Una noche en el hotel con Samantha

Samantha entonces tomo su pene, comenzó a acariciarlo, a hacer arrugar la piel, no dudo en darle una lamida antes de meterla toda dentro de su boca.

Ya era muy noche cuando los dos subieron al elevador en dirección a su habitación.

Estaban más serios. No se habían dirigido la palabra ni una sola vez en el día. El silencio se había convertido en su único comunicador aliado.

Kevin acercó una mano y logró alcanzar a su amiga Samantha, la tomó con suavidad, pero con firmeza, como si temiera que se fuera en cuanto las puertas se abrieran. Samantha le correspondió con un agarre más fuerte. Dándole a entender que ella tampoco quería que se fuera de su lado cuando esas puertas se abrieran.

Kevin volvió para verla. Samantha encontró su mirada con la suya. Se miraron. Las puertas estaban a segundos de abrirse cuando Kevin se aproximo para besarla. Ella de nuevo correspondió, y pronto el beso se volvió apasionado. Ambas lenguas se encontraban en sus bocas constantemente, el eco de los chasquitos en el elevador lo hacía excitante. Definitivamente iban a querer más que eso.

Las puertas del elevador se abrieron.

Pasada de la media noche, Kevin se encontraba acostado boca abajo en la cama. Miraba a su lado, hacia su amiga, preguntándose como terminaron en el hotel. Ella también lo observaba. Habían acordado detenerse, pues no quería engañar a su querido novio, pero ahí, observando al mejor amigo y todo lo que deseaba de él en ese momento, definitivamente no se detendrían, además, ya estaban ahí. Se aseguraría de que su novio no se enterara. Se acerco a él lentamente, beso sutilmente sus labios. El objetivo era hacerlo poco a poco. Muy pronto se engancho a sus labios, dejándose llevar por el momento, haciéndolo más constante e intenso. Samantha abrazo a Kevin sin dejar de besarlo. Él no pondría resistencia ante tal mujer ¿quién lo haría? Sus labios eran tan húmedos. Sus lenguas de nueva cuenta se encontraban una y otra vez dentro de sus bocas. Así, ya acostados, era muy tentador el ir más allá de unos buenos besos. Samantha agarró con fuerza la camisa de Kevin, lo acomodo boca arriba mientras ella se subía arriba de él. Le abrió la camisa con tanta fuerza que algunos botones salieron volando, luego pasó una mano abierta por su abdomen. Kevin, en tanto, acariciaba sus piernas, para luego colocar sus manos sobre sus nalgas y apretarlas; le excitaba tanto que trajera esa falda que le regaló en navidad que no podía evitar que su pene se endureciera. Samantha, sentada sobre él (aunque él tuviera aún el pantalón puesto) podía sentir el roce de su erección sobre sus pantaletas. Se quitó la blusa, luego el sostén. Kevin la contemplo. Sus senos eran tan hermosos. Quería tocarlos, acariciarlos, besarlos, Samantha se apresuro antes que él, tomó la mano de Kevin y la colocó sobre uno de sus senos. Kevin sintió la suavidad de su piel. La excitación para él aumentó en ese instante. Poso ambas manos y los tocó con mucho deseo, jugando con ellos, apretándolos, haciendo círculos en los pezones con los dedos. Samantha gimió de placer, le gustaba tanto sentir sus manos sobre ella. Kevin se enderezó de repente y comenzó a chupar ambos senos, Samantha dejó escapar un gran gemido, sostenía a Kevin del cabello mientras éste se metía el pezón a la boca y lo dejaba rojo, iba al otro seno y repetía la acción. En un determinado momento Samantha empujo a Kevin para que volviera a acostarse, Kevin sonrió, ella le devolvió la sonrisa, luego mordió su labio de forma juguetona y de nuevo enganchó sus labios a los de él. Bajo una mano hacia su pantalón y acaricio su entrepierna sin dejar de soltar sus labios, después fue bajando los besos hasta su cuello, en donde Samantha le dio una larga lamida, cosa que hizo estremecer a Kevin. Siguió bajando a su pecho, abdomen. Le quitó el cinturón del pantalón y bajó la cremallera, Kevin entonces decidió mejor quitarse todo. Samantha lo miro hacerlo, vio el gran tamaño de su miembro y tuvo muchas ganas de tenerlo adentro, pero se resistió un poco más. Kevin volvió a acostarse. Samantha entonces tomo su miembro, comenzó a acariciarlo, a hacer arrugar la piel, no dudo en darle una lamida antes de meterla toda dentro de su boca. Kevin cerró los ojos, disfrutando. Estaba tan dura. Samantha bajo las manos dentro de sus pantaletas mientras la chupaba y comenzó a masturbarse, frotando deliciosamente su clítoris. En un determinado momento sintió que estaba lista. Se quitó todo lo que le quedaba de ropa. Y se posiciono arriba de Kevin. Él la ayudó a encajar su verga en su vagina. Con mucho cuidado fue bajando. A Samantha le dolió un poco al principio, pero pronto comenzaría a disfrutarlo. La tomó de la cadera, ayudándola a bajar con más cuidado, hasta llegar al tope. Samantha entonces comenzó a subir y bajar con movimientos suaves.

—Ahh...que rico—gemía.

—Se siente tan bien—dijo Kevin soltando un suspiro. Le encantaba los movimientos que ella ejercía sobre él.

Aumentó la intensidad. Estaba a poco de correrse por lo que decidió cambiar la posición. La abrazo y luego le tocó a ella estar boca arriba. La embestía una y otra vez con mucha fuerza, empalándola deliciosamente. Samantha se agarraba a su espalda y continuaba gimiendo por el placer que le causaba tener a Kevin dentro de ella. El calor en su vientre, penetrándola de adentro hacia afuera con tal intensidad, con tal pasión.

—Me vengo...—dijo Samantha con dificultad. Kevin la escucho y entonces triplicó la intensidad. Bajo la mano y frotó su clítoris. Su amiga no podía más, sentía que algo dentro de ella iba a explotar. Ambos sudados y con el corazón a mil por hora. No pudo, comenzó a venirse y Kevin sostuvo su cadera y apretó lo más profundo que podía para que lo hiciera. Samantha se estremeció, empezó a venirse. Noto que Kevin también lo hacía dentro de ella. Los dos llegaron al orgasmo gimiendo con fuerza y satisfacción.

Kevin se separó y cayó rendido a su lado. Samantha respiraba agitadamente, al igual que él. Su pecho aún ardía, sus piernas temblaban.

Por Arcana Takuwi-me