Una noche entretenida
Este relato incluye una historia robada, una fantasía y una real. Os atrevéis a adivinar cuál es cual??
Se mira en el pequeño espejo para revisar que el eyeliner siga en su sitio, los dos ojos iguales, una línea fina con su rabito correspondiente, estilo pin up a juego con sus labios rojos. Todo perfectamente water proof, por lo que surja después.
Un cosquilleo nervioso le recorre desde la nuca hasta el final de la espalda al pensarlo, no sabe en qué momento se le ha ido la pinza tanto como para estar haciendo esto. Es verdad que siempre le había seducido la idea, curiosidad,morbo...llámalo x...pero son de esas cosas que están muy bien para dar rienda suelta a la imaginación y que luego a la hora de la verdad igual es mejor dejarlas en el cajón de las fantasías, por si en directo pierden su gracia.
Pero surgió la oportunidad y eso no sabes si te va a volver a pasar en la vida, así que en cuanto él le propuso la idea dijo sí al momento emocionada, las dudas surgieron después.
Y aquí estaba, con un escote de vértigo en un taxi que la llevaba a un local de intercambio que, por cierto, estaba muy cerca de su barrio y seguramente había pasado más de una vez por delante de la puerta sin saber lo que se movía allí dentro, una no deja nunca de sorprenderse.
Saca otra vez el espejo para mirarse, ya es un tic nervioso, el eyeliner sigue impecable.
La historia es que él quería investigar el negocio desde el punto de vista del usuario, ya que estaba dando vueltas a la idea de montar algo de ese estilo y le había propuesto que fueran juntos. En realidad no sabe si es una excusa para intentar follarsela o tendrá algo de verdad. El caso es que le pareció original y el morbo habló antes que su cabeza... En cuanto a él, le había dejado claro que aceptar la propuesta no implicaba que fuera a pasar algo entre ellos en absoluto. Ya que iba a un sitio así, no iba a ir con todo atado antes de entrar, ya se vería sobre la marcha.
Llegaría en cuatro minutos según el gps, se le aceleró el corazón, estaba a tiempo de darse la vuelta...pero sabia que se le quedaría la espinita toda la vida.
El taxi redujo la velocidad al llegar a destino, le pareció entrever una sonrisilla cómplice en el taxista, o eran imaginaciones suyas, sentía llevar la letra escarlata en su pecho.
Salió deprisa, el frío de Madrid la bajó de revoluciones, respiró hondo y contó hasta 10 antes de retocar las arrugas imaginarias del pantalón.
Habia tardado en elegir la ropa, aunque no sabía para qué, le habían dicho que al llegar dejabas todo en una especie de guardarropa y te daban un albornoz, como si estuvieras en un spa, solo que sin nada debajo. Aún así necesitaba verse atractiva, al menos antes de entrar, eso le subiría la moral y le daria la confianza suficiente para quitarse la ropa luego. Un poco absurdo si lo piensas, pero su mente funcionaba así, cada uno tiene sus truquitos. Al fin y al cabo no sabia si lo que sentía era miedo a lo que pudiera pasar o a la posibilidad de no encajar y quedarse fuera del juego en un rincón...bueno, en ese caso miraría el espectáculo...y ese pensamiento le produjo un estremecimiento en el interior de su vagina, justo el empujón que necesitaba para seguir. Sonriendo pensó "hemos venido a jugar, pues juguemos".
Y la chica que cruzó los metros que quedaban hasta el local ya no era la misma.
Él ya estaba en la puerta esperándola, la risa en su rostro a punto de hacer una broma a su costa al intuirla nerviosa quitó tensión en el ambiente y ella se lo agradeció. No le conocía de hace tanto pero le daba confianza, la suficiente para hacer locuras como la de esta noche y sabía también que habría risas de por medio, que nunca vienen mal.
La saludó teatralmente besando el dorso de su mano y le cedió el paso a través de una cortina negra de terciopelo grueso que prometía acceso a un mundo de tentaciones. Entonces notó que unos dedos la recorrían desde el culo hasta donde llegaba su pelo y la contracción de su vagina volvió con fuerza. Se dio la vuelta y le lanzó una mirada frunciendo el ceño en broma y le llamó pervertido.
Sonaba música en el ambiente, no podria describir el estilo exacto, tampoco estaba tan concentrada como para apreciarlo.
Miraba a todas partes y a ninguna, queriendo captar todos los estimulos que le llegaban a la vez. Veía gente con albornoces en la barra tomando algo, un par de jacuzzis al fondo, puertas cubiertas con cortinas de flecos negros tras las que se intuía actividad un poco más íntima.
