Una noche para nosotros (2)

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Capitulo II

Hacía casi una semana que había pasado el encuentro con Dani y no lo había vuelto a ver. Mi hermano no paraba en casa y casi siempre me pasaba todas las tardes sola.

Ese día Marcos había ido a la playa con los amigos a pesar de que no hacía muy buen tiempo y al día siguiente se levantó con fiebre. Lo que pasó a ser mi día entero a cuidar de él.

  • Ari por favor ¿me haces un zumito?- Con esos pucheros ¿quien le iba a decir que no?

  • Si me hubieras hecho caso ayer

Cuando llegué a la cocina sonó el timbre. ¿Quién sería ahora?

-¡Ariiiiii!

-¡Ya voy!

La puerta de entrada estaba al lado de la cocina y el salón al final del pasillo. Abrí y al ver a Dani mi lengua se paralizó. Allí estaba él, con su sonrisa en la boca.

  • Hola ángel.- Murmuró, supongo que para que mi hermano no preguntase por el nuevo apelativo.- Vine a ver a Marcos.

  • ¿Dani? ¡Dani! Ari no te quedes ahí parada como una boba y déjale pasar.- Las palabras de mi hermano hicieron que me sonrojara y me eché a un lado.

  • Pa-pasa. Esta en el salón.

Se rió.

  • Me lo suponía.- Con pasos lentos recorrió el pasillo hasta el salón conmigo a su espalda y al ver a mi hermano su risa aumentó.- Eres un desastre macho.

No pude evitar unirme a sus risas. Marcos estaba tumbado ocupando el largo del sofá con una manta de cuadros asta la barbilla, las persianas bajadas porque le molestaba la luz y un montón de trastos que me había pedido para no aburrirse. Prácticamente tenía la habitación en el salón y aquello era un caos. Y por si no fuera poco uno, también estaba Coco, nuestro perro, metido entre las mantas.

Me acordé del zumo de Marcos y le pregunté a Dani si quería otro.

  • Claro.- El brillo de sus ojos no me pasó desapercibido.- Te ayudo, me imagino que este no lo hace muy a menudo.

  • ¡Eh! Es que estoy enfermo.- Replicó mi hermano.

Hasta que no llegue a la cocina no me atreví a mirarle. Ahora que no estaba mi hermano me ponía más nerviosa. Me puse a coger los vasos para el zumo y sentí sus brazos rodeándome, su aliento en mi oreja, que me produjo un cosquilleo por todo el cuerpo.

  • Mmm… que rico hueles ángel. No he olvidado lo de la otra noche, así que piensa en algo, pero piensa rápido o me cobraré la recompensa igual. Aunque, de todas formas, eso tengo pensado hacer.- Tras esas palabras me giró y me besó, apretándome contra la encimera para que notase su bulto.

Empecé a sentir la excitación recorrer mi cuerpo y mis pezones se endurecieron. Pero tan pronto como empezó me soltó. Tuve que agarrarme a la encimera para no caerme y al darse cuenta me guiñó un ojo y se fue al salón con mi hermano.

Cuando llegué estaban jugando a la play como siempre. Coloqué los vasos en la mesa y me senté en el sofá pequeño. Dani perdió la carrera al mirarme haciendo que mi hermano diese un grito triunfal.

-¡Já! Soy el mejor, ¿verdad hermanita?

Mientras mi hermano proclamaba su victoria a gritos Dani me miraba. No podía apartar mi vista de él, estaba hipnotizada mirándole. Sus ojos brillaban y una sonrisa apareció en su rostro antes de girar para mirar a Marcos.

  • ¿Qué te parece si ahora juega tu hermana contra mi?- Cuando dijo esto sus ojos se clavaron en mi e hizo oídos sordos a las quejas de mi hermano.-¿Te atreves o tienes miedo a perder?

Así que eso iba a ser, me retaba a una partida a la play sabiendo que me ganaría para saldar nuestra deuda.

  • Tienes mas ventaja que yo, no sería justo.

  • ¿Quién habla de justicia Ari? Aquí lo que cuenta es el rato que estaremos pasándolo bien.- Sus ojos ahora con un brillo de lujuria se paseaban por todo mi cuerpo, dejándome claro a que se refería.

  • Anda hermanita, que no te va a pasar nada por una partida.

  • Está bien.- Hubiese dicho lo mismo aunque Marcos no hubiese intervenido.

  • Bien pues mientras vosotros os echáis la partidita yo me voy a llamar a Silvia.

Contemple la marcha de mi hermano, camino de su habitación para llamar a su novia. Tendría para un buen rato. Mire a Dani y me senté en el sofá con él. Mientras me explicaba los botones del mando me fijé en su rostro. Su pelo ensortijado estaba mojado, seguramente se habría dado una ducha antes de venir, y por la sombra que aparecía en sus mejillas no se había afeitado. Mis ojos se dirigieron a sus labios y, un rubor cubrió mis mejillas, había dejado de hablar hacía rato. Alcé mis ojos hasta los suyos, y me di cuenta de una cosa. Me había enamorado de Dani. No sabía desde cuando pero en esos momentos al mirarle a los ojos nuestras miradas se conectaron, alcé mi mano a su rostro y le acaricié la mejilla. Sus ojos se cerraron y apoyó su cara contra mi mano. Mis dedos recorrieron sus labios y bajaron asta su pecho para posarse sobre su corazón. Abrió sus ojos y los clavó en los míos, haciendo el mismo recorrido que segundos antes yo había hecho con él. Su mano se posó en mi nuca y me acercó a sus labios. Pero justo cuando iba a besarme oímos los pasos de mi hermano en la escalera. Puse distancia entre nosotros y me aferré al mando.

