Una noche distinta
Trios.
Una fiesta especial
Esta historia comenzó en un día de verano, en una pequeña isla del pacifico, en la que solo había un hotel, eso si, era una maravilla. Yo había ido a pasar unos días de vacaciones con mi chico, alguien muy especial para mi. Llegamos una mañana, y una vez dejado el equipaje en la habitación, visitamos el recinto. Llegado el mediodía, bajamos al restaurante, y allí conocimos a un grupo de chicos que celebraban una larga despedida de solteros, y unas cuantas parejas que iban de viaje de novios. Almorzamos y fuimos a la piscina. Nos sirvieron unos cócteles que estaban riquísimos, la verdad es que me sentaron muy bien y me pusieron muy caliente. Subimos a la habitación, me apetecía mucho follar, así que me tumbé en la cama, mi chico me tocaba, estaba muy caliente, y folle con el como una posesa. El sexo para mi se había convertido en algo necesario desde que estaba con mi chico, me había convertido en una adicta al sexo. Primero me corrí mientras comía mi coño, algo que hacía como nadie, después me puso a cuatro patas, y me folló por el culo, se volvía loco de placer. Después horadó mi coño, con su polla hinchada, hasta correrme otra vez. Genial.
Llegó la noche, y no fuimos a cenar. Había una fiesta en el recinto, a la cual casi habían ido todos los clientes del hotel. Mucha bebida y mucho baile, y ya entrada la noche, se propusieron unos juegos de parejas, a los que nos apuntamos, y ahí comenzó la verdadera historia. En uno de los juegos había cambios entre las parejas perdedoras y también nosotros estábamos allí. Hubo un momento en que perdí un poco el control, ya había bebido mucho, y estaba muy caliente. Estaba bailando y al cambiar de pareja , me tocó con un chico de la despedida. Era un chico que estaba muy bien, era atractivo y con un cuerpo muy bonito y bien formado. Bailamos y la música iba cambiando, yo note su polla dura al apretarse contra mi. Al principio me quede un poco cortada, mi chico me miraba y yo no sabía muy bien que hacer, pero seguí bailando y a la vez mirando a mi chico, que estaba apoyado en la barra del bar, su ojos brillaban de deseo y me decían que siguiera. Mi pareja de baile, empezó a morderme el cuello suavemente, y me rozaba cada vez con mas fuerza. Yo me dejé llevar y comencé a besarlo, mis labios rebosaban calentura. Notaba que estábamos muy calientes, hasta que note que sus manos tocaban mi culo y mi coño. Yo iba a explotar, llame con el dedo a mi chico, y se acercó, parecía un león que habían dejado suelto. Me quitó la ropa, sin separarme de mi acompañante, y besaba mi cuerpo desesperadamente. Me dio la vuelta y empezó follarme en medio de la pista, yo gemía como nunca, metió su polla en mi coño y creí desmayarme. De pronto noté que alguien metía su polla en mi culo, me giré, era el chico que bailaba conmigo. Mis gritos de placer, sobresalían por encima de la música, saqué la polla de mi coño, me agaché mientras mi culo recibía la polla de mi pareja de baile, y metí la polla dura, caliente y grande de mi chico en mi boca. Los golpes que daban en mi culo, hacia que me tragara la polla hasta la garganta. Notaba como se retorcían de placer hasta que mi chico estalló, y una riada de semen cayó en mi boca, resbalando por mis labios y mi barbilla.
Al ver el semen en mi cara, mi enculador también se corrió, notando como su semen inundaba mis entrañas. Me levantaron, ellos no paraban de besarme, yo estaba extasiada, me temblaban las piernas de placer. De pronto me levantaron, y me pusieron sobre la barra baja del bar, mientras me llevaban, vi con sorpresa, que a nuestro alrededor, la gente metiéndose mano unos con otros, parejas follando, y otros chicos haciéndose pajas mientras nos miraban. Eso me excitó muchísimo más, si es que eso era posible.
Volví a coger la polla de mi chico, y a rozarla contra mi coño con toda la fuerza que podía, mientras notaba que metían dedos en mi culo, en mi coño, tocaban mis tetas y acariciaban el resto de mi cuerpo. Gritaba como una loca, casi no veía, era tan excitante que noté que llegaba mi orgasmo. Me retorcí, me convulsionaba, casi no podía respirar, y grité como no hice nunca. Tan inmenso e indescriptible fue mi orgasmo que me desmayé y perdí el conocimiento.
Me desperté de día, y en la cama de mi habitación y creí que todo había sido un sueño. Toque mi coño, note como estaba mi culo, y los extraños restos de algo blanco y seco que quedaba en mi piel. Pensé, si es un sueño, ha sido muy real.