Una pareja desnuda en un sofá inmenso que había en medio de todo se besaba entre risas nerviosas y tras cada beso miraban alrededor para ver si les estaban observando.
Pasamos a una salita llena de perchas con vestidos y trajes elegantes, al menos no era la única que se arreglaba para luego quedarse en cueros. Les dieron unos finos albornoces muy suaves, se empezó a quitar la ropa, instintivamente de espaldas a él, pero se le acercó y la ayudó en la tarea, recorriendo ya de paso con algún beso su cuello y sus hombros. Le acarició los pechos, no llevaba sujetador, desaparecieron los pantalones sin saber cómo y ella comenzó a quitarle ropa a él, se colocó frente a su espalda y le rodeó para quitarle el cinturón, le bajó los pantalones y le abrazó desde atrás pegando sus pechos a su espalda, acariciando su torso, bajando al ombligo y evitando tocar su pene al bajar. Le susurró al oído que recordara que él había venido a hacer un estudio de negocio y que no quería entretenerle, además de que no tenía porqué pasar nada, al menos entre ellos...
Terminó la frase pasando la mano por sus glúteos y tendiendole el albornoz con sonrisa juguetona.
Volvieron a la sala principal y se dirigieron a un jacuzzi que estaba libre. Se metieron dentro y comenzaron a disfrutar de las vistas, podían ver todo el local desde allí excepto el interior de las salas, protegido por las cortinas de flecos.
Allí seguía la pareja del sofá, a la que se había unido otra al lado que parecía con ganas de unirse al juego.
En la barra un conjunto variopinto de personas. Una chica con antifaz coquetea con un chico musculoso que esta pidiendo un par de copas. Una pareja no tan joven charla cómoda en su desnudez observando con interés el espectáculo del sofá, quizá estén valorando unirse en un rato. Le llama la atención un chico aparentemente solitario en la otra esquina de la barra, habla amablemente con el camarero como quien se pide un café por la mañana en el bar de enfrente. No es especialmente musculoso ni nada por el estilo, pero es atractivo, mirada intensa que se intuye desde la distancia, y de repente se da cuenta del contacto visual. Gira la cara de inmediato y su acompañante le dice riendo, "¿qué?, ya te has decidido?, porque viene hacia aqui"
No, no,no, le gustaría decir que solo miraba nada más pero es cierto que se acerca.
Se plantea sumergirse bajo las burbujas del jacuzzi y desaparecer pero no es la mejor idea.
Ya está delante, pide permiso para unirse, sonreímos y le hacemos hueco. Empiezan a hablar entre ellos, es simpático, bromean sobre algo que no recuerdo pero sé que reímos, brindamos con una copa de cava que no sé por dónde ha aparecido. Y en un parpadeo ahí estoy intercambiando cava directamente de los labios fríos del chico de la mirada intensa mientras mi acompañante rocía un poco más sobre mis pechos para lamer mis pezones y succionarlos con fuerza. El otro se anima y baja por mi cuello, cada uno se apropia de un pecho, yo me dejo hacer, mi cabeza se arquea hacia atrás, cierro los ojos. Al volver a abrirlos tengo la sensación de ser observada y me pongo un poco nerviosa. Veo a la chica del antifaz entrando en el jacuzzi, mis chicos la invitan a unirse y aprovecho para retirarme con la excusa de necesitar una copa.
Y en realidad no es excusa, necesita algo más de alcohol en su cuerpo para dejarse llevar. Se pone el albornoz un poco por encima sin cerrarlo y se dirige a la barra, mira la carta de cocktails, llena de nombres afrodisiacos. De repente la interrumpe una voz de mujer:
"¿Es tu primera vez?"
"¿Perdón?"
"Aquí digo, si es la primera vez que vienes por aqui"
"¿Tanto se me nota?" sonrie ruborizada, con lo abierta que se considera, no puede sentirse más novata entre toda esta gente que está como en su casa.
"Un poco solo" le devuelve la sonrisa. "Si me permites un consejo te recomiendo que pruebes el sorbete carmesi" dice señalando la carta.
"Genial, gracias, no sabia cuál elegir con tanto nombre tentador", reímos. No podía dejar de observarla, tenía unos labios perfectos, corte de pelo perfecto, más largo por delante, cortito por atrás, dejando al descubierto un cuello y unos hombros suaves. Se imaginó besando esos hombros, acariciando con sus labios la raíz de su pelo por detrás, y bajar pasando por cada centímetro de su columna. Se sorprendió de su pensamiento y volvió a sonrojarse.
