Una noche, tres historias: Trini & Pili

Trini lanzó un gemido de dolor al notar que Josevi había conseguido penetrarla, viendo como Pili le ofrecía el culo a él sin reserva alguna.

UNA NOCHE, TRES HISTORIAS: TRINI & PILI

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Cuando Trini y Pili llegaron al bar, éste aún estaba llenándose de gente, por lo que tenían sitio de sobra para ponerse en donde quisieran. Su sorpresa fue observar en la barra del bar a dos personas que ya conocían.

-¡No me lo creo!. Pili, ¿has visto quien está ahí?.

-¡Joder, sí que las he visto!. ¿Pero es que Viki no tiene vida privada?. No está en sus cabales. La leche, yo no haría lo que ella hace ni en un millón de años.

-Anda Pili, vámonos a sentarnos algo lejos y que venga al camarero a tomarnos nota. Paso de ir a la barra.

Las chicas se fueron a sentarnos en uno de los rincones de la zona de mesas, que se alejaba tanto de la puerta de entrada como de la barra del bar. Por un segundo casi le pareció ver que tanto Viki como su acompañante les dedicaban una mirada fugaz, pero no podía asegurarlo al 100%.

-¿Qué va a ser, chicas?-oyeron detrás de ellas, viendo a un camarero con un boli y papel en la mano-.

-Un Gin Tonic para mí-pidió Pili-.

-Que sean dos-intervino Trini-.

-Dos Gin Tonics, marchando.

El camarero se marchó, y las chicas, sentadas en la mesa, se quedaron mudas en un incómodo silencio, mirando a los chicos que iban y venían por el local.

-¿Crees que ligaremos con este cambio de look que nos hemos hecho?. A mí no me acaba de convencer-pensó Pili en voz alta-.

-Claro que sí, ya lo verás. Seguro que hasta nos toman por hermanas. Además, míranos. Estamos vestidas para matar-hizo ademán de señalar a su vestido-. Esta noche van a caer como moscas.

-Eso espero. Me gustaba mi pelo castaño. Me veo rara así.

-Chica, de vez en cuando hay que cambiar, que siempre lo mismo aburre.

Pili no estaba tan segura como su compañera. Hacía poco que las dos se habían quedado solas al ser abandonadas por sus novios, con muy poca diferencia de tiempo, y se morían de ganas de olvidarlos a los dos con el primero que se les pusiera a tiro. En tanto que iban absortas en sus pensamientos, el camarero les trajo a las dos sus bebidas y las dos dieron un sorbo, distrayéndose un buen rato poniendo a parir a sus ex novios, maldiciéndolos todo lo que era posible por haberlas dejado por otras. Entre un sorbo y otro, las bebidas se fueron consumiendo hasta agotarse por completo.

-Voy a pedir otra copa. Ahora vengo.

-Yo voy al baño-dijo Pili-. No hay que preocuparse por las mesas, la mayoría están vacías-se encogió de hombros-. Si ésta se ocupa, pillamos otra.

Pili fue al baño y Trini a la barra, encontrándose que estaba tan abarrotada que a su amiga le dio tiempo a ir y venir del baño para descubrir que Trini seguía intentando llegar para pedir algo. Finalmente lograron pedir, y cuando volvían a la mesa, tuvieron un encuentro de lo más inesperado.

-¡Que sorpresa!. Viki, Toñi-las miró-. Hola a las dos, ¿qué tal estáis, chicas?.

-Hola Moni-saludó Viki-. Hola P-saludó a la acompañante de Moni-.

-¡Vaya, esto sí que es increíble!-dijo Trini, presa de la estupefacción-. Hola a las cuatro, ¿cómo os va la noche?.

-Muy bien-dijo Moni-. Hola Trini. Hola Pili-las saludó-. ¿Cómo lo lleváis?.

-Yo bien, gracias. Que raro haber coincidido todas-observó Trini mientras su cabeza decía “...y asqueroso. Como odio a esta panda de golfas”-. Tendríamos que ir a quedar otro día de copas, todas juntas, ¿no os parece?. “Noche de chicas”-sonrió con un gesto de falsa ingenuidad mientras se maldecía por haber dicho eso. “Noche de perras, más bien”, pensaba para sus adentros-.

-Sí, no estaría mal-dijo P-, aunque me imagino que sería difícil, con las agendas apretadas que tenemos todas, ¿no, Pili?-miró hacia ella con mohín de falsa inocente-.

-Bueno, todo sería coordinarse, ¿no crees?-le devolvió el mismo mohín mientras pensaba “que falsa que eres, tía. Ni borracha quedo contigo”-. Y qué, ¿cómo es que os habéis dejado caer por aquí?.

-Hemos quedado-se adelantó Moni-. Los chicos dijeron que vendrían algo más tarde y que nos adelantásemos, que ya llegarían, ¿y vosotras dos?.

-Lo mismo-contestó Trini, pillando a Pili por sorpresa-, pero antes de verlos Pili y yo queremos estar aquí a nuestro aire, y luego ya quedaremos con ellos. ¿Y tú, Viki?.

-Nada del otro jueves-se defendió-. Tomar algo, divertirse un poco y oye, ¿quien sabe?, a lo mejor hasta ligamos con alguno de los de aquí, todo es posible.

“¿Lo ha dicho en serio?”, se dijo Pili alucinada. “¿Toñi y tú, ligando juntas?. Por dios que asco. Antes prefiero que me den por el culo”, decía con un gran sentimiento de repulsa que no dejó traslucir para que las otras no se diesen cuenta.

