Una noche en la Disco Hysteria

“Mis gemidos evidenciaban un placer indescriptible. Comencé a sentir los espasmos de ambos penes. Me quedé quieta dejando que ellos tuvieran el control en el movimiento de sus caderas. Ambos me penetraban más rapida y profundamente.”

“Mis gemidos evidenciaban un placer indescriptible. Comencé a sentir los espasmos de ambos penes. Me quedé quieta dejando que ellos tuvieran el control en el movimiento de sus caderas. Ambos me penetraban más rapida y profundamente.”

Me encontraba nerviosa y entusiasmada esperando a “Vanessa” justo fuera de la estación del metro San Antonio Abad en la Ciudad de México. Me encontraba sentada a un costado de la entrada en una jardinera. A mi lado estaba mi mochila con todo lo necesario para transformarme en “Valeria”. Vanessa ya se había retrasado unos minutos y eso acrecentaba mi nerviosismo.

-¿Y si me deja “plantada”? ¿Y si le ocurrió algo?-Pensaba controlando el deseo de morder mis uñas. Miraba el reloj una y otra vez. Comenzaba a oscurecer.

-¡Hola! ¡Disculpa el retraso!-Era la voz de Vanessa que me hizo voltear con sorpresa.

-¡Hola! ¡No imaginas las cosas que ya estaba imaginando, todas feas!-Le dije mientras me incorporaba y respiraba con alivio.

-¡Me imagino! Mejor no me las digas-Respondió sonriéndome.-Bueno, ¿hacia dónde caminamos?-

-¡Sígueme! El hotel se encuentra a dos calles de aquí-Tomé mi mochila y echamos a andar conversando alegremente.

Llegamos al hotel Amazonas, el cual sabemos que no tenemos problemas para entrar, nos asignaron la habitación y rápidamente nos encaminamos hacia ella.

Sin más preámbulos nos dimos a la tarea de ducharnos para posteriormente transformarnos en Vanessa y Valeria.

-Bien, entonces ¿si estamos de acuerdo en que visitaremos la Disco Hysteria?-Pregunté con emoción.

-¡Por supuesto! Creo que ya es tiempo que ambas experimentemos cosas nuevas ¿no?-Respondió Vanessa.

Muchas cosas pasaron por mi mente mientras respondía a su último comentario.

-Así es. Me han comentado que la hora buena para llegar es entre 9 y 9:30 de la noche, llegamos, nos asignan un buen lugar y...lo que siga-Dije mientras me miraba al espejo una y otra vez.

-Bueno, ahora lo más importante será salir a la calle y encontrar el taxi que nos lleve a la Disco-Dijo Vanessa mientras estaba sentada en la orilla de la cama arreglando sus uñas.

-No es necesario, deja hago uso del servicio del celular, el famoso taxi seguro-Dije tomando mi celular y dirigiéndome hacia la amplia ventana de la habitación.

Vanessa es travesti de clóset heterosexual y yo, Valeria, soy igual travesti de clóset bisexual. Tenemos casi tres años de conocernos y entre nosotras no hay problemas para aceptarnos como somos, es decir, yo respeto su heterosexualidad y no pretendo hacerla cambiar de opinión; ella por su parte tiene plena confianza en mí, por eso nunca ha dudado en salir conmigo.

Pasados unos minutos se escuchó el timbre del teléfono de la habitación. Vanessa se incorporó rapidamente y se dirigió al pequeño buró en el que se encontraba dicho aparato, descolgó y respondió.

-Diga...sí, nosotras lo solicitamos...en un momento bajamos, muchas gracias-

Colgó el auricular mientras me anunciaba que el taxi ya nos esperaba en la entrada del hotel.

Ambas nos dirigimos a tomar bolsos y abrigos, nos paramos frente al espejo , una a la vez, para repasar nuestro arreglo y salimos de la habitación, yo detrás de ella.

El silencio de los pasillos fue roto por el sonido del tacón de nuestras zapatillas. Llegamos al ascensor y no tuvimos que esperar mucho ya que se abrió y de él salió un tipo no mal parecido. Después que entramos al ascensor, nos percatamos que el tipo se había detenido para observarnos detenidamente, ambas nos miramos divertidas y después volteamos hacia él haciéndole un guiño de ojos justo en el momento que las puertas se cerraron por completo.

Llegamos a la recepción del hotel y entregué la llave anunciando que más tarde regresaríamos para seguir ocupando la habitación.

