Una noche llena de sorpresas
Una noche de fiesta se convirtió en placer en toda su expresión
Una noche llena de sorpresas
Esa noche quedamos Javier y yo, en encontrarnos fuera del bar, llegué un poco tarde para hacerme desear un poquito, pero él no estaba… esperé10, 20, 30 minutos. Me puse fúrica y en el momento en que tomé la decisión de irme, llamó a mi celular. Se disculpó diciendo que pensó que quedamos en vernos adentro… en fin, le dije él debía invitar los tragos esa noche para compensarme.
Entré y él estaba esperándome en la barra y tenía dos tragos, me recibió con uno de ellos y una gran sonrisa. Me tomé el contenido casi instantáneamente, le pedí otro igual al barman y me lo preparó; ese me demoré un poco más en tomarlo.
En ese momento, Javier (que seguía sonriendo) me invitó a bailar. Así lo hicimos, poco a poco comencé a sentir calor y una euforia extraordinaria… me movía súper sexi, mi amigo lo notó, comenzó a pegarse mucho a mi cuerpo; me daba la vuelta y sentía su paquete en medio de mis nalgas… era enorme. Cuando estábamos de frente me tocaba las tetas y eso me excitaba, hacía que mi tanguita se moje monumentalmente.
Me dio sed, así que volvimos a la barra, había otra pareja junto a nosotros, él y Javier se conocían, así que entablamos conversación. Ella se llamaba Lili y él Darío. Lili y yo nos fuimos un momento al baño, nos demoramos un poco por la gran fila que había. Cuando regresamos, y los chicos nos esperaban con tragos y dos grandes sonrisas. Conversamos de todo un poco, Darío y Lili eran novios desde hace algunos años y salieron a divertirse.
Tomamos varias otras rondas, pero mi calentura no se disipó, aumentaba… quería que me penetren, tenía ganas de gritar lo cachonda que me sentía.
Poco a poco venía que Lili y Darío se besaban más y más apasionadamente; mi amigo también hacía lo suyo pasaba su dedo por mis tetas; al principio disimulaba, pero mientras me ponía más cachonda, ya no nos importaba nada. Pasaba sus manos por mi espalda, bajaba a mis nalgas. Me jalaba del cabello y besaba mi cuello, mi pecho y ponía su cara entre mis tetas. En ese momento Darío sugirió salir de ahí y hacer una fiesta privada. Claro que aceptamos.
Salimos en el auto de nuestros nuevos amigos y subimos al departamento de Darío. Al contrario de lo que yo esperé, mi calentura iba aumentando; mi conchita parecía un manantial, estaba segura de que mi pantalón estaba mojado.
Llegamos a la sala y Javier me empujó al sillón. Saltó sobre mí y comenzó a estrujarme las tetas y a mover sus caderas sobre mi pantalón; su paquete parecía que iba a estallar, me arrancó la blusa y me sacó el brasier. Me amarró las manos con el brasier y me chupó las tetas hasta que me hizo gritar del placer.
Luego bajó mis pantalones y chupó mi concha como un dios, metió su lengua en mi coño, chupó mi clítoris, mientras hacía movimientos en círculo en mi ano. Me corrí como un manantial, mojé hasta el sillón.
Obviamente el encuentro no terminaba ahí, él se bajó el pantalón y me puso su verga en la cara, como estaba amarrada, no podía hacer nada... y en realidad no quería hacer nada. Me la puso en los ojos, en las mejillas, me abofeteó con su gran verga; estaba enorme y caliente... ya esta mojada y me metió en la boca. Se la mamé hasta que me quedé sin aire. Él se movía como loco, me agarró la cara y me movía. Sentía que llegaba hasta la garganta.
En ese momento sentí otra boca en mi concha, era Darío que decidió hacerme suya también. Lili comenzó a besar a Javier. Esa situación era absolutamente increíble... nunca pensé estar en algo parecido. Mucho menos con Javier y un par de desconocidos, para mí. Con una verga tan grande en mi boca y mi concha llena de placer por Darío, me corrí como una loca.
Javier y Lili se emparejaron y se acostaron sobre la alfombra. Él le clavaba su verga grande, gruesa y dura en su concha depilada; mientras ella gritaba como perra y se estrujaba las tetas... parecían dos animales salvajes.
Darío tenía una verga no tan gruesa como la de Javier, pero sí larga y dura. Pasó la punta por mi concha dos o tres veces, para luego meterla de un solo empujón; estaba tan mojada, que su entrada tan abrupta, no me dolió, me llenó de un placer increíble. Entraba y salía como un taladro delicioso, mis entrañas solo podían sentir un placer infinito. Todo mi cuerpo se calentó como si fuera a estallar... y de lo hice, me corrí otra vez
Darío le dijo a Javier "tenías razón, tu amiga es toda una perra"; mientras Javier penetraba profundamente a la novia de Darío... Javier respondió "tú también tenías razón hermano, tu novia también es una gran puta".
