Una noche con mi primo

Jamás pensé que así sería perder la virginidad. jamás pensé que él sintiera algo tan fuerte por mi.

Luego de pensarlo mucho y a exactamente 5 meses de que todo sucedió, por fin me he decidido a escribir mi primera vez, mi primera experiencia filial y la noche más cachonda hasta este momento de mi vida.

Me llamó Eliza y tengo 22 años, tengo unos senos grandes y redondos, un trasero nada despreciable y una boca dulce y carnosa, todo esto no lo digo yo, sino el hombre con el que estuve por primera vez.

Y bueno, comenzaré este relato afirmando que jamás en la vida pasó por mi mente que yo fuera capaz de provocar semejante pasión y locura, esto porque como ya lo dije, tengo 22 años y apenas tuve mi primera vez.

En fin, todo fue muy extraño, muy loco muy… muy cachondo.

Julio, el hombre que me hizo sentir la mujer mas deseada de este mundo… es mi primo. Tiene 38 años, es casado, tiene 2 hijos y jamás me había fijado en él como hombre, simplemente como alguien de mi familia, alguien con quien poco hablaba y… bueno siempre hemos llevado una relación muy distante, sin embargo esa noche si que nos acercamos.

Luego de un día de fiesta, en la que la familia entera se juntó, convivió y disfrutó de la reunión, los primos decidimos que nos podíamos permitir lanzarnos al antro o seguir con la fiesta por ahí.

Escogimos la casa de una amiga para trasladar nuestra fiesta, llevábamos algunas copas encima, yo realmente estaba sobria pues apenas y había querido probar gota de alcohol, pero al llegar al lugar decidí relajarme y comencé a beber. Estábamos platicando, riendo, bebiendo y conviviendo cuando llegó Julio. Como ya lo mencioné es casado, así que al salir de la fiesta fue directo a su casa, dejó a su familia y decidió alcanzarnos.

La noche transcurría de lo más normal. Por ahí de las 3 de la mañana a mi me comenzó a dar demasiado sueño, pero para cuando me di cuenta ya no había ni un sillón en donde dormir, así k mi primo me invitó a pasar a su automóvil, en donde argumentó podríamos acomodarnos, ya que en la casa sería imposible. Acepté, no vi nada de malo, así que nos dirigimos a la cochera, me subí en la parte trasera del coche y me estaba acomodando cuando sin más, sin aviso alguno, mi primo se metió por la otra puerta y se me abalanzó. Por supuesto que me saqué de onda y lo empujé, o sea, era primo, que creía… No sé si era el exceso de alcohol en nuestras venas, pero luego de discutir durante un rato, los contras de lo que él pretendía, luego de decirle que era algo prohibido, que a él nunca lo había visto como algo más que un primo y luego de recordarle que era casado… accedí… accedí a ir a dar una vuelta por la ciudad en el auto.

Durante nuestro recorrido, no recuerdo bien de que hablábamos, solo puedo decir que en algún momento decidí poner mi mano sobre su pantalón, así, sobre la tela me puse a frotar su pene, el cual estaba muy duro. Poco a poco fui bajando el ziper y metí mi mano en su boxer. No era la primera vez que veía y tenía un pene en mis manos, pero me dejó muy impresionada al darme cuenta de su tamaño. Así pasó un rato, ro frotando su pene con mi mano dentro de su boxer y él de lo más excitado. Me pedía que parara, pero en cuanto lo hacia me pedía lo contrario, así que decidí no soltarlo más. La combinación de alcohol y hormonas me tenían demasiado caliente, así que bajé mi cara hasta su entrepierna, con la mano saqué su miembro del calzoncillo, comencé a besarlo y chuparlo. Estaba tan caliente y duro que no podía dejarlo. Entonces mi primo me pidió que siguiéramos con esta fantasía, con su fantasía. Accedí, me puse nerviosa, pues a pesar de mi calentura y de lo bien que la estaba pasando, yo sabía que eso estaba mal, pero poco me importó. Para cuando me di cuenta, estábamos entrando en un motel a las afueras de la ciudad. Realmente me asusté, pues me di cuenta de que iba muy en serio lo de continuar. Al llegar a la habitación me aventé a la cama, fue entonces que sentí el efecto del alcohol, me sentía flotar, me sentía mareada, me sentía fuera de mí. Entonces, Julio, mi primo, entró en la habitación y comenzó a desvestirse, lo detuve, le dije que

Espera, antes que pasé cualquier cosa, tienes que saber que soy virgen.

Qué?

Soy virgen, eres el primer hombre con él que llego tan lejos y creo que no está bien.

Pero me encantas, nunca te haz dado cuenta?

Qué? De qué?

De que eres mi prima favorita y me gustas, siempre me haz gustado.