Salimos a la calle y el chofer del taxi se encontraba recargado en la portezuela del conductor leyendo un periódico.

-Hola, buenas noches-Dijimos a coro.

El taxista volteó y nos miró con embeleso, sabíamos que nuestras voces no se habían escuchado tan femeninas pero aún así el chofer rodeó la unidad dirigiéndose rapidamente a abrir la portezuela de atrás y nos saludó.

-¡Buenas noches Señoritas! Pasen ustedes por favor.-

Vanessa entró primero, ayudada por el chofer quien le había tendido la mano. Después que ella se acomodó en el asiento el chofer volteó hacia mí tendiéndome igual la mano. Cuando logré acomodarme en el asiento miré a Vanessa y ambas reímos divertidas.

-Bien Señoritas, ¿a dónde las voy a llevar?-Preguntó el chofer.

-¿Conoce la Disco Hysteria? Está sobre Avenida Oceanía a 20 metros de la estación del metro Ricardo Flores Magón de la Línea B-Dijo Vanessa.

-mmmmm sí, la conozco-Respondió el chofer.

-Bueno, pues ese es nuestro destino-Respondí sonriéndole al chofer que me miraba a través del espejo retrovisor.

Sin decir más el chofer comenzó el trayecto. Ambas íbamos conversando un sinfin de cosas y de vez en cuando nos quedábamos un rato en silencio. Ya estaba completamente oscuro y como era día viernes el trayecto hacia la disco duró unos 50 minutos a pesar de la cercanía con el hotel.

Al fin llegamos y después de estacionar y apagar la unidad, el chofer se dirigió nuevamente a la portezuela de atrás, la abrió y nuevamente me tendió la mano para ayudarme a salir. Hizo lo mismo con Vanessa y adelantándome a ella le pedí al cofer que tomara el dinero por el pago del servicio.

Antes de abordar la unidad para retirarse el chofer nos preguntó si deseábamos que regresara por nosotras, que no importaba la hora y que el cobro sería por la misma cantidad. Como se nos hizo un buen detalle decidimos rapidamente y le dijimos que estábamos de acuerdo, que le llamaríamos con anticipación para que regresara por nosotras. Intercambiamos número de celular y se retiró gustoso.

Se escuchaba música mientras caminábamos tomadas de la mano hacia la entrada de la disco. Había algunas “chicas” frente a ella realizando llamadas con su celular y otras más esperando que les permitieran el acceso. Algunas de esa chicas nos miraban y nos saludaban con una sonrisa espontánea.

Llegó nuestro turno para entrar y después de una breve revisión de bolsos y “cacheo” nos adentramos en la disco. Nos recibió un mesero y nos pidió que lo siguiéramos. Conforme avanzábamos nos percatamos de que había varias mesas ocupadas, unas con grupos de chicas tv pero otras con hombres que iban solos o en pareja. Varios de ellos levantaban sus vasos como saludo de bienvenida y con la intención de que nos quedáramos en su mesa. Nosotras correspondíamos con una leve sonrisa pero en realidad queríamos estar solas en la mesa que nos asignaran.

Al fin llegamos a ésta y después de que el mesero nos ayudó con la silla para que nos sentarámos respiramos tranquilas y comenzamos a observar el resto del recinto. La verdad yo estaba maravillada con la ambientación de la disco, la música se escuchaba nítidamente y había algunas parejas de chicas bailando. Acomodamos los bolsos sobre la mesa, los abrigos se los había llevado el mesero al guardaropa. Cuando éste regresó nos preguntó si deseábamos alguna bebida. Yo pedí una cerveza y Vanessa una bebida preparada con tequila.

Así transcurrió un buen rato. Brindamos con la bebida que nos llevaron y hacíamos comentarios de lo que ahí veíamos.

-Voy a buscar los sanitarios, creo que no podemos acompañarnos como todas las chicas porque si no, ¿quién cuida la mesa y los bolsos?-Me dijo Vanessa sonriendo.

-No te preocupes, yo espero aquí, sirve que me dices dónde están ubicados para ir después-Respondí sin preocupación.

