Una noche de dominación
Fueron pasando cosas en la noche sin nosotros esperarlas......
No sabía si iba saber escribir todo lo que pasó aquella noche, más siendo el primer relato que me atrevo a describir.
Somos un matrimonio de 30 y 32 años, mi mujer se llama Raquel, mide 1.72 es rubia, ojos verdes, muy guapa; de cuerpo es delgada con unas piernas bonitas y largas; tienes unos pechos de una talla 95 con unos pezones grandes y marroncitos a mi me da mucho morbo cuando se los acaricio, chupo y se ponen duritos.
Yo me llamo Manolo mido 1.83 soy moreno ojos negros y con un cuerpo normalillo, ni estoy musculoso , pero tampoco estoy regordete.
Después de ésta pequeña descripción os quiero poner en situación, contando como llegamos a esta noche cargada de morbo y de pasión. Todo empezó al volver de una boda, con algunas copillas de más, mientras hacíamos el amor mi mujer comentó que algún día le gustaría que le pusiera un collar, la tratara como una putita y la dominara. A ella le cuesta mucho decir sus fantasías ya que es muy recatada, esta confesión imaginándola con su collar provocó una gran corrida de mi polla, en el interior de su coñito.
Estuve toda la noche dándole vueltas a la cabeza de como podía sorprenderla, y al día siguiente cuando me levanté lo primero que hice fué meterme en internet en una página de sex shop y compré un vestido, y un collar para mi perrita.
Llego el día señalado y mientras ella dormía la siesta, antes de irme a trabajar, le dejé el vestido que le había comprado (Blanco, muy ajustidatio, y un poco trasparente por la parte de arriba), acompañado con una nota que decía: Quiero te depiles mi coño enterito para mi, que te escribas la frase ""soy tu puta" en la parte del cuerpo que tu quieras, ponte el vestido que te he comprado y te he dejado una botella de vino en el frigo para que te entones. Tu AMO.
Yo pasé toda la tarde nervioso y deseándo llegar a casa y ver si planes iban para adelante o no. A las 9 y media salí pitando para casa. Al abrir la puerta me la encontré en el final del pasillo con una copa de vino, y con su vestido blanco que le quedaba como un guante y me dió mucho morbo al ver que se le transparentaban los pezones, pero sin llegar a verse con claridad.
Yo entré serio y sin decir una palabra la puse de espaldas le subi un poco la falda (no llevaba nada debajo), le pegue dos cachetes en el culo, comprobé que se había depilado el coñito y le introduje dos dedos que fue acompañado por un pequeño gémido........ella estaba muy mojadita y yo me estaba poniendo muy cachondo.
Le ordené que mientras me duchaba quería que pidiera unas pizzas, cuando terminé fui al salón que es donde se encontaba ella con su copita de vino, le quité la copa y la puse en mis piernas de espalda y le dí unos azotes que volvieron a ser aconpañados por gemidos.
Luego la puse bocaarriba y empecé a masturbarla, ella estaba muy mojadita, la senté en una silla y le ordené que me sacara la polla y que me chupara. Tengo que decir que mi mujer es un espectáculo ver como me hace una felación, es un verdadero privilegio que tengo.
Le dije que me la volviera a meter dentro del pantalón. Yo le abrí las piernas y le introduje un huevo de consolador que funciona de forma inhalámbrica, yo tenía el mando con lo cuál el poder, y podía hacerlo vibrar de la forma que yo quisiera.
De repente sonó el telefonillo y le ordené que fuera a abrir, cuando tocaron la puerta arriba ella recibió al repartidor con su vestidito blanco, el repartidor no sabía donde mirar, yo desde el salón que lo estaba viendo le dí al mando y empezó a vibrale el huevo de su interior, a mi mujer no le salía las palabaras y al rapartidor con lo que estaba viendo tampo.
A él se le veía como se le estaba poniendo dura por debajo del pantalón, de eso se dio cuenta Raquel, y tiró una moneda al suelo, para luego recogerla y dejar al aire su culito, y su coñito bien depiladito, el chico no saía ya que hacer, le dío el dinero y se fue muy cachondo. Se había comportado como mi auténtica putita.
Mi amo me puesto muy cachonda, poniendo caliente al repartidor, me dijo ella.
Me fui al dormitorio y cogí el collar de cuero que había comprado acompañado de una cadena de perrita, se lo puse y le desconecté el consolador cuando lo saqué pude comprobar por mi mismo que estaba muy cachonda.
Nos dispusimos a cenar y le puse un cogín en el suelo y le até la cadena a la pata de uan silla. Cuando terminamos nos tomamos una copa y quedaba la gran sorpresa que yo no sabía muy bien si le iba a gustar pero pensé en arriesgarme.
