Una noche de mesera

Confesiòn en donde la cordura y los limites quedaron fuera, al decidir tomar un trabajo el cual me hundio en un profundo pozo de lujuria, que al recordarlo no hace mas que despertar en mi el deseo de querer volver a repetirlo...

Eran alrededor de las 10 pm, escuche el alboroto de la gente que comenzaba a descender del camión, abandone mi cómoda posición y me quité los audífonos colocándolos en la mochila, saque una liguilla y levante mi cabello en una coleta completamente desarreglada, baje del camión y busqué con la mirada en donde poder comprar algo de beber, pero al ser casi un pueblo no encontré nada a simple vista, comencé a caminar y lo poco que encontraba en camino estaba ya cerrado, caminé unas 3 calles más y al dar la vuelta se iluminaba la calle con un letrero de luces moradas con rosa en el que pude distinguir  “La Brama”, me acerque pues el nombre en definitiva llamó mi atención, llegué a la puerta y justo al lado había un pedazo de cartón pegado que decía “se rentan cuartos baratos” Hice la cortina de la entrada hacia un lado y habían 2 puertas corredizas de vidrio, con mucho cuidado de no quebrar aún más el vidrio, deslicé la puerta y entre.

Había a lo mucho 4 de 8 mesas ocupadas con 2 o 3 tipos cada una, 2 chicas de no mal ver atendiendo las mesas, se escuchaba música de banda que salía de una rocola, caminé hacia la barra en donde había un tipo como de unos 55 años, canoso, chaparro, barrigón, desde que entré al lugar no quitaba su vista de mi al igual que los otros tipos, llegué a la barra y pregunté si él podía decirme quien me informaba acerca de los cuartos que rentaban, me dijo que tenía 3 cuartos en la parte trasera del bar, que había un baño en común y que por una noche debía pagarle $50 pesos, -wowww, asi ha de estar el cuarto pensé- pero me pareció buen precio, además ya era tarde como para salir a buscar otro lugar, -está bien-, le dije, saqué de mi pantalón el dinero y se lo dí, -cuanto tiempo te quedarás chiquilla?-  me dijo mientras daba un repaso al escote de mi camiseta –solo esta noche- le dije –mañana buscaré algún trabajo por aquí- -mira que coincidencia, justo ayer renuncio una de las chicas que trabajaba aquí de mesera, si quieres yo te puedo dar chamba- lo pensé un momento pues obviamente no era un lugar irresistible, sino más bien muy por debajo de lo que se llama “bar de mala muerte” de tamaño regular, muy oscuro para mi gusto pero después de pensarlo un momento me entusiasmo la simple idea de trabajar en un sitio de estos aunado al hecho de nuevas vivencias para mi repertorio de aventuras; le pregunté cuanto pagaba, y se me hizo justo lo que me ofreció,  más aparte las propinas, yo me encargaría de ganar más dinero del que ya habría ganado en una jornada de trabajo. –Está bien, acepto- de inmediato sonrió y me dijo que fuera al final del pasillo del baño, que detrás d la puerta encontraría una habitación sin llave marcada con el No. 3, que dejara mis cosas ahí y que regresara al almacén detrás de la barra y que ahí encontraría “el uniforme” que debería usar.

Fui hacia el pasillo como me dijo, encontré una puerta con un cartón pegado con cinta con el No.3 remarcado con rojo, empuje la puerta y acomodé mis contadas pertenencias; fui al dichoso almacén y sobre un taburete encontré el “encantador” uniforme que tal como lo imaginé parecía más de fichera que de mesera, me preocupo que no me quedara porque era minúsculo, un vestido negro de licra completamente pegado al cuerpo, con un escote que por el tamaño de mis senos los asfixiaría pues cubriría apenas la mitad de ellos, me llegaba a lo mucho 2 cm debajo del trasero, al lado habían unas medias negras de red, al lado del taburete habían unas botas rojas de tacón de aguja que me llegaban arriba de las rodillas pero estaban demasiado grandes para mis pies, así que pensé en dejar mis botas tipo minero, me solté el cabello y lo arregle con un poco de agua, pinté mis labios, un poco de delineador negro a los ojos y las medias tuvieron un efecto extraño en mi, sentía un espeluznante calor entre mis piernas pero para nada desagradable, vi mi reflejo en el vidrio y me impacto de manera brutal lo que vi, ni en sueños habría conseguido una imagen tan enervante de mi misma…  se empezaba a escuchar más alboroto afuera y como lo imaginé, al asomarme ya estaba casi lleno el lugar, solo las 2 mujeres meseras y el resto puros hombres.