Vanessa se levantó y mientras se alejaba miré hacia una mesa en la cual se encontraba un tipo solo, la suerte quiso que el volteará y nuestras miradas se encontraron. Me quedé pasmada y no reaccioné para desviar la mirada, el tipo tomó su vaso y lo levantó, yo hice lo mismo con mi cerveza y sin dejar de mirarnos hicimos el brindis. Cuando terminé de beber baje la cerveza y cambié la dirección de mi mirada. Extrañamente mi corazón comenzó a latir rapidamente y...mi pene despertó...señal de excitación.

De reojo ví que el tipo dejó su vaso en la mesa y se levantó dirigiéndose hacia donde me encontraba. Sentí emoción y miré para ver si Vanessa llegaba. Pero no la ví.

-Hola Señorita, buenas noches-Me dijo el tipo extendiendo su mano para saludarme.

-Hola-mi voz se entrecortó-Buenas noches-Y extendí la mano para responder el saludo. Cuando él la estrechó lo hizo con una delicadeza que me encantó.

-Gracias por brindar conmigo. Usted ha sido la única que correspondió a mi brindis y se lo agradezco. Solo viene con su amiga, ¿verdad?-Dijo mirando hacia el lugar vacio.

-Si, solo vengo con mi amiga...por cierto, ya se tardó-Dije buscándola nuevamente.

-Me llamo Eduardo y espero me permitas bailar contigo alguna pieza-No soltaba mi mano.

-Mucho gusto, yo soy Valeria...y sí, espero pongan alguna pieza que podamos bailar-Dije un poco más relajada.

-De acuerdo, regresaré a mi mesa, si llega a ocuparse tu amiga con alguna otra persona, ven por favor a mi mesa-Dijo soltando mi mano.

Justo en el momento que regresaba a su mesa Vanessa apareció.

-Fue mi imaginación o ¿ese tipo estaba aquí contigo?-Preguntó a la vez que se sentaba.

-Sí, me estaba invitando a bailar-Dije sin vacilar.

-Ok Nena, no hay problema, si hay galanes que nos saquen a bailar lo haremos cerca de la mesa eh?-Dijo sonriéndome y guiñando un ojo.

Así transcurrió un rato. Terminamos nuestra bebida y solicitamos otra. Nuestra conversación era amena a pesar de la música tan estridente.

De vez en vez, de manera discreta, observaba a Eduardo. Vi que seguía solicitando bebidas y hacía o recibía llamadas en su celular.

Pasado un rato, la música dejo de escucharse. Instantes después se escuchó una melodía tranquila. Extrañamente comencé a sentir emoción. Miré hacia donde se encontraba Eduardo y éste, después de guardar su celular, se levantó de la mesa y se dirigió hacia la nuestra.

-Buenas noches Señorita-Dijo dirigiéndose a Vanessa quien lo saludo extendiendo su mano.-Me voy a llevar a su amiga a bailar esta pieza, así quedaste conmigo, ¿o no Valeria?-Dijo mirándome a mí.

Asentí con la cabeza y guiñando un ojo a Vanessa me levanté con la ayuda de Eduardo. Ella me despidió con un gesto de complicidad.

Apenas llegamos a la pista, él se volteó y me tomó por la cintura acercándome a él. Yo levanté mis brazos y los coloqué sobre sus hombros. Comenzamos a bailar girando sobre el mismo lugar. No pasó mucho rato y entonces sentí las manos de Eduardo descansar sobre la parte superior de mis nalgas. Mi erección había comenzado hace ya un buen rato. Pegué un poco más mi cuerpo al de él y sentí su virilidad a un lado de la mía. Era un poco más alto que yo. En uno de tantos giros alcancé a ver que alguien ya acompañaba a Vanessa sentado en nuestra mesa. Ya no me preocupé por ella y me concentré de lleno en mi excitación.

Nuestros cuerpos estaban muy pegados y nuestras virilidades se acariciaban cadenciosamente. Sus manos ya recorrían toda la extensión de mis nalgas. Las estrujaba, las acariciaba, las abría y las soltaba repentinamente.

De tan concentrada que estaba no me percaté que con cada giro nos habíamos alejado de mi mesa. El lugar en el que estábamos bailando era una pequeña sala en penumbras y estaba completamente sola. Tal parecia que él ya conocia el pequeño y oscuro lugar. No me dio tiempo de nada. Acercó su boca a mi oido y comenzó morderlo con suavidad. Yo me estremecí y acepté la caricia. Sus manos no soltaban mis nalgas. Apreté mi esfinter anal y sentí cuando de mi pene erecto salió una generosa cantidad de mis líquidos seminales. El percibió mi movimiento y bajo sus labios hacia mi cuello mordiéndome con ellos. Estábamos cachondeando muy rico sin preocuparnos de otra cosa que no fuera disfrutar nuestro placer.

