Una noche calurosa de verano 1(Parte de Luna)

Estaba pasando el fin de semana en el pueblo de mi madre, ese año habían pasado muchas cosas…muchos cambios y necesitaba un cambio de aires. Así que, convencida por mis dos mejores amigas, decidí hacer una escapada

Estaba pasando el fin de semana en el pueblo de mi madre, ese año habían pasado muchas cosas…muchos cambios y necesitaba un cambio de aires. Así que, convencida por mis dos mejores amigas, decidí hacer una escapada…tras diez años sin pasar por allí. Es un pequeño pueblo, más bien una aldea de pocos habitantes, muy tranquilo, en el interior de Castellón.

Era una noche calurosa…Había fiestas en el pueblo, así que esa noche, nos arreglamos y salimos. Cenamos en un bar y acudimos a la fiesta… Bueno ya se sabe… la típica discomóvil, con la típica música… No era precisamente algo que me llamara la atención…Una de mis amigas había venido con su novio, con el cual no tengo muy buena relación todo sea dicho… y la otra, que vive allí…pues tenía allí a su semental… Así que al cabo de un rato… cansada de aquella música tan repetitiva, agobiada por el tumulto y después de varias copas… decidí dar un paseo y dejarlas un rato con sus respectivos… Me sentía un poco…farolito…

Conocía muy bien aquel pueblo. Salí del polideportivo, donde se celebraba la discomóvil, y me dirigí hacia el puente que cruza el barranco… Pero en vez de cruzar por en medio del pueblo preferí pasear por la parte de afuera…por la carretera, mucho más tranquila…Caminando llegué hasta uno de mis lugares favoritos, le llaman Bajo Castillo, es una zona baja y solitaria donde hay una fuente, supuestamente medicinal, y cae justo debajo de lo que en sus tiempos fue el castillo del pueblo… Pese a que la luna estaba llena, allí hay muchos árboles y siempre está oscuro, tanto que de normal no se ve lo que se tiene a un palmo de distancia… Me encantaba esa oscuridad, esa tranquilidad que solamente interrumpía el sonido del chorrito del manantial… Sabia donde estaba el banquito de piedra y me senté como tantas veces había hecho en mi juventud…y me relaje…

De pronto…me percaté de que no estaba sola… Notaba otra presencia, podía sentir su respiración… No le di importancia en un principio… hasta que me di cuenta, que aunque despacio, se acercaba, podía notarlo cada vez más cerca. Conseguí ver su silueta pese a la inmensa oscuridad, era un chico, no muy alto, de complexión normal… Y de repente solté un “Hola”, en espera de respuesta… Se quedo quieto…en una postura más bien relajada, de frente a mí, observándome y contesto… “Hola”. Se volvió a hacer el silencio sin dejar de mirarnos mutuamente. Me suele gustar el silencio, pero este me resultaba entre incomodo y curioso… así que le dije “¿Estas solo? ¿No vas a la fiesta?”. A lo que él contestó…”No…he preferido hacerte compañía”.

Durante unos segundos me quede sin habla… y continué “¿Nos conocemos?” a lo que él respondió “Seguramente de toda la vida…pero aun no nos habían presentado”. Tras terminar la frase avanzó hacia mi… yo me puse un poco nerviosa, no veía ni torta…no sabía quién era él…me sonaba su voz… era dulce y muy sensual y eso hacía que en vez de salir corriendo quisiera que se acercara mas a mi… Se sentó a mi lado, podía sentir su olor, podía escuchar perfectamente su respiración que se notaba más acelerada al igual que la mía… No sabía muy bien qué hacer, y cuando me decidí a hablar, me gire hacia él y sus labios se abalanzaron sobre los míos…Claramente no me opuse, aquella situación me excitaba…

