Una noche de placer
La historia de una noche de placer vivida por una pareja
UNA NOCHE DE PLACER
Hola soy Antonio y esto que os voy a contar fue lo que vivimos mi pareja y yo el pasado fin de semana.
Empezaré describiéndonos, como he dicho antes me llamo Antonio, Toño para los amigos, tengo 45 años, mido 1,65 metros., tengo el pelo moreno y corto, mis ojos son marrones y mi pene no es ninguna monstruosidad, sino que es, pienso yo, del montón, tiene unos 15 centímetros de largo y 3 de diámetro. Clara es mi pareja, tiene 43 años, mide 1,63 metros, tiene el pelo negro, como el azabache, y largo, le llega hasta media espalda, sus ojos son verdes esmeralda y el tamaño de sus tetas son una talla 85C.
Después de describirnos físicamente voy a pasar a contaros como disfrutamos la noche del sábado del pasado fin de semana.
Era nuestro aniversario y decidimos ir a un restaurante a celebrarlo, cuando acabamos de cenar y como aún era pronto fuimos a tomar una copa para no llegar tan temprano a casa.
A eso de las 12 decidimos acabar la noche e irnos a casa a seguir con la celebración. Al llegar fuimos directos a la habitación cuando llegamos empezamos a desnudarnos mutuamente mientras nos íbamos besando. Cuando ambos estuvimos desnudos puse a Clara en la cama de forma transversal quedando la cabeza colgando de un lado de la cama y por el otro parte de sus piernas, en esa posición me subí encima de ella y acercando mi boca a su oído le susurre, poniendo voz lujuriosa:
T – Cariño quiero hacer algo nuevo para el disfrute de ambos Aún sin saber que te quiero hacer ¿Me dejas hacerlo?
C – Si, por supuesto.
Fui al armario para coger uno de los pañuelos de Clara para taparle los ojos, una vez tapados y sin poder ver, salí de la habitación para buscar una serie de cosas que tenía en mente para el disfrute de ambos, pero sobre todo para intentar que disfrutase Clara. Dejé los objetos encima de la mesilla.
Tirada, como estaba, en la cama me subí encima suyo, mi polla estaba apoyada en la entrada de su coño, esperando a que creciese, empecé a besarle suavemente los labios, continué dándole pequeños mordisquitos en los lóbulos de las orejas, seguí bajando y bese su cuello.
Clara a cada minuto que pasaba se iba poniendo cada vez más cachonda, ya empezaba a restregarse contra mi polla deseándola tener dentro. Yo sin hacer caso a sus deseos baje un poco más para dedicarme a sus tetas, las cuales me encanta lamer y poniendo mi boca lo más abierta posible a la altura de sus areolas y absorber para intentar meter toda su teta en mi boca, me vuelve loco tenerla toda entera dentro de mi boca, y a ella también le debe encantar esa sensación, como gime y grita la condenada cuando se lo hago.
No la defraudé y lamí, besé y absorbí cada una de sus tetas durante algunos minutos. Llegados a este punto mi polla ya estaba dura y viendo los jugos que destilaba el coño de Clara decidí metérsela entera de un viaje. Al no esperárselo Clara abrió la boca como boqueando sin emitir ningún sonido. Se la saqué tan rápido como había entrado no quería que se acostumbrase a ella, solo deseaba que mi polla adquiriese sus jugos para más adelante.
Volví a dedicarme a sus tetas esta vez a parte de mi boca también use mis dientes mordiéndole con suavidad el pezón y usando mi lengua para excitarlo y que se pusiese duro, cuando lo conseguí, use una pinza, que había traído con anterioridad, y le pincé con ella el pezón. Ella aunque seguramente sintió que ese “mordisco” llevaba más fuerza no se quejó y se dejó hacer, mientras la pinza, supongo, le daba una pequeña dosis de dolor, mis uñas raspaban sus brazos y su otra teta. Le retiré la pinza del pezón. Vi que por mi capullo empezaba a salir una gota de líquido preseminal así que me levanté y me fui hacia su cabeza, se la sujeté y le metí mi polla en su boca para que la degustase sintiendo los sabores de su coño y mi polla todos juntos. Después de eso le di un beso juntando todos nuestros sabores en nuestras bocas, menuda sensación…
Regrese a besar, lamer y absorber la anterior teta, cuando empezó a gemir le puse otra vez la pinza apretando el pezón, pero esta vez dejé actuando a la pinza y empecé a chupar la otra teta.
C – Amarillo.
Nada más escuchar esa palabra pare de lo que estaba haciendo, le quité la pinza del pezón y le quité el pañuelo de los ojos, ya que esa palabra era nuestra palabra seguro y cuando alguien la decía teníamos que parar lo que estuviésemos haciendo. Así que esperé a que los ojos se aclimatasen a la luz y que ella empezase a hablar.
C – ¿Hay alguien más aquí con nosotros?
T – No solo estamos tú y yo. ¿Por qué lo preguntas?
C – He sentido unos dientes mordiéndome un pezón y una boca en la otra teta y por eso la pregunta…
T – En el pezón no tenías unos dientes mordiéndotelos sino una pinza apretándotelo, y en la otra teta era mi boca la que estaba entretenida en ella. ¿Te hacía daño la pinza?
C – No, solo era la sensación de dos bocas distintas.
T – Tranquila que solo estamos tú y yo.
C – Vale entonces continuemos.
