Una Noche Inesperada

-Tienes razón, mejor quedamos mañana y charlamos y nos conocemos más... ¡Pero yo no quería charlar! Quería seguir besándola y que me acariciara y descubrir su cuerpo...

Una Noche Inesperada.

Ya estaba cansada de estar en casa, necesitaba salir, era urgente.

Mi vida en los últimos 6 meses se había convertido en algo absurdamente monótono, de la casa al trabajo y de vuelta, ¿A eso llamamos vida? me preguntaba. Necesitaba mucho salir, distraerme, bailar, tomar una copa... sin preocupaciones, sin tener que madrugar al día siguiente... pero la mayoría de mis amistades me habían brindado sus mil excusas. Solo una de mis amigas me confirmo estar disponible, Xiomara, así que ambas decidimos ir a cenar en algún lugar tranquilo y despellejar con ella a todos y cada uno de nuestros conocidos.

Xiomara paso por mi a las 8 de noche, así que me propuse vestirme hermosa, solo para mi misma, para sentirme bien. Decidí aumentar mi 1:62 con unas botas negras altas, un vestido negro con vuelo y escote generoso para hacer resaltar mis generosos pechos y dejando mis negros cabellos caer en suaves ondas.

Decidimos instalarnos en un bar de ambiente donde la comida era bastante buena y el local se hacia bastante interesante al pasar los minutos. A Xiomara le habían recomendado ampliamente a la banda que se presentaba en el local y a las chicas preciosas que se supone se congregan en el lugar. No estaba en plan de ligue, no soy de las salen en busca de una chica para una noche, mis amigas siempre me habían dicho que era una chica aburrida y que debía abrir mi vida a nuevas experiencias, pero eso nunca fue lo mío.

El local se fue llenando paulatinamente durante la noche y definitivamente si atraía a chicas bastante lindas, aunque ninguna de ellas llamo excesivamente mi atención. En medio de mi grata conversación con Xiomara y luego de la primera presentación de la excelente banda, decidí ir a los servicios sanitarios.

Toda mi noche hubiera transcurrido de la manera más normal si no fuera porque al salir de los servicios no note que mi vestido estaba enganchado a mi diminuta panty y por consiguiente estaba dejando a la vista mi muy redondo trasero y la parte alta de mis piernas a la vista de todos.

Recorrí el local sin haber notado siquiera mi percance ni el espectáculo que estaba dando a todos los ojos libidinosos, especialmente un grupo de chicas reunidas en una de las mesas laterales. Todas ellas comenzaron a decir cuantos piropos extraños o pasados de tono que alguna vez hubiera escuchado en la vida y sin saber porque era el centro de sus frases ya bastante groseras, decidí darme vuelta para darles la cara, pero antes de que pudiera pronunciar algunas palabras, sentí un perfume exquisito inundar mis fosas nasales y una presencia a mis espaldas que se pegaba a mi cuerpo, unidas a unas manos bastante hábiles cuyos dedos deslizaban la liga de mi panty liberando de esta manera mi vestido.

En ese preciso instante mi mente ato cabos y pude darme cuenta del porque de las palabras soeces de aquellas chicas en la mesa vecina, pero todo se borro de mi mente en el mismo instante en que pude escuchar una aterciopelada voz que susurraba en mi oído, mientras me decía.

-No les hagas caso, lo único que hacen es molestar, pero igual una niña tan hermosa como tu no debería estar escuchando ese tipo de frases.

Las chicas de la mesa al ver mi vestido ya colocado en su lugar, perdieron el objeto de sus bromas y siguieron hablando y bebiendo en su mesa, sin prestarnos ya atención, mientras yo seguía prácticamente paralizada por la voz de mi salvadora, era una voz suave, dulce y extremadamente sexy. No me anima a girar para mirar a la chica portadora de esa encantadora voz, yo solo pensaba que el físico de aquella chica no tendría nada que ver con esa voz y eso seria una gran pena, pero seguía sintiendo la presencia de ella a mis espaldas y su perfume seguía obnubilando mis sentidos.

