Una noche de Junio
Quien podia imaginar que un inocente paseo pudiera...
Es la primera vez que me atrevo a escribir algún tipo de relato erótico o no. Pero desde que tengo acceso a la web de todorelatos me he animado a escribir alguno de ellos.
Algunos son experiencias reales propias, otras me las han contado, otras son fantasías mías, sin embargo algunas pueden ser mezcla de las tres. Espero que con ellos despierte la libido de algún lector y se hagan alguna paja a mi salud, (tanto ellos como ellas)
Voy a empezar explicando como soy, soy un chico de lo mas normal ni muy guapo ni muy feo. Tampoco soy un superdotado (hablando de tamaños), pero me considero dentro de lo "masquesuficiente". Mi inclinación sexual había sido desde mi infancia heterosexual, pero desde tiempo acá, no me considero tan heterosexual, más bien bisexual. Y desde luego me considero adicto al sexo. De ahí mis aventurillas que, aunque no son literarias, a mi recordarlas (o fantasearlas) me excitan en sobremanera.
Voy a una experiencia que viví en una capital, que por anonimato y protección de nombres y todo eso no diré o utilizaré pseudónimos.
Una de esas noches de junio, estando alojado en un hotelito, no muy lujoso, pero sí muy limpio, decidí dar un paseo, ya que la ausencia de televisión en mi cuarto, hacía aburridas las tardes-noche.
Caminando un largo rato, me acerqué a lo que se veía como una sala de cine, de esas de hace unos 20 años. Cuando para mi sorpresa, se trataba de una sala X.
Decidí entrar, primero porque nunca había entrado en ninguna, y segundo había leído muchos relatos acerca de ellas en la que se sucedían distintos actos de índole sexual.
Entré algo asustado, sería por lo de la novedad. La sala estaba prácticamente vacía, o a simple vista no se veía a nadie.
En la pantalla se proyectaba una película en cuya escena aparecía una rubia montándoselo con dos negros con dos pedazos de polla descomunales.
Me senté y me dediqué a observar a mi alrededor. Entonces empecé a distinguir a una media docena de tíos más o menos, que por sus posiciones ya me imaginaba lo que hacían. Se pajeaban con la película.
Así que sentado medio oculto, procedí a ver la película.
Menuda rubia, que pedazo de tetas. Yo me estaba ya poniendo caliente y empalmado viendo como esa tía se tragaba una buena polla negra y que bien que lo hacía la jodida. Yo mientras me desabroché el tejano, eché a un lado el slip y me la saqué, no sin cierto temor a ser descubierto. Pero el morbo podía mas que yo.
Y empecé a imaginar que yo era el negro follándome la boca de esa puta rubia mientras el otro negro le perforaba el coño.
Pero la imaginación me llevó mas lejos, me imaginé siendo la rubia chupando la verga negra y siendo ensartada por otra polla. Y seguía pajeandome imaginando esas pollas hundiéndose en mi cuando ¡ZAASSS! Me corrí encima de la excitación.
Mierda ahora tendré que lavarme las manos y el pantalón, ya que no puedo ir a cenar de esa manera. Así que me dirigí a los servicios.
Cuando entré, me quedé cortado al ver a un individuo dentro con los pantalones bajados al que suponía orinando pero que más bien estaba meneándosela.
Yo me disculpé y el tío como si nada, siguió con su faena. Yo fui a lo mio.
Pero no podía quitar la vista de encima a la polla de ese tipo, no era por menos tan larga y gorda como la de los negros, pero más que la mía sí, e imaginé, como tantas otras veces había leído en relatos gays, tenerla entre mis manos, besarla, chuparla me estaba excitando y el tipo se debió dar cuenta porque me dijo que qué coño miraba, que si era un jodido maricón. Yo le dije que no, que disculpara, que me había sorprendido el tamaño de su miembro comparado con el mío.
El tipo se rió, se acercó a mi, y me preguntó que si era cierto que no era un maricón. Y de nuevo le respondí que no.
El tipo me dijo que lástima, porque hubiera pagado bien por una buena mamada.
¿De cuanto hablamos? El tipo me respondió que de unos 20.
No era mucho, pero, que diablos, una ayuda no me iría mal, total era una mamada, y mi culo no tenía que participar.
Accedí, así que me agaché y empecé acariciándole la vara para continuar con sus gordos cojones. Y entonces recordé como le chupaba la polla al negro la rubia de la película y me limité a imitar sus movimientos torpemente, (hay que decir que era mi primera vez, y no fue sin mis primeras arcadas y todo eso), el tipo se dio cuenta de mi falta de experiencia, así que me facilitó la faena, el se masturbaba mientras yo le chupaba el capullo como si de un chupa chips fuera. Después me animé, (sería por la excitación de tener una polla en la boca), y traté de engullir lo máximo de polla, el tipo me dijo que aprendía rápido, (lo cierto es que me empezaba a gustar eso de chupar polla), y seguí con la mamada hasta que note como el tipo me empujaba contra si, como si me quisiera atravesar la garganta y note su corrida en la campanilla.
Fue cuestión de segundos que solté su polla y empecé a vomitar su leche y lo poco que tendría en el estomago. El sabor de su leche era amargo y extremadamente salado, hecho de mi falta de experiencia.
El tipo mas lejos de enfadarse, se rió y me dio los 20, y una tarjeta con su nombre y teléfono móvil, diciéndome que si quería experimentar con cosas nuevas, que lo llamara.
El tipo se marchó, y me quedé solo en el servicio empalmado y con 20 más en el bolsillo. ¿Por qué no hacerme una paja a mi salud? Pues allá voy.
Mientras yo estaba absorto en mi paja, alguien me tocó en el hombro
Eso será en otro relato que os contaré en cuanto pueda escribirlo.
Si queréis contactar vía msn para unos intercambios de imprexxxiones, hacedlo.