar en la barra a dos personas que reconocieron al primer vistazo.
-¡No me lo creo!. Pili, ¿has visto quien está ahí?.
-¡Joder, sí que las he visto!. ¿Pero es que Viki no tiene vida privada?. No está en sus cabales. La leche, yo no haría lo que ella hace ni en un millón de años.
-Anda Pili, vámonos a sentarnos algo lejos y que venga al camarero a tomarnos nota. Paso de ir a la barra.
Las chicas se fueron a sentarnos en uno de los rincones de la zona de mesas, que se alejaba tanto de la puerta de entrada como de la barra del bar. Por un segundo casi le pareció ver que tanto Viki como su acompañante les dedicaban una mirada fugaz, pero no podía asegurarlo al 100%.
-¿Has visto como han hecho que no nos han visto y han pasado de nosotras dos?. ¡Dios, que asco!. ¡Es que en este local aceptan a cualquiera!.
-¿Seguro que son ellas?-preguntó Toñi-. No sé, las veo diferentes.
-Se han cambiado el pelo, pero ya te digo que esas pintas de fulanonas no se las salta un gitano. Son ellas.
-Aunque la mona se vista de seda...
-Puta se queda-terminó Toñi con tono sarcástico-.
-Ojalá les cosan la boca con aguja e hilo-sugirió-. No se merecen que perdamos el tiempo con ellas. Anda, vayamos a lo nuestro y ellas a lo suyo.
-Me parece bien-asintió con la cabeza-. La verdad que vaya pintas llevan. Desde luego es que parecen que fuesen buscando a todo un equipo de fútbol.
-Déjate, a lo mejor hasta les gusta.
Tanto Viki como Toñi encontraban un morboso placer en despellejar a Trini y a Pili del modo más obsceno. Como estaban seguras de que éstas hacían tres cuartos de lo mismo sentadas en aquella mesa, ni Viki ni Toñi sentían el menor remordimiento de dar rienda suelta a su mala baba. De ese momento, en vez de fijarse en posibles candidatos a una noche loca y sin hacerlo adrede, pasaron al plan B: noche de chicas alardeando de lo bien que iban ellas y de lo putas que parecían las demás.
-Toñi, ¿te parece si echamos un vistazo a la zona de las mesas grandes, que está al otro lado de la barra?. A lo mejor tenemos mejor percal.
-Me parece bien, pero luego tenemos que volver a pedir algo. Tengo el paladar seco de tanto poner a parir a las putillas que hemos visto por aquí.
-¿Por lo menos nadie nos negará que no sabemos divertirnos, no?.
-¡Y que nos quiten lo bailao, oye!-se jactó ella-.
Tanto una como la otra caminaron paralelas a la barra para llegar a la zona de las mesas grandes, que se usaban en cumpleaños y demás celebraciones. Tal como Viki se había imaginado, había para dar y tomar de hombres, pero la mayoría pillados con una chica a su lado, o rodeados de chicos, y desde luego ninguna estaba por la labor de ir en plan orgía. No estaba el cuerpo para esos menesteres. Pese a todo, no parecían encontrar alguien que les entrase por el ojito derecho a quien entrarles, así que volvieron al punto de partida, pero a mitad de camino, tuvieron un encuentro de lo más inesperado.
-¡Que sorpresa!. Viki, Toñi-las miró-. Hola a las dos, ¿qué tal estáis, chicas?.
-Hola Moni-saludó Viki-. Hola P-saludó a la acompañante de Moni, aunque tras su cortesía se ocultaba un profundo sentimiento de rencor. “Que pintas de putas baratas lleváis”, pensaba con malicia-.
-¡Vaya, esto sí que es increíble!-dijo Trini, presa de la estupefacción-. Hola a las cuatro, ¿cómo os va la noche?.
-Muy bien-dijo Moni-. Hola Trini. Hola Pili-las saludó-. ¿Cómo lo lleváis?.
-Yo bien, gracias. Que raro haber coincidido todas-observó Trini-. Tendríamos que ir a quedar otro día de copas, todas juntas, ¿no os parece?. “Noche de chicas”-sonrió con un gesto de falsa ingenuidad-.
-Sí, no estaría mal-dijo P-, aunque me imagino que sería difícil, con las agendas apretadas que tenemos todas, ¿no, Pili?-miró hacia ella con mohín de falsa inocente-.
Viki y Toñi, un tanto aisladas de lado en la conversación, escuchaban mientras en sus cabezas resonaban palabras como “guarra” o “falsa” cada vez que miraban a las que tenían delante de ellas, repartiendo elogios para las cuatro por igual.
-Bueno, todo sería coordinarse, ¿no crees?-le devolvió el mismo mohín-. Y qué, ¿cómo es que os habéis dejado caer por aquí?.
-Hemos quedado-se adelantó Moni-. Los chicos dijeron que vendrían algo más tarde y que nos adelantásemos, que ya llegarían, ¿y vosotras dos?.
-Lo mismo-contestó Trini, pillando a Pili por sorpresa-, pero antes de verlos Pili y yo queremos estar aquí a nuestro aire, y luego ya quedaremos con ellos. ¿Y tú, Viki?.
-Nada del otro jueves-se defendió-. Tomar algo, divertirse un poco y oye, ¿quien sabe?, a lo mejor hasta ligamos con alguno de los de aquí, todo es posible-“y ojalá un rayo cayera del cielo para partiros a las cuatro por la mitad, moninas”, se decía para sus adentros, cosa que la hacía sonreír de oreja a oreja-.
-Claro-dijo Toñi-. Y si no ligamos hoy, pues otro día. ¡Como si faltasen hombres en el mundo!-y ella y Viki se rieron, en tanto que Toñi pensaba “y como alguna intente pasarse con Viki, saco las uñas y os dejo la cara como un mapa”-.
Moni y P se miraron con estupefacción un par de segundos, un gesto compartido con Pili y Trini, que apenas podían creerse la extraña complicidad entre Viki y Toñi.
-Bueno, un placer veros chicas, muak muak-hicieron mueca de darse besos como si se saludasen con besos de mejilla-. P y yo nos vamos a pedir y a una mesa. Pasad una buena noche-saludó Moni con la mano-.
-Ya, claro, lo mismo para vosotras-dijo Pili mirando a Moni y a Viki-.
-Igualmente-dijo Viki, “y de paso, a ver si te dan por el culo y te lo rompen de una vez, calientapollas”, pensó-. ¿Nos vamos a nuestro sitio?-preguntó mirando a Toñi-.
-Sí, claro. “La noche es joven”-dijo con expresión jovial mientras, al mirarlas a todas las demás, se decía “La noche es joven...y vosotras unas chupapollas”-.