Sentía su cuerpo caliente pegado al mío y su aliento rozar mi cuello y eso solo estaba provocando que todo mi cuerpo quisiera permanecer unida a ella, fuera ella como fuera.

Antes de girar, rogué que ella no fuera la decepción mas grande de mi vida y cuando logre hacerlo solo pude dar las gracias al ángel de la guardia que había colocado a esa Diosa delante de mis ojos…

Ella era definitivamente, mi sueño hecho realidad, debía medir por lo menos 1:75 y eso solo me hacia pensar en cuanto podría acurrucar mi cuerpo junto al de ella. Sus hermosos y largos cabellos dorados caían en ondas sobre sus hombros y sus electrizantes ojos azules me miraban de manera insistente, su vestido púrpura resaltaba una figura de envidia y unas largas piernas firmes y torneadas, que seguramente eran muy bien ejercitadas en el gimnasio. Sus brazos también se veían firmes y fuertes y lo único que estaba deseando en aquel momento es que esos brazos me estrecharan y jamás me dejaran escapar.

Sus manos aún estaban unidas a mi cadera, aunque se había separado algo de mi para permitirme ver a la extraordinaria mujer que había irrumpido exquisitamente mi destino, su mirada me seguía escrutando y en medio de mi propia ensoñación ni siquiera me había dado cuenta que ella me había preguntado algo.

-¿Estas bien? En serio, no necesitas preocuparte por ese grupo de tontas. Si te hace sentir mejor te acompañare a tu mesa.

Ella debía pensar que era yo la más tonta de todas las mujeres, porque aun no encontraba las palabras para poder responder a cualquier cosa que ella estuviera preguntando. Me tenia embobada, me encantaba, me mataban las chicas rubias, altas y bien formadas como ella y el tenerla delante de mi solo hacia que mis fantasías eróticas se dispararan e inundaran mi mente sin cesar, ser poseída por un chica así… no podía tener tanta suerte, los ángeles no bajan del cielo para presentarse a una simple mortal como yo.

Cuando al fin pude tomar control de mi misma, solo pude atinar a asentir como mi cabeza en señal de aceptar ir con ella hasta mi mesa y hasta el mismísimo infierno si eso fuera necesario, mi ángel o mi demonio, ella podía ser lo que quisiera ser, yo la seguiría sin dudarlo.

Seguía sin decir nada e imaginaba que ella pensaría que efectivamente que era una chica estupida, la mas estupida de todo el local y la que estaba totalmente deslumbrada con ella, mientras ella solo me sonreía con aquellos labios carnosos y esa dentadura blanca y perfecta.

Nos acercamos hasta mi mesa donde Xiomara parecía no haber notado absolutamente nada de lo que había pasado, pero me esperaba ya con su cartera en un brazo. Saludo a mi nueva amiga no sin antes hacerme grandes señas con sus cejas y disculparse una y otra vez ya que su novia la había llamado anunciándole que había adelantado su regreso y la esperaba en el aeropuerto. Le pregunto a mi nueva amiga de la manera más rápida si ella podía acercarme hasta mi casa y ella le respondió que no tendría ningún inconveniente en hacerlo, no me dio tiempo ni siquiera de intervenir en la conversación cuando ya Xiomara se despedía y prometía llamarme mañana, no sin antes guiñarme un ojo.

-Me llamo Susana, encantada de conocerte - dijo, sonriéndome y sentándose en la silla ahora vacía en la que había estado Xiomara.

-Igualmente, yo me llamo Cristina, pero mis amigas me dicen Cris... muchas gracias por lo de antes, ¡qué vergüenza!... menos mal que has llegado tú y me has salvado... pero no hagas caso a mi amiga, puedo volver con un taxi, no quiero que te molestes.

-De ninguna manera, no pienso dejar que vayas sola a casa.

¡¡Interiormente sabía que debía resistirme, pero no podía!! Me tenía cautivada y la verdad es que parecía muy simpática.