-mmmmm wow mmmmmm-Comencé a gemir levemente.

Sus manos subieron nuevamente a mi cintura, luego las paso a un lado tomando mis brazos que descansaban sobre sus hombros y los bajó lentamente. Puso sus manos sobre mis hombros y me empujó hacia abajo, imaginé cuál era su deseo y acepté con gusto. Quedé en cuclillas delante de él. Puso sus manos en el ciper de su pantalón y lo bajó completamente. Cuando retiró sus manos yo procedí a desabrochar su cinto y el broche del pantalón.

-mmmmmmmm ¡qué visión tan rica papi!-Dije mirando su entrepierna con embeleso y me hinqué por completo.

Llevaba un boxer gris y en la parte frontal se alcanza a ver la mancha de sus líquidos sobre el bulto que formaba su pene. Sin dudarlo acerqué mis labios y los pase sobre la mancha, él se estremeció y en mis labios quedaron restos de esos líquidos.

Puse mis manos en la parte superior de su boxer y comencé a bajarlo, justo cuando su pene quedó al descubierto lo sorprendí abriendo mis labios y engullí su miembro completamente. Su pene estaba caliente y palpitante. Lo mamé con rapidez acariciando todo el tronco con la lengua, me encantaba el sabor salado de sus jugos, éstos desaparecieron por completo en mi boca y en su lugar quedó mi saliva. El gemia y denotaba un placer profundo, eso me enardeció y saqué el miembro de mi boca, lo tomé con una mano y comencé a golpear mis labios y mis mejillas con el mismo.

-¡Bien Preciosa, eso me gusta!¡Sí que sabes consentir una verga!-Dijo Eduardo poniendo una mano en mi nuca.

Tuve oportunidad de echar hacia atrás mi cabeza mientras continuaba golpeando mi boca con su pene, él me miraba morboso y suplicante. Adiviné lo que quería así que nuevamente engullí su pene y comencé a mamarlo con más fuerza y velocidad, él se recargó en una pared que teníamos cerca para no caer; yo gemía con fuerza y respiraba agitadamente. No pasó mucho tiempo para que él me tomara de la cabeza con ambas manos.

-¡Princesa, qué boquita tan educada tienes mamacita!¡Lo mamas bien rico!-

Me detuvo en seco y acto seguido comenzó a mover sus caderas con rapidez, amoldé mis labios sobre su pene y esperé con ansias su eyaculación.

Esta no tardo mucho, comencé a sentir los espasmos de su pene y una generosa cantidad de semen invadió mi boca llegando hasta la garganta. La tragué avidamente; la segunda descarga la retuve con mi lengua para no tragarla, lo obligué a detenerse evitando que empujara nuevamente sus caderas, saqué el miembro y entonces con una de mis manos comencé a masturbarlo para obtener el resto de su semen; cuando en la punta de su pene aparecia el líquido yo acercaba mis labios y lo engullía mirándolo a los ojos. Le di unas mamadas más hasta que me percaté que ya había exprimido por completo su pene, no salía más semen.

Su sabor invadía mi boca. Me incorporé y lo besé en los labios, el los abrió y nos fundimos en un beso prolongado, el no rechazó su propio sabor cuando la saliva y el semen que mantenía en mi boca se mezclaron. No nos entretuvimos más, ambos arreglamos nuestras ropas y nos dirigimos en silencio hacia nuestras respectivas mesas.

Me temblaban las piernas al caminar. Vanessa seguía conversando con un desconocido. Cuando llegué a la mesa, el individuo se levantó y después de ayudarme con la silla me saludó.

-¡Hola Valeria! Sé tu nombre porque Vanessa me ha comentado que viene contigo.-Dijo sonriendo y extendiéndome su mano.-Yo soy Antonio y me da gusto conocerte-

-Hola, mucho gusto. Así es, venimos juntas. Solo que la abandoné un rato para bailar con el tipo que está en la mesa de enfrente.-Dije mirando y saludando a Eduardo con la mano.

-¿Bailar?-Dijo riendo-No lo creo pero en fin, gusto en conocerte. Igual me robaré a Vanessa unos minutos-Dijo dándole la mano.

