Una noche larga, una noche dura.
Una noche mi Dueño invitó a sus amigos a la casa... Pasaron cosas.
Yo sabía que el día se estaba acercando, en tres días iba a ser el cumpleaños de mi Dueño y, por supuesto, yo no podía regalarle nada puesto que, desde que soy su propiedad, no manejo dinero por mi cuenta y nunca me atrevería a pedirle. Así que solo me quedaba ser la mejor perrita de todas. Como siempre. Hacer que se sintiera orgulloso de mí.
La noche antes de su cumpleaños, mientras yo lamía semen del piso, me dijo: Te vas a levantar temprano para limpiar toda la casa. Mañana vienen mis amigos a tomar algo. No hacía falta que asintiera, Él sabía que, por supuesto, yo iba a obedecer. Terminé de lamer todo el semen y me quedé esperando su nueva orden pero se fue a ver la televisión y me llamó al rato para que fuera con él y le pegó unas palmadas al asiento, señal de que me permitía subir.
Me moría de ganas de volver a chuparle la pija o, al menos, tenerla cerca de mi cara. Sin embargo él estaba concetrado en lo que miraba y no me dio mucha atención. De pronto sonó su celular: Hola... No pasa nada, decime... Estoy con mi perrita mirando la tele.
Esas palabras me llamaron la atención; sabía que era su perrita pero mi Dueño todavía no me había presentado como tal a nadie.
Es una perrita hermosa, la encontré una noche. Cuando vengas la vas a conocer. De la comida me encargo yo, ustedes traigan para tomar... Dale, viejo. Un abrazo.
Yo estaba escuchando atenta aunque lo mismo hubiera dado si no escuchaba ya que mi opinión no cuenta. Me acarició la cabecita y sonreí. Le señalé mi tazón de agua y me dio permiso para ir a tomar. Casi le dije "Te amo". Esa noche me rompió la cola. Dieron las doce cuando eyaculó en mis intestinos así que recibió su cumpleaños llenando de semen a su perrita. Me hizo muy feliz eso.
El sexo anal con mi Dueño me deja tirada durante muchas horas pero yo sabía que me tenía que levantar temprano y así lo hice. Caminando como una pingüinita limpié toda la casa. Dejé todo ordenado y, cuando él se despertó, yo ya estaba arrodillada al lado de la cama. Pasó a mi lado sin mirarme y se fue a bañar. Después desayunó y luego salió a comprar cigarrillos. Cuando volvió me llamó desde abajo y fui; quería felicitarme por haber limpiado toda la casa. Me acarició y me dijo: Qué perrita linda que sos.
El resto de la tarde estuve echada a sus pies mientras él miraba la tele y atendiá salutaciones. Era tan lindo verlo feliz.
A la noche llegaron sus dos primeros invitados: Pablo y Luis. Ambos eran altos y con buen físico.
Mi dueño los atendió y los hizo pasar al living. Se sentaron y empezaron a hablar, reír. Un lindo momento, yo nada tenía que hacer ahí. Yo estaba en la cocina. Cada tanto entraba mi Dueño a buscar cervezas o algo para comer. La noche perfecta que se merecía mi Dueño.
Más tarde llegaron Lisandro y su novia Belén (ella es muy linda, por cierto) y se sumaron a la reunión. Y completo la reunión Martín.
De pronto escuché que uno de ellos dijo: Queremos ver a tu perrita. ¿Dónde está? Y acto seguidó escuché un silbido y : Dai. Vení con papi.
Era el momento de mi presentación en sociedad... Los estaba por conocer a todos.
Belén me vio y dijo: Ay, es hermosa. ¿Cómo se llama? Y mi Dueño le dijo que me llamo Dai. Y me acarició. Si te portás bien te podés quedar acá con nosotros.
Ellos dijeron algunos elogios hacia mí y luego siguieron como si nada. Como si a todos les pareciera normal y habitual lo que estaban viendo. Después supe que Pablo y Luis tenían sus perritas y que Lisandro y Belén tenían un perrito (el ex novio de Belén) y Martín no tenía nada pero estaba muy de acuerdo con todo.
-¿Cómo anda el perrito de ustedes?
-¿Rodri? Quedó en casa. Es un amor. Nos obedece en todo. Sobre todo a él.
-Un día traelo así juega con Dai.
-Ay, dale. Buenísimo.
Dai. Vení a upa.
Me subí a upa de mi Dueño y me empezó a manosear. Lisandro empezó a manosear a Belén.
-Les propongo un juego. Dai me chupa la pija a mí y vos, Belén, a Lisandro. Aguantan el semen en la boca y después chapan las dos.
-A mí me re va.
-Dale, acepto el desafío.
Mi Dueño y Lisandro liberaron sus vergas. La de Lisandro era grande pero no tanto como la de mi Dueño.
Belén y yo nos arrodillamos y ella empezó a chupar. Yo no lo hice.
-¿Por qué no te la chupa?
-Porque no le di permiso todavía.
Todos rieron con ternura.
Empezá a chupar.
Le estaba chupando la pija a mi Dueño cuando me dijo: Haceles una paja a Pablo y Luis.