-Claro-dijo Toñi-. Y si no ligamos hoy, pues otro día. ¡Como si faltasen hombres en el mundo!-y ella y Viki se rieron-.

Moni y P se miraron con estupefacción un par de segundos, un gesto compartido con Pili y Trini, cuyas cabezas pensaban casi lo mismo: “¿y Toñi lo acepta así sin más?, ¡dios, que golfa!”, se decía Pili; “¡Buf, hay que ser cerda para irse a ligar juntas!”, pensó Trini con bastante repelús.

-Bueno, un placer veros chicas, muak muak-hicieron mueca de darse besos como si se saludasen con besos de mejilla-. P y yo nos vamos a pedir y a una mesa. Pasad una buena noche-saludó Moni con la mano-.

-Ya, claro, lo mismo para vosotras-dijo Pili mirando a Moni y a Viki-.

-Igualmente-dijo Viki-. ¿Nos vamos a nuestro sitio?-preguntó mirando a Toñi-.

-Sí, claro. “La noche es joven”-dijo con expresión jovial-.

Trini y Pili se volvieron a la mesa en donde estaban, encontrándose que seguía vacía, y esperaron a que volvieran a servirlas. Con ojos curiosos miraron hacia Moni y P, que fueron a la barra a pedir, sentándose después en una mesa cerca de la puerta de salida al otro lado de donde estaban, seguramente para que no pudiesen escuchar lo que decían. Ambas se dieron un breve saludo en la distancia. Finalmente miraron a Viki y a Toñi, que en vez de ir a las mesas, permanecieron en la barra, charlando alegremente.

-¿Has visto?, se han sentado al otro lado para que no las oyéramos, y además se atreven a saludarnos tan ricamente-susurró Pili ofendida-.

-¿Has visto sus modelitos?. Solo les faltaba ponerse en una esquina y menear el culo-y las dos se rieron-.

-Viki y Toñi tampoco se quedaron cortas-giró Pili la vista para mirarlas y ver el conjunto que llevaban-. ¿De verdad van a ligar juntas o solo han dicho solo por decir?. Porque si es verdad, es repugnante.

-Déjate, a lo mejor hasta se los intercambian o se dejan rifar por éstos.

-¡Que cerdada!-exclamó-. ¡Oye!-recordó de golpe-, ¿cómo se te ocurre decirles a esas que habíamos quedado con los chicos?. Pero si nos acaban de dejar.

-Sí, y tú lo sabes...pero ellas no, y ni muerta pienso decirles a esa panda de putas que nos han dejado como si fuéramos basura desechable. ¡Antes me corto las venas!.

-Es verdad. Tienes razón. No hay que darles ni la mínima-asentó con la cabeza-.

Al cabo de un rato el camarero volvió con las bebidas que habían pedido y éstas hicieron un brindis por sí mismas y por que la noche fuese la mejor de todas. “Aunque solo sea para superar a esas zorras”, había llegado a decir Trini. En tanto que cada poco miraban y miraban a su alrededor buscando candidatos con los que enrollarse, la cara de Pili fue reflejando su decepción.

-¿Qué pasa, es que es “noche de parejas” o qué?. Que San Valentín pasó ya hace mucho y aquí no veo a tíos disponibles: o grupos muy numerosos o tíos con novias.

-Ya lo veo-observó Trini con gesto indiferente-. No te preocupes, ya veras como alguno encontraremos, uno que esté bueno y que haga a esas morderse las uñas.

-¡Hola Montse!, ¿qué haces por aquí?.

Mirándose con perplejidad y sorpresa, Trini y Pili se giraron y miraron detrás de ellas, viendo a un chico rubio, de pelo algo desaliñado, con barba de tres días. Tenía los ojos azules (como los de Pili; los de Trini eran verdes) y vestía algo informal, sin llamar la atención, aunque a ojos de Pili tenía un aire casual bastante llamativo.

-¡Ostia, si no eres Montse!-le dijo a Trini-. Perdona, es que te vi solo desde atrás y tienes el mismo pelo rojo y el mismo peinado que ella. Lo siento.

-No pasa nada-se rió-. ¿Montse es tu novia?.

-¿Novia?, que va, es mi hermana-aclaró-. Ya me extrañaba verla por estos sitios. Ella es de otros ambientes. Perdón por el error, ¿vale?.

-No te preocupes-intervino Pili-. No te vamos a matar por eso-sonrió-. Hola, soy Pili y esta es Trini. ¿Y tú eres...?.

-Josevi, encantado-y saludó con un par de besos a las dos chicas-.

-Que nombre más raro. ¿Qué es Josevi?-preguntó Trini-.

-Chst-susurró poniendo el dedo en su boca con gesto pícaro-. Eso es alto secreto. Podría decírtelo pero luego pero luego tendría que matarte. A las dos-bromeó-.

-Por favor, siéntate. Me da cosa verte de pie-dijo Pili-.

En el momento en que Josevi se sentaba con ellas, Pili captó algo por el rabillo del ojo y miró al otro lado de las mesas, en que vio que Moni y P se levantaban y salían de allí. Haciéndole un gesto a Trini, ésta también vio como las chicas abandonaban el bar, desapareciendo por la puerta.

-¿Tan pronto se van?. ¡Mejor, anda y que las folle un pez!.