Trini y Pili se volvieron a la mesa en donde estaban. Con ojos curiosos miraron hacia Moni y P, que fueron a la barra a pedir, sentándose después en una mesa cerca de la puerta de salida al otro lado de donde estaban, seguramente para que no pudiesen escuchar lo que hablasen, pero ambas saludaron brevemente en la distancia. Viki y Toñi, por su puesta, volvieron al punto de partida, en la barra, charlando alegremente.
-Dime por dios que has visto los modelitos de Moni y P.
-Lo imposible es no verlos, Viki-repuso con expresión molesta-. Si casi parece que fuesen a menear el culo en una esquina. Como Trini y Pili, pero más descarado.
Viki volvió a mirar a Trini y Pili, con su vestido kimono de piernas descubiertas y mangas cortas, y luego se puso a mirar a Moni y a P, dos chicas de pelo moreno y ojos castaños. Moni tenía el pelo ondulado, largo, con flequillo cubriendo toda su frente. En cambio, P tenía el pelo más corto, por los hombros, y era liso. Por otra parte, los ojos de Moni eran negros y una pizca orientales, mientras que los de P eran verdes y grandes. El vestido que llevaban era casi idéntico, salvo que el de Moni le cubría los hombros, y el de P era palabra de honor, dejándolos al descubierto. Aunque parecían ir de fiesta, para los ojos de Viki solo eran un par de golfas con pintas de zorras.
-Vuélvemelo a repetir a ver si la otra vez me enteré bien de la situación. ¿Moni y P se habían ligado a los novios de Trini y Pili?.
-Y a sabiendas de quienes eran-añadió-, aunque se hicieron las longuis de que en verdad no lo sabían y fue pura casualidad, pero ni ellas ni yo las creímos.
-Eso lo he entendido, ¿pero a ti que te afectó el problema entre ellas cuatro?.
-En que me usaron como saco de boxeo. Es decir, como mediadora entre ambas, y antes de darme cuenta unas me llamaban golfa pensando que las había traicionado y las otras falsa por hablarme con todas y no tomar partido. Al final tuve que mandarlas a tomar el sol a las Malvinas...por decirlo “fisnamente”-dijo con mohín de sarcasmo-. Por un tiempo ninguna nos hablamos, y al cabo de unos meses, hicimos de saludarnos como has visto ahora.
-¿Y por qué hacéis la pantomima de viejas amigas?-preguntó confusa-.
-La alternativa es coger unos guantes y unas cadenas y partirnos la cara de mala manera. No somos tíos-la miró con frialdad-. Somos mujeres. Actuamos de otro modo. ¿Qué ellas risueñas?, yo más. ¿Qué ellas felices?, yo mucho más. ¿Qué se pillan a un tío bueno?. Yo a uno mejor. Ni muerta pienso estar por debajo de ellas.
-¡Esta es mi chica!-dijo Toñi con un corrientazo de orgullo en su fuero interno-. ¡Y que no te vea nunca agachar la cabeza frente a una de esas golfas!.
-Eso jamás-respondió al segundo siguiente-. Antes muerta.
De nuevo en el lugar donde estaban al llegar, se sorprendieron de cómo el local se había inundado de gente. Eran mareas de cabezas que iban y venían por todas partes, pero nada, ellas seguían sin encontrar a quien llevarse al catre.
-A este paso vamos a terminar durmiendo solas. ¡No, por dios!. Mira eso, Trini y Pili están con uno-y Viki se giró hacia donde estaban-.
-Joder, como esto siga así voy a gritar a pleno pulmón si no hay nadie capaz en este puto bar de follarme como es debido.
-Voy a pedir otra copa. Por lo menos el alcohol no me deja de lado.
Cuando iba a la barra, dio un traspiés al apoyarse mal en la barra y estuvo cerca de caer al suelo. Viki iba a por ella cuando de pronto un chico detrás de Toñi, alto y de pelo rizado negro logró sujetarla antes, evitando el golpe. Nadie más allí parecía haberse fijado en el incidente, como si nunca hubiese pasado.
-Gracias-dijo Toñi, y al mirar al chico, se quedó impresionada por su altura-. Ay mi madre, ¿eres un jugador de baloncesto?.
-No. ¿Es que lo aparento?-y aunque debido a la impresión Toñi no había captado el tono irónico de la pregunta, Viki sí que lo hizo-.
-Toñi, ¿estás bien?. Gracias por salvarla, casi se esmorra.
-Ha sido un placer-se encogió de hombros con sonrisa franca-.
-Me parece que lo menos que podemos hacer por ti es pagarte una copa, y no se hable más. Lo que quieras. Por cierto, soy Viki y ella es Toñi.
-Yo soy Armando, mucho gusto-y aunque saludó con un par de besos de mejilla a las dos, Toñi notó que al besarla a ella, él se había tomado un momento para olerle el pelo. “Vaya tiarrón”, pensaba, “yo a este le dejaba hacerme mates donde quisiera”-.
Tras las presentaciones, Viki se aseguró de pagar a Armando una copa. Éste, que pareció encantado de conocer a las chicas, les explicó como sus amigos, que en teoría habían quedado todos juntos, habían conocido a un grupo de chicas y se habían ido con ellas, pero que por desgracia el grupo de chicas eran cinco, mientras que ellos eran seis, y que él había quedado dejado de lado.
-Vaya por dios, que mala pata. De todos modos, vaya amigos de mierda si te han dejado tirado como una colilla.
-Es que les puede la polla-bromeó llevándose la mano al paquete-.
Por el rabillo del ojo, mientras los tres estaban en amigable charla, se fijó en que algo pasaba y le dio un toque de atención a Viki. Tanto ellas como Armando miraron a la zona de las mesas, donde veían marcharse a Moni y a P con prisa, saliendo del bar y parando a un taxi que se las llevó de allí.
-Milagro que se van-suspiró Viki-. Dos menos.
-Algo tuvo que pasar, las he visto mirar el móvil. Primero Moni, y luego P. Ojalá que las hayan plantado.
-¿Es que os caen mal esas dos?-preguntó él sin entender lo que pasaba-.
-Es una larga historia-se limitó a decir-.
-Tengo tiempo-dijo él con expresión resignada y jocosa-.
Durante un buen rato Armando y Toñi oyeron atentamente la historia de Viki de cómo lo que en su día era en amistad se había convertido en cruenta rivalidad una vez la amistad se rompió cuando Moni y P habían siendo pilladas ligando con los novios de Trini y Pili, respectivamente (y que Toñi, al mirarlas, vio que hablaban con un chico de pelo rubio, algo desaliñado). “Mierda”, pensaba, “como se marchen con él yo a este me lo paso por la piedra las veces que haga falta”.
-Tienes que decirle a tu hermana que tenga cuidado-señaló a Toñi-, como se dé un resbalón y no esté se dará un buen golpe.
-Sí, claro, es verdad-le dijo Viki con un gesto nervioso, el mismo que Toñi tenía en su cara al escuchar la frase de Armando...y más aún la de Viki-. Hermanita, ya lo has oído, ten cuidado-bromeó-.
