Una noche de juerga con Clara

Mi prima Clara se mudó y al quedarse sin gente con la que salir de marcha recurre a venirse con mis amigos y se queda a dormir en casa.

Clara es mi prima menor, somos 5 primos, 2 chicos y 3 chicas, una de ellas es mi hermana mayor, con Clara me llevo 3 años aproximadamente. Yo tenía 22 años y ella 19, más o menos…

Todo ocurrió cuando sus padres tuvieron que mudarse cerca de casa por motivos laborales, antes vivían a casi 100kms de su nueva casa con lo que mi prima se quedó sin amistades con las que salir y tuvo que cambiar de aires.

Yo estaba ayudando en la mudanza y durante unos tres días hablamos mucho y le ofrecí que se viniese conmigo y mi grupo de amigos a lo que accedió encantada, ese mismo fin de semana se vino por primera vez y mis amigos estaban encantados pues había chica nueva en el grupo y de muy buen ver.

Ella no es muy alta, pero es bastante guapa, rubia, delgadita y curvas que saltan a la vista.

Lo pasamos muy bien con lo que ella siguió viniendo con el grupo cada fin de semana y se quedaba en casa de vez en cuando para ahorrarme el paseo de llevarla en coche a las tantas. Uno de los días que se quedó en casa vino bastante temprano así que ya se duchó allí, ese día decidí probar a aprovechar la rejilla que tenía la entonces puerta del cuarto de baño, estaba baja y desde dentro no se veía nada hacía fuera si estaba oscuro así que cuando ella entró al cuarto de baño a ducharse, yo procedí a tumbarme en el suelo tras esperar un poco a que empezase a desnudarse para no arriesgarme a que se le ocurriese salir de repente.

Allí estaba, aunque con una vista limitada viendo a mi prima desnudarse, pude ver su trasero desnudo, su pubis de cabello rubio y sus preciosos pechos, debe de tener una talla 95 más o menos. Me quedé un rato disfrutando de las vistas hasta que se metió en la ducha y echó la cortina, pero estuve el resto de la noche pensando como sería acariciar ese cuerpo y a ser posible algo más…

Cuando volvimos a casa nos fuimos al cuarto, había habilitada una cama de invitados que se sacaba de debajo de la mía así que dormíamos ambos en el mismo cuarto a falta de más habitaciones. Ella se quedó en el cuarto a cambiarse y yo me fui al cuarto de baño con la mente puesta en verla en pijama, usaba un pijama cortito ya que era verano. Al volver al dormitorio ella se había cambiado y estaba tumbada en la cama con cara de cansada, había bebido un poco y seguía un poco achispada con lo que no paraba de hablar de las cosas que habían pasado esa noche, se había liado con un chaval y parece que habían quedado para el siguiente fin de semana por lo que está claro que había quedado contenta o con ganas de más.

Seguimos hablando un buen rato más y se fue quedando dormida, cuando ya creía que estaba dormida me preguntó: “Oye, ¿Cuándo vienen las amiga de tu hermana también las miras por la rejilla?

En ese momento hubiera dado lo que fuese por haber estado en otro lado, “¡¡¡Tierra trágame!!!”, pensé. Cuando por un segundo la miré a la cara no parecía enfadada sino que estaba riéndose. Lo había sabido toda la noche y me había dejado pensar que no sabía nada.

Cuando me disponía a hablar volvió a hablar ella:

  • He pasado la noche pensando en que estabas haciendo mientras me mirabas, no sabía como decírtelo, ¿Te has masturbado mirando?
  • Eh…. No, tenía miedo de que me pillaras. La verdad es que ganas no faltaron, me he tirado desde entonces pensando en eso y hasta me ha puesto de mala hostia el pensar que ese tío estaba tocando lo que yo deseaba.
  • Buffff…. Si te digo que mientras me tocaba no paraba de pensar que tu me habías estado mirando desnudarme y que podías haber estado masturbándote mientras lo hacías…

La conversación estaba poniéndome a cien, ella estaba yendo a saco, ¿acaso había estado de verdad pensando en mi masturbándome mientras se liaba con ese tío?

Entonces se metió en mi cama, se puso junto a mi, me cogió el brazo y lo puso encima suya para que la abrazara, estaba de espaldas a mi y se pegó totalmente de forma que su culo estaba rozándose con mi polla, ella empezó a moverse contra mi, el camisón que llevaba se levantó y noté que llevaba un tanga, no había apenas nada entre los dos salvo mi pantalón del pijama, los boxers y el hilo del tanga, mi polla estaba dura a más no poder y ella seguía moviéndose para ponerme aún peor así que me decidí y me quité lo que por mi parte estorbaba. Puse mi miembro entre sus piernas y ella lo acomodó para que quedará rozando con su entrada al placer y siguió moviéndose mientras sujetaba mi polla con la mano restregándola contra su tanga.

Ella jadeaba y yo aproveché a meter mi mano dentro de su camisón buscando esos pechos que me habían tenido toda la noche pensando en ellos, los empecé a acariciar, eran muy suaves y estaban tensos, sus pezones estaban totalmente erectos, era una delicia tocar ese manjar de dioses que me moría por saborear. Mientras estaba en ello se volteó quedando cara a cara volvió a acomodar mi polla, pero esta vez se había echado a un lado el tanga y noté como estaba entrando dentro de ella.

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Me aparté un poco y bajé a su entre pierna, le quité el tanga y me quedé mirando maravilloso la caverna del placer de Clara, me acerqué, quería olerla, saborearla, mmmm... Se me hacía la boca agua solo de pensarlo así que empecé a pasar la lengua por los alrededores, quería que ella se retorciera de placer, que me deseara aún más así que seguí dándole besos y lamiendo la zona hasta que ella me obligó a centrarme donde ella y yo queríamos centrarnos.

Empecé a lamerla, chuparla, besarla, lamerla, besarla, chuparla.

Mmmmmhhhh, ella arqueó todo su cuerpo y pude sentir su orgasmo. Siiiii, ella había tenido un orgasmo y al parecer quería más porque me obligó a subir para arriba donde me besó con una pasión irrefrenable y cuando paró solo acertó a decir:

  • Dámela, la quiero dentro de mi YAAAAAA.

Accedí con mucho gusto a complacerla, ahora había llegado el momento POR FÍN, la puse en la entrada de su coño y la metí suavemente, muy suavemente para que sintiera cada centímetro de mi, ella gemía y me pedía más a cada paso, empecé a empujar y sacar rítmicamente y llegó el momento en que ella quiso cambiar de posición y ponerse encima para cabalgarme, verla en todo su esplendor, poder acariciar sus pechos mientras ella movía sus caderas haciendo que entrara y saliera de ella una y mil veces hasta que llegó el momento final en que los dos nos corrimos juntos y ella exhausta se echó encima mía.

Al día siguiente ella volvió a su casa y ahora cada vez que se viene para salir con el grupo en vez de expiarla por la rejilla me hace entrar a ducharme con ella siempre que es posible o nos esperamos al silencio de la noche en que todos están dormidos para dar rienda suelta a nuestros deseos.