"¿En que trabajas? le preguntó la chica haciendo como si no hubiera visto su rubor.
"Pues...soy fisioterapeuta" titubeó un poco, había dudado si decir la verdad o inventarse una identidad, optó por la verdad.
"Oh qué interesante. No me lo digas, seguro que en cuanto lo dices te piden enseguida un masaje"
"Es inmediato si" rie "no falla".
Aparece el camarero con dos copas de hielo rojo adornadas con un chupachups del mismo color. Se lanza a por la suya con ganas.
"¡Espera!" la detiene "la mejor parte de este cocktail es cómo se toma" coge entonces el chupachups y lo introduce en el hielo cogiendo un trocito y entonces se lo acerca a la boca.
Ella excitada abre obediente y saborea. Luego saborea sus labios, que vinieron después del hielo. Es la primera vez que besa a una chica, le gusta, sabe dulce y apasionado a la vez. Lo siente por todo su cuerpo y excitada se acerca a su oído y le susurra que esta vez no le importaría que le pidiera un masaje.
"Que suerte la mia" le contesta, y la coge de la mano y la lleva en dirección a una de las salas.
Atraviesan la cortina de flecos pero la dejan medio abierta, ve de lejos a su compañero que sigue en el jacuzzi y la observa desde alli.
La sala no es muy grande, hay una cama redonda en medio, con sábanas negras. Huele a sexo reciente, todo el local huele a sexo en realidad pero allí más.
Su nueva amiga la acorrala contra la pared, le quita el albornoz que lleva a medio poner y la besa una y otra vez sin respiro. Nota sus tetas rozando las suyas, sus manos tocando su culo, sus tetas, suben y bajan, le tira del pelo, la siente por todas partes. Está tan excitada que se escapa de sus manos y decide tomar el control, ahora ella la pone cara a la pared y la sujeta las muñecas, le besa la nuca, los hombros y baja por su espalda como antes lo había imaginado, muerde suave sus nalgas perfectas. Sube de nuevo recorriendo su cuerpo otra vez con sus labios, con su lengua. La deja libre para irse a la cama, mira alrededor y ve en el fondo una estantería acristalada con juguetitos dentro, velas, aceites...piensan en todo madre mia. Mira lo que hay y coge un aceite, una bola China ovalada y lubricante.
Vuelve a la cama donde la esta esperando con intriga y deseo. Abre el aceite y se dispone a hacer lo que mejor sabe. Se coloca a horcajadas sobre ella, sus pubis entran en contacto total. Deja caer un pequeño hilo de aceite entre los pechos de su compañera y va dejando una línea que pasa por su ombligo y baja hasta donde empieza el poco vello que encuentra. Con un dedo hace un zig zag por toda la linea de arriba hacia abajo y después posa las dos manos entre sus pechos y comienza a esparcir el aceite por todo su torso. Se recrea lenta en sus tetas, tira suave de sus pezones ahora brillantes. Uno de ellos tiene un piercing, tira suave de el, se inclina para meterlo en su boca y tirar suave con sus dientes. Baja rozando sus pechos suavemente por los de ella, por su ombligo, por su pubis. Baja un poco y se coloca entre sus piernas y besa sus muslos por dentro y sus ingles, succiona el labio derecho de su vulva sin rozar nada mas. Pasa sus manos aún con aceite desde sus rodillas hacia arriba, luego cubre la zona con besos que succionan suave y ahora sí, al llegar arriba se adentra en su coño como si lo hubiera hecho mil veces. Y lame su clitorix y mete la lengua en su vagina, la hace estremecerse. Disminuye el ritmo y busca la bola que cogió, la lubrica y se la acerca a la vulva, la roza con ella por fuera de arriba hacia abajo, varias veces. La deja en la entrada de su vagina y hace presión como para meterla pero no la mete. Ella arquea su cuerpo buscando la bola, la vuelve a acariciar por fuera con ella de arriba a abajo, sube otra vez y hace círculos suaves sobre la zona del clitorix midiendo la presión exacta donde nota que ella acelera su respiración. Después se la introduce despacio y la deja mitad dentro mitad fuera y la bombea, dentro y fuera sin meterla. Siente un tirón de la sabana, la chica esta retorciendo con fuerza la sabana, parece que le está gustando. Termina de meterle la bola con cuidado. Mira entonces de reojo hacia fuera y le ve a él mirarla, se había olvidado del mundo alrededor. Ya no está en el jacuzzi, esta en una mesa más cerca de la entrada de la sala, no sabe que le ha visto, esta cachondo con el pene erecto entre sus manos, las observa.