Por un momento la cordura quiso salir a flote, pero… que puede pasar? La paga es buena por servir cerveza a unos tipos escandalosos, total, si no me siento bien, gano buen dinero esta noche y mañana busco algo más, al cabo que aquí nadie me conoce y nadie lo sabrá… y a ver que sale de esta aventura.

Me acomode una vez más los pechos dentro del vestido y salí al ruedo orgullosa de mi apariencia; Todo eran silbidos, miradas lujuriosas, ecos de palabras que no entendía por lo alto de la música, pero no era necesario pues podía darme cuenta del morbo con que me miraban y vi a algunos haciéndome señales obscenas que lejos de indignarme quizá torpemente me calentaban. Había bastantes mesas, y se fueron colocando en ellas, a cada una que volteaba a ver me hacían señas para que me acercara; toda inexperta no sabía a cual dirigirme, hasta que una de las chicas se acerco a mi –ve a las que tengan menos cabrones manita y ponte al tiro por que todos te querrán amasar las tetas, no te encabrones porque es lo que hacen pero si te dejas te dan harta lana, pero no la guardes en las chichis ni en la cola por que meten mano en todo, suerte manita, ahí te hablan- Me dirigí a una mesa donde había 3 fulanos, apenas me acerque y uno de ellos en seguida me pego a él jalándome del trasero –Uyy mamita, no te había visto por aquí ve nomas que sabrosas tienes las chichotas- Sonreí aun con un ligero aire de incomodidad que surgía de quien sabe que parte de mi, -A qué hora vas a salir mi reina, pa esperarte y chuparte esas bolotas de carne que te cargas mami- Los otros tipos reían y uno sacaba la lengua moviéndola de un lado a otro mientras con sus manos me invitaba a sentarme en sus piernas –Que quieren que les traiga?- uno de ellos me jalo de la mano y me sentó en sus piernas magreandome las nalgas y poniendo su cara en mis pechos –esto quiero que me traigas perrita, este culito aquí debe estar encima de mí, mira, mira como me has puesto dura la tranca- lo cual pude comprobar en seguida, un bulto enorme y completamente endurecido que se enterraba plácidamente en una de mis nalgas, sentí asco cuando paso su lengua por mi seno derecho dejando marcado el camino con su saliva olor a cerveza y cigarro mientras subía su mano por mi piernas las cuales trataba de no abrir para impedir el paso libre, entonces me sonreí y me levante –quieren cerveza o que traigo?- -Trae 3 cervezas oscuras mamita y retornas a sentarte aquí que tengo una verga dura y ganosa de tu hoyito que ha de oler a flores mamazota- fui a la barra con esas palabras resonando en mi cabeza –una verga dura y ganosa- Le pedí las 3 cervezas al dueño –Mira chamaca, es tu primer noche y todos van a querer meterte mano, pero dales un tantito de tiempo a todos no te me entretengas en una sola mesa mucho para que todos puedan de menos tocar- Tome las cervezas y las lleve a su destino, en el camino todas las miradas sobre mí, hice caso y fui a repartir un poco de tiempo a algunos de los que veía menos borrachos La noche siguió transcurriendo, me preguntaban de todo algunos mi nombre y otros rayaban en lo vulgar y descortés –como te gusta hacerlo?- -te gusta que te den por la cola?- -quieres sacarme leche a chupetones?- -ve como me paras la verga- -que chichotas tan buenas- me pellizcaban el trasero, me magreaban los pechos y me ponían billetes entre ellos de 20 de 50 y algunos pocos de 100, como toda una fichera yo me dejaba hacer pues ya había agarrado el gusto al diferente tacto de cada uno y eso me tenía demasiado caliente.