-¡Por supuesto! No hay problema, ahora yo me quedaré en la mesa-dije mirando a Vanessa.

Ambos se levantaron y se dirigieron a la pista. Yo estaba segura que el tipo se desanimaria cuando se diera cuenta que Vanessa no estaba interesada en tener algún encuentro de tipo sexual con los hombres.

Aún sentía la emoción de los minutos anteriores, mi erección no desaparecía y sentía una cosquilla excitante corriendo desde el miembro y terminando en mi ano. Miré hacia la mesa de Eduardo y el seguía hablando por su celular.

Cuando la pieza musical que habían bailado Vanessa y Antonio terminó, retornaron a la mesa tomados de la mano y conversando alegremente. Antonio se quedo en la mesa y Vanessa nuevamente se disculpó para dirigirse a los sanitarios. Me quede a solas con Antonio y éste no desaprovechó la oportunidad de conversar conmigo.

-Estoy seguro que no solo estuviste bailando con tu amigo, para mí que estuvieron haciendo otras “cositas”, ¿no es cierto?-Preguntó mirándome morbosamente.

Mi erección no cesaba y sentí que se disparó aún más al ser cuestionada de esa manera.

-mmm tienes razón, no solo estuvimos bailando, tuve la oportunidad de comer su pene, muy delicioso por cierto.-Dije con voz melosa.

Eso bastó para que se medio levantara, tomó su silla y la acercó a la mía quedando muy junto a mí. Sin dudarlo puso una de sus manos en mi pierna, comenzó a acariciarla recorriendo todo el muslo y hasta muy cerca de mi entrepierna. Me estremecí cuando en una de esas caricias logró rozar mi pene el cual sentía aún más erecto de lo habitual.

-Me dijo Vanessa que ella no está interesada en encuentros casuales, que ella es hetero y pues la verdad yo vine a buscar una linda chica como tú para pasar un buen rato en compañía.-Me dijo muy cerca de mi oído.

-¡Ay, esa Vanessa tan indiscreta!-Dije en una muy bien fingida indignación.

-Entonces Preciosa, ¿me llevas al lugar en el que estabas con tu amigo? Me imagino que estaba muy solo sino no hubieras devorado su pene. Solo que yo no deseo que devores el mio, quiero devorar tu culo, que se ve muy rico asi ajustadito y con la ropa que llevas puesta-Me dijo acariciando mi pene por sobre la ropa.

-Ok, esperemos que llegué Vanessa y nos desaparecemos. Una cosa solamente, yo soy unicamente pasiva, ¿de acuerdo?-Dije al tiempo que tomaba la mano con la que me acariciaba el pene para retirarla.

-Muy bien Preciosa, no te preocupes, no tengo intenciones de que me dejes hacerte un oral y menos de que me penetres.-

Vanessa llegó y sonrió cuando nos miró a ambos muy pegados uno al otro. No tuvo que preguntar para saber que Antonio y yo nos habíamos entendido perfectamente. Tampoco le sorprendió cuando al sentarse se dio cuenta de que Antonio me acariciaba por debajo de la mesa.

-¡Vaya! Parece que les gustó mucho que los dejara solos un rato, ¿verdad?. Veo que hay entendimiento entre ustedes-Dijo Vanessa, haciéndome un guiño. -No hay problema si quieren desaparecer un rato, digo, si quieren pararse a bailar-Se carcajeó.

Antonio y yo nos levantamos de la mesa y nos dirigimos hacia la pista para bailar la pieza que en esos momentos se escuchaba. Otras parejas hicieron lo mismo.

Mientras bailabamos, Antonio no dejaba de acariciar mi cadera y una de mis nalgas. Llegó un momento en que me acercó a él con brusquedad, me rodeó con ambos brazos y su virilidad se acomodó cerca de mi entrepierna. Nuevamente, con cada giro que haciamos al bailar nos fuimos alejando de las demás parejas hasta que finalmente llegamos al mismo lugar en el que había realizado la felación a Eduardo.

-Ven Princesa, ya he estado aquí antes y más hacia allá podré hacerte el amor sin que nadie nos interrumpa o nos descubra-Me dijo Antonio tomándome por la cintura y apresurándome en el paso.