Sentí un vuelco impresionante, como era posible que en 22 años de conocerlo jamás hubiera visto nada extraño, que jamás me hubiera dado cuenta de nada.

Qué? De qué hablas?

Si, yo te quiero mucho, créeme, te respeto y no voy a hacerte daño, pero quiero estar contigo, quiero ser el primero, quiero ser el único.

Pero… no estoy segura, no sé.

En eso estaba cuando él se quedó en boxers, y a mi me comenzó a sacar la blusa y el pantalón. Me quedé en ropa interior, no podía dejar de ver su impresionante erección, se veía delicioso, estaba demasiado caliente y era por mi, era un hombre con experiencia, 16 años mayor que yo y estaba ahí caliente por mi, estaba ahí a punto de tirarse a su prima que aun era virgen.

Me recostó en la cama, totalmente desnudos comenzó a besarme como nunca nadie lo había hecho, comenzó a tocarme, a chupar mis senos. Yo estaba demasiado caliente, ya nada importaba, éramos un hombre y una mujer a punto de ser uno mismo.

Subió su cuerpo sobre el mío y comenzó a frotar su pene contra mi cuerpo, yo estaba demasiado caliente, así que me dejaba hacer lo que fuera, era suya y de nadie más. Quería sentirlo dentro de mi, quería tenerlo.

Saber que era casado, que era mi primo y que era mucho mayor, pasaron de ser impedimento a las razones que me impulsaron a seguir.

Entonces puso la punta de su pene en mi entrada, cosa que le resultó bastante difícil ya que yo estaba demasiado apretada y la entrada era casi imposible. Entonces decidió seguir poniéndome al punto exacto, así que bajó su cara a mi entrepierna y comenzó a darme la mamada más deliciosa de mi vida, sentía su lengua húmeda y caliente subir y bajar por mi conchita, yo solo gemía de placer, tomaba su cabeza entre mis manos y lo acercaba más y más a mi vagina.

Luego cambiamos de posición y fue mi turno de darle placer oral. Metí su enorme pene en mi boca, lo sentía entrar, salir, sentía sus manos en mi cabeza, revolviendo mis cabellos y empujándome para que me la comiera completa, era demasiado excitante saber que estaba ahí, en un motel mimándosela a Julio, mi primo!

Así continuamos, hasta que por fin ya no pude mas y le pedí que me la metiera, completa, hasta el fondo, supuse que me iba a doler, pero nada importaba, estaba demasiado caliente para pensar en consecuencias, dolores o impedimentos para no sentirlo dentro de mi. Justo en ese momento

Ahhhhhhhhhhhhhh, me duele, me duele mucho!!!

Tranquila, ya se te va a pasar, solo será un momento.

Noooooooo, duele, duele mucho.

Tranquila, no pasa nada. Relájate y todo será más fácil.

Ahhhhhhhhhhhh, si, pero duele!

No, tranquila, mira, ya casi entra toda, en un momento ya no vas a sentir nada más que placer.

Y… la verdad es que me dolía demasiado, pero no importaba, estaba demasiado húmeda y apretada como para no gozarlos. Grité. Gemí, supliqué, lloré y reí, todo mientras mi primo me penetraba, mientras me la metía y me la sacaba. Sentía como si me partiera en dos, pero él no se detuvo y yo no podía aceptar que dejara de hacerlo, pues a pesar del dolor, sus palabras y su movimiento me hacían demasiado feliz.

Luego de un rato, sacó su pene y se recostó a mi lado. Pensé que eso sería todo, pero ambos estábamos demasiado excitados como para desperdiciar la que podría ser nuestra única oportunidad en la vida de tenernos el uno al otro. Así que su erección continuaba y yo, sorprendida y adolorida me puse a mamarle nuevamente su delicia de pene, duro y erecto. Él gemía y me pedía más mientras me acariciaba las nalgas. Poco a poco fue metiendo sus dedos en mi ano, a mi me molestaba pero me dejé hacer, mientras yo continuaba pasando mi lengua por su pene, besándole la punta, chupando y lamiendo. Entonces me pidió que me detuviera, acomodó unas almohadas en medio de la cama, me dijo que me acomodara sobre ellas boca abajo. Así lo hice, y fue entonces que comencé a sentir tu pene intentando entrar en mi ano, le pedí que se detuviera, pero me pidió que lo dejará, que era parte de su fantasía, que era algo que teníamos que hacer y que aunque si me iba a doler más que el perder la virginidad, lo iba a gozar como a nada.

Ahhhhhhhhhhh, ahhhhhhhhhhhhhhhh, ahhhhhhhhhhh, duele, no, espera, no, espera, duele, duele.

No, ya casi entra, aguanta, por favor, hazlo por mi, aguanta.

