Una noche de verano con mi tio III
El dolor se presento por primera vez en mi ano
Después de unas arremetidas brutales contra mi garganta el cuerpo sudoroso de mi tío estaba listo para tomar mi cuerpo. El semen aun goteaba un poco de su glande y su sudoroso pecho parecían rocas mojadas por la lluvia. Mi vagina también se humedecía por la ansiedad de poder sentirlo y el bufaba de pasión por poder hacerme suya a la fuerza. Su manera tan ruda de ser entre las sabanas motivaba mi cuerpo a experimentar sensaciones que no había tenido la oportunidad de sentir antes con nadie.
Mi tío se acercó a mí mientras yo estaba de pie junto a la cama. Nuestros cuerpos sudaban y lucían resplandecientes. Mi tío no dejaba de ver mis enormes senos mientras se masturbaba su grueso y enorme miembro. Yo sentía nervios pero más que nada nervios. Ese hombre de aspecto espartano estaba a punto de dejar salir su lujuria como todo un guerrero después de una batalla con su hembra. Mi vagina se cerraba inconscientemente, tal vez porque sabía que pronto seria abierta de par en par por esa polla descomunal. Mi tío se aproximó a mí y me tomo de los glúteos con ambas manos mientras me comenzaba a besar apasionadamente. Mis besos eran tiernos mientras que los de él eran salvajes e intensos. Su lengua exploraba la cavidad de mi boca y la humedad de mi lengua. Su gran legua se movía alrededor de la mía abrazándose ambas tiernamente acompañadas de la humedad de nuestras bocas. Paro un momento de besarme y me dijo al oído:
-Esta noche te voy a hacer completamente mía pequeña, no sabes cuánto te deseo.
-Es mi primera vez tío, por favor se cuidadoso, me podrías lastimar con tu cosa tan grande (mentí acerca de mi virginidad de nuevo).
-No te preocupes por nada chiquita, ya te dije que voy a ser muy cuidadoso.
-Está bien tío confió en ti.
-Ponte boca abajo chiquita en la cama, te la voy a dar acotadita boca abajo, aprieta bien las piernas, quiero que la sientas toda apretadita,
-No me vaya a doler tío por favor.
-Tú cállate ya y ponte boca abajo.
Mi tío se puso encima de mí y pude sentir su ansioso miembro lubricado en su glande rozando mis grandes y carnosos glúteos. Sus jugos previos mojaban mi trasero mientras yo me derretía por sentir su miembro dentro de mí. Pronto me iba a arrepentir de aquel pensamiento. Sentí como froto en mi raya en medio de los glúteos su polla tan venosa y gorda y por fin lo introdujo, un punzante dolo en mi vagina me hizo gritar, tapando mi boca con la mano. Mi tío empujo mi cabeza contra la cama para que la almohada que había bajo mi cabeza ahogara mis gritos.
-Cállate pequeña, no nos vaya a escuchar tu papá, tienes que estar bien calladita.
-Me duele mucho tío, ya no quiero, está muy grande tu cosa.
-No pasa nada, ahorita te pasa el dolor, y te va a gustar, querías comportarte como una perrita no, ahora se aguanta mi amor, ya me pusiste bien caliente, ahora me lo quitas con tu conchita.
-Si pero, me estas lastimando.
-Ya cállate –dijo mientras empujaba con brutalidad mi cabeza y su polla contra el pequeño hoyo de mi vagina.
Yo grite desesperadamente pero la almohada de la cama ahogaba mis violentos alaridos.
No podía creer el dolor que estaba experimentando. Mi tío bufaba y me embestía como un toro, como un semental en celo, salvajemente penetraba mi vagina con su miembro tan viril. Yo no podía soportar más su miembro pero él no me dejaba escapar hacia ningún lado. Tomaba mis caderas y golpeaba fuerte y salvaje. Pam, pam, pam eran los sonidos estruendosos de sus embestidas cuando su pelvis golpeaba mis glúteos. Jalo mi cabello para que pudiera respirar y comenzó a violar prácticamente mi vagina aun con más fuerza. Nunca había tenido una vagina tan apretadita amor, te sientes deliciosa, ahorita te voy a bendecir con mi semilla –dijo mientras empujaba profundo su polla dentro de mi desgarrado interior. No lo vaya a hacer tío, estoy cerca de mis días peligrosos, no quiero quedar embarazada –dije con miedo-. No te preocupes hijita, ahorita cuando me vaya a venir me voy a venir en otro lugar.
Saco su pene por un momento y mi vagina pudo tener un respiro. Yo estaba muy agitada y adolorida y mi tío estaba bufando mientras se jalaba el pene.
-¿Alguna vez te han comido el ano pequeña, alguno de tus noviecillos?
-No, nunca me lo han comido
-Bueno, siempre hay una primera vez mi amor, ahorita vas a saber lo que es bueno.
-Sí, siempre es bueno probar cosas nuevas.
Mi tío me puso en cuatro como una perra y se hinco detrás de mí. Se jalaba su polla y de pronto acero su rostro en medio de mis glúteos. Una sensación eléctrica intensa recorrió mi piel. Su lengua fue a descubrir un terreno que nadie había explorado. Su lengua se movía maravillosamente haciéndome estremecer con cada círculo que formaba dentro de mí. La sensación de humedad en mi ano y de aquella presencia extraña dentro era causante de un morbo increíble en mi persona. Mis gemidos juveniles comenzaron a escaparse de mi boca y mi tío se esmeraba aún más dándome un sexo oral que hasta el día de hoy no he podido olvidar. Su dulce lengua probaba el sabor de mi ano salado y oloroso. Se saboreaba como si fuera la comida más deliciosa y yo me sujetaba fuerte de las sabanas tratando de evitar gritar de pasión. Un gemido fuerte salió de mí y mi tío me dio una nalgada reprimiéndome. Eso me gustó mucho y lo volví a hacer deliberadamente para sentir su fuerte mano castigándome. Otro fuerte golpe me dio hasta que mi nalga derecha se quedó roja. Ahora si ya estas más que lista chiquita .Dijo mi tío con una voz pervertida.
Se montó encima de mí como un perro cachondo y sentía como su polla resbalaba la parte del glande dentro de mi apretado culo. ¡Ay cabrón! –Exclamó mi tío mientras me tomaba con fuerza de las caderas-. Yo llore al sentir su glande en mi ano. El dolor era algo brutal y el siguió empujando para que su obesa polla conociera más del interior de mi recto anal. Resbalo aún más y me tape la boca con ambas mano gritando. El me tomo del cabello y lo jalo con brutalidad y de golpe la metió toda. Mi grito fue sonoro y el me jalo el cabello aún más. Yo tenía miedo que mi padre nos hubiera escuchado pero mi tío estaba fuera de sí. Brutalmente violaba mi ano con cada embestida. Una tras otra eran rudas y rápidas. Yo no paraba de gritar pero él me ahogaba en la almohada. Ya no aguanto putita, chingas a tu puta madre .dijo mientras una lava hirviendo llenaba mi ano. El ardor era intenso y yo gemía de dolor. El se dejó caer encima mío y no saco su polla. Respiraba agitado y cansado mientras me besaba la espalda sudada. Eres deliciosa chiquita, ahorita me recupero y te voy a dar el regalo de tu vida, un pequeñito mío.
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