Hacia las 3 de la mañana el ambiente empezó a calentarse todavía más, todos estaban ya muy bebidos y coreaban para que bailáramos para ellos. Yo también había bebido más de lo acostumbrado y un arranque de locura, inconsciencia y adrenalina decidí complacerles, jale a una de las chicas, Jesica quien era más bajita que yo, de pelo negro, con cara infantil pero con un trasero verdaderamente envidiable que hacía que el vestido le quedara justo debajo de las nalgas, -ya estás bien peda manita jajaja- me reí y en la rocola sonó algo de “Flor de un día” , empecé a bailar al ritmo, moviendo al tiempo los brazos de mi compañera acercándome y alejándome de ella y ella seguía el juego, le daba vuelta por debajo de mi brazo y ella hizo lo mismo conmigo soltándome inadvertidamente una nalgada que lejos de sacarme de mi furor me enervo aún más, con mis manos empecé a recubrir cada parte de mi cuerpo, primero por mi cabello, bajaba por mis hombros pasando mis manos por mis senos, sobándolos un poco, después baje a mi vientre, a mi cadera, contoneando el trasero tratando de verme más cachonda y sensual. Mi compañera hacia lo mismo, puso un beso en su dedo y lo coloco en mis labios sensualmente, no esperaron los chiflidos y gritos de todos, aplausos, majaderías, cachondeces y yo a mil por segundo, estaba viviendo uno de los momentos más cachondos que recordaba hasta ese momento.

Las miradas se concentraban en nosotras, desde adelante y por detrás; me contoneaba cada vez más y más provocativa, rozando una y otra y otra vez mis pechos y mi culo hacia el cuerpo de mi cómplice nalgoncita, cerraba mis ojos y mojaba mis labios con mi lengua, sentía calor y adrenalina corriendo por mis venas, pude ver como muchos sino es que todos de los presentes comenzaban a sobarse sus pitos encima de la ropa y se los acomodaban, reían, aplaudían, gritaban vulgaridades que me hacían perderme más en un profundo pozo de erotismo y cachondeo –Ricas, mamitas, cachondas, chichona, culona, putas, guarra, sabrosas, muevan el culo, que tetas- era increíble como con cada palabreja que gritaban, me calentaba como nunca, me sentía más deseada que nunca.

En un momento mi nueva amiga acerco su boca a la mía, me perdí en un corto suspiro y respondí a ese beso sabor a alcohol, hierbabuena y cachondería, tibio, húmedo y ansioso, provocando en mi una excitación tan intensa que de inmediato sentí la humedad en mis voluptuosos labios vaginales; en un segundo ella comenzó a subirme el vestido hasta lograr sacarlo por arriba de mi, como poseída yo continuaba contoneándome al ritmo de alguna otra canción, ya nos habían rodeado pero no sentía miedo ni pena, me sentía erotizada a más no poder. Había quedado sólo con la tanga, las medias y las botas, pero no quería ser la única y empecé a subir también el vestido de ella dejando al desnudo unos pechos medianos pero con un pezones tan oscuros que parecían de chocolate y se antojaba mamarlos con avidez, y por supuesto no me quedaría con las ganas así que lleve mis labios a sus erectos pezones y comencé a chuparlos como queriendo obtener algo de ellos, mientras mi mano buscaba la humedad de su entrepierna y pude sentir en mi lengua un ligero sabor a vainilla, ella me tomo del cabello y me acercaba mas hacia ella, como pidiendo meter todo su seno en mi boca, ummm delicia total y humedad perfecta. En poco tiempo dos fulanos me separaron de ella a quien otro tipo volteo hacia él y comenzó a manosearla mientras otros más se unían a él; a mí me subieron en una de las mesas centrales me abrieron las piernas deslizando hacia abajo las medias y el panty. "Mmmm, que mojada está la puta".