-¿Es tu hermana pequeña?.
-No, la mayor, pero ya sabes, estamos siempre de broma con esas cosas.
-Vuelvo en un momento, no tardo-y Armando se fue hacia el cuarto de baño-.
-¿Como se te ocurre decir que somos hermanas?-la recriminó Toñi-.
-Yo no he sido, él se lo ha creído, y viendo el éxito que tenemos ahora, no me vi con ganas de romperle la idea, así que sigue el juego, y si lo hacemos bien a este nos lo pasamos por la piedra. Además, ya me fijé en el rubiales que está con Trini y Pili. Ni en sueños voy a ser menos que ellas.
La idea no le desagradó a Toñi, ya que Armando le había gustado mucho. No le hacía gracia el tener que mentir (así como la insana competición entre ellas), pero en el fondo Viki tenía razón: no habían mentido. Simplemente no habían desmentido.
-Listo, aquí estoy de vuelta. Espero no haber tardado mucho.
-Lo mismo digo-bromeó Toñi-. Ahora me toca a mí ir al baño. Esperadme.
-Espero que no lo tomes a mal-dijo Armando con tono algo bajo al estar los dos a solas-...pero me gusta tu hermana. Mucho.
Viki se quedó mirando a Armando, con expresión ausente. Después le hizo una señal para que fuese junto a ella y hablarle al oído. Entonces le cogió una mano.
-Y yo espero que esto sí lo tomes a mal: si consigues que Toñi goce como nunca en su vida, esto será tuyo-y la mano que le había cogido antes la llevó a su culo, dejando que él lo sobase con total libertad-. Todo para ti. Palabra.
-Espera: ¿no te importa que prefiera a tu hermana en vez de a ti?.
-¿Por qué iba a importarme?...¿por qué tener a una de nosotras...cuando podrías tenernos a las dos para ti solo?.
Los ojos de Armando brillaron ante la pregunta retórica de Viki. De pronto el chico rubio desaliñado pasó cerca de ellos rumbo hacia Trini y Pili. Poco después Toñi volvió y siguieron un poco más de charla, pero al rato vieron como Trini, Pili y el chico rubio se iban del bar los tres juntos, no sin antes mirar hacia ellas de manera fugaz como para ver si aún seguían allí. Viki estaba al borde del colapso. “No, ni de coña. No voy a tolerar que esas cerdas me ganen la partida”.
-Chicos, ¿os parece si acabamos estas copas y nos vamos a un sitio más íntimo?.
-¿Por ejemplo?-preguntó Armando-.
-Nuestra casa-y le pasó el brazo a Toñi por encima de los hombros, esbozándole una mueca de complicidad a Toñi para que le siguiera el juego-.
De los tres grupos, ellas habían sido las primeras en llegar y las últimas en irse. En tanto que Toñi y Armando seguían de charla, la mente de Viki repasaba lo que había visto en las otras chicas. Moni y P se habían largado con prisas y las otras con uno que no parecía ser gran cosa como amante. “Con esta altura, Armando tiene que estar mazo bueno”, pensaba. “A esa panda de golfas pienso ganarlas por la mano”.
Los tres salieron caminando del bar, de mismo modo en que habían llegado. Ya que ellas vivían cerca del local, no había necesidad de usar coche ni nada parecido. La charla, distendida y agradable. Mientras que él hablaba de la vida y sus cosas con Toñi y Viki, no podía evitar fijarse en la diferencias entre ambas. Viki tenía un pelo rubio largo y liso, aunque le daba la impresión de ser teñido debido a sus ojos castaños. Llevaba un vestido rojo de minifalda y tirantes, con unas medias negras y zapatos a juego, lo que le permitía deducir con poco esfuerzo las curvas de su cuerpo, sobretodo en culo y pecho. A su izquierda, Toñi tenía el pelo moreno, bastante corto, con los ojos también de color castaño. Iba enteramente de negro, tanto la mini-falda y unas medias de encaje (no tan negras como las de Viki), y un top-camiseta, con dibujo de brillantes, el cual dejaba un hombro al descubierto por lo holgado que era. “Sí”, pensó él, “prefiero a Toñi”.
Al llegar al piso de las chicas, éstas se encargaron de llevar a su conquista hasta el dormitorio, en donde se lo empezaron a comer a besos. En esa etapa de exploración mutua Armando se dejaba mimar por ellas, que se turnaban para besarlo y acariciarlo en una competición por ver quien le daba el beso más largo o el más apasionado. Él movió las manos hacia las chicas, la derecha hacia Viki y la izquierda hacia Toñi, yendo hacia sus espaldas para bajar hasta sus culos, comparando entre ambos la calidad del material. El de Viki era más duro, pero el de Toñi también estaba bien puesto. Por su mente pasó el recuerdo de cuando Viki se lo hizo tocar, prometiendo regalárselo si hacía gozar a su hermana. “¿Por qué ese ofrecimiento?”, pensaba extrañado.
-Mmmmmm...creo que aquí hay algo que merece la verse-comentó Toñi cuando al bajar su mano izquierda por el torso de él fue a sus pantalones y sobó su paquete con picardía. Se podía notar que había algo duro y palpitante que pugnaba por salir de su prisión-.
-Ya lo creo-dijo Viki al hacer lo mismo con su mano derecha...y sentir como las palabras de Toñi cobraban vida en su mano-. ¿Qué tenemos aquí?.
Sin prisa pero sin pausa tanto una como la otra lo fueron desnudando para ver el cuerpo de Armando, que tal y como pensaban, a pesar de su delgadez no era escuálido, si no que tenía un cuerpo bien formado con bastantes abdominales.
-Me cuido mucho, me gusta trabajarme el cuerpo. El médico me lo recomendó para tener mejor equilibro y no tener problemas de movilidad.
-Se nota que te lo trabajas-dijo Viki, admirando la tableta de chocolate que tenía por vientre-. Me encanta-lo miró con ojitos brillantes, mordiéndose un dedo con gesto de niña mala-.
Fue a besarlo mientras que Toñi lo acariciaba por su pecho, percibiendo la total ausencia de pelo. Era el primer hombre que notaba totalmente depilado y eso le gustaba, era algo que no había conocido antes y la sensación le gustaba. A diferencia de otros, que parecían osos, el sentir un pecho masculino depilado era algo placentero. Sin dejar de acariciarlo, subió su cara a la boca de él para seguir compartiendo besos con Viki, la cual había soltado el paquete de Armando y lo acariciaba con lascivia para excitarlo aún más y que no se rebajase aquel bulto.
Las manos de Armando fueron ocupándose de las chicas, primero de una y luego de la otra. Empezó por desnudar a Viki para ver lo que aquel vestido rojo escondía. Sus resultaron ser medias de liguero, con un fino tanga a juego con dibujo de corazón en el centro. Llevaba un sujetador negro de encaje a juego con el liguero, y dentro del mismo un buen par de tetas por lo que pudo acariciar al meter mano por dentro del sujetador. Y cuando cambió para ocuparse de Toñi, descubrió que bajo el top-camiseta ésta no tenía ropa interior, llevando sus pechos al aire. Redondos, bien formados, de pezones un tanto grandes así como la aureola, se la antojaban como ricos pasteles que devorar.
