Una noche sin León.
Cerré los ojos y comencé a pasar mis manos, bien suave, por debajo de la remera, recordando el calor de las suyas sobre mi piel...
Hola, soy la gordita de esta pareja, tengo 26 años y paso a describirme. Mido 1,60mt, tengo el pelo largo hasta la cintura, morocha, ojos cafés, labios carnosos y según mi novio tengo unas tetas grandes y muy lindas, y una cola que llama a ser azotada.
Con León somos muy calientes, nos gusta provocarnos a toda hora, no importa donde estemos, por lo que nuestros teléfonos están llenos audios nuestros haciendo o diciendo cosas para excitar al otro; así que además del sexo en pareja, nos tocamos solos, con la condición de que si lo hacemos debemos enviarle las pruebas a nuestra pareja.
Lo que les voy a contar, pasó un fin de semana en el que mi novio tenia que viajar para visitar a su padre. Vivimos en casas separadas por lo que cada noche que no estamos juntos, hablamos hasta la madrugada, pero esta noche se fue a dormir mucho más temprano que yo porque al otro día madrugaba. Nos dimos las buenas noches como de costumbre y no iba a saber nada más de León hasta el día siguiente que despertara.
Esa madrugada cuando me fui a la cama lo extrañaba, extrañaba su voz, en particular ese tono seductor que pone cuando comienza a excitarse. Solo pensar en él, comenzaba a subir el calor en mis partes íntimas, pero me sentía sola, así que no hice caso al fuego que iba creciendo y traté de apagarlo.
No podía dormir, necesitaba escucharlo, así que busqué entre mis mensajes destacados de WhatsApp uno de él. Esperaba oír un mensaje de buenas noches diciendo que me quería, pero justo se reprodujo uno en el que estaba gimiendo y con esa voz que tanto me calienta, me decía que me quería poner en cuatro y cogerme hasta que yo no pueda más. Ese audio fue todo lo que necesite para prenderme fuego.
Cerré los ojos y comencé a pasar mis manos, bien suave, por debajo de la remera, recordando el calor de las suyas sobre mi piel, con la yema de los dedos rocé mis pezones marroncitos, que ya estaban duros desde el momento en que escuché su voz. Me apreté las tetas con las manos intentando agarrarlas como él lo hace y pellizque suavemente mis pezones mientras se escapaba de mis labios el primero de los muchos gemidos de esa noche. Estaba excitada, mucho, pero sabía que no podía despertar a mi novio. Me mordí los labios y mientras seguía tocando mis pechos, comencé a bajar con la otra mano acariciando mi cintura y recordando la voz de León en mi oído diciendo que le encanta mi cuerpo y le excita mucho verme desnuda. Me saque la poca ropa que tenía puesta, mientras lleve una mano hacia mi conchita y comencé a pasar el dedo medio por los labios de mi vagina, estaba tan mojada que solo con una ligera presión mi dedo se hundió en el calor de mi sexo. Lo pasaba desde la entrada de mi vagina hasta el clítoris, rodeándolo, sintiendo como mi flujo hacía que, ahora dos de mis dedos, se resbalaran entre los pliegues de mi vagina.
Mientras me llevaba los dedos a la boca para probar mi sabor. Recordé como mi novio me pedía poder lamer ese flujo directamente de mí y yo me negaba, hasta que un día acepté de lo excitada que estaba, comenzó dándome besos en mis labios vaginales, el sólo sentir su respiración y la cercanía de sus labios ya me hacía gemir; pasó su lengua, hundiéndola hasta tocar con la punta mi clítoris, dándole pequeñas y rápidas lamidas mientras con el dedo índice empezaba a penetrarme. Ese día sentí que con cada lamida una corriente atravesaba mi cuerpo, cada vez más intensa, hasta que no puede evitar acabar mientras me penetraba con su lengua y jugaba con mi clítoris.
Estaba muy caliente tocándome, pensando y reviviendo cosas con León, casi no podía frotarme rápido el clítoris, de lo mojada que estaba. Necesitaba sentir la pija de mi novio penetrándome, dándome el placer que sólo él puede. Busque entre los cajones de la mesa de luz mi juguete, de tamaño similar a la pija de mi novio (lo compramos así para los días en que lo extrañe). Comencé a humedecerlo pasándolo por mi conchita lo ubique justo en la entrada de mi vagina y mientras me acariciaba las tetas, me penetre con el juguete, metiéndolo todo de una, lo más profundo que pude, mientras daba un largo gemido, me penetre varias veces más, sintiendo como el juguete se abría paso en mí. Comencé a hacerlo cada vez más rápido, se escuchaban en todo mi cuarto mis gemidos y el sonido húmedo de mi vagina al ser penetrada.
Deje el juguete dentro de mi vagina y mientras volvía a escuchar el audio con los gemidos de León, jugaba con mi clítoris, frotándolo cada vez más rápido, era tanta mi excitación que el juguete se salía de mí, resbalándose por mi flujo. Necesitaba a mi novio, penetrándome con fuerza, metiendo su pija en lo más profundo de mi vagina, mientras apretaba mis tetas y mordía mis pezones con suavidad. Volví a meter el consolador en mi conchita, penetrándome muy rápido, cuando sentí que estaba por llegar el orgasmo, lo deje bien adentro apretándolo con las paredes de mi vagina y mientras con una mano me frotaba el clítoris y la otra agarraba fuerte de las sábanas, me deje llevar por el placer en un fuerte orgasmo. Mientras recuperaba el ritmo de mi respiración, sentía las contracciones de mi vagina, intensas y pausadas, apretando el juguete, mientras yo imaginaba que aun tenia la pija de mi novio adentro mío.