Uno de ellos dedeo un poco mi coño, sacó sus dedos y los llevo a mi boca y yo probé extasiada mis jugos relamiendo sus dedos,  enseguida sentí en mi rajita una juguetona lengua  lamiendo toda la miel que ya emanaba de mi. "Le vamos a tener que enseñar a la guarra que es más rico que le den verga que pepa- El que había pronunciado estas palabras, quizás uno de los menos borrachos, de unos 35 años, moreno, fuerte, pelo rizado negro azabache, se giró y se coloco entre mis piernas y con mucha facilidad me colocó su pene en la entrada de mi chochito y yo ya estaba demasiado ansiosa por sentirme empalada, no quería que perdiera más tiempo, mientras tanto otros seguían acariciando cada parte de mi cuerpo, uno enganchado a uno de mis pechos haciendo una labor de succión más que perfecta, mientras el otro era masajeado, pellizcado por no sé cuantas manos.

Quien estaba por penetrarme tenía una verga que era muy grande y yo a pesar de la excitación, estaba a momentos nerviosa por tantos hombres a mi alrededor, sentí como se abrió mi concha con el primer empuje de ese pito totalmente congestionado de ganas, me penetró con fuerza y se inclino hacia mi buscando mi boca para meter su lengua, dominándome completamente y yo disfrutaba plenamente. Su verga había conseguido entrar completamente y me sentía llena, deseaba sentir esa barra de carne ardiente entrar y salir de mi, empezó a clavarla fuerte, hasta adentro, salvajemente, empezó a morderme un pezón, mientras en el otro continuaban unas manos desconocidas que me seguían sujetando a la vez que manoseando y la frecuencia de sus embestidas aumentó. Yo jadeaba como perra en celo, pedía más, y él me gritaba que abriera más las piernas que esa cogida no la iba a olvidar en la vida, sentía manos por todas partes recorriéndome con ansias, algunas en mis pezones endurecidos, otras en mis piernas; alguien se acerco y giró mi cabeza hacia el lado derecho y pude ver esa verga rosada, hinchada, coronada por un capullo amoratado del cual salía néctar transparente de deseo, acerco su falo a mi boca y sin pensármelo le di cabida en mi boca sedienta de ese sabor salado que tanto me enloquece, me hizo tragar por completo su verga, jalándome de la cabeza hacia él marcando el ritmo de esa cogida bucal, me sentía tan caliente como jamás imaginé, como toda una puta, lamía y chupaba esa verga, de pronto ya tenía otra más dándome golpes en la otra mejilla, giré la cabeza y mi boca la recibió con devoción, mamaba ese falo como si con ello se me fuera la vida, la apreté con mis labios, la chupe, le pasaba la lengua por todo el glande mientras él la paseaba por fuera de mis labios mientras al mismo tiempo yo trataba de tragármela nuevamente; los pistoneos de quien me cogía por la concha se hicieron más continuos y fuertes al tiempo mi boca fue penetrada únicamente por el capullo de una de esas deliciosas vergas que ya reconocía, sentí el primer borbotón de leche caliente y babeante chocando en mi paladar y mame con más ansiedad, queriendo deleitarme hasta saciar mi sed de leche de macho. Mis amantes en turno me llevaron al limbo de la lujuria al sentir casi enseguida como se inundo también mi cavidad vaginal con una abundante cantidad de lefa mientras sentía los espasmos de ese falo dentro de mí, lo cual  incitaba a mi conchita apretarse alrededor de éste provocándome un intenso orgasmo que me hizo bramar como perra en celo. Vi como de mi rajita salió esa verga con pocos rasgos de rigidez pero de la cual pendía un hilillo de lefa con jugos míos.

