Una noche de copas, una noche loca
Cumpliendo fantasías
Estás preparada para salir, mirando la televisión encendida pero sin prestar atención, esperando un silbido de tu móvil como último recurso para que la noche no se vaya a la mierda, en definitiva, tus amigas te han dejado tirada, después de 3 fines de semana trabajando intentando sacar el trabajo pendiente, por fin tenías una loche libre donde poder despejar la mente, pero todo se está poniendo en contra, sentada en tu sofá sin saber que hacer, tu único instinto es querer salir, no puedes estar tu día libre encerrada en casa, así que por primera vez en tu vida decides salir sola, “al menos una copa y a ver que pasa”, lo que no sabías es la cantidad de sorpresas que te ibas a llevar esa noche.
Con tus amistades sueles ir a los 3 bares de siempre, y la verdad que hoy no te apetece para nada encontrar con los “conocidos buitres” de los bares y comenzar las evasivas de siempre, así decides ir a uno al nunca has ido pero que te han recomendado, aunque ahora no recuerdas quien.
La primera impresión al entrar al bar te deja indiferente, la misma música de moda del momento, aunque sientes una cierta nostalgia por volver a ver un bar lleno de personas, después de año y medio, la sensación es bastante agradable. Te diriges a la barra que aún no estaba muy llena y consigues pedir una cerveza relativamente temprano, desde ahí puedes observar todos los rincones del bar, la zona de baile estaba bastante concurrida para la cantidad de personas que hay en el bar, “la gente tiene ganas de desfogarse” pensaste con una pequeña sonrisa, aún las zonas VIP no se habían llenado y la cola del baño aún no había hecho acto de presencia. A decir verdad, viendo las últimas medidas COVID, el bar estaba cumpliendo de manera eficiente las restricciones, sin poder evitar en la zona de baila la distancia entre personas, pero nada reseñable.
Pronto los primeros buitres hacen acto de presencia, pero ninguno consigue llamarte la atención, “están un poco oxidados” después de tanto tiempo encerrados, y otra sonrisa volvió a aparecer.
A pesar de ser tu primera experiencia saliendo sola, el principio de la noche estaba siendo sorprendente agradable, ya ibas por tu 3ª cerveza y tu cuerpo comenzaba a seguir el ritmo de la música, después de haberte quitado el último buitre de encima, te diriges a la zona de baile para dar rienda suelta a año y medio de “cautiverio” que nos habían sometido. Al principio te sentías cohibida pero poco a poco empezar a tener soltura en la pista, en tus vueltas haces contactos con varias personas, nada interesante al principio, pero de repente estableces contacto con 2 chicas desde la barra, por un momento te sentiste incómoda, porque nada más cruzar las miradas, notaste una risita cómplice entre ellas y pensaste que te estaban criticando por tu forma de bailar o mil detalles más que se te pasaron por la cabeza, así que decidiste dejar de pensar y seguir bailando, hasta que te percatas haberte quedado sin bebida e ir a por la 4ª cerveza, momento en el cual ya recibes la primera llamada para ir al baño, donde ya se había iniciado la famosa cola. Mientras ibas caminando entre la gente que cada vez abarrotaba más la pista de baile, fuiste cruzando miradas con gente cada vez más borracha y los piropos e improperios no tardaron en llegar, hasta el punto de ser desagradables, y cuando ibas a explotar y contestar a uno de esos comentarios, alguien detrás de ti contestó por ti:
- Oye puto retrasado, ¿Por qué no le dices eso a tu puta madre?
Cuando te diste la vuelta viste que era una de las chicas de la barra. El chaval después de la contestación se quedó sin que decir y decidió no seguir esa trifulca.
- Gracias. Fue lo único que fuiste capaz de decir, aún estabas un poco cabreada por el incidente de la zona de baile.
- No es nada, a decir verdad, entiendo parte del comentario después de haberte visto bailar jaja.
- ¿Qué dices? Ya estabas a punto de estallar con ella.
- Que bailas muy bien, simplemente eso. Después de tu contestación, el semblante de la chica se volvió un poco más rígido, tenía que andar con pies de plomo contigo.
- Ah vale, gracias, había entendido mal el comentario. Su semblante volvió a coger algo más de naturalidad después de la aclaración.
La conversación quedo ahí hasta que al momento llegó la otra chica de la barra, que se colocó justo detrás de ti, cuando fuiste a darte la vuelta para confirmar su identidad, ambas chicas se estaban besando apasionadamente a centímetros de ti, y en un momento ambas te lanzaron una mirada furtiva porque sin darte cuenta, te habías quedado mirando demasiado tiempo ese beso, cuando te percataste de ello te giraste y comenzaste a tener un calor en las mejillas de la vergüenza. La cola fue avanzando lo suficientemente rápido para que el momento incómodo no se alargara demasiado. Conseguiste entrar rápido al baño, aún se conservaba bastante decente, y cuando ibas a salir, al mirarte al espejo aún tenías las mejillas sonrojadas del momento y te salió una pequeña sonrisa en la comisura de los labios.