-¿Amigas vuestras?-ironizó Josevi-.

-¿Esas?, ni de broma. Lo fuimos, pero no nos tragamos ni en pintura. Las muy golfas se atrevieron a ligarse a nuestros novios solo porque eran nuestros. Fue hace ya mucho, cuando íbamos con otra gente.

-Uhm, que forma tan rara de demostrar amistad-pensó él en voz alta-. ¿Y que os ha traído por aquí?.

-Intentando divertirnos-volvió a decir Trini-. ¿Y tú?.

-Esperaba a un par de colegas, pero de eso hace más de una hora, me da que han pasado de mí-dijo cabizbajo-.

-Que mal. Vaya, lo sentimos por ti-dijo Pili-. Pues si a Trini no le parece mal, ¿te gustaría quedarse un poco con nosotras?. Solo un rato, para charlar.

Trini hizo un asentimiento con la cabeza y las dos se pusieron a hablar con aquel chico rubio que había llegado tan inesperadamente. Tanto la una como la otra se fijaron que pese a su aspecto algo descuidado no tenía mal cuerpo y no era una persona que les inspirase indiferencia. Más bien todo lo contrario, era simpático y bastante divertido, y tenía cierto punto gamberro que de alguna manera las estaba cautivando. Fijándose en las miradas que inconscientemente  él lanzaba a los escotes de las dos, cada una empezó a creer que él la deseaba, iniciándose una lucha de poses por captar su atención.

-Bufff-creo que he bebido demasiado-dijo él-. ¿Me esperaríais?. Prometo que no tardaré en volver.

-Claro, aquí estaremos-y él se fue camino del baño-.

-No será muy guapo pero es simpático-dijo Pili-. Creo que no me importaría ver lo que tiene bajo esa ropa descuidada.

-Ponte a la cola, hermana. ¿Acaso no has visto como me ha mirado el escote?. A ti no te ha mirado del mismo modo.

-¿Bromeas?-y su tono de voz dejó notar su mal humor-. Claro que me ha mirado el escote, el escote y las piernas, cosa que a ti no. A él le gusto.

-¡Anda ya, no seas loca!. ¿Como le vas a gustar con esas piernas tan raquíticas?, las mías sí que son carnosas y más deseables?.

-¿Carnosas?. Celulíticas, querrás decir, que parecen las de una vieja de 50 años. Pero yo sí tengo buena pierna y un buen par de tetas. No como tú, guarra-apostilló con desdén-.

-¿A quien llamas guarra, perra?-le dijo acercándose a ella mirándola con furia-. Y no te metas con mis tetas, yo por lo menos tengo de qué presumir, no como tú con tus guisantitos, zorra.

-¿Zorra?, ¡pero serás falsa!. ¡Y los guisantitos son los que tú te comes de tu puta madre!. Lo mío son buenas tetas y lo tuyo una mierda de silicona.

-¿Mierda de silicona?. ¡Puerca!. ¡Vuelve a decirlo y te rompo la cara!.

-¡Antes te la rompo yo a ti!.

Hubo un instante en el que los del bar miraron para su mesa, viéndolas que iban a pelearse, pero entonces llegó Josevi, que las había visto de lejos según salió del baño y corrió a evitar que ellas fuesen la comidilla del todo el local.

-¡Calma señoras!-le dijo a las dos, poniéndose entre ellas como si las fuese a dar un abrazo a las dos-. ¿Qué diablos pasa aquí?.

Trini y Pili se miraron, con chispas en sus ojos. Entre interrumpidas palabras por la otra, las dos fueron explicando lo que había pasado.

-¿Y os ibais a pegar por mí?-preguntó con gesto extrañado-. ¿A eso llega vuestra amistad, a pegaros por un tío al que apenas conocéis?. ¿Y luego os extrañáis de que la amistad entre dos tías no dure como la que hay entre dos tíos?.

Tanto Pili como Trini se quedaron mirando confusas, con la pregunta de Josevi resonando en sus oídos. Aunque sabían que tenía razón, ni una ni la otra lo dirían, por lo menos no abiertamente. El deseo por pillarlo, por tener ese ideal de hombre en su vida, las podía por encima de todo.

-Además-añadió con sorna-, tampoco hacía falta llegar a eso...Tengo material de sobra para las dos.

De golpe y porrazo se quedaron trastocadas por las palabras de Josevi. Las dos se miraron fijamente y luego miraron a Josevi, que arqueó las cejas con picardía. Ambas estallaron a reír.

-Ah, ¿pero que no me creéis?-preguntó éste con curiosidad-.

Las risas, que duraron un poco más, se cortaron paulatinamente.

-¿Lo dices en serio?-preguntó Pili-.

-¡Anda ya!-exclamó Trini, airada-. Eres un fantoche. Los tíos apenas si sabéis satisfacer a una tía, ¿y me dices que puedes con dos?. Claro, y con tres, y con cuatro...

-Ni tres ni cuatro-la cortó-, con tanto no puedo...pero con dos sí que puedo. Y a vosotras os voy a poner en órbita...si queréis-insinuó-. De hecho, vivo solo.

La propuesta hizo que Trini arquease la ceja. Pili sentía que algo no le cuadraba.

-¿Pero y tu hermana?.

-Ella aún vive con mis padres, yo me emancipé hace poco...y tengo una cama enorme para los tres.

-Anda Pili, vámonos. Me parece que Josevi nos vacila de mala manera.

