Una noche plena de complicidad... (2)

Si todas las mujeres, despidieramos de esa forma a nuestros invitados, estoy segura, les tendríamos constantemente de visitas...salga de la duda.... Melissa.

UNA NOCHE PLENA DE COMPLICIDAD......... II.-

Si todas las mujeres despidiéramos de esa manera a nuestros invitados......... Estoy segura, le tendríamos en constantes visitas ........................ Melissa

Importante: Les recomiendo leer el 1er. Capítulo, para saber de que se trata el relato.

Mira Vincent. --- Preguntó fanfarronamente mi marido a mi ex amante, en el momento que este acompañado de Rodrigo, ingresaba a nuestra casa --- ¿Cómo encuentras a mi mujer, está más estupenda que antes o no?

Tienes toda la razón amigo, te reitero mis felicitaciones para ti, como antes también lo hacía, tienes una muy bella y encantadora mujer y además mi principal estímulo es para ti Melissa que eres extraordinaria en todo lo que luces --- respondió con delicadeza Vincent.

Pero mírenla como luce de exquisita, se los dije en el bar, qué tengo una maravillosa mujer que sabe llenar de gustos a su marido .

Por favor Sergio, no te pongas pedante --- dije – pidiendo disculpas por mi facha, pero también les expliqué que era una humorada para esperar a mi marido después de casi dos meses de ausencia en casa. Los dejé acomodados en la sala de estar decidí subir a cambiarme por que me sentía tremendamente incomoda con mi vestimenta, pero Sergio me pidió como gran favor, que solo me pusiera otra blusa y el resto lo dejara tal cual, a lo que las visitas también gracias a los grados que tenían en el cuerpo aprobaron esta vez la decisión.

Antes de bajar a reunirme con ellos, me mire al espejo y me sentía como desnuda con esa faldita tan corta que ante la mínima inclinación mi apetecido trasero quedaría a disposición de la expectante y libidinosa vista de tres hombres y todos presumiblemente, venían llegando después de un largo período de abstinencia sexual. Calcé mis lindos zapatos de altos tacos de correas finas que le encantaban a Sergio, para darme ánimo me tomé medio vaso de Whisky escocés, que guardaba en mi alcoba, esperé la reacción del alcohol y bajé a su reencuentro. Ahora las alabanzas se multiplicaron y los ojos de Vincent y Rodrigo los veía brillar de deseos.

¿Y donde te encontraste con Vincent ? --- pregunte a Sergio con curiosidad.

Me explicó que: Al salir de la Clínica estaba tan contento que lo primero que quise hacer fue pasar a tomarse un trago al bar de mi amigo Willy, que es mi lugar favorito por años . Estaba en la barra con Alberto y otros amigos que me llegaron a saludar, cuando veo aparecer a Vicent con su amigo Rodrigo. Sergio, dice que él no lo reconoció, sino fue Vicent quien lo hizo, dice que de puro contentos se tomaron una botella de Jack Daniels, casi solos, se pueden imaginar que a casa llegó bastante entonado y entusiasmado e invitó a su amigo del alma a cenar junto al joven Venezolano. La velada se desarrolló en forma muy amena y todos me felicitaban por la exquisita cena que les tenía preparada, como si hubiese adivinado de la visita de tan importantes personajes. Sentados a la mesa, tanto Vincent como Rodrigo, me devoraban con sus miradas, me sentía acosada igual que una perrita en celo que sufre el asedio de machos deseosos de montársela, los tragos que había ingerido reavivaron mis deseos y sacaron a relucir una personalidad desconocida en mi., me sentía muy excitada y abiertamente provocadora, me sabia el centro de atención de ellos, en esos momentos y mientras Sergio, seguía fanfarroneando medio ebrio contando una y otra vez lo de su accidente, yo me quite un zapato y llevé instintivamente mi pie hasta dejarlo aprisionado entre las piernas de Vincent, mientras tímidamente sentí sobre mis muslos la mano de Rodrigo quien presumiblemente al descubrir mi juego bajo la mesa con Vincent, demostrando un descaro abismante la deslizaba fugazmente por mis muslos, deslizándola nerviosamente hasta palpar con la punta de sus dedos la húmeda blandura de mi ardiente sexo, no se imaginaran como me esforzaba por mantener la calma y disimular la tremenda excitación que todo ello me producía, afortunadamente mi marido en la euforia de su conversación, no se percataba para nada de lo que le estaba sucediendo a su mujercita.

Recordando que no había saludado a los niños, me pidió que me quedara con nuestros visitantes, mientras él subía hasta el segundo piso para ver a sus hijos adorados.

Nuevamente sentí la mano de Rodrigo recorrer mis muslos con desesperación, yo disimulaba mi nerviosismo tratando de llevar la conversación con Vincent, pero temerosa a que no lo pudiera detener, pedí a Vincent, me acompañara hasta la cocina para que me ayudara con el café

Una vez a solas me tomó en sus brazos, me besó como nunca y metió sus manos por donde se le ocurrió, su potente pene estaba duro como un fierro y lo único que quería era hacérmelo ahí mismo, vivía un momento de locura, estaba a punto de acomodarme para permitir la penetración de mi recordado Guardabosques, pronto escuchamos la voz de Sergio bajando la escala por lo que despedí a Vincent, con las bandeja con tazas y después llevé el agua caliente. Rodrigo se dio cuenta de nuestro movimiento y me guiñó un ojo, como diciendo "no diré nada" pero.....