El lugar seguía en penumbras y logré ver que había un par de sillas. No tuve tiempo de caminar más, aún me llevaba tomada de la cintura y me volteó buscando mi boca. Nos fundimos en un beso prolongado mientras sus manos acariciaban rapidamente mis nalgas. Como pude metí una mano entre ambos y la lleve directamente a su pene, se adivinaba un miembro de buen tamaño, lo acaricié con un poco de delicadeza; mi pene tocaba su muslo.

Se escuchó un chasquido fuerte y seco cuando su mano azotó una de mis nalgas, yo gemí placenteramente y como premio recibí un nuevo azote en la otra nalga, éste se escuchó un poco más fuerte que el anterior. Me soltó y nuevamente con brusquedad me tomó por los hombros indicándome que me girara.

-¡Vamos Princesa! ¡Quiero sentir tu culo pegado a mi verga!-Jadeaba rapidamente.

-¡Sí papi! ¡Quiero sentir tu verga en todo mi culo!-Respondí al tiempo que me giraba y me acomodaba delante de él.

Me incliné un poco hacia el frente ofreciéndole todo mi trasero, me tomó por la cintura y pegó su miembro buscando la hendidura de mis nalgas, la encontró y se empujó con fuerza hacia delante, todo el bulto de su miembro logró abrir mis nalgas haciendo que la tela de la ropa se incrustara entre ellas. Se empujaba en un vaivén placentero para ambos. Yo puse mis manos sobre las suyas para no caer.

-Princesa, ¡qué buen culo te cargas!, ¿te gusta sentir mi verga en tu culo reina?-

-¡Me encanta papi!¡Creo que también tu tienes una verga deliciosa!-

-¿Quieres sentirla dentro de tu culo Princesa?-Azotó nuevamente una de mis nalgas.

-¡Si papi!¡Quiero sentirte dentro de mi!-

Continuaba empujandose cada vez con mayor rapidez, alternaba los azotes en mis nalgas en diferentes areas de las mismas.

Se detuvo sin avisarme, llevo sus manos hacia la parte inferior del blusón que llevaba y lo levantó, yo lo sostuve con mis manos y entonces el procedió a bajar el leggin que me había puesto. Lo bajó un poco y azotó de nuevo una nalga, bajo otro poco y la otra nalga recibió un azote, alternó el castigo hasta que el leggin quedó por debajo de mis nalgas, el resorte me apretaba las piernas y supe entonces que mis nalgas se veían más grandes y redondas de lo que eran.

-¡Princesa, vieras que culote se te ha hecho! ¡Mamacita, pero qué rico culo!-Dijo emocionado.

Me incliné un poco más y sin que yo lo esperara recibí una serie de azotes en ambas nalgas de forma alternada, con cada golpe yo gemía placenteramente. Al fin terminó y acuclillándose detrás de mí hundió su rostro entre ellas. Sentí como aspiraba ruidosamente. Colocó ambas manos en mis nalgas y las abrió, inmediatamente sentí como su lengua comenzaba a hurgar dentro de mi ano y en los pliegues del mismo, sentí cómo se iba acumulando su saliva la cual también comenzó a resbalar a lo largo de mi hendidura.

-mmmmmmm ahhhhhhh mmmmmmm papi, ¡qué rico me comes el culo!-

Sus dedos pulgares se acomodaron a un lado de mi ano y entonces los apretó de forma que mi orificio quedó aún más abierto, su lengua pudo penetrarme un poco más, puse mis manos en mis nalgas y tiré de ellas para abrir mi culo lo más que se pudiera, su respiración me hacia un cosquilla deliciosa en la hendidura mientras su lengua no dejaba de taladrar mi ano el cual ya se encontraba perfectamente lleno de su saliva.

-Princesa, ¡ya no puedo más! ¡Voy a perforar tu culo con mi verga! ¿Lo deseas verdad?-

-¡Si papi, si papi, quiero sentir tu verga dentro de mí!-

Se levantó y me pidió que me dirigiera hacia una de las sillas que ahí se encontraban. Cuando me dirigía hacia ella, mire a ambos lados para corroborar que verdaderamente estábamos solos.

-Princesa, inclínate y pon tus manos en el asiento de la silla, abre tus piernas-

Hice lo que me pidió y se colocó detrás de mí.

-Papi, quiero ponerle de mi saliva a tu verga, ¿quieres eso?-Dije volviéndome un poco para poder mirar su miembro.

