Una noche tonta que me crucé con un ex. Parte 2

?Sabes ese chico que te follaba como loca en la adolescencia? Pues ahí viene...y quiero jugar.

Esta es la segunda parte de la historia Una noche tonta que me crucé con mi ex.

-          Uuyy me acuerdo mucho de este coche.

Digo mientras entró y giro la cabeza y medio cuerpo hacia detrás, para ver la parte trasera del vehículo. Haciendo eso le estoy casi ofreciendo la teta. Si la ve, podría meterla en la boca si quisiera. Pero no lo hace.

-          ¿Sí? ¿Te acuerdas?

-          Joder claro, y de los pastelitos que había detrás siempre jajaja.

-          Sí jaja que los tenía que sacar cada vez que…

Ya había arrancado el vehículo, y miraba hacia adelante. ¿Estaba empezando una broma verde? Puede que sea mi imaginación, decido insistir.

-          ¿Cada vez que?

-          Cada vez que… ya sabes jajaja.

Seguía mirando a la luna delantera del coche, y parece que le da algo de corte terminar la frase, o hablar tan directamente sin dobles sentidos.

-          Pero dilo jajaja

-          ¿Qué diga qué?

-          Cada vez que me follabas ahí detrás.

Digo para terminar con un suspiro de cierta melancolía totalmente real a la vez que le acaricio el bíceps de su brazo derecho. Está más fuerte que antes, pienso. Noto como se incomoda un poco, y voy a tirarle a donde nunca suelo fallar con los hombres.

-          Aaii ojalá mi novio me follara como tú.

Mientras elevo la cabeza hacia atrás, hasta tocar con el reposacabezas con ella mirando casi hacia arriba, adelantando y sacando un poco de pecho para facilitar aún más que me las viera. Sí, me había sacado las dos tetas de la parte delantera del bikini, y una de ellas estaba casi totalmente fuera de la camiseta. Noto como se incomoda aún más. Aunque parece que está picando.

-          ¿Cómo dices?

-          ¿Tu novia está contenta?

Mientras giro la cabeza hacia él, aumentando de intensidad las caricias que le daba con la mano izquierda. Mientras con la mano derecha me había sacado la otra teta, y jugaba con ellas lentamente. La situación me estaba poniendo muy cachonda, y mostrar mis tetas es algo que me enciende no sé por qué motivo.

Él gira un poco la cabeza. Me está mirando las tetas, y está viendo como le veo mirármelas. Conduce muy despacio, y me atrevo a cogerle la mano derecha, y lentamente acércala hacia mí. El hace un poco de fuerza, no lo suficiente para retirarla, pero lo justo para que su mano caiga en mis muslos.

Los coge, los soba bien. Me está sobando los muslos y yo ya estoy cachonda. Me da pena por su novia, y mucho más por mi novio, pero voy a jugar, voy a ser la guarra que fui de adolescente.

El coche ya está casi detenido, y le hago fuerza con mi mano para elevar la suya, hacia arriba mientras le miro y le susurro.

-          Las tetas.

Dejando caer un poco de saliva desde mi boca hasta una de ellas para restregármelo con la otra mano. Me estaba poniendo muy cachonda, y Alejandro ya no se acuerda ni del nombre de su novia. Me lo voy a follar, pero voy a jugar con él.

-          Perdón perdón. Joder ¿Qué coño hago?

Me disculpo mientras retiro su mano y me guardo las tetas.

-          Yo con novio, tú con novia, y aquí… esto está mal.

-          Mucho.

Echa el freno de mano y se abalanza sobre mi agarrándome la cabeza con una mano y metiendo la otras entre mis muslos. Comienza a besarme, y yo me dejo besar, muy apasionadamente y con mucha lengua. Su mano ya me está tocando el coño, y yo abro un poco más las piernas para que me lo toque bien. Y tras unos segundos.

-          No no no para para. Esto no está bien, yo no le puedo hacer eso a mi novio.

Mentí, claramente. Porque era totalmente consciente de que me iba a comportar como una autentica guarra esa noche. Dicho eso, él se queda parado unos instantes, y yo aún no me marcho.

-          Ya, tienes razón, está mal.

Me dice mientras comienza a acariciarme el hombro, hasta llegar a acariciarme la cara, buscando la boca. Que guarro. Yo me giro dejando mi pierna izquierda de rodillas sobre el asiento del copiloto.

-          Jooo ¿Por qué? Que putada.

Digo mientras me estiro de la camiseta hacia abajo, haciendo fuerza para que mis dos tetas salgan cada una por la parte de la axila, dejando la camiseta en el centro del canalillo. Él no lo duda y me saca una de ellas del bikini con la mano que le queda libre. Yo le sonrió y le chupo un dedo que ya encontró mi boca a modo de felación. Estoy muy cerda, muy caliente. Se acerca y me acerca rodeándome con sus brazos para comenzar a besarme

-          Esto está mal.