De pronto me di cuenta de algo que no me cuadraba... ¿que hacía ella detrás de mí? ¿Había estado cenando también? ¿Estaba sola? Se lo pregunté, porque me resultaba extraño... había estado cenando con unas amigas, pero al ver mi "pequeño problema" se levantó a ayudarme y las había dejado plantadas... así que se disculpó y me pidió que la esperara un minuto, que iba a despedirse y ya podríamos irnos...

Yo esperé en la mesa, nerviosa, intentando decidir entre quedarme a esperarle o irme antes de que esa chica empezara a gustarme de verdad... no me dio tiempo a más, porque llegó justo cuando me estaba levantando... me ayudó con el abrigo y fingió que comprobaba que el bajo del abrigo estaba bien colocado, pasando su mano justo debajo de mi trasero, pero sin llegar a tocarlo, sólo como una broma... y por fin reaccioné... me eché a reír... esa fue mi perdición, porque para que una chica me conquiste, tiene que hacerme reír...

Salimos del local y hacía mucho frío, así que me estremecí ligeramente y ella se dio cuenta... pasó su brazo sobre mis hombres y me acercó a ella... yo encajaba perfectamente en su silueta, con mi cabeza justo debajo de la suya, mi brazo bajo el hueco del suyo levantado... me sentí incómoda, pensé que quería aprovecharse un poco de la situación, pero no fue así... Susana me frotó el brazo con su mano y me señaló su auto, sin hacer el intento siquiera de acariciar "sin querer" alguna parte de mi anatomía...

Nos montamos en el auto y antes de arrancar se giró hacia mi, para preguntarme dónde quería que me llevara... le dije la zona más o menos y que por allí ya le indicaba... Cuando empezó a conducir, me quedé asombrada, estaba segura de sí misma, conducía con una pizca de agresividad, pero sin ser alocada... la que se estaba volviendo loca era yo...

Sin darme cuenta, tenía la mano junto a la palanca de cambios, no pensé que le estorbara, ni siquiera pensé en si podía molestarle para conducir... ella bajo su mano y encontró la mía... al principio, hizo un amago de retirarla, pero la bajó al instante y entrelazó sus dedos con los míos... su mano era calida, un poco mas grande que la mía, pero extremadamente suave, cubría la mía con facilidad y esa sensación ¡me encantaba! y no sé por qué no retiré la mano, quizá porque me había "salvado" en el local, quizá porque había vencido cualquier reserva que pudiera tener por ser una desconocida... no sé por qué, pero dejé allí mi mano y le miré de reojo... y ella ¡estaba haciendo lo mismo! Nos empezamos a reír y paró el auto... el ambiente estaba cargado de magnetismo, no sabía que iba a pasar, pero ella manejó la situación bastante bien...

Me soltó la mano y se bajó del auto... dio la vuelta, abrió mi puerta y me tendió su mano... apoyé la mía sin pensarlo y me ayudó a salir de el... yo no veía nada a mi alrededor que no fuera a Susana... me sonreía con la cabeza ladeada ligeramente y los labios entreabiertos... se apoyó en el auto y me acercó suavemente a ella. Me abrazó por la cintura, haciendo que nuestros labios quedasen muy, muy cerca... sin dejar de mirarme a los ojos, seguía sonriéndome, pero no movía ni un solo músculo de su cuerpo... quería que fuera yo quien le besara y eso hice. Me acerqué más a ella, saqué un poquito mi lengua y la pasé por su labio superior antes de juntar mis labios a los suyos... su cuerpo se estremeció y me apretó más contra ella... Desapareció el frío, la carretera, los autos que pasaban... solo importábamos nosotras... seguimos besándonos cada vez con más pasión, hasta que Susana se separó de mis labios...

-No quiero que cojas frío, princesa... ¿me dejas que te lleve a mi casa?

Yo no sabía que hacer... era una chica increíble, me gustaba, pero... irnos a su casa el mismo día de conocernos...

Ella se dio cuenta de que dudaba y me acarició la mejilla mientras me decía: -Tienes razón, mejor quedamos mañana y charlamos y nos conocemos más...

