Una noche diferente
La excitación y el deseo se mezclan con la sensualidad del momento tras una noche divertida con un final inesperado pero excitante.
Estamos en tu casa después de llegar de la gala a la que hemos ido juntos. Yo estoy sentado en el sofá y me pides que te baje un poco la cremallera del mono porque no llegas bien. Un poco, no demasiado, para que puedas continuar tu sola.
Te sientas entre mis piernas para que me sea más cómodo y yo, como quiero que dure estar tan cerca de ti, lo pienso hacer muy poco a poco. Levantas tu pelo para dejar la nuca libre y aparecen tus alas, me gustan, te lo digo y te sonríes. Hace mucho tiempo que no estoy tan cerca de tu piel.
Muevo las manos despacio acariciándolo para llegar hasta la cremallera y acerco mi cabeza para olerte. Sientes mi respiración cerca de tu cuello y noto como te gusta. Incluso siento que estás pensando -" No seas malo. "
Empiezo bajar la cremallera muy despacio, milímetro a milímetro, y tu vas sintiendo el calor de mi respiración en cada espacio de tu piel libre.
Estoy cansado de juegos, así que te pido que te levantes y aunque no te apetece lo haces como no entendiendo nada. Tengo que tomar una decisión, si te llevo a tu cuarto te vas a poner en alerta así que opto por llevarte al cuarto de baño de los críos. Te ríes porque no entiendes nada, pero te dejas hacer.
Te coloco frente al espejo y te susurro que estés tranquila, aunque noto que ya te has dado cuenta de mi jugada y entrecierras los ojos. Dejo la luz apagada y con la que llega desde el salón pongo las manos en tu cuello y comienzo a bajar la cremallera de nuevo.
Pero esta vez sin quitar ojo de ti y de tus reacciones.
Noto como te cambia la respiración y pones tus manos sobre la encimera, me pego a ti y mi cadera presiona la tuya hacia el mueble. El borde presiona contra tu sexo y te mueves un poco para acomodarte.
Continuo bajando la cremallera muy suave susurrando lo guapa que estabas en la cena, tu sonrisa de pasarlo bien y desconectar, lo mucho que me has excitado al tocarme la pierna e inclinas la cabeza hacia un lado esperando que mis labios se posen en tu cuello, pero no lo hago. Estoy concentrado mirando como el mono se afloja y va dejando entrever más tu escote y la redondez de tus pechos contra la ropa interior.
Empujas un poco hacia atrás buscando mi excitación y muy despacio te mueves de un lado a otro si tener resistencia, estoy empapado desde que te he visto bailar.
El mono ya está muy abierto y con una mano bajo una de las mangas primero y después la otra cayendo sobre tu cintura. Me inunda tu perfume y me lleva a las noches de sexo y amor de Berlín. Mis dedos acarician tus hombros despacio y van bajando por tus brazos. Las paso por debajo de ellos y te abrazo a la altura de la cintura hacía mí. Es ahora cuando muy suavemente paso la punta de mi lengua por el lateral de tu cuello muyyyyy despacio, primero hacia tu oreja y después hacia abajo.
Mueves tus manos sobre las mías y me susurras como te gusta que te abrace por detrás, entrelazas los dedos y tiras de los míos hacia tus pechos. Mis manos intentan abarcarlos sobre el sujetador y comienza a masajearlos muy despacio notando como tus pezones intentan atravesar la tela.
Te apoyas tensándote sobre la encimera y presionando tu clítoris contra el borde. Al hacerlo el resto del mono cae al suelo dejando tu culito desnudo presionar contra mi sexo duro. Es impresionante mirarte desde atrás gimiendo con los labios entreabiertos y moviéndote rítmicamente.
Sin quitarte el sujetador paso un dedo por el borde del encaje recorriéndolo a la vez que acaricio tu piel y noto como tu respiración se entrecorta. Mueves las manos hacía atrás y desabrochas mi pantalón como puedes pero sin separarte. Este cae y maniobrando con soltura bajas mi ropa interior y liberas mi polla, está muy húmeda y caliente.
Poco a poco abres un poco las piernas y dejas que se acomode entre las tuyas presionándola con tus labios inferiores. Noto mucho calor y como toca el mueble cuando te mueves contra la encimera, me gusta mucho. Estás controlando tu placer y buscando el mío.
Yo sigo sin poder dejar de mirarte desde atrás en el espejo y una de mis manos libera los corchetes para dejar caer tu sujetador. No quiero quitártelo, quiero verlo suelto para dejar paso a mis manos, que se abren para abarcar tu pecho pero entero. Quiero tocarlos bien, amasarlos, sentir como son y encontrar el ritmo perfecto entre acariciarlos fuerte a la vez que deslizo mis dedos hacia delante pellizcando tus pezones.
Y pasan los minutos y sin penetrarte la sensación de excitación va subiendo mientras nuestras caderas se sincronizan, tú te masturbas contra el mueble masturbándome a la vez a mí y mis manos te abarcan y provocan descargas mientras mi boca no puede dejar de lamerte, morderte y besar el cuello y la nuca.
Te mueves sin pausa y escucho como tus gemidos cambian para anticipar el orgasmo, yo estoy a punto también y intento esperar un poco para hacerlo coincidir con el tuyo. Decido tensar mis glúteos para conseguir más fricción y potencia y sigo pellizcándote hasta que abres la boca comienzas a gemir alto gracias al orgasmo que te llega. El mío llega a la vez y apenas consigo tener los ojos abiertos para disfrutar del tuyo.
Nos vaciamos abrazados, recuperamos la respiración yo sobre tu cuello y tu con la cabeza ladeada, con tus manos abrazando las mías ya tranquilas.
Delicioso y prometedor, queda mucha noche.