Entre dos tipos me pusieron de pie, y unos más empezaron a quitar las mesas que quedaban cerca; un tipo blanco de estatura media, se acostó en el suelo y me hicieron que lo montara, me subí sobre él y su tranca me la ensarté de un solo sentón por toda la humedad acumulada, pues tenía el coño lechoso del tipo anterior que se derramo en mi, empecé a moverme encima de él, aun con hambre de macho, dos o tres más se arrodillaron a mis lados, jalándose las vergas endurecidas y babeantes, pude chupárselo a uno de ellos en cuanto me incline a ofrecer mis pechos a quien estaba debajo de mi, sentí unos dedos urgando en mi anito, y de inmediato gire mi cara y dije no!!, quise cubrirme mi ano con una mano pero de los que estaban arrodillados a mi lado, me tomaron de las manos y me hicieron recostar mi pecho por completo en el torso de quien  tenía abajo, mi calentura comenzó a bajar pues me incomodaron esos dedos en mi culo, sentí como el que estaba atrás, escupió un par de veces en mi ano y poso el rojizo glande en mi entrada anal, -no, por ahí no que duele mucho, ahí no- todos se reían y chiflaban mientras inmovilizaban mis brazos, comenzó a empujar su hinchada cabeza  y sentí como abría mi colita más y más mientras iba encajándome centímetro a centímetro de su tronco, dolía demasiado, pero no me soltaban, sentí toda su verga hasta dentro de mi ano y se quedó así por un par de segundos, empezó a pistonear mi ano y quien estaba debajo de mi comenzó a moverme de la cadera, provocándome dolor y de un momento a otro gusto, placer, lujuria, justo al empezar a sentir esas dos vergas moverse y frotarse una a la otra dentro de mi, el dolor comenzó a disminuir dando paso a una perversa sensación de placer sin igual, quienes estaban cerca se masturbaban con la escena, reían, jadeaban, chiflaban y llenaban mis oídos de palabras que me llevaban a hundirme en un morboso y descontrolado orgasmo que convulsionaba mis piernas, mi ano, mi concha… no cabía duda que lo mío era entero gusto por el sexo; no quería que saliera ninguno, el placer era demasiado y primero sentí los borbotones de leche de quien estaba en mi culo al tiempo que sentí unas terribles ganas de defecar, pero a quien le podría importar?, en cuanto él se levantó, otro más ocupo su lugar, iban y venían pitos por mi cola y cada uno de ellos me llevaba una y otra vez a un orgasmo anal, se vino dentro de mi también quien estaba abajo mientras chupaba y mordisqueaba mis erectos pezones. En seguida me  tomaron de los brazos y me acomodaron como perra a 4 patas, volvieron a cogerme una y otra vez por el culo mientras frente a mi me paseaban otras pijas para chuparlas, mientras seguían jodiéndome el ano, no sé cuantos me cogieron, ni cuantos eyacularon dentro de mi, pues en algún momento sentí un tremendo dolor en mi ano y en mi vientre, pero no les importaba, seguían cogiéndome, hasta que se cansaron que fue que me pusieron de rodillas en medio de todos y empezaron a jalarse las vergas, terminando un par de ellos encima de mi, en mi pelo, en mi cara, en mi espalda, en mi boca, ojos, en todo….

Poco a poco se fueron retirando algunos, y otros más pidieron más bebidas, la música seguía escuchándose, Ray, el dueño extasiado con todo lo que ahí había sucedido y por la cuenta final en su registradora. Me sentía satisfecha después de tanta cogedera, pero hacía falta algo, aún quedaban residuos de ganas, algún vacío sexual que no había sido cubierto; Jesy me acercó un poco de tequila –mira que eres una puta eh, me quieres acompañar a terminar la botellita?- -umm, a tu casa?- - no boba, al cuarto No.2-

Continarà...

Ojalà haya sido de su entera satisfacciòn!