¡Pero yo no quería charlar! Quería seguir besándola y que me acariciara y descubrir su cuerpo... así que le dije: -Me gusta más el plan de tu casa, allí también podemos conocernos más. ¿Nos vamos? ¿O quieres convertirme en un cubito de hielo?

Se empezó a reír y me dio un último beso antes de subir al auto. Dio la vuelta allí mismo y empezó a conducir mucho más rápido que antes... se notaba que tenía prisa por llegar a su casa... Yo estaba de lado, mirándole... y eso parecía ponerla nerviosa, porque me miraba y se reía, ¡¡incluso se sonrojó!! Me parecía tan encantadora... no podía evitar tocarle, necesitaba sentir su piel... así que con mis dedos, suavemente, empecé a acariciar su nuca, el nacimiento de su pelo, mientras ella empezaba a respirar con más fuerza y a carraspear como si tuviera la boca seca...

Encontró un hueco para aparcar y nos bajamos del auto impacientes.

Necesitaba estar cerca de ella, abrazarla, besarla...

Me cogió de la mano y me guió hasta su portal... abrió la puerta y me dejó pasar... estaba oscuro y no podía ver dónde estaba el interruptor... entonces ella me abrazó desde atrás, como había hecho en el local, pero esta vez se pegó bien a mí, y empezó a darme besos por el cuello... ronroneé como una gatita, con los ojos cerrados, sintiendo su pasión antes de desatar la mía...

Intenté girarme, pero Susana me lo impidió... dio un golpecito en la pared y se encendió una lucecita... entendí que estaba llamando al ascensor... sus manos se dedicaban a mis pechos, mientras no dejaba de besarme el cuello... llegó el ascensor y cuando se abrieron las puertas, el portal se llenó de luz...

Susana dejó por fin que me girara hacia ella y cuando iba a besarle, se agachó, pasó sus brazos por detrás de mis nalgas y me levantó en vilo...

-Una princesa no debe cansarse esperando de pie, deja que te lleve... - dijo mientras entraba en el ascensor...

Recostó mi cuerpo en una de la paredes del ascensor mientras no dejaba de besarme... yo no paraba de acariciar su cara, su cabello, su cuello, su espalda... no llegaba más abajo, así que por el momento tenía que conformarme con eso, me deslizo un poco mas hasta el suelo sin que pudiera aun poner los pies en tierra, mientras su boca no me daba tregua, no solo en los labios... me besaba toda la cara, me mordisqueaba el lóbulo de la oreja y mi cuello era ya un territorio conocido para Susana...

Llegamos al último piso, me deslizo finalmente hasta el suelo y se alejo saliendo del ascensor mientra empezaba a buscar sus llaves... estaba nerviosa, pude notarlo... se le cayeron al suelo y soltó una maldición... por fin, consiguió abrir la puerta, se giró para cogerme de la mano, pero yo seguía en el ascensor...

Una ligera sombra de decepción pasó por su cara, pensó que me había arrepentido y me dijo: -No tienes que hacer nada que no quieras, y si no quieres pasar, lo entenderé... te acerco a casa, espera que coja una cosa y ya te llevo, ¿bien?

-¡Susana! dijiste que una princesa no debe esperar de pie... ¿es que no me vas a llevar?

Se dio la vuelta lentamente, con una mirada pícara y una sonrisa que me estaba derritiendo... en dos zancadas, estaba a mi lado... volvió a cogerme y me dio un beso que no olvidaré nunca... fue un beso caliente, sexy, que anticipaba muchas cosas...

Entramos a su departamento mientras me dejaba en el suelo muy cerca de su sofá y me pidió que me sentara, tenía un piso bastante acogedor... puso música y encendió unas velas... apagó la luz y nos quedamos a la luz de las velas... preparó unas bebidas y se sentó a mi lado... cogió mis piernas y las subió sobre sus rodillas... no apartaba sus ojos de los míos... me desabrochó las botas y las dejó en el suelo... empezó a acariciar mis pies, mis tobillos...