La llevé al dormitorio le ordené que se desnudase, le tapé los ojos y la até con unas esposa los pies y las manos a los patas de la cama en forma de cruz, estaba totalmente indefensa, y se estaba portando muy bien mi putita.
Cogí una pluma y empecé a acariciarle, la cara , el cuello y fui bajando hasta llegar a sus pezones, me centré en ellos, y ví como se les iba poniendo duritos y como he dicho antes me da mucho morbo al verlos así. Yo tenía ya la polla que me iba a reventar (pero todavía quedaba el plato fuerte de la noche). Fuí bajando por su barriga hasta llega a su coñito, se lo estuve acariciándo con la pluma y ví como lo seguía teniendo muy mojadito, seguí bajando por el interior de sus piernas y justo cuando llegué a sus pies (preciosos por cierto, soy un fetichista de ellos), me dieron un toque en mi móvil.
Era la señal de una chica que había contratado para darle placer a mi mujer, mi putita siempre me había dicho que nunca quería que metiera a tercera personas, pero de vez en cuando mientras hacíamos el amor fantaseamos con una situación así.
Pués como he dicho antes me arriesgué ya que estaba metido en el papel de Amo, pensé que ella no podía decir que no. Dejé a mi mujer, atada, con los ojos tapados y calladita, y sin saber realmente que es lo que yo había planeado. Mientras iba hacia la puerta para abrir no puedo describir lo cachondo y a la vez nervioso que me encontraba, tenía la polla capaz de atravesar los calzoncillos y el pantalón.
Abrí la puerta a apareció una chica de unos 27 años, morena ojos marrones, pelo largo, y de un cuerpo normalito, tengo que reconocer que bastante peor que el de mi mujer, con unos pechos de talla cien. Iba muy bien vestida, con unos pantalones vaqueros y con una camisa roja.
Ella se llamaba Sonia, le dí dos besos y le expliqué como se encontraba raquel en la cama, también le dije que yo no iba a participar, que lo úinco que iba a hacer era estar sentado en una silla y ver como lo daba placer a mi mujer.
Cuando llegamos a la habitación Sonia me dijo al oido que mi mujer estaba buenísima y que ella también iba a disfrutar mucho. Yo me senté en una silla, mientras que nuestra amiga se quitaba los vaqueros, dejando ver un tanguita blanco muy pequeño, despues se quito la camisa y el sujetar que iba a juego con el tanguita. Dejó ver unas tetas grandes con unos pezones pequeños y que ya estaban duritos.
Raquel seguía callada pero se le notaba muy nerviosa, al sentir que había alguien más en la habitación. Yo opté por desnudarme y sentarme, para ver el espectáculo.
Sonia se acercó y empezó a darle besitos en las orejitas, mi mujer se extremecía y no sabía como reaccionar ya que se encontaraba muy nerviosa. Fuen bajando y le dío un beso apasionado que Raquel repondió sacando su lengua, y juntándola con la de Sonia.
Nuestra nueva amiga se separó y empezó a acariciar por todo el cuerpo, de arriba a abajo, Raquel no paraba de encogerse y estirase de placer. De repente se fue al cuello y empezó a besarlo con mucha sensualidad, Raquel empezó a dar unos pequeños gemiditos.
Sonia se apartó y le dió a probar sus pechos a Raquel, ella nunca había tenido unos pechos para ella y empezó a comérselos con mucha suavidad y pasión, se notaba que estaban disfrutando.
Yo tenía la polla en la mano y me estaba masturbando suavemente porque no corí correrme pronto.
Sonia llegó a los pechos de Raquel y y con la punta de la lengua empezó aa rodear su aureola, hasta llega a meterselo en su boca, mi mujer no paraba de gemir de placer se lo estaba pasando en grande.
Luego llego a su coñito depilado, que por cierto Sonia lo tenía igual, y empezo a chuparle el clitorix y a meterle la lengua hasta dentro de su agujerito. Empezó a meterlo dos dedos, con mucha fuerza hasta que Raquel, empezó a gritar demostrando que estaba apunto de llegar al orgasmo. Suplico que siguiese hasta que sse corrió.
Sonia se dío la vuelta y le ofreció su coñito a Raquel mientras, le estaba chupando el suyo, para recoger los restos de corrido.
Me dí cuenta que mi mujer igual que me come la polla de forma espectacular tambíen, lo estaba haciendo con el coño de Sonia. Y ésta en poc segundos llego a un gran orgasmo , a la vez que yo ya no puede aguantar más y me corrí de una forma que nunca lo había hecho.
Nos quedamos los tres tranquilos Sonia se vistió, le dí dos besos y la despedí, luego desaté a mi mujer y le quité la venda de los ojos.
Se me acercó al oido y me dijo "muchas gracias amo, quiero ser siempre tu putita".
Y asi fue como trancurrió una noche de dominación y sorpresas