-¡Eh!-se quejó-. Que no vacilo-y usó su tono más franco-. Si lo digo, lo cumplo y mi palabra va a misa. ¿Crees que no soy capaz?.

-Lo sé-rechinó ella entre dientes-.

-¿Y que me das si te equivocas?-la retó-. Vamos, mójate. Venga Trini, lánzate a ver que pasa.

Trini se sentía tentada de seguirle el juego. Quería humillarlo, por fantasma. No le gustaban los bravucones.

-Valeeeeeee-dijo con retintín-...muy bien, acepto tu juego-y se dieron un apretón manos-. Y si pierdes, “esto”-y llevó esa misma mano a su culo-, será tuyo.

-¿Prometido?-y los ojos de Josevi se encendieron como teas-.

-Prometido. ¿Y a mí que me darás si yo gano?.

Josevi se quedó pensativo. ¿Qué le podría dar a cambio?. El culo que acababa de sobar parecía prometedor, así que tenía que elevar las apuestas, o por lo menos ofrecer algo que fuese igual de suculento. Tenía que darlo el todo por el todo.

-Si pierdo, seré tu esclavo sexual un año entero. Estaré a tus órdenes para que lo que se te antoje.

-¿Lo que yo quiera?.

-Lo que quieras, cuando quieras y donde quieras. ¿Hay trato?.

Pili estaba alucinada por la propuesta de Josevi. Jamás había visto a un hombre prometer semejante cosa a una chica solo por una apuesta. La noche se prometía de lo más interesante. Además, había un aliciente añadido: ella jamás había hecho un trío, y por lo que sabía (no estaba segura), Trini tampoco había hecho un trío antes. ¿De verdad aquel rubiales sería capaz de satisfacerlas?.

-Hay trato. ¿Tienes coche?.

-No, ¿y tú?.

-Pues mira, tienes suerte. Sí que tengo.

-Bueno-intervino Pili-, ¿a qué esperamos?.

Los tres salieron del bar, aunque antes Trini y Pili le dedicaron un momento de fugaz visión a Viki y Toñi, que parecían estar pelando la pava con un chico alto, de pelo negro rizado. “Que asco”, pensaba Pili, “pobre infeliz, no sabe la que le espera como al final se vaya con alguna de ellas”. Un pensamiento que su compañera no tenía, pues el desafío de Josevi le daba vueltas a la cabeza. Debía ganar de todas todas, debía hacerlo o de lo contrario, él tendría algo que ella no quería darle. No sabía como se había osado a darle “eso” a él, así sin más. “Idiota”, se dijo a sí misma, “¿cómo se me pudo ocurrir semejante locura?”. Se maldecía repetidamente.

Los tres se subieron al coche de Trini, en el que ambas habían llegado a ese bar desde su barrio, que estaba en otra parte de la ciudad. Josevi iba detrás de ellas junto a Pili, pues no quería que él fuese solo. Aunque ella quería besarlo, él la hizo esperar. “Ya habrá tiempo de eso”, le dijo. Josevi fue indicando donde quedaba su casa, y Trini llegó hasta el lugar señalado. Aparcando lo más cerca posible, los tres subieron a casa de él y se fueron directos hacia el dormitorio. Efectivamente, tal como decía, Josevi tenía una cama de matrimonio para él solo.

-Me gusta tener donde estirarme. Me muevo mucho-bromeó-.

-A ver como te mueves ahora-le retó Pili, y fue a besarse con él-.

-¡Eh, deja algo para mí!.

Trini también se apuntó al bombardeo, y los tres se echaron en la cama. La casa tenía la suerte de estar bien climatizada, por lo que no había problemas de coger frío en caso de desnudarse. Josevi empezó a quitarles a las chicas su ropa: las dos llevaban el mismo tipo de vestido, una especie de vestido chino, tipo kimono de chica, con escote en rombo y ribetes y bordes dorados. La única diferencia es que el vestido de Trini era azul metalizado, mientras que el de Pili era rosado, en contraste con sus cortes de pelo. Ambos trajes eran de una sola pieza y dejaban las piernas totalmente al aire así como los brazos, pues eran de manga corta.

-Sois un par de bellezas-les dijo-. Me volvéis loco con esos trajecitos.

-Ya verás lo que hay debajo-le insinuó Trini-.

Josevi fue desabrochando las lazadas de los trajes, y ellas se fueron desnudando mientras él hacía lo propio, los tres enzarzándose en una cena repartida de besos, pues él iba de una a otra mientras las manos de ellas recorrían el torso de él, comprobando que bajo la descuidada ropa se ocultaba un torso cuidado y esbelto, con unos abdominales bien trabajados y un pecho depilado totalmente. Las manos de Josevi fueron apretando una a cada culito que tenía a su disposición, sobando especialmente el de Trini para comprobar mejor la calidad del material que ella le había prometido. “Mmmmm más me vale ganarla, me muero de ganas de comerme este culito”, se decía mientras se estaba besando con Pili.

-Sois un par de diablesas-murmuraba-, me vais a arrastrar al infierno.

-No vamos a llevarte al infierno-le dijo Pili-: ¡ya estás en él!. ¡Te vamos a dejar seco!-y se mordió los labios fruto de la lujuria que sentía-.