-¿Sabes? Llevo pensando en el momento en que te tenga otra vez en pantys y medias delante de mi... en el restaurante me he puesto a mil cuando he visto que llevabas ese tipo de medias, me vuelven loca...

Así que no quise hacerle esperar más. Me levanté y me subí ligeramente el vestido. Me di la vuelta y seguí subiéndolo... hasta que ella ya tenía que ver el liguero... giré mi cabeza y estaba como hipnotizada... me saqué el vestido por la cabeza y se lo lancé mientras me daba la vuelta... le dio en la cara y se lo apartó rápidamente, no parecía querer perderse ni un detalle... mi ropa interior era negra, sencilla, con un pequeño encaje en los bordes...

Subí uno de mis pies al sillón, al espacio entre sus piernas... y empecé a deslizar la media hacia abajo... me incliné para sacarla del pie y la tiré junto a las botas... cambié de pierna y me quité la otra media con el mismo método... cuando iba a bajar el pie, Susana me sujetó del tobillo y me dijo:

-¿Estás segura de lo que estás haciendo? Porque te aseguro que pienso pasarme la noche haciéndote el amor una y otra vez, hasta que no puedas soportarlo más...

-¿Y tú? - le contesté-. ¿Estás segura de lo que haces? Porque no pienso irme sin haberte vuelto loca de placer...

Me incorporé y me puse de espaldas a ella... me desabroché el sujetador y lo sujeté contra mi pecho con las manos... me volví hacia ella y me puse de rodillas en el sofá sin retirar mis manos de mis pechos... ella llevó sus manos hasta las mías y las bajó delicadamente... Acercó su cabeza a mis pechos y pasó su lengua rápidamente por uno de los pezones... besaba el lunar que había en ellos como un bebe… chupaba mis pezones y los mordía suavemente provocando y excitándome… arqueé la espalda para que su boca llegara más fácil a mis pechos... sus manos se fueron derechas a mis nalgas y empezó a masajeármelas mientras su boca no se separaba de mis pechos...

Separó sus manos de mi cuerpo para subir su vestido púrpura por encima de su cabeza... se lo quito con extrema rapidez y pude contemplar sus hermosos pechos que no necesitan ningún sujetador ya que se presentaban hermosos y firmes, erguidos ante mi, reacomodándose en su posición y dejando así que me sentara sobre ella, muy cerca una de la otra... sus manos bajaron por mi cuerpo con suavidad y me besó en los labios con pasión y ternura a la vez... nuestros sexos entraron en contacto (aunque aún había ropa de por medio) por primera vez tan directamente, y fue algo eléctrico... a Susana se le escapó un pequeño gruñido de satisfacción y a mí un gemidito de placer...

No aguante más y bajé mis manos para tocarla, su panty estaba empapada tanto como lo estaba la mía, su entrepierna se sentía caliente y hasta pude imaginar su olor desde donde estaba, seguí acariciando sobre sus bragas mientras sentía como sus intensos ojos estaban clavados en mi, su ansiedad era la misma que la mía, ella hizo lo mismo que yo y comenzó a acariciar mi tanguita con sus dedos.

-O si cielito, eso me gusta –dije, tenia que decirlo.

Mi respiración era agitada y cada nuevo rose me daba más y más placer, con una mano me siguió tocando en pequeños círculos mientras mi boca buscó sus labios, me la quería comer, su lengua jugaba dentro de mi boca, y yo la mordía y la succionaba… no podíamos aguantar más... se levanto y me aparto un poco quitándose por completo el pantys, sentándose nuevamente y luego rompió mi tanguita con sus manos, desgarrando la suave tela y la lanzo lejos, como si tuviera la culpa de todos los males del mundo y colocándome de nuevo a horcadas mientras también colocaba dos de sus dedos sobre mis pliegues... me miró fijamente a los ojos y sin decir nada, empezó a empujar con firmeza y suavidad a la vez, mientras yo seguía su ejemplo y también ubique dos de mis dedos dentro de su nido, llenándonos por completo... ninguna de las dos apartamos la mirada... yo sentía como me llenaba y no podía dejar de gemir, nos acoplábamos perfectamente...