-No Princesa, con la que llevas en el culo basta, te deje bien lubricada-

Acto seguido tomó una de mis nalgas y la abrió, con la otra tomo su pene y lo colocó a la entrada de mi ano. Empujó un poco y parte de la punta logró penetrarme sin problema. Estuvo empujando suavemente hasta que sintió que mi ano estaba relajado. Empujo de nuevo y toda su cabecita logro traspasarme. Se quedó quieto y yo aproveché para apretar mi ano, sabía que eso era como un masaje para su pene.

-Princesa, ¡qué rico se siente la presión de tu culo en mi verga!¡sigue así chiquita!-

Así me mantuve unos instantes más hasta que, sin esperarlo, solto su pene, sus dos manos estaban en mis nalgas, las abrió y empujo un poco más fuerte que las veces anteriores, sentí como gran parte de su pene recorría todo el conducto anal provocándome un poco de dolor. La sensación fue indescriptible cuando su pene quedó todo dentro de mí, sus vellos hacían cosquillas en mis nalgas. Se mantuvo sin moverse y entonces nuevamente comenzó el azote en mis nalgas.

-mmmmmm papi, mmmmmm ¡qué rico se siente el castigo en mi culo! mmmmm aaaaaayyyyy-

-¡Qué culo tan rico me estoy comiendo Princesa!-

Comenzó a moverse fieramente, sus muslos chocaban con fuerza en mis nalgas, me afirmé en el asiento de la silla. Por la embestida que me estaba dando imaginé que su venida iba a ser abundante, mi pene estaba flácido, desconectado de su realidad masculina. Relajé mi ano esperando que éste fuera inundado del semen de Antonio.

Sin embargo, sin imaginarlo siquiera Antonio detuvo sus movimientos y comenzó a retirarse lentamente.

-Papi, ¿qué haces? No, no, ¿porque sacas tu verga? ¡Quiero tu semen papi! ¡No me dejes con las ganas!-Dije suplicante.

-Espera Princesa, vas a tener lo tuyo, solo espera-Dijo Antonio colocándose a un lado de mí.

Yo me encontraba todavía inclinada y apoyada en la silla. De repente percibí una sombra que se dirigía hacia donde nos encontrábamos. Me asusté y me incorporé enseguida esperando lo peor. Antonio ni se inmutó siquiera y eso me asustó aún más.

-Princesa-Reconocí la voz enmedio de la penumbra. ¡Era la voz de Eduardo!.

-¿Qué pasa eh?-Pregunté un tanto asombrada-Eduardo, ¿qué haces aquí?-Mientras tanto acomodaba nuevamente mis ropas.

-¡No Princesa, no lo hagas! ¡Aún no terminamos y no voy a quedarme a medias-Dijo Antonio acercándose a mi y deteniendo mis manos justo cuando comenzaba a subir el leggin.

-¿Me vas a decir de qué se trata esto?-Dije comenzando a enfadarme.

-Princesa, Antonio y yo venimos juntos, pero ambos tomamos diferentes mesas para ver quién de los dos era el primero en conseguir a una chica para ambos.-Dijo Eduardo tomándome por los hombros y dirigiéndome de nuevo hasta la silla. No opuse resistencia alguna.

-Asi es Princesa-Intervino Antonio-Eduardo ya tuvo la fortuna de tener su verga entre tus labios y yo he tenido la suerte de tener mi verga en tu culo, ahora ambos queremos darte verga pero invirtiendo las posiciones, ¿entiendes? No te molestes-

Cuando termino de decir eso yo me encontraba nuevamente inclinada ante la silla y más excitada aún imaginando lo que se avecinaba. Antonio se sentó en la silla y tomando mis manos me invitó a hincarme delante de él, su pene aún permanecia erecto y me parecia un poco más grande que al principio. Me acerqué a el y no dude en devorar su pene con la boca. Lo succioné, giré mi lengua en todo el tronco, lo presioné con mis labios, Antonio gemía deliciosamente.

-¡Ah Princesa! ¡Qué bien comes mi verga!-

Estaba tan concentrada en proporcionarle un placer inigualable que me acordé de Eduardo solo hasta el momento que lo sentí detrás de mí. Se inclinó y acercó su rostro a mis nalgas, las beso, las estrujó hasta que de repente las azotó con fuerza. Sentí su respiración, abrió mis nalgas y hundió su lengua en mi ano el cual sentía un poco adormecido.

-¡Qué culo, qué culo tan rico tienes zorra!-Había dejado de ser la Princesa de un inicio, ahora ambos me trataban con cierta rudeza; eso me encantó y me encendió aún más.