Cuando saliste del baño, esperabas encontrártelas nuevamente haciendo cola y querías evitar otro momento incómodo y solo te apetecía regresar a la barra y pedir tu próxima consumición, justo cuando habías pedido al camarero e ibas a girarte para observar la pista, a tu lado en la barra regresaron las dos chicas de la barra y el baño (vaya, al final el apodo se me iba a hacer largo si la noche seguía así)
- Oye perdona si mi novia te ha molestado antes, a veces no tiene filtro y le pasan estas situaciones jaja. La verdad que la voz de esta chica es muy amigable y tierna.
- No te preocupes, fue un malentendido sin importancia, yo también lamento…Haberme quedado mirando antes… Tu cara no expedía fuego de milagro de la vergüenza.
- Jajaja No pasa nada, en tu defensa tengo que decir que no tenemos vergüenza.
- No lo jures jajaja. Madre mía, he perdido la vergüenza yo también después de la 4ª cerveza.
- Jajaja Que graciosa eres, oye antes te estábamos viendo y la verdad que bailas bastante bien.
- Si te soy sincera, hubo un momento en que las vi y pensaba que me estaban criticando. La verdad que ya de perdidos al río, sinceridad ante todo.
- ¿Qué dices? Para nada, la verdad que te estábamos admirando. No entiendes por qué, pero ese comentario te alegra bastante.
- También nos hemos percatado de que vienes sola, ¿Te gusta el riesgo? Jajaja.
- A decir verdad, mi plan inicial era salir con mis amigas, pero me habían dejado tirada y no me apetecía quedarme en casa y decidí salir por mi cuenta hoy.
- No estás sola, nos has encontrado a nosotras, ¡Camarero, 3 chupitos por aquí!
Nunca una noche con las expectativas tan bajas había resultado tan divertida, Elena y María, que así se llamaban, era el alma de la fiesta, el alcohol en ningún momento dejo de llegar, nos adueñamos cada vez más de la pista, las clases de twerking estaban dando sus frutos, y la verdad que tanto Elena como María tenían unos cuerpos fitness de escándalo, y su sensualidad iba incrementando a medida que corría el alcohol, los besos pasaron a la caricias, y de ahí a un magreo bastante explícito, y no perdían ocasión a invitarte para formaras parte del momento, al principio de la noche hubieras dicho que no, pero a estas alturas, con este alcohol, tu cuerpo te estaba pidiendo guerra.
La primera fue Elena, en un baile entre nosotras, sus manos comenzaron a bajar desde la cadera hasta posarse en el inicio de mis nalgas, y poco a poco fue pegando más el cuerpo al mío, y nuestras caras a pocos centímetros, rozó sus labios con los míos, sin parar de sonreír, aunque yo con miedo de como reaccionaría María, pero nada más lejos de la realidad, estaba disfrutando del espectáculo en primera fila. Eso me dio más alas y la que se aproximaba a la cara de Elena era yo, hasta que al final el simple roce de los labios pasó a un beso bastante pasional. Cuando la canción terminó fue el turno de María, sin tener tiempo a procesar lo que había pasado, María ya me tenía entre sus brazos y en plena sumisión, fue ella quien esta vez no perdió el tiempo y me estampó un beso, más agresivo que el de Elena, pero igual de efectivo, para ese momento, ya tenía las bragas completamente húmedas, no podía creer lo que pasaba. Pero todo tiene que acabar.
- ¡ULTIMA RONDA!
Las malditas restricciones COVID, el bar cerraba a las 12, en pleno apogeo de la borrachera y con muy mala hostia salimos todos del bar, y lo que creía que iba a ser una noche apoteósica, terminó en un abrir y cerras de ojos, aunque la experiencia había sido gratificante.
Con una borrachera del 15, intentas ubicar cual era la ruta más rápida para llegar a tu casa, y te das la vuelta para despedirte de las chicas, aunque antes de decir nada te llegan por la espalda:
- ¿Quieres continuar la fiesta en nuestra casa?
El atrevimiento y la falta de vergüenza se quedaron dentro del bar y ahora mismo eres un mar de dudas. Viendo el silencio a su pregunta, María, en tono más conciliador:
- No te preocupes, no te vamos obligar a nada, simplemente queremos seguir divirtiéndonos, tu eres quien decide hasta donde llegar y nosotros lo respetaremos.