  • ¿Aún no habéis empezado?- Marcos estaba al borde de la escalera mirándonos, y antes de que le contestáramos se acercó a nosotros y empezó a hablar apresuradamente.- Veréis, es que, Silvia me dijo si podía venir a casa y, no quería hacerla sentir mal así que le dije que pasara por aquí…- Me hubiese reído de él si minutos antes no hubiese estado a punto de pillarnos- em… ¿podríais dejarnos solos?

La risa de Dani inundó mis oídos haciendo que Marcos se sonrojara.

  • ¡Qué cabrón estas hecho!- Después mirándome a mi me dijo.- Vamos a dar una vuelta anda.

Asentí a la vez que me levantaba del sofá como una autómata y seguía a Dani hasta la puerta. Cuando estábamos bajando en el ascensor le pregunté.

  • ¿Y ahora qué?

  • Ahora, tenemos toda la tarde libre para los dos. Tú decides.- Sus ojos estaban clavados en los míos esperando la respuesta.

Podía decirle que no y acabar con todo esto, pero eso no era lo que quería. Quería estar con Dani, sin que nadie nos molestase, quería que me hiciera el amor y sabía que eso dependía de lo que yo contestase. Mi mente se zambullía en un mar de dudas, sin saber que dirección tomar. Estar con Dani y arriesgarme a que él solo quisiera una tarde conmigo o decirle que no y que las dudas corroan mi cabeza de si me quería de verdad. Aunque me había dicho que iba a obtener su recompensa igual me había dejado decidir a mí. Y eso bastó para que me decidiera. Cogí su mano y le sonreí. Su rostro, hasta ahora serio, se iluminó con una sonrisa y sus dedos se cerraron en torno a mi mano. No hacía falta decir nada. Arrastrándome fuera del edificio nos dirigimos a su casa.

Abrió la puerta y me dejo pasar primero. La casa estaba a oscuras y no se veía nada. Me giré para mirarle y entre la oscuridad distinguí su silueta contra la puerta.

No se había movido aún y desde el ascensor no había dicho una sola palabra. Me agarró de la mano y atravesamos el pasillo hasta llegar a una habitación. Pensé que sería la de él pero al entrar lo primero que ví fue la cama matrimonial de sus padres.

  • Tendremos mas espacio.- murmuró al ver que me quedaba mirando la ancha cama.

Asentí y con pasos lentos me acerqué a la cama para sentarme y le miré. Estaba nerviosa a pesar de que no era mi primera vez. Se acercó a mí y cogiéndome de las manos me levanto y me besó. Atrapó mi labio inferior entre los dientes, mordisqueándome la tierna carne para pasar después su lengua. Empezó a desnudarme y me pidió que hiciera lo mismo a su vez.

Me tumbo sobre la cama agarrando mis manos y poniéndolas sobre la almohada. Dani sonrió cuando oyó el leve jadeo escapar de mis labios. Sus manos se deslizaron sobre mi cuerpo haciendo que me arqueara contra él. Sus labios se deslizaron asta mi cuello para después seguir bajando y rodear con su boca un pezón. Sus manos me agarraban por el culo imitando las mías. Los dos jadeábamos sin poder contenernos. Un suspiro escapó de mis labios cuando pasó su lengua por debajo de mi ombligo. Ascendió de nuevo asta mis labios y me miró a los ojos.

  • No me aguanto mas pequeña, ¿estas lista?

  • Si.

Su rodilla me separó suavemente los muslos y colocó su miembro a la entrada de mi húmeda vagina. Con un fuerte empujón se enterró en mí haciéndonos gemir a los dos. Sus caderas se movían al compás de las mías entrando y saliendo de mi cuerpo. Mis piernas rodearon su cadera arqueándome contra él a la vez que recorría con mi lengua su cuello.

Los gemidos se oían en todo el piso, pero no me importaba que los vecinos nos oyesen. Saliéndose de mí, me colocó encima de él y volvió a clavarse en mi interior. Moví mis caderas de adelante hacia atrás sin salirme de él a la vez que mis manos se apoyaban en su pecho y las suyas me agarraban por las caderas haciendo que siguiese el ritmo. Nuestros gemidos eran mayores ante el inminente orgasmo. Arqueé mi espalda hacia atrás a la vez que cerraba los ojos y me convulsionaba sobre él. Dani no aguantó mucho más y con una fuerte embestida se corrió dentro de mí gimiendo como un animal. Me derrumbé sobre su pecho cerrando los ojos mientras nuestras respiraciones se regularizaban.

Dani me miró y sonrió.

  • Me alegro de haber perdido aquella noche y ganar tanto esta.