Josevi se tumbó a lo largo en la cama con una chica a cada lado. Desnudos todos tanto Trini como Pili estaban ansiosas de comprobar el tamaño de la vega de Josevi, y así saber que clase de herramienta tenía el rubiales al que se habían ligado a la vez. Al posar la mano en su miembro, algo que hicieron al mismo tiempo, las dos se llevaron una sorpresa mayúscula al sentir algo fino pero muy alargado, más de lo que se intuía debajo de la ropa.

-¡Santa madonna!-exclamó Trini-. Pili, ¿estás sintiendo esto?.

-¡Claro que sí!. Pero tío, ¿de donde has sacado todo esto?.

-De mi padre, claro-se rió-. Una buena dotación es la clave del éxito.

Las chicas se cogieron de la mano mientras que la verga de Josevi quedaba entre las dos manos. Con cuidado esmero comenzaron a masturbarlos para sentir la dureza y el calor de aquella barra de carne que, sin temor a equivocarse, tendría la friolera de 25, quizá 27 cm. de largo, en todo su esplendor. Ni con sus novios se habían encontrado una polla de ese calibre, pero ahora era toda suya, y Trini fue la primera que se agachó para llevársela  la boca y  degustar semejante falo.

-Mmmmmmmmm...pero que boquita tienes Trini...uffffff es increíble, no pensé que alguien se la pudiera meter toda-dijo al verlo con sus propios ojos, cuando antes lo había notado únicamente-...menuda garganta tienes...

-Claro-dijo Pili-: “garganta profunda”-y se rieron por el chiste-.

Pili tampoco se quiso quedar con las ganas, y las dos se pusieron a lamer y a chupetear aquella verga de tacto ardiente y que no era del todo recta, si no que dibujaba una ligera curva hacia arriba. Josevi no perdía detalle de lo que estaba pasando, y veía a las dos amigas compartiendo su verga tan amigablemente. Atrás quedaban las peleas del bar en donde se lo estaban disputando como perras en celo. Ya no había territorialismos, ni posesiones personales. Todo era compartido, y todo se lo estaban disfrutando. Josevi, desde la posición en que ellas estaban, tenía acceso al culo de las dos y los acarició y sobó hasta que probó a acariciarles entre sus piernas, comprobando que tanto una como la otra estaban algo excitadas. Su humedad era más que evidente.

-Chicas, ¿os importaría daros un besito entre las dos?. Me encantaría veros daros un besito pero de los largos, uno de reconciliación.

Tanto Pili como Trini se quedaron mirando entre sí. Jamás se habían besado, ni tan siquiera jugando. Lo del “derecho a roce” jamás se lo había planteado, ni tampoco lo habían hablado entre ellas. Sin embargo, ahora Josevi las invitaba a probar un poco del “lado oscuro”. Con un leve asentimiento de hombros, Trini dijo que sí. Pili y ella se incorporaron un poco y tímidamente se dieron un beso. Luego miraron a Josevi.

-Eso es muy soso, chicas-se quejó-. Seguro que podéis hacerlo mejor-las retó-.

Riéndose, las dos volvieron a intentarlo, pero esta vez el beso fue bastante más largo que el primero. El roce de sus respectivos labios era más dulce de lo que ellas se habían imaginado nunca. Sin que Josevi se lo dijese, después de ese segundo beso llegó un tercero y un cuarto, éste ya con lengua. Él se quedó mirando como las chicas se lo pasaban bomba descubriendo lo que era un beso lésbico, acompañado por unos meneos en la cama cuando se pusieron de rodillas y se empezaron a tocar. Josevi, al comprender por donde iban los tiros, vio la ocasión perfecta.

-Seguid así chicas, jugad un poco entre vosotras, y yo haré de mirón un rato. Me encanta mirar-insinuó con malicia-.

Josevi se apartó de la cama y las dejó a ellas solas que se comenzasen a explorar por sí mismas. Trini, recostada en la cama, dejó a Pili acariciar sus pezones y que jugase con ellos un buen rato. Pili amasaba los pechos de su mejor amiga, comprobando que eran prominentes y de tacto suave, y que cualquier roce en los pezones hacía que Trini esgrimiese un gesto mezcla de placer y dolor. Ésta, para devolverle el favor, llevó sus manos a las perolas de su amiga, algo más pequeñitas pero tampoco demasiado. Con el pulgar y el índice probó a acogerlos y a pellizcarlos ligeramente solo para ver como Pili reaccionaba a las caricias. Josevi, mientras tanto, se había sentado en un butacón en una esquina del cuarto, contemplándolo mientras se masturbaba pacientemente.

-Acariciaros mucho chicas, por todas partes. Besaros por todas partes. Ya veréis lo que luego os voy a dar.

Pero ni Trini ni Pili pensaban en Josevi en ese momento. Se habían enzarzado en una lucha grecorromana de lenguas, que se peleaban ardientemente. Éstas rotaban y sus cabezas se movían de lado a lado frenéticas, mientras ellas estaban disfrutándose como jamás pensaron que lo podrían hacer. La mano izquierda de Pili recorrió el vientre de su amiga y fue bajando hasta su pubis, colándose luego por su entrepierna para llegar a su sonrisa vertical, que acarició sutilmente. Trini arqueó la espalda al sentir aquella caricia tan íntima, tan ardiente y tan delicada. Su cuerpo reaccionó y Pili comenzó a acariciarla y a masturbarla lentamente a lo primero, para ir ganando más brío. Colocándola más o menos en la misma posición, Trini le devolvió el favor a su mejor amiga haciendo bajar su mano por el cuerpo de Pili hasta que llegó a su entrepierna y se puso a moverse y a masturbarla.