-No te cortes-le dijo Viki al ver su mirada-. Cómelos a gusto. Ve con ella. Dale todo lo que tienes y yo seré tuya después.
Toñi miró hacia Viki con expresión picarona, como si aquello no le sorprendiera lo más mínimo. Viki fue la que terminó por desnudar a Toñi, quitándole las medias para dejarla desnuda y la abrió de piernas para que él admirase su sexo desnudo. Tampoco llevaba ropa interior de abajo.
-Somos muy traviesas-y Viki se hizo la ingenua-. ¿No se nota?.
-No, no se nota, que va-se limitó a decir, alucinado por la suerte que había tenido de encontrarse a dos hermanas capaces de compartir a un hombre en la cama y encima hacerlo como cómplices, casi como dos buenas amigas, en el sentido más literal y carnal del término-.
En tanto que Viki estaba vestida con un conjunto de lencería fina, Toñi ya estaba desnuda y con ganas de desnudarlo a él. Le fue quitando el cinturón y desabrochando los pantalones, comprobando que bajo aquel slip algo realmente gordo estaba marcando algo muy apetecible. Los dos se morreaban mientras Viki miraba juguetona, tocándose para deleite de Armando cada vez que miraba hacia ella pero fue cuando Toñi le quitó el slip que salió algo que tanto a una como a otra las dejó atónitas.
-¡Madre mía de mi alma!-exclamó Viki con expresión incrédula-. ¿¿Todo esto es tuyo?-se lo cogió para comprobar que sus ojos no le engañaban-.
-Por desgracia-dijo él un poco apesadumbrado-.
-¿Desgracia?. De desgracia nada-lo contradijo Toñi-. Es una joya en bruto, es el séptimo cielo-y no lo dudó para hacer como Viki e irlo acariciando al igual que ella, sin rubor de empezar a masturbarlo-.
-Es una pesadilla. Como de pequeño no me habían operado, cuando al crecer me empecé a empalmar no podía hacerlo del todo, y se me fue haciendo esa forma que veis. No tuve valor de operarme hasta hace seis meses.
-¿De fimosis?.
-No Viki, de frenillo-repitió-.
-¿Cuál es la diferencia?-preguntó Toñi-.
-Fimosis es que te descapullen, te deja el nabo al aire-lo señaló con una mano sin llegar a tocarlo-. Frenillo es que te quiten una telilla que impide bajar toda la piel-y les señaló donde se ubicaba éste-. Ahora ya puedo bajarlo perfectamente y dejar todo el capullo al aire...como podéis comprobar-dijo con algo de malicia-.
-¿Y por que no lo habías hecho hasta ahora?.
-Por miedo a que me hicieran daño-explicó-, pero al final me pudo más el deseo de dejar de sufrir al empalmarme que el miedo al dolor.
-Entonces, ¿puedes o no puedes follar?.
-Puedo. Los médicos me dijeron que estuviese un mes sin erecciones para que los puntos que me dejaron “ahí” se asentasen y cayesen solos, una vez todo cicatrizase, pero la realidad es que no he tenido valor de volver a intentarlo...hasta ahora.
-¿Te has pasado seis meses a palo seco?-se asombró-.
-Y uno sin empalmarme-recordó-. ¡Ah! y tampoco me he pajeado. Tenía miedo de hacerme daño. Hoy es la primera vez que lo intento.
Tanto Viki como Toñi no se creían lo que tenían entre manos, literalmente. En ellas había una verga algo gruesa de tamaño considerable, que curiosamente era un poco bulbosa, más grande por el lado del capullo que por la base del pubis. De todas maneras era un buen garrote y cabía perfectamente entre las manos de ambas, que jugaban con él melosa y pícaramente. Muerta de curiosidad, fue Viki la primera en intentar metérsela en la boca. A pesar de su tamaño, sí que pudo chuparla pero no logró meterla toda, cosa que la excitaba. Toñi, mientras se besaba con él, veía a Viki probando el sabor del nabo de Armando, entendiendo que debía ser delicioso a juzgar por las caras de la rubia.
Después de un buen rato de estar chupeteándolo, Toñi fue tomar el revelo de su compañera y Viki se incorporó sobre la cama y se sentó sobre la cara de Armando. Éste fue a apartarle el tanga a Viki para degustar su coñito, y al hacerlo se llevó una sorpresa de lo más curiosa: el pubis de Viki estaba recortado, se lo había hecho dibujar en forma de corazón. Al subir la vista para mirarla a ella, ésta arqueó las cejas y le guiñó un ojo como diciendo “¡sorpresaaaaa!”. Con una mano posada en el culo de ella, le atrajo hacia él y entonces posó sus labios bucales en los vaginales de Viki. Al primer lametón ésta parecía temblar por los cuatro costados, haciendo esfuerzos para mantenerse en aquella posición y dejar que él siguiera haciéndole lo que quisiera.
Al mismo tiempo, Toñi seguía chupa que te chupa a aquella gorda polla que la tenía como obsesionada. Que no era algo habitual estaba más que claro, y eso lo hacía muy especial a sus ojos. Estaba maravillada de que algo así pudiera caberle dentro de su boca, pues pensaba que jamás podría meterse algo parecido. Sin embargo allí estaba ella lamiendo y chupeteando todo aquel grueso rabo que la estaba poniendo muy excitada, lo suficiente para llevarse una de sus manos su propia entrepierna y acariciarse. “Como me la meta en seco me parte en dos” pensó divertida para sus adentros.
-Mmmmmm...esto sí que es una buena polla de verdad...mmmmmmm como me gustas Armando...a esta loba la vas a hacer aullar, ya te lo aseguro...voy a dar voces que los vecinos tan a pensar que me están matando a palos...me vuelves loca...
-A mí también me gustas-dijo Viki no queriendo ser menos que Toñi-...mmmm que rico lames, me arde mi coñito...uffff que ricoooooooo...síiiii, eso es, asíiiiii...dame más lengua dentro...méteme la lengua, métemela Armandoooooo...
Hasta ese momento se había limitado a usar la punta de la lengua para acariciar y lamer la intimidad de Viki, pero ante las súplicas que ésta lanzaba, Armando obedeció e hizo un pequeño esfuerzo, suficiente para colar su lengua por entre los labios vaginales de Viki y llenar su boca con el sexo de ella. Dando besos y lametones podía sentir como Viki se excitaba cada vez más, y usando también sus manos, una de ellas le posó sobre la nuca de Toñi, que seguía chupándolo con pasión animal, y la otra palmeaba el culo de Viki, el cual pegaba y daba cachete de cuando en cuando. Realmente tenía un culo que le encendía el querer penetrarlo. “¿Le habrán dado por el culo antes?, ¿le cabrá toda mi polla ahí dentro”, pensaba relamiéndose y lamiéndola a ella.