Sus palabras tranquilizaron tu corazón que ahora palpitaba con sentimientos contradictorios, pero al final venció el espíritu de la aventura.
- Venga va, confiaré. A ambas se les iluminó la cara ante la respuesta y las 3 nos dirigimos a la misma casa.
El camino a su casa fue un espectáculo, a medida que caminábamos las risas iban aumentando, ellas de forma descarada se colocaban a cada lado, y comenzaban a magrearme aprovechando mi falda y disfrutaban de mi vergüenza al ver esa situación y como intentaba, sin ninguna convicción, quitarme sus manos de encima. Conseguimos llegar al portal de su casa de una manera bastante decente, aún nadie se había quitado ninguna prenda, cosa que me sorprende dado el camino que llevábamos.
Una vez dentro del portal, María cogió a Elena y la estampó contra la zona de los buzones y comenzaron a besarse mientras sus manos recorrían sus cuerpos. Por un momento me sentí incómoda, aunque el morbo de la situación compensaba esa incomodidad, hasta que María me hizo cómplice de la situación y me pegó a ellas. La sensación de ver como 4 manos recorrían mi cuerpo, como esas manos atravesaban la ropa con suma facilidad y llegaban a mis zonas más íntimas, como pasaba de besar de María a Elena y luego observar como se besaban mientras sus manos seguían en mi cuerpo. Decidimos llegar rápido a la casa antes de llevar el juego mucho más lejos.
El camino del portal a la casa me surgió un mar de dudas, en definitiva, me considero una mujer heterosexual con mucha curiosidad y con pareja, cuando atravesamos la puerta ellas notaron en mi cara la duda.
- Sabes perfectamente que tu estableces el límite que tu quieres, no va a pasar nada que no quieras.
- Agradezco tus palabras, al final tengo pareja, y sé que por él no hay ningún problema, de hecho, es el primero que me dice que experimente, y tengo mucha curiosidad.
- Entonces simplemente déjate llevar que nosotras lo haremos por ti.
- Está bien…
Nuevamente, el erotismo de la situación volvió a donde los dejábamos en los buzones, aunque esta vez yo era el centro de atención. Las 3 de pie, mientras María me besaba, Elena comenzaba a subirme la mano por debajo de la falda hasta llegar hasta mis bragas ya muy mojadas después de la larga noche, cosa que le gustó bastante a juzgar por su sonrisa, y comenzó a rozar sus dedos por encima de mi ropa interior, estimulando mi clítoris de una forma magistral, y esta vez María agarrando mis pechos mientras nuestros besos continuaban. En un momento me tenían media desnuda. Mi falda ya estaba en el suelo y mi camisa había volado para el final del salón, estaba frente a dos mujeres en ropa interior, con mis pezones erizados y mi coño mojado.
- Vaya con la hetero curiosa, que buena está.
- Esta noche parece que hemos conseguido un premio que ni en nuestros mejores sueños.
Esas miradas lascivas y sus comentarios llegaron directamente a tu entrepierna, y tus mejillas comenzaron a arder nuevamente. Ellas se percataron y fueron a por ti, en un momento, tus últimas prendas habían desaparecido, Elena se había posicionado entre tus piernas y María se fue directa hacia tus pechos, cuando la lengua de Elena rozo tu clítoris, un gemido ahogado llenó la habitación, y cuando pasó su lengua todo tu coño, ya estaban completamente desatada, ya todas tus dudas habían desaparecido y solo querías conocer la palabra placer en todas sus formas. Elena era una maestra en comer coños, y no hacía falta que lo dijera, su lengua es una maestra, sabe en que momento estar, que presión tiene que aplicar y durante cuanto tiempo, en un momento tu clítoris parecía que iba a explotar y pediste algo que cogió a ambas desprevenidas.
- María, ponme tu coño en la boca.
- Wow, vaya con la hetero curiosa jaja.
No tardó nada en quitarse el tanga que llevaba puesto y colocarse encima de ti, mirando hacia Elena mientras ella seguía en su plan de ser la primera mujer en darme un orgasmo. Desde abajo pude observar el coño de María, completamente depilado, y con un brillo propio de la humedad de lo cachonda que estaba, cuando estuvo a pocos centímetros de mi cara, pude notar su calor, su aroma a sexo, y ese olor me embriagó por completo y cuando pude saborearlo, en mi interior se escuchó un interruptor apagarse donde todos mis tabúes de estar con una mujer, ya nunca volvería a tenerlo. Comencé a lamerlo como mi novio me lo hace a mí, rodeando los labios, hasta llegar al clítoris, saboreando cada centímetro de ese precioso coño, hundiendo la lengua en su agujero recogiendo sus fluidos para saborear ese manjar.