Alejandro no contesta, sigue comiéndome la boca mientras de vez en cuando baja para lamerme unos de mis preciosos pezones. Yo vuelvo a susurrarle.

-          Tengo novio Alejandro.

Pero se limita a besarme, y a sobarme con las manos. Su mano izquierda está agarrándome completamente una de mis nalgas, estirando de ella haciendo que note como se me abre un poco el coño. Y como sus dedos se acercan cada vez que vuelve a agarrar para abrirlo.

Por azar del destino, alguien comenzó a llamarme al móvil, y este no hacía más que vibrar dentro de mi bolso de playa. No tenía idea de quien me estaba llamando, lo que sí sabía es que no lo iba a coger, estaba ocupada, que digo ocupada, estaba cachonda. Iba a follar. Y el teléfono me habría la posibilidad de sentirme más guarra aún.

-          Me llama mi novio ¿Lo cojo?

Durante unos segundos, no contesta, sigue disfrutando de mí. Sus dedos ya han encontrado mi coño, y comienza a toquetearlo, cosa que me hace suspirar profundamente cuando para, pone cara de situación, y me contesta.

-          ¿Cogerlo? No sé, ¿Lo pensamos atrás?

Yo me quedo aguantando la respiración, con la boca abierta. Como dudando que contestar mientras movía la cadera en círculos para jugar con los dedos que jugaban con mi clítoris. Ni tres segundos pasan cuando Alejandro salta a la parte de atrás.

-          Pásame el bolso y lo pensamos aquí.

Le paso el bolso sabiendo que voy directa al matadero. Me va a clavar su estoque tantas veces como sea capaz, pues estoy dispuesta a dejarle hacerme lo que quiera, y voy directa. Nada ya de dudar, mi idea es follármelo con los pantalones puestos para calentarlo más. Pero Alejandro no me dejó.

Colocó el bolso en el asiento trasero, aun vibraba sin parar, ya me habrían llamado dos veces mínimo. Me ayuda a pasarme a la parte de atrás, pero me dirige de tal forma que acabo metida casi de rodillas en los pies traseros del copiloto. No entendía muy bien porque quería ponerme ahí, hasta que lo vi.

Él había puesto su pie derecho sobre el asiento, y estaba sacándose su aparato. ¿Cómo estaría? Lo recordaba muy bien, o eso creía. Salió morcillona, se pondrá más dura seguro, pero a mí me gusta así. Gordita, no muy dura, poco hecha. Ahora no se si la recordaba así, solo sé que me la voy a gozar con este rabo.

No me dio tiempo a pensarlo cuando Alejandro, me agarra la cabeza con su mano derecha y dirige su polla hacia mi cara con la otra mano. Si te viera tu novia pensaba. Cuando ya estaba metiéndola dentro de mi boca, yo la tenía bien abierta, sabiendo lo que me venía. Y aprieta bien con su mano para meterla entera hasta que notaba sus huevos en la barbilla.

-          ¿Lo vas a coger?

Me pregunta cuando comienza a metérmela rápido entre mis labios, bien profunda, una vez, otra, otra… el móvil seguía vibrando y él me estaba follando la boca con fuerza. Se me salta una lagrima, es muy grande esta polla, y yo soy muy pequeña.

-          ¿Te acuerdas?

Yo intento asentir mientras él no para de follarme la boca. Para al momento. Se sienta, y yo mientras me vuelvo a guardar las tetas con cara de arrepentida le digo.

-          Tío no podemos follar. Yo no le hago eso a mi novio, y a tu novia seguro que tampoco.

-          Ya, bueno… joder.

-          Solo te pido una cosa.

-          Dime

Me pregunta sentado, con el rabo duro. Ya le puedo decir lo que sea que si quiero me la mete, hasta donde yo diga.

-          ¿Puedes comerme el coño?

Asiente y se inclina para dejarme espacio para tumbarme. Yo moviéndome lentamente, sin apartar mi mirada de la suya, me inclino dejando caer mi cabeza sobre mi bolso que ya había dejado de vibrar. Me abro de piernas y me retiro el tanga del bikini sin dudar, pero lentamente. Dejando a la vista mi coño suave totalmente depilado, y bastante húmedo.

Noto su lengua, noto sus lametazos. Cada lametón que pasa por el clítoris me hace exhalar un suspiro profundo. Lame, pensaba para mis adentro. Comenzó a jugar con un dedito, y cuando me quise dar cuenta ya me estaba introduciendo dos de ellos mientras seguía lamiendo.