Empezamos a movernos sin necesidad de hablar, nos movíamos al unísono, como si estuviéramos bailando... ella sentada, yo a horcajadas encima de ella, sus músculos con una tensión imposible... me aferre a ella con mi mano inactiva y seguimos moviéndonos... el éxtasis se acercaba, ambas podíamos sentirlo... nuestras respiraciones se aceleraron, el ritmo de nuestros movimientos también, más y más fuerte, como me gusta... yo no podía aguantar más, iba a correrme, pero sabía que ella también y quería ver su cara cuando lo hiciera, así que me controlé... y ella se dejó llevar y sentí como inundaba mi mano con sus fluidos, exquisito, divino, un orgasmo fabuloso... tenía una cara de placer indescriptible y se le escapó un grito contenido: "Cris"... cuando le oí, no pude aguantar más y me corrí... yo no contuve mis impulsos y grité su nombre una y otra vez, cada vez con menos fuerza, hasta que sólo pude susurrarlo...

Sin separar nuestros cuerpos, me acurruqué entre sus brazos mientras ella me acariciaba de arriba abajo... al cabo de un buen rato de estar así, ella ya parecía haber recuperado las fuerzas, así que se levantó conmigo en brazos, de la misma forma que en el ascensor y me llevó a su cama, me dejó allí tumbada y me pidió que esperase... le oí trastear, pero como no conocía la casa, no sabía qué estaba haciendo... yo estaba a oscuras y mi cuerpo estaba laxo del placer recibido...

Volvió a la habitación y me pidió que confiara en ella... que no iba a hacerme nada malo ni desagradable y que si no me gustaba, no lo haría más, pero necesitaba que confiara en ella...

Yo simplemente asentí con la cabeza, era evidente que fuera lo que quisiera hacerme Susana, me gustaría, así que no puse peros... me incorporé en la cama y ella me detuvo... me volvió a recostar y me pasó un pañuelo de seda por la cara...

-Te voy a vendar los ojos, princesa - empezó a decirme - porque con los ojos vendados, el resto de tus sentidos se va a disparar y quiero que disfrutes lo máximo posible...

Yo estaba un poco nerviosa. Tener los ojos vendados hacía que no supiera exactamente dónde estaba Susana y eso me intranquilizaba... Me ayudó a levantarme.

-Ven, princesa, dame tu mano, así, muy bien, no te preocupes que no voy a dejar que te des con nada, yo estoy a tu lado, cariño, sigue andando, un poquito más... perfecto, aquí es... ¿sabes que te ves muy sexy con los ojos vendados y completamente desnuda?

Cuando dijo eso yo me sentí caliente y excitada... estaba desnuda delante de una desconocida hasta hacía un par de horas, en sus manos, confiando plenamente en ella...

-Ahora quédate aquí un segundo, tengo que traer una cosita y ya podemos empezar... no te pongas nerviosa, ¿bien?

Me dio un besito con los labios entreabiertos y salió de la habitación. Le oí volver, dejó unas cosas en el suelo y volvió a salir. Hizo esto unas cuantas veces más, yo no podía reprimir mi curiosidad y le preguntaba cada vez que llegaba donde yo estaba, pero ella solo se reía y no me contestaba...

-Todo llega, princesa, todo llega...

Por fin dejó de ir de un lado a otro y se puso detrás de mí... me abrazó y me di cuenta de que ella tampoco estaba vestida... ese dato hizo que me tranquilizara un poco, me sentía menos vulnerable sabiendo que ninguna de las dos llevaba ropa tras la que esconderse...

-A ver si adivinas lo que hago por el ruido, princesa...

Se separó de mí y sonó un ruido seco y luego algo líquido cayendo en algún recipiente... mi cara de desconcierto debía ser graciosa, porque Susana no dejaba de reírse...

-Verás como te va a gustar, cariño, sólo un poquito más de paciencia, ya termino...