Sin darme cuenta, los mismos movimientos que me estaban haciendo Elena, los estaba copiando en María, mis gemidos se ahogaban en el coño de María, y por los gemidos de ella, lo estaba haciendo bien. María comenzó a moverme por mi boca porque no podía soportarlo más, y por mi parte Elena estaba jugando conmigo porque siempre me estaba dejando al límite, pero no dejaba que terminara. La respiración de María comenzó a aumentar y sus movimientos, hasta el punto que estaba restregando su coño contra mi cara y yo únicamente intentaba seguir su ritmo, Elena entendió el momento y comenzó a aumentar el ritmo de manera infernal, hasta que, en una explosión en forma de orgasmo, me corrí gritando contra el coño de María, mientras ellas se corría en mi cara, notando cantidad de fluidos llegando a mi boca.
- Vaya con la hetero curiosa, menuda corrida me ha dado.
- Oye, que falto yo jajaja. Después de ese momento, tu solo podías seguir.
- Abre las piernas que ahora me toca degustarte a ti.
Ambas se quedaron mirando con asombro y sonrieron, habían creado un monstruo.
Cuando hubo el cambio de posiciones, Elena se colocó con las piernas abiertas y María se ausento por un momento. Elena aprovechó antes de acercarme a su coño, para besarme, y recorrer mi cara para saborear el coño de María en mi boca, la mezcla de sabores de coño fue magnífica y ya estaba de nuevo cachonda y mojada. Me lancé de cabeza al coño de Elena, que nada tiene que envidiar al de María y comencé aplicar fuerza a su clítoris sin miramiento, se notaba que mientras me lo estaba comiendo, también se estaba masturbando, y de ahí a tener el clítoris tan dilatado, el cambio de sabor entre María y Elena fue evidente, ambos diferentes, pero igualmente sabrosos, el morbo iba en aumento, y esto no había hecho más que empezar.
Apareció nuevamente María con una braga polla puesta, y la verdad lo vi con buenos ojos, necesitaba algo que me llenara el coño, y sin miramientos, después de pasar la punta por mi entrepierna mojada, y aprovechando que estaba a 4 patas en el sofá, entró con suma facilidad y comenzó a imprimir un ritmo fuerte desde el principio, mientras yo seguía con el coño en la boca de Elena, que poco iba a durar viendo sus gemidos. En un momento dado, María comenzó a jugar con mi ano visiblemente dilatado y profundizó uno de sus dedos por mi culo, placer que transferí a mi lengua, y Elena, viendo como estaba dándole placer y a su pareja viendo cómo se estaba follando a su nueva amiga del bar, fue demasiado para su mente y entró en un orgasmo muy potente, cerrando sus piernas sobre mi cabeza y agarrándome la cabeza con fuerza para que no parara. Nuevamente pude volver a disfrutar de los fluidos de otra corrida femenina en mi boca, cosa que activó aún más mi cuerpo, donde María en ningún momento paró de darme placer tanto con su polla de plástico como con su dedo en mi ano.
Elena al cabo de unos minutos de recompuso y fue ella esta vez la que se ausentó un momento, momento que aproveché, para pedirle a María que me follara el culo, ella sonrió y me dijo que esperaba un minuto.
Al cabo del minuto llego Elena con otra braga polla y no podías creer que esto realmente estaba pasando. María se coló por debajo de ti y su aparato llegó a tu coño mientras que Elena sacaba un lubricante mientras ella disfrutaba con sus dedos en tu culo. En cuestión de minutos la polla de Elena empezaba a entrar dentro de tu culo, notando como a su vez la de María aplicaba más presión, tu culo cada vez estaba más dilatado hasta un punto de no retorno, cuando Elena tuvo oportunidad, comenzó a follarte poco a poco a un ritmo suave mientras tu culo se comenzaba a acostumbrar a la sensación, al cabo de unos cuantos vaivenes, ambas pollas estaban imprimiendo un ritmo en tus agujeros de manera salvaje, notando las tetas de Elena tocar tu espalda y sus pezones duros mientras las de María chocan con las tuyas, dentro de ti notas como esas pollas están violando todos tus agujeros sin compasión a un compás que nada tienen que envidiar a un tío. Tu cuerpo no puede más y notas como dentro de cuerpo comienza el inicio de un orgasmo épico, llegando esa espiral de placer hasta su punto más alto, entre gemidos y gritos, notando como estás a punto de mearte abandonando cualquier control de tu cuerpo y dejándote llevar por el placer más primario…
Poco a poco vuelves en ti, con María y Elena acariciándote y mirándote con ternura, esas miradas de complicidad que han hecho de una noche cualquiera es una experiencia épica.