Una noche de juerga

Era una noche oscura, hacía frío y pensábamos todos que la mejor forma de calentarse era tomarse unos whiskys sin hielo y bailar un rato.

Era una noche oscura, hacía frío y pensábamos todos que la mejor forma de calentarse era tomarse unos whiskys sin hielo y bailar un rato.

Tras estar dos horas tomando copas en un bareto de mala muerte y hablar sobre infinidad de temas, a Lucas se le ocurrió una genial idea: "Tíos por que no nos vamos a la cuesta de fiesta, seguimos tomando allí copas y bailoteamos un rato". Manolo y Chema apoyaron su iniciativa, y yo, cogí de golpe mi copa, me la bebí de un tirón y dije: "Vamos a reventar la ciudad".

Llegamos a un pub y había mucha gente, sobre todo había muchas chicas, Manolo le dio un capón a Lucas que significaba que había elegido bien. Nos fuimos como siempre, al trozo de barra más próximo y pedimos 4 whiskys. Hablábamos y yo solo escuchaba, me dedicaba a mirar a una niña morena, 1.80 m. con unas medidas espectaculares que me miraba mucho, o por lo menos, eso me parecía. Llevaba una faldita negra, de estas que se ajustan al cuerpo como un guante y arriba llevaba una blusa blanca y debajo un top que luego comprobé que era muy pero que muy pequeño para el preciado tesoro que guardaba.

Chema me dijo: "Joder Pablo, parece que nunca has visto a una tía buena…", yo le dije que si que había visto chicas bonitas, pero como esa no. Manolo y Lucas hablaban entre ellos, mientras yo miraba a la chica y Chema nos miraba a ambos. Al rato me dice: "Esa tía te mira mucho, yo creo que o le gustas o es que eres sumamente feo…, ve y preséntate y sácame de dudas". Yo como tonto me fui hacia ella y ella no dejó de mirarme hasta que no estuve a su lado. Le toqué la cintura como llamándola y me miró, había algo en sus ojos

Le dije que me llamaba Pablo y que era muy guapa, ella me dijo: "Tío, que poco original que eres", me dejó todo cortado, pero me atreví a recitarle unas viejas líneas de un poema olvidado que escribí cuando era un crío.

Tus ojos son dos abismos de luz donde se pierden los sentimientos de mi corazón, tu boca es como un pozo donde mitigaría mi sed de amor, tu pelo es como un mar furioso donde intentaría que nadaran mis besos

Su rostro cambió y me dijo: "Para Homero, que pareces Homero" Yo le dije que si seguía pensando que era poco original y ella me dijo que no, aunque seguro que habría sacado ese poema de algún libro… Yo contesté que sí, que del libro del amor, y la invité a que escribiera las próximas líneas de ese libro con el fuego de mi corazón.

La invité a una copa y accedió. Ya en la barra, le conté un poco de mí, le dije que era un ingeniero titulado por una prestigiosa universidad española y que estaba en Madrid trabajando para un gran multinacional del sector de las nuevas tecnologías. Ella se sorprendió mucho y me dijo que no era posible… Me dijo que estudió en la misma universidad que yo y que se graduó 2 años después que yo.

La invité a bailar y accedió, de pronto sonó Maná y la agarré para bailar juntos, sus ojos se fijaron en los míos y como locos nos besamos, seguramente era un lienzo digno del mayor de los pintores

Los besos subieron de tono, posiblemente por el alcohol de nuestras copas. Ella pasaba su mano disimuladamente por mi entrepierna y me apretaba, yo mordía su orejita hasta que me dijo: "Si sigues mordiendo mi oreja terminaré muy caliente y no habrá bombero que pueda apagar mi fuego". Yo le contesté: "Veamos si es mucho tu fuego y si yo puedo apagarlo", seguidamente le mordisqué la orejita, hasta que me dijo: "Vámonos, dame 5 minutos, nos vemos en la puerta".

Me despedí de todos y la esperé en la puerta, salió y nos fuimos en mi coche a su piso, en el ascensor comencé a jugar con su faldita ajustada y una terrible duda me embriagó, llevaba o no llevaba ropa interior, ella como adivina me dijo: "ahora verás lo que llevo".

Entramos a su casa, era un piso acogedor pero bastante pequeño, ella me quitó la corbata y me arrancó, literalmente, la camisa. Me llevó de la mano a su habitación y me quitó los pantalones… Bajó mis slips y comenzó a juguetear con mi pene, en un momento desapareció entre sus labios rojos y comenzó a hacerme la mejor mamada de toda mi vida, yo estaba como loco, tras 10 minutos de mamarme el pene le dije que parara, que me tocaba a mí jugar… Quité su blusa, su top y su faldita, llevaba un tanga blanco transparente, y sin quitarlo comencé a lamer su rajita, ella, me decía: "Me estoy quemando, así que o paras o asume las consecuencias". Yo le contesté arrancándole el tanga y metiendo mi lengua en su rajita… Ella comenzó a gemir y a suspirar, su cama rechinaba por que ella elevaba su pubis para que mi lengua entrara más y más. Me aprisionó la cabeza entre sus piernas y me dijo: "Métemela ya Pablo, estoy muy caliente y necesito tu leche dentro de mí".

Como pude, saqué la cabeza de entre sus piernas y comencé a lamerla lentamente… Me paré en su pecho izquierdo y le metí un dedito dentro de su almeja… comencé a mover el dedo de una forma que suelo hacerlo y ella comenzó a gemir más y más y más, claramente comprobé que había encontrado su punto G. Ella me decía: "Pablo, que me haces? Que tocas??? Nadie me había tocado ahí, me estás matando… penétrame por favor… no seas malo…. No juegues más conmigo…" Hice caso omiso de sus palabras y proseguí jugando con mis dedos y mi boca

Ella tuvo una descarga eléctrica y comenzó a gritar como nunca vi gritar a una mujer. Aun así, no paré y seguí, sus descargas eléctricas se sucedían, y pensaba para mí que había encontrado a una de esas pocas mujeres que son multiorgásmicas… Me pegó un empujón y me puso boca arriba, se puso encima mía a horcajadas y metió mi pene en su rajita poco a poco… Estuvo cabalgándome alrededor de 20 minutos, y luego la puse boca arriba a ella y la penetré durante otros 20 minutos más… Ella me preguntaba si es que no iba a correrme, quería que me corriera por que ella ya lo había hecho 7 u 8 veces. Comenzó a arañarme la espalda y me corrí dentro de ella como si un torrente de agua fuera… Caí rendido a su lado y me abrazó, me pregunto que como era posible que aguantara tanto en la cama… y yo solamente le dije: "Es el alcohol Eva, me pasa siempre que bebo".

FIN.

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