Los cachetes de Armando en su culo la excitaban. Le gustaba que el chico fuese un poquito malo y jugase a castigarla como si ella hubiese hecho alguna travesura. Los otros que había conocido en su día eran los típicos del misionero o a cuatro patas y de allí no salían, mentes cuadriculadas que no valían para gran cosa, pues a ella le gustaba experimentar y probar cosas nuevas. Armando parecía salirse de la norma y eso le hacía morderse los labios de placer, eso y la increíble lengua que tenía bien metida dentro de su coñito, y que se movía endiabladamente bien. Con la saliva cayendo por la comisura de los labios incapaz de poder tragarla debidamente, se movió buscando que él siguiese hasta el final.
-¡Armando!...¡¡por dios!!, ¡¡no pareeeees!!...¡no te detengas!, ¡sigue!, ¡¡sigue!!, ¡¡sigueeee!!...dale duro a esa lengua jodeeeeer...Uffffffff virgencita mía que gozadita, que gozaditaaaaaaaaa...síiiiiiii que gozaditaaaaaaaa...
Con todo su cuerpo reaccionando a la vez ante los avances de Armando, Viki no aguantó las ganas y con todo el frenesí del mundo llegó al orgasmo entre espasmos que la sacudieron de lado a lado. Su mente estaba tan centrada en la lengua de Armando que no podía pensar en otra cosa, no había nada más en lo que centrarse, su mundo se había reducido a sentir aquella fantástica lengua y aquellos labios que la habían catapultado a un universo de placeres interminables. El orgasmo fue tan estupendo que solo entonces se acordó del tiempo que llevaba sin uno, de la larga pausa respecto al último amante de sus vidas (pues también lo habían compartido con Toñi). Ya no recordaba lo mucho que estaba necesitada de un hombre...hasta que Armando había llegado a sus vidas.
-Que pasadaaaaaa...mmmmmmm vamos chico, te toca ir a por ella...no te cortes y dáselo todo, que lo está deseando-le dijo al volver a recostarse y tumbarse junto a los dos, comprobando que ella seguía dale que te dale a la verga de Armando-...venga Toñi, menos chupar y más follar-la ordenó-...
-¿Qué te dije sobre lavarte la boca con jabón?-preguntó Toñi-. Que somos tías, joder, ostia puta, ¡coño!. Que no hablamos como los tíos-se reía-.
-Como que tú eres la reina de la “fisnura dialéstica”, ¡no te digo!-y Armando se reía viendo ese juego de complicidad entre las dos hermanas-.
Entre Armando y Viki, los dos colocaron a Toñi en la cama a la larga para que él la pudiera lamer debidamente, tal y como ella había hecho justo antes. Viki se sumó al juego besándose con Toñi de cuando en cuando y lamiéndole sus tetas, algo que excitó a Armando en el momento en que abrió los ojos y las veía morrearse. En la vida había imaginado que ver a dos hermanas darse el lote le diese tanto morbo, suficiente para que su verga, de por sí dura, se pusiese al rojo vivo. Se moría de ganas de darles a aquellas dos su merecido, a una por delante…y a la otra por detrás.
-Prepárate Toñi-amenazó-: ahora voy a follarte.
El tono con que lo dijo la puso todavía más excitada y salida. Era duro, directo y sin concesiones, era pura amenaza y lo sabía. Con el tamaño de aquella verga, Toñi se imaginaba que la acabaría llenando todo su coño, que la partiría en dos como un rayo a un árbol en plena tormenta. Guiándose con la mano derecha, Armando hizo fuerza para penetrarla, pero no acabó de entrar del todo. Ensalivándose dos dedos, Viki acarició el sexo de Toñi y se lo meneó un poco para lubricar aún más la zona. Al segundo intento por parte de él, le fue algo más fácil conseguirlo y al mismo tiempo que Viki le estampó un potente morreo en los labios Toñi no pudo reprimir un ronco gemido al notar como su miedo se hizo realidad al sentir que la verga de Armando la llenaba por dentro.
Después de un pequeño rato de pausa en que la cosa pareció relajarse, Armando dio comienzo a sus embatidas en tanto que Viki no se perdía detalle y ayudaba tocando a Toñi, acariciándola mientras Armando estaba metido de lleno en un vaivén mete-saca que ponía a Toñi al borde de la locura. Por su boca salían toda clase de palabras, las más de las cuales eran ininteligibles. Cada vez que él se giraba para mirar a Viki (situada a la izquierda de él, y a la derecha de Toñi), veía como ésta se abría de piernas para él y se metía mano con miradas juguetonas. Más aún. Era la propia Toñi la que la acariciaba tal y como Viki la había acariciado a ella. Por primera vez en toda su vida Armando tuvo que hacer un titánico esfuerzo para no tener una eyaculación precoz. Sentía un morbo fatal viendo a las dos hermanas tocarse como amantes lesbianas, jugar entre ellas como chicas traviesas que estuviesen en sus primeros y furtivos escarceos.
Sujetándose con la mano derecha, Armando alargó la izquierda para toquetear los pezones de Viki, que ella misma se acariciaba de vez en cuando mientras lo miraba a él, relamiéndose, como invitándole a que luego fue se a por ella una vez terminarse de tirarse a Toñi. La idea de darle a Viki su merecido por provocarle de esa manera lo tenía más que poseído. Si bien Toñi era cálida y entregada, Viki jugaba más con la perversión y el morbo, sabía como excitar a un hombre y como incitar a sus más bajos instintos. El deseo por Viki le hacía follarse a Toñi con más fuerzas mientras estos se miraban, como retándose con la mirada. Viki sabía lo que él hacía y lo animaba a seguir, mientras que Toñi era como una muñeca en las manos de Armando. No había lugar para la duda: era el mejor polvo que le habían echado nunca.
-¡¡Ahhhhhh!!...¡¡MÁS, MÁAAAAAAAAAS!!...¡¡DAME DURO ARMANDO, DESTRÓZAME!!...¡¡RÓMPEME POR DENTRO, RÓMPEME EL COÑO PERO NO ME DEJES A MEDIAS!!...¡¡QUIERO MÁS, LO QUIERO TODO!!...¡¡VIKIIII, ES LA GLORIAAAAA!!...¡¡DAME POLLA!!...¡¡DAME POLLAAAAAAA!!...
