Una noche plena de complicidad... (3)

¡Oh! Bendito deseo, tu que nublas las mentes, despiertas y haces tan intensa la pasión... Melissa

UNA NOCHE PLENA DE COMPLICIDAD .... III.-

¡OH ¡ BENDITO DESEO, QUE CIEGAS LAS MENTES Y DESPIERTAS Y HACES INTENSA LA PASIÓN.

MELISSA :

Importante: Para entender bien este relato, es necesario haber leído los números 1 y 2 respectivamente.

Antes de volver al salón donde conversaban amigablemente mi marido y nuestro amigo Vincent, subí a mi alcoba directa al baño, pues el semen de Rodrigo me corría por mis muslos con un frío gélido y mi rostro frente al espejo me delataban abiertamente los electrizantes minutos vividos anteriormente. Cuando posteriormente bajé y me reencontré nuevamente con los hombres, Sergio me dijo:

Yo pensé mi amor que se había ido a la cama a esperar a su marido.

Cómo se te ocurre que ni siquiera le iba a dar las buenas noches a nuestro invitado de honor, después de tanto tiempo sin verlo --- lo que pasa --- continué --- es que subí a ver los niños y se despertó Lily, por lo que la acompañé a ella y también aproveche de darme una manito como a usted le gusta mi amor.

Me parece muy bien que esté tan "rica" para su marido esta noche – dijo burlonamente Sergio, mientras Vincent sonreía moviendo la cabeza en ademán de aceptación.

Esa noche Sergio, pese a haber bebido más de la cuenta estaba deseoso de que nos fuéramos a la cama. Apagamos las luces de la planta baja y subimos los tres hacia los dormitorios del segundo piso, a Sergio debimos ayudarle a subir pues por el accidente aún le costaba subir los peldaños, lo dejé junto a nuestra alcoba y en silencio tratando de no despertar a los niños, acompañé a Vincent hasta el cuarto de huéspedes para mostrarle su acomodación y detalles de la habitación con su baño independiente, trate de volver lo más rápido que pude al lado de mi marido , pero antes de salir del cuarto de huésped, Vincent apagó la luz y me llevó a su cuerpo besándome con desesperación, diciéndome al oído : No me dormiré hasta que no vuelvas a darme las buenas noches, promete que lo harás --- Si lo prometo, le respondí nerviosa --- pero déjame ahora que Sergio me espera impaciente.

Mi Sergio, estaba tan necesitado de sexo que en cuanto retorné a su lado, se levantó torpemente de la cama y se me vino encima metiendo sus manos por todos lados logrando desnudarme en corto tiempo, el pobre estaba muy excitado y lo que más deseaba en ese momento era penetrarme y saciar sus instintos de macho. Ya en la cama y en plena acción, mi calentura llegó a su grado máximo al sentirme esa noche tan deseada por los tres hombres que sólo hacía un par de horas habían cruzado el umbral de mi puerta. Cuando sentí que me venía un delicioso orgasmo, quise apurar a mi Sergio para hacerlo juntos, para ello me bastaron unos cuantos movimientos y ponerle una de mis tetas en su boca para que tocara el cielo con gran agitación y entusiasmo. Pocos minutos después ya roncaba como una roca, apacible y tranquilo cual bebé después de tomar su biberón.

Bajé desnuda de la cama, me metí al cuarto de baño para mi aseo vaginal, perfumé mi cuerpo antes de cubrirme con mi batón. Encaminándome hasta el lado de mi marido, pude comprobar que ni un terremoto o un huracán desatado lo despertaría. Sigilosamente ahora encaminé mis pasos hasta el cuarto de huéspedes donde pacientemente me esperaba con ansias mi antiguo pero joven amante.

Mientras caminaba en punta de pies, mi corazón palpitaba fuertemente y por variadas razones, la una por volver a los brazos de un hombre maravilloso, otra, que mi moral de madre y esposa trataban de frenar mi caminar, pero la pasión de la noche, el licor que aún revoleteaba en mi loca cabecita y mi estructura de mujer ardiente, nublaba mis pensamientos y me llevaba a zambullirme dentro de la cama de Vincent.

Fue algo fulminante como un rayo, fueron minutos llenos de ardorosa pasión en que nuestros desnudos cuerpos se fundieron en una unión pecaminosa llena de erotismo sin límites, fui poseída con amor y ternura pero con una tremenda vigorosidad de hombre recio y formidable. Tres excitantes orgasmos me costaron antes de sentir la descarga seminal dentro de mi, nuestros cuerpos mojados de sudor y fluidos, pero también plenos de nerviosismo expectante.

Vincent, quiso retenerme por más tiempo a su lado, me llenaba de besos y tiernas caricias, insistiendo en ello. Mi yo interior lo habría aceptado a ojos cerrados, pero ello no fue posible. Con el mismo sigilo retorne sobre mis pasos y volví a mi alcoba, Sergio continuaba durmiendo pesadamente, cuando me tendí nuevamente a su lado dispuesta a dormir, pero por mi cabeza revoloteaban las vivas imágenes de lo ocurrido en las últimas horas y me sorprendía el pensar que cómo yo una silenciosa dueña de casa, me había prestado para que tres ansiosos machos me poseyeran con tanto deleite como lo hicieron, y lo más sorprendente fue que en mis entregas me daba por entera a saciar los infinitos deseos de esos vigorosos hombres, que en el éxtasis de sus copiosas eyaculaciones, descargaban apasionadamente todos los placeres que mi cuerpo y mi amante manera de ser les entregaba con toda mi tremenda bondad de hembra afortunada. Pronto me dormí apaciblemente después de una noche llena de embrujos y sexo, como nunca antes la había tenido.

Quieren saber lo que me ocurrió al siguiente día, no se pierdan mi próximo relato.

Melissa.

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