Sus labios eran dulces, su lengua un torbellino… Sus manos, suaves,  fueron deslizándose sobre mi muslo, subiendo por mi cadera, metiéndose bajo mi blusa hasta llegar a mi pecho, acariciándolo y liberándolo de toda barrera que se interponía… Yo recorría su cuerpo con mis manos…deleitándome con aquel cuerpo de hombre. Hacia lo menos un mes que no sentía así, que no tenía algo semejante bajo mis manos. Mi cabeza enloquecida de deseo intentaba centrarse para poder quitarle la camiseta, desabrochar aquel pantalón… Estaba claro que necesitaba saciar mi hambre de sexo… Sin darme cuenta prácticamente me había desnudado, no llevaba camiseta ni sujetador, mi falda estaba subida y mi tanga… a saber… Yo había conseguido quitarle su camiseta, y desabrochar aquel pantalón… y ahí estaba… mi “desconocido” tenía una enorme erección, y mi cuerpo reaccionó súbitamente, al sentirla entre mis manos, con espasmos que me produjeron ligeros gemidos (tampoco era cuestión de ponerme a chillar aunque con aquella oscuridad tal vez hubiera algún “espectador”). Seguido su mano se deslizó hasta mi sexo, introduciendo sus dedos y provocándome nuevos espasmos. Aquellos dedos me estaban volviendo loca…y de repente se retiró…se agacho delante mía y colocó su cabeza entre mis piernas… Sabía lo que iba a pasar…así que palpé hasta coger mi camiseta y me la puse en la boca para ahogar los gemidos que iba a emitir… Recorría mi sexo con su lengua al igual que había recorrido mi cuerpo, como si lo conociera palmo a palmo… Aquella lengua lujuriosa no dejaba ni un rincón de mi sexo por lamer, mordisqueaba mi clítoris, me penetraba con ella…El placer que me daba era una sensación muy familiar…y lo que vino después también…estallé en un enorme orgasmo…intente contener la risa que me produce la adrenalina… Y entonces el también soltó una risa contenida… Me quede un poco confusa… Pero no pude pronunciar palabra…

Se sentó en el banco, me cogió y me puso sobre él, introduciendo lentamente aquella majestuosa verga dentro de mí… después de aquel orgasmo aquello me enloqueció y me puse a cabalgar, sintiendo como se deslizaba una y otra vez y como mi sexo intentaba aprisionarla… Notaba sus cálidas manos que pasaban de mis caderas a mi cintura, y de esta a mis pechos constantemente… Volvió a levantarme y a bajarme…pero esta vez aquella dura y caliente verga entraba suavemente por mi ano, lo cual me hizo emitir un gemido más fuerte que ahogue como pude… Empezó a moverme despacio, suave…y fue acelerando un poco el ritmo mientras con una de sus manos acariciaba mi clítoris y con la otra mis pezones tiesos y duros… Sentía un placer indescriptible, un placer conocido y que echaba de menos… Y en aquel frenético vaivén, ahogando ambos nuestros gemidos…estallamos en un orgasmo inmenso y compartido… Podía sentir como nuestros cuerpos frenaban poco a poco, como temblaban, podía sentir nuestros flujos recorriéndonos… mientras, ya en silencio, intentábamos recobrar la respiración. Me quede unos segundos sentada sobre él, con su verga dentro, notando sus brazos alrededor de mi cintura, pensé que era para que no me cayese aunque parecía más un abrazo, y pude sentir sus besos sobre la piel de mi espalda…

De pronto volví a temblar, pero no por el orgasmo… Aquella voz dulce, aquel olor que tanto añoraba, esas manos cálidas, ese cuerpo que tanto deseaba, esa lengua y esa verga que tan bien conocían mi cuerpo y esos inconfundibles besos en mi espalda al acabar… Me levanté de golpe, me quedé quieta unos segundos y me giré lentamente… “Eras tú…” musité con una sonrisa… A lo que él contestó cogiéndome por la cintura y acercándome a él “Un mes es demasiado tiempo… he venido a buscarte”