Armando tenía dificultades en retener a Toñi. Ésta se movía en todas direcciones como una culebra enfurecida. Sus piernas se cruzaron entorno a la cintura de Armando para apretarlo contra ella y que se la metiera aún más fuerza y profundidad. Viki señaló con la cabeza hacia su compañera con ojos vivos y malévolos, diciéndole a Armando que no se contuviera ni pecara de bueno con ellas dos. Él cobró nuevo brío y en efecto le dio estocadas potentes y secas que la hicieron casi atragantarse con la saliva (como él había visto que le pasaba a Viki, cosa que le hizo gracia que fuesen tan parecidas hasta a la hora de follar). El fuerte y despiadado bombeo se convirtió en pura lascivia cuando el garrote de Armando entró en Toñi todo cuanto pudo y ésta lo abrazó con fuerza.
La mente de Toñi estaba totalmente desquiciada. Desde el primer momento en el que había sentido como Armando la penetraba, todo en ella había ido cuesta arriba de forma inexorable: su locura, su desquicie, su arrebato, su pérdida de las inhibiciones y del decoro...lo único que había ido hacia abajo era su sentido común y su decencia, pero eso importaba poco cuando uno estaba disfrutando tanto que el resto del universo dejaba de tener valor y sentido. Ahora su universo eran los 20, quizá 22 cm. de grueso rabo de Armando, que le hacían ver las estrellas...y las supernovas, y las nebulosas y dios sabía que más. En su delirante y extasiante polvo no había lugar para las medias tintas, y ella no estaba dispuesta a un revolcón a medias. Quería que Armando fuese un martillo de demolición gigante, sería sentirte como nunca en su vida.
Viki, por su parte, se había pasado todo el polvo al lado de ellos dos sirviendo de musa para la inspiración (más bien excitación) de Armando. Aún vestida con el traje de picardías, de vez en cuando se sacaba las tetas para que le viese los pezones y que viese como ella misma se los acariciaba y pellizcaba, excitándose ella misma con expresiones melosas y juguetonas que sabían causarían estragos en la cabeza de él. Le gustaba jugar a enloquecerlo, a que perdiese toda cordura, a que se follase a Toñi hasta que la dejase echando humo por las orejas. Se había abierto de piernas para masturbarse sabiendo que él no se perdería detalle de sus toqueteos, e incluso se había probado sus propios jugos cuando los dedos que habían jugado con su sexo salían bien empapados. Las caras de vicio de Armando valían todo el oro del mundo, y con sus gestos contribuyó de forma directa a que él no tuviese compasión y que barrenase totalmente a Toñi, a la que llevó al orgasmo más visceral y profundo de su vida, tanto que terminó dando un profundo grito que fue apagándose lentamente, quedando inmóvil en la cama.
-Ay dios, la he matado-se asustó-.
-Que va-dijo Viki-. Es que cuando realmente goza se queda como muerta. No te preocupes semental, lo has hecho muy bien.
-Eres una verdadera golfita, como te dejabas tocar por Toñi-recordó-.
-Y tú bien que lo disfrutabas, golfo-sonrió-. Que por tus caras he visto lo mucho que te has ensañado con ella al verme a mí tocándome.
-No sabes las ganas que te tengo-le dijo-. Estoy loco por romperte el culo. ¿O te has echado atrás al ver lo que tengo?.
-¡De eso nada!, un trato es un trato y yo siempre cumplo mi palabra. Te dije que si la hacías gozar mi culo era tuyo, ¡y va a ser tuyo!.
-¡Pero Viki!, ¿¡se puede saber porque le prometiste tal cosa!?.
-Porque estabas muy necesitada-le contestó-. Y yo también, que narices, que ya no aguantaba más de estar a palo seco. Estaba desesperada por un sentir a hombre entre mis piernas. No te ofendas-le dijo a él-, esto no ha sido un follar por follar, que a las dos nos has gustado-le aclaró-.
-Ah...bueno es saberlo-asintió-. Pues Viki, prepárate para que te rompa el culo y que no camines en una semana, porque me muero de ganas de hacerlo mío.
-Aquí lo tienes-dijo poniéndose con el culo en pompa al tiempo que apoyaba sus manos en el cabecero de la cama-.
Viki estaba totalmente aterrorizada. Suponía que Toñi se había asustado un poco a la hora de que la penetrase, pero eso era nada en comparación con el terror que sentía dentro de su corazón ante la idea de que semejante pollón pudiera colarse en su culito. Se veía tan enorme, y lo suyo tan estrecho...¿de verdad iba a partirla en dos?, ¿en serio quedaría herniada que no podría caminar en una semana?. Esas y otras preguntas iban desfilando por su cabeza e insuflándole todavía más terror. Sabía que iba a doler más de lo que nunca le había dolido nada, pero no iba a amedrentarse. Además, en un lejano y pequeño rincón de su cerebro, algo la animaba a seguir. ¿Sería la forma en que a Toñi la hizo gozar?. Nunca lo sabría.
Armando empezó por sobarle el culo mientras que Toñi, que recuperaba algo de fuerzas, fue a acariciar a Viki en sus tetas para jugar a tocarlas y lamerlas, incitándolo a él del mismo modo en que Viki lo había hecho antes. Armando comprobó que tenía un culito de formas perfectas y duras, y que estaba totalmente aseado e impoluto. Eso daba vía libre a algo que siempre había querido hacer a una chica y que hasta ese momento le había sido imposible. Mientras sus manos acariciaban sus glúteos y los estrujaban, él se acercó a su ano y lo empezó a lamer por los alrededores, trazando círculos.
Sin estar segura de lo que Armando pretendía, lo cierto es que sus caricias orales alrededor de su orto hicieron que Viki se pusiese a gemir y a ronronear como una gatita. Que a él le hubiese dado por practicar aquella cosa (que ni siquiera sabía que se pudiera hacer) hizo que ella pensase si en otra ocasión ya lo había hecho. Tanto la daba: antes de poder entender que ocurría, sentía su mente y su cordura desvanecerse al mismo tiempo mientras la lengua de Armando estaba haciendo contacto con su ano. Viki se asombró que en aquella zona tan estéril se pudieran sentir aquellas cosas que estaba sintiendo. Al mirar hacia abajo y ver a Toñi, ésta comprendió que las aptitudes de Armando eran muy variadas. O eso, o tenía mucha imaginación, pero no se atrevió a preguntárselo. En vez de hacerlo, se puso a morrearse con Viki para acallarla cuando sus jadeos se escuchaban tan fuerte que amenazaban con ser oídos en los pisos adyacentes.
El esfuerzo de Armando, los besos de Toñi y la excitación de Viki, los tres a un tiempo, fueron consiguiendo lo que él pretendía: su orto empezó a relajarse y a dilatarse tal como él quería para tenerlo más fácil para penetrarla. De lo contrario, estaba seguro de que sí que le iba a romper el culo de hacerlo “en seco”. Ayudándose de un dedo, se puso a comprobar si le entraba. Fue del más pequeño al más grande, del meñique hasta el pulgar, jugando con ellos cada poco, alternándolos a voluntad. Viki notaba como los dedos entraban y salían y como más que dolerle le gustaba ese endiablado juego con su agujero posterior, que nadie había usado desde hacía muchísimo tiempo.