Pasado un rato, mientras yo devoraba la verga de Antonio, sentí que Eduardo se acomodaba detrás de mí. Sentí un nuevo azote y gemí deliciosamente.

-¡Te gusta que azote tu enorme culo! ¿verdad zorrita? ¡Toma!-Los azotes se sucedieron uno tras otro.

-mmmmmmmm mmmmmmm aaaaaaahhhhhhggg mmmmmmm- -¡Gimes rico zorra!¡Qué puta nos saliste, zorra!-

Acto seguido colocó la punta de su pene a la entrada de mi ano y se empujó suavemente. Mi ano se encontraba perfectamente lubricado y no sentí ninguna molestia cuando todo el miembro desapareció dentro de mí.

-¡Qué culo tan rico tienes zorra, se ha tragado toda mi verga y parece que quisiera más!-Dijo Eduardo con voz entrecortada.

Antonio me detuvo de repente y tomándome de los cabellos me obligo a sacar su verga de mi boca. Al tener el miembro a la vista lo tomó con su otra mano y comenzó a golpear mis labios y mejillas con el mismo.

-¡Eeres un zorra come vergas!¡Mira cómo me has dejado la verga zorra!¡toda llena de tu saliva!¡Toma zorra, te lo mereces!-

Eduardo comenzó a moverse detrás de mí aferrando sus manos a mis caderas. Sentia su pene caliente y palpitante. Antonio me obligó nuevamente a devorar su verga y mientras yo subia y bajaba el empujaba sus caderas hacia arriba. Eduardo azotaba mis nalgas con fuerza mientras me penetraba con cierta fiereza.

-¡mmmmmmmmmmm aaaaaaaaaaahhhhhhhh!-

Mis gemidos evidenciaban un placer indescriptible. Comencé a sentir los espasmos de ambos penes. Me quedé quieta dejando que ellos tuvieran el control en el movimiento de sus caderas. Ambos me penetraban más rapida y profundamente. La respiración de los tres se tornó agitada y me dispuse a disfrutar la venida de ambos. Esta no tardó mucho y al mismo tiempo ano y boca fueron inundados de semen.

-¡aaaaaaaaaaaaaaaaahhhhhhhh zorra, cómete toda mi leche!-Dijo Antonio empujando su cadera con más fuerza, su pene invadió toda mi boca, sentí su semen resbalando por mi garganta, lo tragué con avidez esperando la siguiente descarga la cual fue igual de abundante.

-¡Tu culo se está tragando mi leche zorrita!-Eduardo me tenía completamente empalada y sus manos lastimaban mis caderas. Presioné mi esfinter y recibí un nuevo azote.

-¡Siento tu culo como si fuera tu boca!-Me atraía hacia él con fuerza.

Ambos continuaban moviendo sus caderas y descargando semen. Las nalgas me dolían por tantos azotes recibidos.

El movimiento de ambos se fue reduciendo y entonces pude relajar mi cuerpo. Las nalgas me dolían, las rodillas las tenía adormecidas y en mi boca había una generosa cantidad de esperma mezclada con mi saliva. El pene de Antonio aún plapitaba mientras que el de Eduardo lo sentía aún más caliente que al principio.

Poco a poco Eduardo se fue retirando de mí mientras que yo iba liberando el pene de Antonio.

-¡Caray!De verdad que hemos disfrutado mucho contigo Princesa!-Dijo Antonio al tiempo que se incorporaba y comenzaba a arreglar sus ropas.

-¡Cierto!-Intervino Eduardo incorporándose con un poco de dificultad-Pero la próxima esperemos sea sobre una cama-

-¡Queremos proponerte algo Princesa!-De nuevo Antonio.-¡Queremos penetrarte al mismo tiempo!¡Sí, dos vergas en tu culo!¿Qué te parece Princesa?¿Aceptas?-

Ya me encontraba incorporada y estaba arreglando mis ropas cuando escuche dicha propuesta, deje lo que estaba haciendo y mire a ambos con sorpresa.

-¡Por supuesto que me gustaría!-Y nuevamente mi pene despertó.

Eso se los contaré en mi siguiente relato, ¡cláro!, siempre y cuando vea que la aceptación que han tenido para el presente es excelente. Si gustan contactarme dirijansé a

romancext@hotmail.com

, ahí seguro me encuentran.