Una noche fría
Lo que el aburrimeinto puede causar en dos personas que se encuentran solas de momento...
UNA NOCHE FRÍA
La noche era fría, no se antojaba salir, me encontraba ya en casa tratando de descansar, aburrida sin nada bueno en la tele. Esteban (mi novio), no estaba en la ciudad, decidí navegar por el ciberespacio, sin buscar nada en especial, estaba por apagar también la computadora, mi hastío era demasiado, cuando recibí un mensaje en mi correo, se trataba de un compañero de trabajo, nos conocíamos hacía apenas dos años, habíamos coincidido en un cumpleaños y habíamos platicado escasas cinco veces, conteste con un poco de fastidio, pero él estaba de tan buen humor que pronto acabó con mi aburrimiento, se encontraba festejando con dos amigos más, el inicio de año, me invitó a acompañarlos cuando le dije que estaba aburrida y acepte de inmediato, salí del confort de mi cama y me preparé, llegó mi taxi en menos de diez minutos ha su casa, al llegar al lugar indicado, dude un poco, pero el frío quemaba mis mejillas y decidí llamar a la puerta, Armando me abrió y me saludo con un efusivo abrazo y un beso en la mejilla, entramos al agradable ambiente de la sala y solo estaba un amigo más su nombre, Mariano, me senté en el lugar que Armando me había indicado y él se sentó a un lado muy cerca de mi, podía oler el aroma de su loción y creo que me embriagó más rápido que el vodka que tomaba, nunca me había fijado tan detenidamente en él, es alto, delgado pero fuerte moreno, ojos grandes con pestañas muy largas y tupidas, labios carnosos, mis manos estaban heladas y en un roce con las suyas (que se sentían a una agradable temperatura) sentí una descarga eléctrica, que no paso desapercibida para él, los dos disimulamos lo que habíamos sentido, la platica se desarrollo muy tranquila y agradable, Armando es una persona con la que era fácil sentirse bien, es ingenioso, muy alegre, y muy atento y sobre todo muy tierno, seguimos brindando, disfrutando la bebida, cuando ocurrió un pequeño accidente, su vaso se derramó entre nosotros, mojando nuestros respectivos pantalones, nos levantamos de un salto, riéndonos y buscando algo para secarnos, nos cambiamos de lugar invadiendo el sillón que tenía Mariano para él solo, quedando muy juntos bromeando sobre el accidente, Armando puso su mano en mi pierna para sentir que tan mojado estaba.
El tiempo transcurrió de manera agradable y rápida, Mariano al ver la hora se despidió pues debía trabajar al día siguiente, Armando lo acompañó a la puerta y ya teniendo suficiente espacio me acomode de lado con la pierna cruzada, estaba buscando unas canciones, cuando él regresó y se sentó atrás de mí y puso su mano en el respaldo del sillón atrás de mi espalda, voltee a verlo y nuestras bocas estaban a centímetros de distancia, vi la intención en sus ojos de besarme, pero dirigí mi mirada a la computadora, paso su mano del respaldo del sillón a mi hombro, y yo me volví a voltear hacía él, estando en este juego tres veces más, indecisa de tomar la iniciativa, en la quinta ocasión que estuvimos tan cerca nuestros labios, no pude resistir y fui yo quien avanzo esos escasos centímetros para fundirnos en un beso apasionado y a la vez tierno, sus labios ardían y los míos temblaban, sentí como el calor subía por mi cuerpo, ruborizando mis mejillas, mis dientes se prendieron de su labio inferior arrancándole un suspiro delicioso, me voltee lentamente hasta quedar encima de él, sus manos buscaban mis senos y los acariciaban lenta y suavemente, haciendo que un escalofrío recorriera mi espalda y me hizo respingar, me dijo que subiéramos y me bajé lentamente sin dejar de besarlo, me tomó de la mano y nos dirigimos al cuarto de arriba, sin prender la luz, buscamos nuevamente nuestras bocas y así juntos caímos sobre la cama, poco a poco desabotone su chamarra sacándola de su cuerpo con todo y camiseta, le besaba el cuello sintiendo como su piel se erizaba, sacó mi blusa en un solo movimiento, dejó mis pechos al aire, prendiéndose de ellos haciendo que me estremeciera completamente, en pocos minutos quedamos completamente desnudos, acariciando cada pedazo de nuestro piel, conociendo cada rincón de nuestros cuerpos, bese su cuello bajando poco a poco por su fuerte dorso, sintiendo como se estremecía, hasta llegar a su vientre bajo, tomé entre mis labios su enorme miembro y comencé a subir y bajar primero suavemente, acelerando de vez en cuando el ritmo, sentí como una explosión de líquido caliente llenó mi boca, tragándolo todo, iba a detenerme y él me lo impidió poco a poco, fui subiendo sin dejar de besar cada centímetro de piel hasta que nuestras bocas se encontraron de nuevo, suavemente me pegó a su cuerpo y me rodo por la cama hasta quedar debajo de él, se prendió de mi boca de nuevo los besos fueron recorriendo mi cuello, mordiendo suavemente, mis pezones, mi estómago, hasta llegar al vientre, busco en mi entrepierna hasta llegar al punto más sensible, haciéndome dar un brinco, jugueteo metiendo su lengua en los lugares mas recónditos, haciéndome estremecer, por un momento no supe de mí, el cuarto se borró no escuchaba nada más que mi corazón a punto de estallar, los latidos eran cada vez mas fuertes y rápidos, mi cerebro no lo controlaba, mi respiración se cortó y después de unos segundos todo regresó a la normalidad, Armando fue subiendo haciendo espacio entre mis piernas, buscando el lugar perfecto para penetrarme, teniéndolo dentro cada una de sus embestidas me volvían loca de placer, se acercó a mi oído y susurró -¿Esto se va a repetir?- sin pensar mucho la respuesta conteste afirmativamente y añadí -¡Las veces que quieras!, buscó mis labios y me beso con mas intensidad, con un movimiento rápido yo quede sobre él, y empecé a cabalgar mi cuerpo subía y bajaba haciendo que su pene entrara y saliera dando un delicioso masaje en mi clítoris, no tarde mucho en sentir nuevamente esa sensación que me aturde, y pude darme cuenta que él estaba en el mismo proceso, llegamos al clímax casi al mismo tiempo soltando todo el cuerpo los dos, baje de él para acostarme a su lado, pasó su brazo por debajo de mi cabeza y nos besamos una y otra vez, el frío que se había ido amenazaba con regresar poco a poco, nos metimos bajo las cobijas y nuevamente me beso una, dos tres muchas veces, de una manera muy tierna, me sorprendí por el contraste de su actitud, era un amante salvaje en el sexo, pero después se convertía en una persona muy tierna, nuestros labios se quedaron pegados y así el sueño nos venció, yo sentía su brazo apretar bajo las cobijas de manera fuerte y firme y pronto me quede dormida protegida por él, el teléfono sonó con insistencia, cuando reaccione de donde venía ese sonido lo tome pero no alcance a contestar y la llamada se perdió, el reloj marcaba las siete de la mañana, lentamente intente levantarme pero su brazo me apretó, de manera suave me solté y me levante busque mi ropa y me vestí sin hacer ruido, era hora de regresar a casa, me despedí con un beso en la boca y una promesa de volver a verlo.
Esteban regreso en la noche a casa, no sospechó nada, pero sentía el aroma extraño en mi cuerpo, Armando y yo ya no somos simples compañeros de trabajo, existe una complicidad que nos une, esas noches que he pasado con él han sido las mejores de estos últimos meses, Esteban nunca se enterará, y su novia… su novia es otra historia jajajaja.