Una noche muy caliente conmigo misma

Relato de una noche muy placentera conmigo misma probando cosas nuevas

Primero que nada me presento, me llamo Ivana tengo 25 años. Mayormente estoy con hombres, pero soy bisexual. Físicamente debo decir que mi mejor atributo son mis pechos, bien redondos y de un buen tamaño. Tengo cabello negro hasta la cintura y unas piernas muy sensuales.

Ahora sí les voy a contar de una de mis mejores noches, hasta ahora, dándome placer. Soy una mujer muy cachonda, siempre ando con ganas de una buena cogida. Últimamente me estoy tocando muy seguido, es que me pongo caliente muy rápido y no puedo evitar empezar a tocarme.

La otra noche tenía muchas ganas de un buen orgasmo, asique como siempre empecé leyendo un par de relatos eróticos lésbicos, eso es algo que me enciende mucho. Cómo era de esperar luego de leer uno ya podía sentir mi tanga un poco húmeda, asique continúe leyendo mientras comenzaba a mover mi pelvis y con una de mis manos empecé a acariciarme el cuerpo. Primero mis pechos, me detuve a jugar con mis pezones un rato y luego continúe bajando por mi abdomen hasta llegar a mi zona íntima. Me toqué un poco por arriba de mi tanga y eso me calentó aún más. Hice presión con mis dedos sobre mi clítoris y con la otra mano no paraba de jugar con mis tetas y solté un gemido, ya estaba muy caliente, demasiado. No aguantaba mas, quería tocarme, sentir con mis manos lo mojada que estaba asique lo hice, metí mi mano dentro de mi tanga y con los dedos fui recorriendo mis labios, me detuve a jugar con mi clítoris a tocarlo mucho como me gusta y no podía parar de gemir. En ese momento me puse boca abajo, apoye mi rostro contra la almohada y arqueando la espalda levanté mi cola. Una mano ya no me era suficiente y mientras una de ellas seguía jugando con mi clítoris la otra recorría mis labios y mi cola. No aguantaba mas y con mis dedos tan mojados decidí meterme dos, no fueron suficiente asique metí uno más. Estaba boca abajo metiéndo y sacando tres de mis dedos mientras movía mi cuerpo acompañando. Estaba completamente agitada, excitada, gimiendo, podía sentir como mis fluidos ya habían mojado las sábanas. Me faltaba muy poco para acabar, asique me puse boca arriba nuevamente, saque los dedos que tenía dentro y los metí en mi boca, me calienta mucho probar mis fluidos y debo decir que estaba muy rica y con esa mano comencé a tocar mis pechos, apretaba mis pezones y con la otra tocaba mi clítoris, no podía parar, estaba muy excitada, asique solté mis pechos y volví a meterme los dedos, gemia como loca hasta que finalmente acabe. Podía sentir mis fluidos en mis manos y la sábana casi tan mojada como yo. Pero ese orgasmo no había sido suficiente, necesitaba más. Aún estaba muy cachonda. No tengo juguetes, asique comencé a pensar que podía usar además de mis manos y recordé un desodorante que llevo siempre en la cartera, es de esos tipo aerosol, largo, redondeado y lo mejor es que era bien duro. Lo busqué, me puse de nuevo mi tanga y comencé a tocar mis tetas mientras presionaba la tapa del desodorante con mi clítoris y fue muy excitante, jugué con el desodorante un buen rato, frotándolo con mi vagina, introduciendo solo un poco por encima de mi tanga hasta que decidí dejarlo sobre la cama y sentarme sobre él, me calentó aún más sentir algo duro y grande apoyado en mi concha asique sin dudarlo comencé a moverme hacia atrás y adelante haciendo que mi clítoris y toda mi vagina se froten con el desodorante, podía sentir como me mojaba cada vez más y como mi excitación aumentaba, comencé a gemir y a tocarme mis tetas, apretarlas y golpearlas mientras no paraba de moverme con el desodorante debajo. Ya podía sentirlo, estaba a punto de acabar de nuevo, aumente la velocidad de mi movimiento y lo conseguí, acabe una vez más. Mi tanga estaba súper mojada y el desodorante caliente de tanto franelear mi concha sobre él. Dejé el desodorante al costado de mi cama, me saque la tanga y ahora sí, después de tener dos orgasmos fantásticos, me quedé desnuda acostada en mis sábanas con olor a sexo, mientras intaba dormirme. Pensando en cuando volvería a usar el desodorante para jugar.