-Y si lo hacéis con la boca, ni os lo cuento-sugirió Josevi-.

Durante varios minutos a Josevi le dio la impresión de que ellas no le oían o le habían ignorado deliberadamente, pero tras un buen rato de estar metiéndose mano con denodado brío, fue Trini la que tomó la iniciativa y puso a Pili boca arriba sobre la cama mientras que ella bajaba para que su cara estuviese justo a la altura de su cuca. Lo besó y lo empezó a lamer alternando una cosa con la otra, y Pili comenzó a sentir que el mundo entero iba a estallar en llamas. Jamás una chica le había comido el coño como su mejor amiga se lo estaba haciendo. Era fantástico, era delicado, era profundo, era todo lo que había esperado toda su vida y jamás un hombre se lo había dado.

Ayudada por sus manos, que estaban sobre los muslos de Pili para dejarla bien abierta y asegurarse de tenerlo todo al alcance de su boca, deslizó una de las manos por el coñito de Pili y lo acarició varias veces para buscar su clítoris y darles golpecitos y toqueteos. En lugar de seguir penetrándola con la lengua, la sacó del todo y se puso a recorrer toda la rajita de Pili, de arriba abajo y vuelta, así sin parar. Pili no podía retener los deseos por gemir y jadear notablemente, cuanto más mejor, para hacer entender a su amiga lo mucho que lo estaba disfrutando y lo mucho que deseaba ser gozada por ella. Trini redobló sus esfuerzos en la cuca de ella y volvió a penetrarla y a mover la lengua allí dentro hasta que Pili, retorciéndose en la cama y entre la cara de Trini, sintió como una potente descarga de energía recorriéndola el cuerpo, una sacudida que la provocó un orgasmo que se tradujo en riada de jugos que salían de ella y que Trini, al ser cogida por sorpresa, se tuvo que tragar para no quedar con la cara chorreando.

-No seas mala Pili. Trini también tiene derecho a que su mejor amiga la goce.

Pili se maldecía por seguir los consejos de Josevi. “Maldito pervertido”, se decía a sí misma, “mira lo que hemos acabado haciendo por su culpa”, pero su sentimiento de culpa era mitigado y anulado por el intenso placer que Trini le había hecho sentir, y era momento de devolver el favor. Trini volvió a su posición original abierta de piernas y tumbada en la cama mientras que Pili se puso entre las piernas de su amiga y comenzó a hacer lo mismo que le había hecho minutos antes. Fue algo tembloroso al principio, no había probado una vulva en toda su vida y la de Trini era la primera. Imitándola, se puso a acariciarla con las manos y con la boca, dándole besos de variada duración, clase e intensidad, en su intimidad palpitante y excitada.

La pelirroja con vetas rubias se llevó la mano a la boca y comenzó a morderse un dedo, pues las sensaciones que antes había dado a alguien era se las devolvían y todo lo que estaba empezando a sentir era más intenso y placentero de lo que nunca hubiese supuesto y/o imaginado. Si hubiera sabido lo que aquello era, se lo hubiese hecho con Pili muchísimo antes. Su mente no podía procesar todo lo que su cuerpo sentía, todo la desbordaba y se reducía a un dejarse hacer por ella, que aún con la timidez que tenía por ser su primera vez con una chica, lo estaba haciendo de fábula. Cada lengüetada y cada lametón que Pili le procuraba solo hacía por calentarla y excitarla muchísimo más. Sin ser consciente de ello su cuerpo comenzó a convulsionar de forma incontrolada, con los jadeos saliendo de su boca entrecortadamente. Le costaba recobrar el aliento, casi no le era posible respirar bien, y presa de una marea cada vez más intensa de emociones, Pili logró su objetivo e hizo que Trini gozase tanto o más de lo que ella misma había gozado antes. Juntas y entrelazadas, las dos se fundieron en un beso que mezcló los jugos de las dos y que sirvió para incentivar aún más su deseo. En ese momento sintieron como la cama se hacía más pesada y como Josevi se las había unido. Ambas lo recibieron con los brazos abiertos.

-Y ahora, chicas...voy a daros todo esto para vosotras. ¿Quién lo quiere antes?.

-¡Yo!-suplicó Pili-. Dámelo ahora mismo, lo necesito. Desde que lo palpé antes estoy muerta de ganas de probarlo.

-¡Adjudicado!. ¡Ración de polla para la rubita de vetas rojas!.

Pili se quedó sobre Trini, puesta a cuatro patas, mientras que ambas se fundían en un nuevo beso. Sin poder creerse lo que estaba pasando, sentía como aquella verga de longitud exagerada iba entrando poco a poco en ella. Una entrada tan lenta que se le hacía eterna, interminable. Se moría de ganas de sentirla toda dentro de ella, pero Josevi fue pausado en sus movimientos. Trini llevó sus manos a las tetas de Pili y las atrajo a su boca para volver a lamérselas como ya lo había hecho antes. En tanto que las chicas volvían a la carga, Josevi finalmente la barrenó del todo y se puso a mover sus caderas y a darle lo prometido. Sujetada al cabecero de la cama, la mente de Pili no sabía si iba o venía, no podía decir donde acababa Josevi y empezaba Trini, entre los dos estaba en un éxtasis que no había conocido antes.