-¡¡Mmmmmmmmm!!...no sabía que esto fuese tan rico...es tan diferente...ufffff que ricooooo...aaahhhh...me gusta mucho...síiiii...es diferente, me gusta, me excita...es realmente excitante...es una pasada, una pasadaaaaaaaa...
Pero el placer que entonces sentía se fue desvaneciendo a medida que Armando iba intentando entrar en aquel agujerito tan estrecho. Ni siquiera quería preguntarle si lo tenía virgen o no, no le importaba. Todo lo que quería era metérsela por él, lo demás era irrelevante. Por varias veces hizo el intento, pero no lograba su objetivo, de manera que a cada intento fracasado se pasaba varios minutos de lametadas y dedos juguetones que iban y venían por su ano. En cierta ocasión logró que el índice y el corazón le entrasen al mismo tiempo, por lo que supuso que ya estaba preparada para la acometida final. “Y si no, que se joda, que yo ya no puedo resistir más la tentación”, pensó.
Toñi, mientras tanto, fue recorriendo el cuerpo de Viki por varias zonas según le apetecía. Pasaban de morrearse a acariciarse la una a la otra en sus coñitos, pajeándose mutuamente, como de pronto se ponían a comerse las tetas entre sí o se practicaban un 69 lésbico. Todo eso, por supuesto, sin que Armando se perdiese detalle de los que las chicas traviesas hacían. Era esa la razón de su locura, de su deseo por Viki, de sus ganas por penetrarla de una vez por todas. En ese nuevo intento hizo contacto y pudo meter el principio, de modo que viendo que no había vuelta a tras, probó a meter el resto, lo que no fue nada fácil ni placentero. Viki comenzó a moverse suplicando que la sacara, que no quería seguir, pero él consideró que aquello era de su propiedad, o por lo menos, un préstamo que iba a reclamar. Ahora mismo.
Dolió. Dolió como nunca había dolido nada antes, ni siquiera cuando las muelas del juicio hicieron su aparición. Todo intento por hacer desistir a Armando de su actitud cayó en saco roto, ella lo había prometido y él se había tomado la promesa al pie de la letra. Gracias a todo el esfuerzo y el empeño que puso para dilatar su ano, una vez había entrado la punta, fue poco a poco entrado lo demás hasta que con un grito de dolor que Toñi se encargó de acallar Armando tuvo a Viki tal y como quería: enculada.
Estuvo un buen rato sin moverse dentro de ella, disfrutando ese primer momento de quietud entre los dos, de la calma que predecía a la tempestad. Por la cara de Viki se veían lágrimas que recorrían sus mejillas enrojecidas y que bajaban rápidamente. Toñi las quitó con sus dedos y la besaba intentando que se le fuese el dolor.
-Tranquila preciosa...ya pasó, ¿ves?...lo peor ha pasado, no te preocupes, ya no hay que sufrir, ¿de acuerdo?, ahora relájate y disfruta. ¿Me oyes Viki?-y ésta asintió con la cabeza al no ser capaz de hablar-...deja que Armando te lo haga, verás que bien...te lo vas a pasar bomba, te lo prometo...él te va a hacer cosas que nadie te hizo, como hizo conmigo...y gozarás con ello...gozarás muchísimo...
Le guiñó un ojo a Armando para decirle que todo estaba bien, y que podía iniciar la marcha cuando le diese la gana. Éste dio un ligero vaivén, para ver como reaccionaba ella. Nada. Dio otro. Nada. A un tercero algo más brusco, un gemido. No supo si era de placer o de dolor, pero era algo. Las sensaciones empezaban a llegar. Probó a darle un cachete, y lo que obtuvo fue un gemido. Ésta vez sí que estaba claro si era de placer o no. Sujetándola de las caderas e intentando controlarse de lo que sentía por dentro, fue enculando lento pero profundo, sin darle tregua.
Viki se sentía arrepentida de la promesa que hizo. Muy arrepentida. No le era posible decirlo con palabras, pero aquello no dolía nada de nada. Todo lo contrario, lo único que sentía era un dolor inmenso que le anulaba hasta la capacidad de hablar. Por ello, no fue capaz de decir a Armando que parase, y no podía decirlo con las manos ya que las tenía para sujetarse a la cama y éstas se encontraban paralizadas por el dolor. Ni Toñi ni él podían entender lo que ella estaba viviendo en ese instante. El infierno no era un océano de fuego ni lagunas de lava hirviente, el infierno era sentir aquella horrenda punzada de dolor constantemente. Su cuerpo, como queriendo que la tortura terminase lo antes posible, empezó a moverse al mismo ritmo con que Armando la penetraba.
-Mmmmmmmm ya veo que te gusta ¿eh perra?...pues no te preocupes, que si te gusta que te den por el culo, yo voy a darte pero bien dada...Esta polla la vas a recordar toda la vida, eso te lo garantizo. Menuda zorrita estás hecha, nunca había encontrado a nadie como tú. Y no te atrevas a decirme que no, a fin de cuentas tú me lo prometiste. Fue todo cosa tuya-le dijo-. Solo me estoy cobrando la deuda pactada.
“Cabrón”, pensaba Viki para sus adentros, “maldito cabronazo, me está haciendo sufrir como nunca. Me duele, me dueleeeeeeee...me duele muchooooooo...”, se decía en tanto que el ritmo de Armando cogía fuerza y velocidad. Estaba ganando confianza en su perversión, se notaba que lo estaba disfrutando como un niño con zapatos nuevos. La cara de Toñi mirando a Viki mientras Armando la enculada era un poema, podía intuir el dolor que sentía pero prefería no decir nada, ya que consideraba que Armando tenía toda la razón del mundo. Todo era culpa suya. Era ella quien se lo había prometido a él. Nadie la había forzado a aquello. Fue su elección.
Viki perdió la noción del tiempo mientras él se la seguía trabajando en su parte posterior. Ya no sabía ni en que día o año vivía, el dolor por aquella enculada no podía dejarla pensar con claridad. ¡Un momento!...¿Dolor?, ¿estaba segura de que dolía?. Sin saber como ni de donde había venido, en su fuero interno brotó algo, algo nuevo, algo inesperado. Era un calor que la ahogaba, una especie de brisa incandescente que estaba azorándola por dentro, como un día de verano con 35 grados a la sombra, sin humedad. Se concentró en esa sensación intentando saber que era, y al hacerlo sentía que todo ese dolor comenzaba a disminuir. Se iba. ¡El dolor se iba!.
-No seas malo y dame a mí también...ya que sé que eso no puedes, pero algo sé que podrás darme-dijo Toñi poniéndole al lado de Viki, en la misma postura-...húrgame lo que quieras, picarón...húrgame y explórame lo que te venga en gana...estoy ansiosa por un poco de cariño...¿Lo quieres?...Yo también te lo daré si te apetece...