No, no, no, lo que quieras menos eso.

Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh!!!!!!!1

Por fin entró hasta el fondo y se quedó ahí quieto, dentro de mí, sin moverse. Yo estaba llorando del dolor, pero poco a poco me fui "acostumbrando" al tremendo pedazo de carne que tenía adentro. Fue entonces que continuó con el mete y saca. Cada embestida me dolía más que la anterior, pero el saberme cogida por un hombre mayor, me ponía demasiado caliente. Mientras él me penetraba, yo sentía su fuerte respiración en mi cuello, en mi oído y sus manos frotaban mis senos, mis pezones estaban erectos, duritos solo por y para él.

Luego de un rato, de sentir el mete y saca, sentí una explosión dentro de mi, y él se quedó muy quieto, así encima de mi cuerpo, con su pene entro de mi ano. Acababa de venirse dentro de mi y yo me sentía exhausta.

Me sacó su verga y se recostó a mi lado, me beso apasionadamente siembras me acariciaba los senos, no dejaba de decirme lo mucho que le encantaba mi cuerpo, lo mucho que había deseado este momento y lo feliz que lo hacía el saber que había sido el primero en mi vida.

Yo solo me limité a dejarme besar, a escucharlo y a sentir su cuerpo junto al mió.

Me sentía feliz y confundida, agotada y excitada, adolorida y complacida.

Luego de descansar un rato, el comenzó de nuevo a besarme y a acariciarme, a recorrer mi cuerpo con sus labios, yo con mi mano comencé a masturbarlo, a frotar su pene, la verdad es que yo quería y necesitaba más, pero no estaba muy segura de que pudiéramos repetir nuevamente todo lo anterior, en primera porque ambos estábamos muy agotados y en segunda porque ya casi teníamos que regresar a la casa de mi amiga, pues alguien podría percatarse de nuestra desaparición y podrían preocuparse, ya que ambos andábamos un poco ebrios.

Entonces, me levanté de la cama y él fue tras de mi, terminamos tirados en la alfombra del piso, yo recargada en la base de la cama con mis piernas sobre sus hombros siendo penetrada una vez mas. Me dolió nuevamente, pero esta vez gemía de placer y gritaba por más, no podía creer la fuerza de mi primo, quien aunque es delgado, está bastante marcado tanto del abdomen, como de brazos y piernas, así que… no me puedo quejar.

Estábamos en pleno mete y saca, besándonos y él diciéndome cuando le encantaba, cuanto me quería y cuan feliz lo hacía todo esto, cuando… mi celular comenzó a sonar. Me asusté, pensé que alguien ya se había dado cuenta, inmediatamente lo empuje, y mientras revisaba mi celular que estaba sobre la cama, me di cuenta que… era mi novio quien, no había ido a la fiesta pero estaba camino al trabajo, fue entonces que me di cuenta que llevábamos por lo menos tres horas en el motel, tres horas en las que descansamos poco y cogimos mucho.

En ese momento volví a la realidad, recordé que todo lo que habíamos estado haciendo era prohibido, no estaba bien y no podía y debía volver a pasar.

Mi primo se lanzó sobre mi cuerpo aun desnudo y comenzó a besar mis senos, a apretar mis nalgas con sus manos y a frotar su pene contra mi abdomen, y yo lo único que atiné a hacer, fue empujarlo, gritarle que me dejará en paz, que lo que acababa de pasar había estado mal y que nunca volvería a pasar, que en la vida me volviera a ver como algo más que una prima y que esa sería la primera y última vez que tendríamos un encuentro.

Él se negó a aceptarlo, pero yo me comencé a vestir, pues por la rendija de la ventana estaba entrando la luz del sol y eso significaba que alguien podría descubrirnos, me puse nerviosa, me vestí como pude, y el parado junto a la cama, aun desnudo me pidió un beso de despedida, me negué y salí de la habitación a toda prisa.

Durante el camino de regreso a la casa de mi amiga, él me pidió que nos besáramos, que repitiéramos todo alguna vez y que él jamás olvidaría lo ocurrió pues había sido una noche maravillosa, ya que no cualquiera puede presumir de acostarse con su prima y menos quitarle la virginidad, no a nuestras edades. Le suplique que dejará de decir tonterías y que olvidara todo porque para mi jamás había pasado.

Llegamos a la casa de mi amiga y él se despidió de mi.

Ahora cada que lo veo o se me acerca, me siento incomoda, pero excitada, me prende el recuerdo de saber que por una noche estuvimos juntos y que a su lado perdí la virginidad en todas las maneras posibles.

Fue una noche de pasión y locura que nunca olvidare y es un recuerdo que aun de vez en cuando utilizo para apagar mis noches de calentura.