-Mmmmmmmmm...oh por dios que cosa ricaaaaa...esto es el mejor polvo de mi vidaaaaa...por dios sigue, sigueeeeee...sigue así Joseviiiiii...has dado en el blanco, síiiii, asíiiiii, en el blancoooooooo...ohhhhh dios santo que gozadaaaaaaa...

La cama entera se movía de lado a lado mientras Josevi estaba follándose a Pili, con Trini dándole atenciones adicionales. Las acometidas de Josevi eran estudiadas al milímetro, diseñadas para dar placer al máximo, para que todo el cuerpo de Pili quedase al rojo vivo. Parecía sentirlo por todo su cuerpo, todas sus terminaciones nerviosas se encontraban enviando el mismo mensaje al cerebro: “Placer...placer...placer...”, y sentía que no podía abarcar tanta excitación. Arqueando la espalda y la cabeza hacia atrás, él la cogió de los hombros y arremetió con estocadas aún más fuertes y secas, más intensas y poderosas, y que, junto a los pellizcos de Trini en sus pezones, hicieron que Pili diese un chillido largo y ronco cuando Josevi la provocó un orgasmo que la dejó sudando, con expresión agotada pero contenta.

-En el blanco, en el blancoooooooo...mmmmm eso esssssssss...dale en el blanco, daleeeeee...asíiiiiiiiiiiiiiii...ay mi madre que gozadaaaaaaaaaaaa...

Pili cayó derrengada en la cama junto a Trini, incapaz de seguir estando a cuatro patas por más que lo intentó, y aunque no lo dijo, se extraño de algo que Josevi no había hecho cuando gozó con ella. ¿Cómo podía ser posible?.

-Me toca-dijo Trini-. Vamos a ver si a mí me trabajas tan bien, semental. Dudo mucho que te queden fuerzas.

-Eso tú no lo sabes.

-Estoy dispuesta a averiguarlo-sonrió y se relamió, lasciva-.

En vez de ponerse tal y como Pili estaba antes, Trini prefirió seguir tal como ya estaba, cómodamente echada a la larga, y que el viniese a penetrarla. No tardó ni diez segundos en sentir como la punta de la verga de Josevi intentaba abrirse paso entre sus piernas, tarea más que fácil después de lo que Pili le había hecho. Al igual que ya había hecho con Pili, Trini sintió cada uno de los centímetros del garrote de Josevi entrando en ella, una experiencia que no había conocido antes, pues los chicos con los que había estado tenían tanta prisa por meterla que apenas dedicaban tiempo para que ella gozase en esos primeros momentos. Josevi era diferente, era más experimentado, se le notaba que llevaba mucho rodaje con las mujeres.

-Virgen santa, que maravilla...tenías razón Pili, es una máquina, esto no es una polla, es la octava maravilla del mundo...eres un fiera Josevi, un animal...sigue así, por dios, sigue y no pares...esto es un buen polvo...

Josevi no hablaba, tan solo se limitaba a seguir penetrándola al tiempo que Pili iba a besarse con él de vez en cuando, con él y con Trini, a quien acariciaba sus pechos y sus pezones, lamiéndoles y metiéndolos en su boca. De la misma manera que a Pili le había ocurrido, la combinación Pili-Josevi causó estragos en Trini, a la que de pronto le daba igual si Josevi terminaba por darle por el culo no. Su mente solo podía recrearse y disfrutar de la fantástica verga de él y de la manera en que se la estaba cepillando. A la orden de Josevi, Pili se sentó sobre la cara de Trini y está le volvió a dar un masaje oral en sus labios vaginales penetrándolos mientras a ella también la penetraban. Alcanzado una especie de ritmo común entre unos y otros, Pili se movía ligeramente para que Trini fuese capaz de penetrarla aún más profundamente con la lengua. Una vez que lo había probado, ya no podía quitárselo de la cabeza. Nunca imaginó lo placentero que podría llegar a dar el sentir la lengua de su mejor amiga dentro suyo.

Mientras tanto, Josevi seguía concentrado en la tarea que tenía ante él, dándole a Trini dosis y más dosis de ariete vikingo. Envarados en la misión de explotar los tres a la vez, él no se detuvo ni un solo momento, si no que mantuvo un ritmo inalterable para zumbarse a su amante pelirroja de vetas rubias. Podía notar que eran diferentes, y que su elección en el color de pelo hacía juego con su carácter: mientras que Trini era algo más aguerrida y lanzada, Pili era un poco más cohibida y menos decidida, aunque una vez se combinaban las dos, la mezcla era explosiva...y una explosión interna era lo que Trini estaba empezando a sentir, una explosión que anunciaba una necesidad apremiante y desesperada.

-Joseviiiiiiiiii, cabronazooooooooo...fóllame más, fóllameeeee...virgen santaaaa fóllame hasta el fondooooo...más fuerte, máaaaaaaas...estoy a punto, lo quiero, lo quiero todooooo...dámelo todo cabróooooooon...

Sin detenerse ni pararse, ni tampoco quedarse con las palabras desmadradas de Trini, él siguió su bamboleo de ritmo infernal y calculado hasta que Trini se abalanzó sobre él y le clavó las uñas en la espalda, tanto que él acabó gimiendo de dolor. Aún sin soltarlo, Trini lo había atenazado con fuerza mientras que Pili, sobreexcitada por la idea de que su mejor amiga le estaba devorando su almeja con gula, ya había gozado una vez más y había caído al lado de ellos en la cama, lo que dio vía libre a Trini para abrazar y hacer sufrir a Josevi con sus uñas. Después de unos cuantos movimientos más Trini se quedó derrengada sobre la cama, tragando saliva sin resuello. También sudando al igual que Pili, un pensamiento se coló en su cabeza.