Armando posó la vista en el culo de Toñi en pompa, que era casi al mismo nivel que la de Viki. Usando su mano izquierda, que era la que estaba disponible para Toñi, le pasó los dedos justo entre la sonrisa de su culito y llegó hasta su labios vaginales, que acarició con los dedos corazón e índice y que después penetró usando el corazón. Con esa postura imposible y que costaba un tremendo esfuerzo mantener Armando tuvo que tirar de todas las energías de que disponía para barrenar a Viki y penetrar a Toñi con los dedos, aunque de vez en cuando le gustaba darle algún que otro cachete.
Las oleadas de placer que Armando sentía mientras tenía a las dos hermanas con las que jugar al mismo tiempo crecían exponencialmente. No era capaz de controlar sus impulsos ni de usar su raciocinio, el cual hacía tiempo había desaparecido. Solo era un animal desatado, un depredador con ganas de hembra, y en lugar de una sola ¡tenía dos!. Dos obscenas y amorales hermanas que se lo pasaban bomba con él, que disfrutaban de cada nuevo movimiento de ellas en sus sexos o en su culo, que pedían más aún cuando lo que sentían era una mezcla imposible de placer y dolor. Tanto lo estaba disfrutando que cuando se acordó de lo desolado que había quedado al ser abandonado en el bar por sus amigos, se maldijo a sí mismo por la idea que había tenido de volver a casa. “¡Y una mierda!”, pensó, “¡esto es muchísimo mejor!”.
Las voces de Viki mientras sentía aquel calor dentro de ella eran cada vez más fuertes, indicando que aún que a ella misma le parecía increíble, su cuerpo logró cogerle el tranquillo a la situación y ya no sufría con lo que le hacían: lo estaba disfrutando. Sí, lo gozaba, le agradaba, lo vivía intensamente. Cada estocada que Armando le daba en el culo, cada penetración con que la empalaba era un sinfín de placeres nuevos y perversos para ellas, cosas que tal y como Toñi le había asegurado, jamás había sentido antes...y presa de esas sensaciones dio un brusco contoneo de cadera, clavándose contra él, justo en el momento en que el calor abrasador se convirtió en una llamarada que la atravesó de parte a parte. Diferente, desconocido, pero orgasmo al fin y al cabo.
Por su parte, Toñi también estaba gozando con los dedos de Armando en su sexo y de los cachetes que le gustaba recibir y que resonaban por toda la habitación. Aunque a lo primero había sido algo suave, a medida que el orgasmo iba sobreviniendo tanto a él como a Viki, su mano cobró fuerza y dureza, llegando a penetrarla con fuerza para meterle el dedo hasta el fondo. Era tan brusco que la hacía arquearse la espalda hacia la cama, apretando el culo contra la mano de Armando mientras éste le metía los dedos por su chochito empapado. La mano, cada vez más rápida, iba excitándola más y más, y ella fue perdiendo la cabeza hasta que cuando él gozó y se corrió en el culo de Viki, ella misma también se tocó en su clítoris con una mano acelerando ese ansiado momento de éxtasis que finalmente tuvo poco después de los otros dos, y que la hizo derrumbarse en la cama incapaz de seguir a cuatro patas. Él, que volvía a estar entre ambas chicas, las abrazó y los tres se morrearon al mismo tiempo, a tres bocas, aunque a veces él pasaba de una a otra.
Toñi comprobó que no hubiese desgarros en el culo de Viki, y no los encontró, pero si vio como la enculada de Armando le había dejado el ano tan dilatado o más que el túnel del Canal de La Mancha. Momentos después del orgasmo Viki pudo explicar lo que sintió en todo momento. Él, sin previo aviso, la compensó poniéndose a darle una nueva comida de coño acompañada de un polvo extra que se convirtió en un polvo a dos bandas: Toñi se puso encima de Viki y le pidieron que fuese alternando coñito hasta hacerlas gozar. Fue un suplicio para él: cada pocas penetraciones cambiaba de panocha, de una a otra, de Viki a Toñi y viceversa, así un buen rato hasta que las fuerzas de los tres se agotaron y volvieron a la posición inicial tras un último clímax común.
-Tenemos que confesarte algo-dijo Viki tímidamente-. Nos parece una crueldad no decírtelo, pero no queríamos romperte la ilusión: no somos hermanas.
-¿Primas?, ¿amigas?.
-Ni lo uno ni lo otro-contestó Toñi-. Viki no es mi amiga. Bueno, sí-se corrigió-, pero es más que eso. Ella es...es...ufff como cuesta decirlo...es...es mi hija.
-Tu hija-repitió indiferente pensando que estaban tomándole el pelo, esperando que ambas se rieran y le dijeran que era broma-...Viki es tu hija...es decir, que tú eres su madre...¿¡su madre!?-repitió-. ¡Imposible!, ¡me estáis vacilando!. ¡ANDA YA!.
-Me tuvo muy joven-explicó Viki-, y la genética de ella es maravillosa, parece que no envejece nunca. ¡Ah!, y fuiste tú el que dijo que éramos hermanas. Simplemente no desmentimos tu teoría. Y la llamo Toñi porque de pequeña no fui capaz de aprender a decir “papá” o “mamá”, para mí eran Rafi y Toñi. Lo de hermanas fue cosa tuya. Tu elección-le dijo con retintín devolviéndole el golpe-.
-¡ESTÁIS MAL DE LA CABEZA!-les dijo con furia-. ¿¡OS VAIS JUNTAS A BUSCAR TÍOS!?. ¡JODER, QUE PAR DE ZORRAS!. ¡ESTÁIS CHIFLADAS!.
-Rafi murió hace años y Toñi no consiguió encontrar otro por su cuenta. Empezó como algo inocente, para ayudarla...y fue subiendo de tono. Es mi mejor amiga, es mi compañera de juegos, mi cómplice, mi confidente, y sí, es mi madre. ¡Y tú te la follaste a placer, majete!-lo acusó con el dedo-. ¡Así que no te nos pongas en plan puritano, que no cuela, que bien que te ponías cachondo cuando nos venías tocándonos pensando que éramos hermanitas traviesas!.
De pronto se sintió como el acusado de un crimen en un juicio. Su arranque de moralidad le hizo olvidar que lo que Viki hacía dicho era cierto. Pero una cosa era entre hermanas y otra era madre/hija. No era lo mismo...es decir...¿lo era?...no, ¿o sí?...
-Hola. Yo soy María Antonia, y esta es mi hija, María Victoria-saludaron como presentándose en plan guasón-.
-Hola, yo soy Armando...y vosotras un par de cabronazas-terminó por reírse-.
Se abrazaron para dormir todos juntos. Viki y Toñi, pensando que Moni, P, Trini y Pili nunca pillarían a uno como Armando, les dedicaron un último pensamiento antes de irse a dormir plácidamente, dominadas por la rabia: “¡que se jodan esas putas!”.