La noche continuó con ese mágico embrujo y excitante asedio, a la hora de los bajativos, Rodrigo miró su reloj y anunció su retirada, fue ahí cuando mi marido, con sus conocidas salidas de madre, invitó al joven y Vincent, a quedarse a dormir en casa, cosa que ambos no aceptaron diciendo Vincent, con su español agringado --- Por favor Sergio y Melissa, ustedes han sido muy generosos pero no queremos importunarles en este reencuentro de ustedes después de casi dos meses, además eso de estar alistando camas a esta hora es un bochorno.

Pero quien a dicho alistar camas --- respondió Sergio --- En mi casa para mis amigos yo soy generoso en la mesa, en los tragos, generoso para mostrar los atributos de mi mujer y ¿Porqué no podemos ser generosos en compartir nuestra gran cama con ustedes, verdad mi amor? --- Yo habría gritado de gozo diciendo, Si, si, pero sólo atiné a decir ---- ¡Por Dios Sergio!, que loco te pones cuando tomas un trago --- y las risas fluyeron nerviosas hasta que Vincent, obligó a alzar las copas para cambiar de tema. Después de eso Rodrigo, se excusó decidiendo marcharse solo a eso de la una y treinta de la madrugada. Vicent, quiso hacer lo mismo pero Sergio no se lo permitió, por lo tanto el joven se despidió con el compromiso que a la mañana siguiente pasaría temprano por Vincent, para algunas diligencias que debían hacer juntos. El loco de mi marido se había comprometido también para la mañana siguiente a iniciar sus sesiones de kinesiología y después se había comprometido con su madre de ir a almorzar juntos, quedando de regresar a eso de las cuatro de la tarde, por lo que a la mañana siguiente todos debíamos estar temprano levantados.

Al retirarse Rodrigo, mi marido y Vincent, estaban tan entusiasmados discutiendo unos posibles negocios, por lo que tuve que hacerme la amable y acompañar hasta la puerta al joven que parecía cada vez más excitado con mi presencia y con los tragos consumidos. Caminamos por el espacioso pasillo tratando de buscar un tema de conversación hasta llegar a la mampara. Mi casa, tiene dos puertas, la de calle que es todo madera y la interior que tiene vidrios tipo granito, quedando un espacio entre las dos, que yo le llamo recibidor, bien, ahí existe un mueble antiguo para dejar el impermeable y el paraguas en caso de lluvias, el que además posee una cubierta para dejar adornos. Les digo todo esto para que me entiendan la acción siguiente.

Al abandonar el salón, tuve la precaución de cerrar bien la puerta de acceso donde conversaba mi marido, caminé delante de Rodrigo que a propósito se quedó algo retrasado observando unos pequeños cuadros de pinturas francesas del pasillo, pero la artimaña era para observarme por atrás, por lo que les prometo que exageré mi andar dejando caer de adrede la llave de la puerta principal al piso, por lo que tuve que inclinarme a recogerla, simulando que me costaba tomarlas. Vi al joven petrificado observando mi trasero, con todo el lascivo espectáculo que ello representa en una noche como esta.

Al segundo siguiente lo siento apegado a mi, con su gran pene fuera del pantalón y terriblemente duro, puso una mano sobre mi nuca a objeto de impedir me enderezara y con la otra tomaba mi cintura y me atraía hacia su cuerpo, no se con que rapidez le tomé de una mano y lo llevé a ocultarnos en el recibidor, al menos desde ahí podía ver si alguien se acercara por el pasillo. En ese lugar me alzó sobre la cubierta del paragüero, con una agilidad increíble arrebató mi calzoncito que cubría mi palpitante vagina y sentí su gran verga, buscando afanoso mi entrada vaginal, que húmeda de ricos fluidos pedía o mejor dicho suplicaba ser profundamente penetrada. Así ocurrió en su primer envión , lo sentí todo con gran delicia aunque no exenta de nerviosismo por lo que me estaba ocurriendo. Su potente miembro oradaba firme y flexible inyectándome fuego de placer en su paso hasta tocar mi útero.

Les prometo que quedé muda y no atiné a nada, mientras me enviaba unas clavadas hasta el fondo de mí que me mataban de deseos , las fuertes tensiones sexuales vividas hasta esos momentos estallaron en movimientos desesperados en busca del máximo placer. Sentía unos irrefrenables deseos de gemir a todo pulmón, pero consiente del peligro, sólo me salían unos ahogados y prolongados --- ¡Ohhhhh! --- Los que se cortaban al sentir una nueva punzada al interior de mi vagina. Con mi estado de nervios me parecía cada segundo un siglo de ansiedad y recién cuando noté sus espasmos y su eyaculación dentro de mi, se me desataron todas las tensiones y el sentirme invadida en mi intimidad por un extraño en mi propia casa y a pasos de la presencia de mi marido, me vino un orgasmo tan fuerte que era yo ahora quien se aferraba al muchacho y le besaba desesperadamente, mientras el quería llevarse grabada en la piel de sus habidas manos, todas las bondades de mi físico y en sus labios el irresistible sabor de mis tetas y de mis ardorosos labios, hasta quedar ambos exhaustos y descolocados por esta situación tan sorpresiva aunque no impensada. Despedí a Rodrigo con un apasionado beso en la boca, cerré la puerta y me quedé no sé cuantos minutos paralizada por mi alocada conducta.

Nos vemos en el próximo capítulo ..... Vuestra amiga Melissa..