-Oye tú, ¿cómo lo has hecho?-le dijo-. No te has corrido. ¿Es que no puedes?.

-¿Contigo tampoco?-preguntó Pili-. Vaya, pensé que era cosa mía. Qué pasa, ¿es que eres impotente?.

Josevi lanzó una somera carcajada a la pregunta de la rubia. Éstas no entendían el motivo de su risa hasta que, al mirarse la una a la otra, comprendieron la estupidez de la pregunta.

-No soy impotente, como habéis podido comprobar, pero es que sé como retener mi eyaculación para retrasarla todo lo que yo quiera. Así me sobran fuerzas para echar cuantos polvos la chica necesite echar.

-¿Eso es posible?-preguntó Trini, sin creérselo-.

-Acabas de comprobarlo-le dijo-. Y aún me quedan fuerzas para los polvos que me dé la gana. Ya os dije que os iba a satisfacer a las dos-y les guiñó un ojo-.

Tanto Trini como Pili se sintieron algo estafadas, pues ellas no sabían que algo así pudiera hacerse. De todos modos, quisieron forzar la resistencia de Josevi un par de veces más, pero todo esfuerzo fue en vano. Después de un par de polvos más con cada una de las dos, tanto Trini como Pili estaban que no podían ni moverse. Jamás habían probado a un hombre con tanta habilidad en la cama, era algo sobrenatural. Incluso lo habían probado a cabalgar a horcajadas con toda la fuerza de que ponían, pero fueron incapaces de que él se corriese ni una sola vez. Eso sí, lo que sí consiguieron fue gozar más veces, lo que terminó por mermarlas en sus fuerzas. No podían más.

-Creo que me debes un culo-le dijo Josevi-.

-No, por favor...no me encules. ¡Que mi culo es virgen y puro!. Que yo no sabía esto, no es justo.

-Un trato es un trato-le dijo él-, y hay que respetarlo.

-Si no quieres el suyo, te cedo el mío. Yo sí que lo he hecho alguna vez y no me desagrada-se ofreció Pili-.

Trini estaba asombrada. “Joder con Pili, y parecía tontita cuando la compré”, se decía a sí misma, pero Josevi argumentó que el trato lo había hecho ella y que por tanto a ella le tocaba sufrir las consecuencias. Al estar tan cansada no pudo negarse, y con un tacto muy delicado, Josevi puso a Trini boca abajo y fue poco a poco penetrando su ano hasta vencer su resistencia. Trini lanzó un gemido de dolor al notar como aquella barra de carne había conseguido penetrarla, no solo por la sensación tan rara que era, si no por ser incapaz de creer que semejante pollón hubiese entrado en su culito. Con Pili atenta a todo lo que pasaba, Josevi se puso a disfrutar de ese culo sin ser demasiado brusco pero tampoco excesivamente suave. El que fuese un culito virgen lo tenía obnubilado, y no pudo evitar cierto sadismo en la recta final, penetrando mucho más rápido. Trini, sin ser capaz de creerlo, sentía como aquel dolor se iba convirtiendo en placer y como todo su cuerpo la traicionó hasta el punto de sentir como si otro orgasmo la hubiese llegado.

Ya sin fuerzas, Trini quedó en la cama, agotada y sudorosa, viendo como Pili le ofreció el culo a Josevi sin reserva alguna. Éste aceptó su ofrecimiento y la penetró en el culo, con él sentada en la cama y ella sentada de espalda a él, enculándola hasta sentir toda su verga dentro suya. Aunque llevaba tiempo sin probarlo, la estaca de Josevi era maravillosa, sentía placer y dolor al unísono y no podía si no moverse y cabalgarlo con las fuerzas que le quedaban hasta sentir como su cuerpo se combó, incapaz de resistir por más tiempo. Entonces, y solo entonces, Josevi se agarró la verga y se masturbó en la cara de ambas dispuesto a darles a ella el oro blanco que tanto pedían, llevándose una sorpresa al ver como Josevi tuvo una corrida larga y copiosa, descargando todo lo que había retenido antes. Las chicas, que rezumaban semen en su cara, cuello y tetas, se lo limpiaron a base de besos y morreos hasta tragárselo todo y quedar más limpias que la patena. Josevi alucinó con la escenita.

-Me llamo José Iván-dijo cuando se echó junto a ellas, con una a cada lado-. Un placer conoceros, chicas.

-¿José Iván?-preguntó Pili, extrañada-.

-Iván. Ivi. José Iván. Josevi-dijo entrecortadamente-.

-Pues hola, yo soy María de la Santísima Trinidad, y ella es María de la Virgen del Pilar. Encantadas de follarte-y los tres se rieron a mandíbula batiente-.

-Igualmente. Podéis pasar aquí la noche. Estáis invitadas...y si queréis, incluso podemos hacer un bis por la mañana, al despertar-les guiñó un ojo-.

Contestaron morreándose al mismo tiempo, a tres bocas. Ni en sus más alocados sueños pudieron imaginar una noche como aquella, y con toda probabilidad Viki, Toñi, Moni y P jamás tendrían algo como eso. A punto de dormirse junto a Josevi, Trini y Pili les dedicaron un último pensamiento de victoria: “¡que se jodan esas putas!”.