Le volví a colocar el pañuelo en los ojos para impedirle la visión y volví a la carga a por sus pechos. Hice lo de la vez anterior, primero excitar y poner duro el pezón y después colocarle la pinza. Hice lo mismo en la otra teta, ponerla una pinza en el pezón, y empecé a darla besos por la tripa. Cuando llegue a su ombligo lo lamí y metí la lengua en el interior. Clara seguía gimiendo ya tenía tres sensaciones distintas por su cuerpo.
Abandoné su ombligo y seguí bajando, cuando llegué a su coño dejé de lado el clítoris, no quería que se corriese aún, y me dediqué a sus muslos interiores y a sus labios, después usé la punta de mi lengua para metérsela en su vagina, para a continuación lamerle el perineo. Llegados a ese punto Clara no podía más y empezó a rogarme que la follase.
Así que la fui hacer caso y me subí encima de ella, apunté con mi polla a la entrada de su coño y se la fui metiendo poco a poco. Cuando la entró entera no aguantó más la sensación y se corrió. Espere un momento dentro para que se acostumbrase y empecé a follármela pausadamente. Pasados diez minutos follándomela a ritmo suave Clara me pidió que la follase más rápido para volverse a correr, pero yo no la hice caso seguí con el ritmo pausado. Varios minutos después estaba tan desesperada que incluso la oí decir algo que no me lo esperaba…
C – Pedazo cabrón déjame correrme aunque sea fóllame el culo.
T – ¿Estás segura que es lo que quieres?
C – Si, pero fóllamelo bien duro.
Me salí de ella y bajé a comerla el coño sin seguir tocando el clítoris, porque de tan caliente que estaba seguro que nada más rozarlo se volvía a correr. Empecé a lamer el perineo haciendo círculos cada vez más anchos hasta que alcance su agujerito del culo. Al llegar a ese punto la hice darse la vuelta y ponerse a cuatro patas para tener mejor acceso al culo. Empecé a lamérselo suavemente e intentando meter la punta de la lengua dentro, al principio no se abría pero después de varios minutos Clara se fue dejando llevar por las sensaciones que recibía y el agujero se fue abriendo. Ese fue el momento en que ensalivando uno de mis dedos se lo fui metiendo poco a poco. Cuando lo tuvo en el interior lo deje sin mover para que su culo se acostumbrara a su grosor, pasado un tiempo prudencial lo fui sacando y volviendo a meter y a la vez lo giraba para agrandar el agujero. Minutos después se lo saque y me ensalive otro de los dedos. Los dos dedos juntos les costaba entrar pero con paciencia y haciendo el esfuerzo justo para abrirle más el agujero pero que no sufriese, fueron entrando.
Cuando se acostumbró al nuevo grosor hice el mismo movimiento de antes para agrandarle el agujero. Cuando vi que estaba, lo que pensé, suficiente dilatado saqué los dedos de su culo, me puse un preservativo e hice fuerza para meterle mi polla por el culo, con cuidado de no hacerla más daño del necesario. Al tener toda mi polla dentro me pidió que esperase un poco que le dolía algo que no empezase todavía a follárselo, la hice caso ya que no quería que sufriese en vez de disfrutar. Cuando Clara me dijo que ya estaba preparada, que ya no la molestaba tener toda mi polla en su culo empecé a cabalgarla, alternando acometidas fuertes con otras suaves variando el ritmo para seguir impidiéndola llegar a su ansiado orgasmo.
Después de diez minutos estar follándole el culo, me salí y me quité el preservativo, pero cogí otro para ponérselo al bote de especias que había traído con anterioridad. La di la vuelta otra vez para que quedase tumbada de espaldas y la acerqué más al borde de la cama, puse sus piernas en mis hombros e hice que el bote de las especies ocupase el espacio que antes ocupaba mi polla en su dilatado culo. Metí mi polla en su coño, nada más sentir sus dos orificios llenos pegó un grito de placer impresionante. Sin darle tiempo a que se recuperase empecé a bombear lo más fuerte que pude con mi polla en su coño, al cabo de diez minutos de follármela a un ritmo infernal, se volvió a correr y como yo estaba también a punto de hacerlo cuando las paredes de su coño, como consecuencia de su orgasmo, se apretaron a mi polla me corrí en su interior.
Me salí de ella y me acosté a su lado ambos estábamos destrozados.
C – Gracias ha sido impresionante, me ha encantado. Otro día tenemos que repetirlo.
T – Todas las veces que quieras.
Y así abrazados el uno al otro nos dormimos. Al cabo de un par de horas, sentía a Clara moverse y me desperté.
T – ¿Qué te ocurre? ¿Estás bien?
C – Joder que se nos ha olvidado antes quitarme lo que tengo metido en el culo y me molesta.
Rápidamente encendí la luz y me dispuse a quitarle el frasco de especias que tenía incrustado en el culo.
T – Joder nena, como tienes el culo… Creo que la próxima vez no va hacer falta que te lo dilate.
Me volví a echar al lado de Clara para seguir durmiendo y al abrazarse a mí me dijo suave al oído:
C – Recuérdate de comprar un dildo para la próxima vez que hagamos esto. – y se quedó dormida.
Este relato es una invención mía y aún con el riesgo que conlleva en este relato la pareja no tiene ningún problema, pero recordar que a urgencias llega mucha gente con objetos extraños insertados en cavidades… Así que mucho cuidado con las prácticas sexuales peligrosas. Un saludo