Mientras reían, Darío me dio la vuelta y me puso boca a abajo en el sofá. Dijo "ponte en cuatro, vas a ver cómo gozas, perra". Si bien es cierto, nunca fui una santa; pero nunca pensé que esas palabras me iban a excitar. Así que subí mis caderas como él me dijo y me puse en cuatro. Volvió a meter su pene en mi concha, y sentí un dedo que se hacía paso en mi culo. Lo fue dilatando poco a poco. Le dije que nunca me había cogido por ahí; supongo que eso fue más excitante para él porque puso más empeño todavía. Al cabo de unos momentos de bombear mi concha y dilatar mi agujero, ya metió un dedo, luego dos. Luego sacó su pene de mi concha y puso la punta en mi ano, presionó lenta pero constantemente. Me vino un dolor intenso, pero igual siguió metiendo hasta que sentí sus bolas en mis nalgas. Así entraba y salía al principio lento, luego mientras pasaba el dolor, venía un placer que jamás había experimentado. Comencé a gemir como perra, pasamos un buen rato así, hasta que sentí como su leche inundaba mis intestinos.
Sacó su pene de mi y se sentó en el sillón. Lili inmediatamente se arrodilló frente a él y limpió su verga con lenguetazos certeros; ella también estaba llena de leche en las tetas. Javier me tomó del cabello y me hizo arrodillar en la alfombra para que limpie su pene. Así lo hice. Estábamos exhaustos después de tremenda faena, sin embargo, la calentura seguía.
Lili se levantó y tomó el lugar de Javier y me hizo que le chupe la concha. Nunca había besado a una mujer, peor pensar en chupar su concha... pero fue fácil, me dediqué a su clítoris. Ya para ese momento me había librado de las ataduras de mis manos y le abrí los labios mayores para poder acceder mejor. Creo que lo estaba haciendo bien porque ella comenzó a mojarse y su cuerpo se calentó poco a poco. Abrió más las piernas y gemía. Mientras yo le daba placer a Lili, Darío y Javier se quedaron viendo el espectáculo, masturbando sus penes flácidos. Aunque poco después estuvieron duros y listos para la acción.
Darío se levantó y besó a Lili en la boca. Javier se dedicó a chuparle las tetas mientras yo seguía chupándole la concha, hasta que ella no pudo más y se corrió; parecía que una cascada caía en mi rostro. Luego de eso, Javier se acostó en el suelo e hizo que Lili se clavara su concha en su pene, sentándose sobre él. Yo no quería quedarme con ganas, así que me acerqué a la boca de Javier le di un gran beso y luego puse mi concha en su cara para que me la chupe...Obviamente Darío no quería perderse nada, así que puso su verga en mi boca para que la chupe. Todos teníamos placer delicioso!
Después de un riquísimo momento en esa posición, Darío me llevó y me acostó sobre él, otra vez metió su verga en mi concha y me taladró durísimo. Mientras tanto, Lili se había corrido un par de veces más con Javier; sin embargo, él todavía estaba duro y con ganas. Nos vio a Darío y a mí y dijo, “hermano, seguimos compartiendo” y él respondió, “con gusto”.
Acto seguido, Darío subió sus caderas elevándome el culo y Javier, que tiene la verga más gorda, me la metió en el culo, al principio tuvo dificultades porque ya no estaba dilatada, pero igual, presionó y entró. Doble penetración!
Qué sensación tan increíble, no tenía que moverme porque el bombeo de los dos mega machos que me estaban dado era suficiente. Sentía un poco de dolor, no voy a mentir, pero era espectacular, mis entrañas parecían querer estallar! Ellos comenzaron a moverse más rápido y más fuerte; yo me corrí como la zorra que era en ese momento. Luego Darío me llenó la concha, y al poco rato Javier me llenó las tripas… Tenía leche en todo mi cuerpo y chorreaba como nunca.
Todos estábamos cansados y faltaba poco para que amanezca, así que Darío y Lili se fueron al cuarto, mientras que Javier y yo nos quedamos en la sala. Yo me dormí al instante.
Cuando abrí los ojos, me sentía pegajosa, todavía estaba cansada y no tenía idea de dónde estaba mi ropa, después de un largo rato la encontré. Javier todavía no se levantaba, Darío y Lili ya no estaban. Tomé una ducha y me vestí. Cuando salí, estaba Lili viendo unas fotos, me las mostró, ¡eran fotos de nuestra faena! Qué locura! Ella se estaba calentando otra vez viendo las fotos. Yo estaba realmente exhausta, así que me despedí y salí.
Al poco tiempo me encontré con Javier, hablamos y me confesó que esa noche él y Darío pusieron Yumbina en los tragos míos y de Lili. Al principio de enojé mucho, pero luego, recordando el placer y la locura, se me pasó. Ahora Javier y yo seguimos teniendo nuestros encuentros sexuales y esta noche nos encontraremos con Lili y Darío, vemos qué sucede!