Una noche de ensueño (1)
Mientras más la tocaba y ella más se movía, era cada vez más fácil tomarla, así que le baje el cierre del pantalón y puse mis manos sobre su calzón, de manera que al frotar su clítoris...
(este es un relato real) Ella era joven, apenas iba por los 23 años, yo ya frisaba los 40; pero como mi matrimonio se iba por un caño, la manera de ofrecérseme de esta chiquilla se me hizo muy difícil de rechazar. Ambos trabajábamos en el mismo hospital, y nos conocimos por casualidad. Ella, como dije mujer joven, de baja estatura, pero bien agarrada en carnes (no era flaca), lucia unos senos, más o menos talla 34 o 36; una cintura pequeña y unas caderas de unos 80 ó 90 cms. Nunca la había visto con falda, sólo con pantalón, pero lo tenía tan pegadito que cada vez que se agachaba algo se le veía un trasero de esos que te quitan el sueño.
Una tarde nos quedamos solos en el consultorio y con poca luz, así que mientras conversábamos le fui tomando las manos lentamente, casi jugando, como quien coquetea un poco. Ella me siguió el juego y se dejó tomar las manos, mientras sonreía con coquetería; era obvio que no se estaba inhibiendo para nada. La fui atrayendo más a mi y pronto estuvimos abrazados, podía sentirle sus senos talla 34/36 queriendo atravesar mi pecho, y no habiendo mejor momento la besé. Comenzamos a tocarnos rápidamente, ella se notaba que estaba excitada, y yo deseándola desde hacía semanas; apretaba fuertemente sus nalgas y con mis manos me adueñaba de sus tetas. Mientras ella me abrazaba, baje la mano y comencé a frotarle el clítoris por encima del pantalón, y ella abrió sus muslos para dejar que la caricia penetre más. Y mientras más frotaba más se abría hasta que ella soltó los botones de su blusa y yo hice a un lado las copas de su sostén para poder mordisquear los grandes y deliciosos pezones que tenia.
Mientras más la tocaba y ella más se movía, era cada vez más fácil tomarla, así que le baje el cierre del pantalón y puse mis manos sobre su calzón, de manera que al frotar su clítoris podía sentir la humedad de una vulva que me reclamaba. Luego metí mi mano bajo su calzón y pude sentir la humedad de su coño, un coño caliente y peludo que se abría a mis dedos. Ella me mordía los labios y comenzaba a darse la vuelta para ofrecerme el trasero a mi delicia.
Habíamos estado así como una hora, cuando recordé que mi esposa no estaría en casa hasta el día siguiente: no esperé más y me la llevé a casa. Ni bien le dije, ella rio, me pidió un llegando me pidió un wisky con hielo, y mientras ella lo tomaba, yo sacaba mi cámara de video y la colocaba donde pudiera sacarle provecho. Nos fuimos al escritorio y allí le mostré la cámara, sin molestia por parte de ella; Le quite el pantalón primero y luego la blusa, llevaba un calzón de algodón de unos 5 cms de alto, mojado por abajo, y algo viejo; tenía un sostén también de algodón estampado y de copa pequeña, lo que permitía verle sus enormes tetas. De pronto se me ocurrió un juego y le traje un vestido de gasa y corto,de mi mujer y varios calzones, muy sexys que yo le había comprado y que ella usaba poco: "póntelos y modela para mi " le dije; ella me pidió otro trago y riendo cómplice de mi travesura aceptó. Mientras ella se quitaba el sostén y el calzón que llevaba, yo la filmaba; y se puso primero el vestido, luego escogió un calzón negro de encaje y licra, y comenzó a ponérselo. Se sentó frente a mí y abriéndose de piernas me decía "así está bien", colocaba una pierna sobre el escritorio y la otra la sostenía con su mano, yo comencé a masturbarme mirándola. Luego se quitó ese calzón y tomó uno blanco sólo de encaje y tipo bikini, volviendo a abrirse de piernas y mostrándome como se le veía sobre la vulva. Con sus dedos apartó el calzón, y me dejó ver su coñito peludo y brillante por lo húmeda que estaba.
Coloqué la cámara donde pudiera grabarnos y la atraje a mí, le di vuelta y le bajé el calzón tratando de colocarle mi miembro erecto duro sobre el pequeño anillo de su ano. Ella ni se inmutó, sólo cerró los ojos y llevó mi mano a su clítoris, para que lo frotara mientras hacia mío su pequeño agujerito. Pensé que no le había puesto nada para lubricarlo y haciéndola hacia adelante la agache y comencé a lamer ese agujerito haciéndola gemir, allí me dijo que sería el primero en tomarlo, lo cual me excito más. Mientras lo lamia ella me dijo que sería el primero, así que mientras trataba de meterle la lengua y luego los dedos, comencé nuevamente a frotarle el clítoris. Para ese momento su chocho era un mar de mojado, y levantándola, moje mi miembro en sus juegos y comencé a jugar con su anillo, poco a poco lo fui metiendo y ella a gemir con la boca cerrada, y por lo que veía en un espejo al frente, a cerrar los ojos con cada empujada. Se la metí toda y allí nos movíamos, yo hacia adelante y ella hacia atrás, ¡ y como se empujaba hacia atrás ¡, como si quisiera partirse en dos.
Así estuvimos un rato, hasta llegar los dos; yo dentro de ese agujerito, mío por primera vez; y ella con mis dedos recorriendo cada rincón de su coño, mojada completamente. Eran apenas las 10 pm y la noche recién empezaba