Se siente poderosa, le excita dar placer y lo esta haciendo por partida doble. Se olvida de él pero sin dejar de pensar en que las mira, y continúa con su labor en esa cama, la bola ya dentro del coño de su compañera que gime suave, le encanta oírlo. Agita la bola desde su cuerdita para hacerla vibrar dentro y consigue que se arquee entera de placer. Vuelve a hacerlo una y otra vez, despacio. Acerca su cara y lame alrededor de su clitorix a la vez que mueve la bola ritmicamente,huele dulce. Los gemidos se aceleran, cada vez más hasta conseguir que explote de gusto. Ahora la acaricia despacio el cuerpo, los pezones erectos, y la besa suave los labios hasta que abre los ojos y susurra picarona con ganas de corresponderla "es tu turno".
La verdad es que esta ebria de placer ahora mismo, se podría ir a casa y no se sentiría insatisfecha pero tampoco le importa nada dejarse hacer.
Se tumba en la cama y su compañera le hace ponerse boca abajo. De debajo del colchón saca unas tiras con unas muñequeras con velcro y se las coloca en las muñecas. No las había visto, se lleva una sorpresa inesperada. Le coloca también tobilleras y le separa un poco las piernas, ahora no puede juntar los muslos. Se siente expuesta, le excita mucho esa sensación pero está alerta.
Estaba empezando a notar la caricia de su mano subiendo por su pierna cuando oye una voz masculina que conoce perfectamente:
"¿Me cedes el honor?"
"Podemos compartirla"
"Tu ya la has disfrutado, si no te importa me gustaría encargarme personalmente"
"Bueno, si insistes, dejaré un masaje en deuda por aqui" y entonces se vuelve a dirigir a ella que sigue boca abajo "Espero que lo pases bien y nos veamos más por aquí chica nueva" se despide de ella mientras termina de subir la mano por sus nalgas. Se le eriza la piel y se contrae su vagina a la vez.
No le sale la voz para responder, acaba de subirle la adrenalina,no se esperaba este final. Siente que se humedece entera y quiere unir los muslos para sentir la presión pero no puede, se retuerce un poco y entonces nota una palmada en su nalga derecha, no muy fuerte.
"Deberia estarse quieta señorita"
No suena intimidante, suena juguetón. Se relaja y se excita al mismo tiempo. Vuelve a intentar juntar sus muslos y vuelve a notar otra palmada, esta vez lado izquierdo.
"No tengas prisa, vamos a hacerte de rabiar un poco, que me has abandonado por una mujer. Tienes buen gusto eso si" y coge sus nalgas con las manos y se las junta con fuerza y las vuelve a soltar.
Nota una corriente desde su clitorix al fondo de su vagina, no puede evitar gemir...
Le siente alejarse, coge algo de la estantería y vuelve. La acaricia con presión con algo que sube por su pierna izquierda, por dentro,es como un puntero, una varilla o algo asi pero con la punta algo ancha, flexible, puede que sea una fusta, no sabe...sube hasta su culo y baja por el interior de la otra pierna, sube otra vez hasta el culo, ahí se recrea y le hace circulitos y se acerca al centro y le recorre el pliegue, y busca su coño y lo recorre por fuera y vuelve al pliegue de sus nalgas, rodea el exterior de su ano, no puede evitar contraer todos sus músculos de la zona pero sin poder juntarlos no puede aliviar sus ganas. Ahora da golpecitos suaves en la entrada de su vagina para después volver a recorrer en interior de sus piernas. Deja el instrumento a un lado en la cama y le nota acercarse por detras.
Ahora roza su pene endurecido por donde antes pasó la fusta, y necesita que la penetre hasta el fondo pero no lo hace, solo la roza por fuera.
Va a deshacer la cama de tanto tirar de las sábanas. Es un suplicio, una explosión que no llega.
Le mete un dedo en la vagina, gime, resbala hacia el interior y lo saca para meterle por fin el pene pero solo un poco, la punta nada más. Intenta ir hacia el, para sentirle más pero no la deja, la sujeta con una mano la espalda. Empieza a moverse, dentro y fuera pero necesita sentirlo al fondo, entero no un poco solo.
Cuando cree que no puede más, tres embestidas fuertes la llevan al éxtasis final, se corrió ya con la primera. Le saca la polla, pero ya no le importa, la sustituye por los dedos para acompañarla en sus espasmos y entonces nota un liquido caliente sobre su espalda y se estremece de placer, más aún.
Y cae sobre ella recuperando la respiración al compás.
Grabando en su memoria esa noche.