El móvil comenzó a vibrar de nuevo, justo en mi cabeza. Y yo pretendí subir más el nivel del juego de la cornamenta que tanto me pone. Le digo que siga despacio que voy a mirar al móvil. El asiente, con cara de incertidumbre, pero continúa dándome placer.

Miro el móvil, la pantalla me ilumina la cara, no me estaba llamando nadie, tenía una alarma puesta dios sabe por qué y sonaba cada pocos minutos. Así que le cogí la mano a Alejandro, intensificándole y dándole más velocidad a la mano que me introducía los dedos, mientras dejaba el móvil con la otra esperando que vibrara en pocos segundos.

Notaba como Alejandro también se estaba masturbando, mientras yo gemía suspiros de placer y sonrisas picaras. Volvió a vibrar el móvil, y con una mueca.

-          ¡¡¡Joder que pesado!!!

Lo levanto dejando que la luz ilumine mi cara, y comienzo a moverme de forma muy guarra mientras gimo. Comienzo a notar mi orgasmo llegar, y empiezo a comportarme como tal.

-          Si si si. Más, más, más. Espera que le mando un audio rápido.

Digo mientras toqueteo el móvil. Abro una conversación conmigo misma de whatsapp, Alejandro se queda totalmente inmóvil. Le digo susurrando al móvil.

-          Cari, estoy en casa ya, no puedo hablar que es tarde. Mañana te llamo. Te echo de menos, te quiero.

Y suelto el móvil al escuchar que el audio se ha enviado para dejar caer el aparato al suelo, y decirle mientras me acomodo.

-          Ya, sigue follándome.

Y obediente Alejandro. Después de escuchar cómo le daba las buenas noches y un te quiero a mi novio estaba metiéndome la polla. Pam pam pam. Sonaba fuerte sonar su pelvis contra mí, mientras me introducía tanta carne profundamente. Al cabo de varias embestidas yo ya era grito puro de placer, ye le digo.

-          ¡Me estás follando¡

-          Quiero follarte como a una perra.

Y está vez obedezco yo, y me coloco con la cabeza bien pegada a la puerta, y las rodillas sobre los asientos, noto como me coge los cachetes del culo, y como con la punta de su polla está buscando donde introducirlo. Ya sabéis lo que me aficionado al sexo anal, desde que lo descubrí.

Me empotra por detrás, reventando mi coño con toda la fuerza que puede, haciendo que mi cara golpee contra la puerta en cada embestida.

-          Que guarra eres.

Me dice y no hace más que excitarme a la vez que me penetra más fuerte, a un ritmo muy alto. Se acuerda de mí, se acuerda de lo que me gusta, de lo que me pone que me llamen guarra y cosas así, estoy seguro de que se acuerda de todo. Y con tanto gozo casi pasa desapercibido la saliva que me ha echado en el culo, la noto caliente, y ahora como la extiende con su dedo.

-          No, eso no. Mi novio.

Digo entre gritos de placer, como si quiera engañarme a mí misma y negar que no la iba a meter por donde quisiese. El ritmo sigue frenético, y yo voy a correrme, me estoy gozando este rabo como si fuera la última vez, me corro. No puedo parar de gritar, cuando oigo.

-          Quiero follártelo.

-          No, mi novio.

Vuelvo a decir ya casi sin avergonzarme de lo guarra que estaba siendo. Y mientras gemía aún más cuando notaba como entraba el dedo en mi culo. No podía sentir más placer.

-          ¿Tu novio no te lo folla?

-          No, el culo no.

Mentí, mi novio me había follado por todos lados la primera noche que lo conocí, ahí empezó el amor. Me corro me dice, y no detiene para nada el ritmo, cosa que me vuelve aún más loca de placer.

-          No, no te corras.

Digo como puedo entre gemido y gemido.

-          No no no. Va, venga, follámelo. Follame el culo.

Y aunque había dilatado mucho con el dedo esa polla estaba enorme. Tuvo que dar varias embestidas hasta conseguir introducir más de la mitad de rabo dentro de mi culo y hacerme sentir una auténtica zorra. Volví a notar esa polla, la misma que hace años, entrando por el mismo sitio, pero esta vez me puso muy guarra.

Pobre novio mío, pobre novia de él. Al menos a tenido la decencia de no correrse dentro y soltármelo todo sobre la espalda. Eso es un detalle que admiro. Obviamente, fue el primero de todos los polvos que echamos durante esa noche, hasta que saliera el sol. Me dejó en mi casa, y vuelta a desaparecer.

Volverá a aparecer, eso espero.

Fin

Gracias por leer mi relato.

Si le ha gustado, tengo más historias en mi perfil que quizás puedan excitarle.