El ruido se repitió bastantes veces y luego el líquido cayendo, pero ya no sonaba a recipiente vacío, sino a... no sé, no podía identificarlo. Por fin dejó sus manejos y vino a buscarme...

-Te voy a coger en brazos, princesa, no te asustes... así... ahora viene tu sorpresa...

Me bajó en la misma posición en que estaba, es decir, no quería que me pusiera de pie, sino que me iba a dejar tumbada en algún sitio... y de pronto lo entendí todo... ¡me estaba metiendo en una bañera! ¡Pero no era agua lo que había allí!... era algo más... era algo más espeso, como con gas...

-Es champagne, princesa... ¿te gusta?

-¡Me encanta, Susana! ¡Nunca me habían hecho nada igual! Métete conmigo...

No me contestó, pero me quitó la venda de los ojos y se quedó mirándome un ratito mientras una de sus manos jugaba con mis pechos entre el champagne... luego empezó a juguetear con mi ombligo y siguió bajando... sus dedos encontraron mi entrepierna y empezaron a entrar en ella lentamente... y cuando lo hizo, pasó algo increíblemente placentero... las burbujas del champagne entraron en mí y el burbujear me hacía estremecerme... Susana lo sintió y siguió acariciándome... ahora uno de sus dedos me acariciaba el clítoris mientras tenía otros dos dentro de mi, metiéndolos y sacándolos para que entraran las burbujas...

Inconscientemente, me agarré a los bordes de la bañera, porque sentía llegar el orgasmo, pero Susana no me dejó llegar... dejó de meterme sus deditos y simplemente se dedicó a acariciar mi clítoris... yo quería llegar, estaba a punto... ella vio mi cara de decepción y se echó a reír...

-Te prometo que va a merecer la pena la espera...

Se metió en la bañera, colocando una de sus piernas estratégicamente debajo de mí, apoyándose en el fondo para no dejar caer su peso sobre mi cuerpo... empezó a rozar mi vagina con la suya y volví al punto en que me había dejado con sus dedos... Estaba muy sensible y lo sentía llegar... ahora me agarré a ella, me abracé a ella, a sus brazos firmes y bien formados y a los tensos músculos de su espalda... ella siguió con un vaivén que desafiaba a la razón... me estaba volviendo loca... de pronto paró... se me escapó un quejidito y ella se rió...

-Sólo quería acomodarme, princesa...

Y siguió bailando sobre mí, rozándome sin parar, simplemente acariciándome con cada movimiento hasta que no pude más y me corrí, le clavé los dedos sin poder evitarlo en su espalda con fuerza, y me di cuenta de que también ella se estaba corriendo... y lo hacía en silencio, más preocupada por mi placer que por el suyo... así que cuando terminó le pedí que se tumbara sobre mi, que dejara de hacer fuerza... apoyó su cabeza sobre mi pecho y se quedó así un rato, descansando... susurrándome una y otra vez cuánto se alegraba de haberme conocido...

Nos quedamos como estábamos, recuperando el control de nuestros cuerpos... el sonido del repicar de un teléfono que no había dejado de sonar nos saco de nuestra ensoñación y Susana, de mala gana, se levantó para ver quien era... le oí mantener una pequeña conversación y volvió a la bañera, sacándome de ella de la misma forma en que me había introducido y llevándome a la cama sin importar mojar las sabanas, se recostó a mi lado agotada, sudando champagne, con cara de sueño y una sonrisa de oreja a oreja...

-Era mi hermano, había prometido pasar por su casa luego del club y no lo había llamado para decirle nada. Paso por acá y al ver el auto supuso que había vuelto y como no contestaba, insistía e insistía,  pensó que me había raptado algún psicópata.

Empezamos a reír a carcajadas y ella se veía realmente hermosa con su sonrisa picara... la besé... lentamente, de forma muy sensual, mientras me acurrucaba contra su cuerpo...

-¿Qué planes tienes para mañana, princesa?

-Ninguno, ¿por qué?

-Por si querías que tuviéramos nuestra primera cita... te invito a desayunar...