Una noche caliente con Raquel. Parte II
Este relato describe otro encuentro caliente con la guapa y puta de raquel, y alguien más...
Una noche caliente con Raquel. Parte II
Los días con Raquel se hacen cada vez más intensos…esta chica es una máquina de hacer el amor, le encanta estar el día entero prendida de mi coño, me encanta, ella y sus manías, me provoca al menos tres orgasmos diarios, que más se puede pedir? Es un monumento de bella y yo no me canso de ver ese cuerpo ardiente encima, debajo, al costado y casi dentro de mí. Su lengua es como un látigo que azota mi vagina, mi culo y tetas sin piedad y ante el que me rindo obediente.
Nunca imaginé encontrar una persona hombre o mujer como yo, que le gustara masturbarse en público, meterse de todo y estar el día entero pensando y haciendo algo relacionado con el sexo. Jamás pensé que la Raquel fuese tan puta, hace tiempo que no busco una polla real para saciar los ardores que me recorren a toda hora, Raquel y sus juguetes calman mi ansiedad de una forma espectacular y deliciosa.
Lo que voy a contar en esta ocasión sucedió en la universidad, fue una tarde muy caliente en un aulita pequeña de la facultad de Raquel, yo salía de mis clases y quise verla, porque no aguantaba las ganas de comerme todo su culito. Esa mañana antes de salir de la casa nos besamos y calentamos al máximo pero no dio tiempo de cogerle ese culo y meterle algo grande ya que debíamos irnos a clases, la verdad con ella no puedo evitar los deseos de meterle cualquier cosa por ese orificio grande y rico que tiene, cada vez que nos cogemos busco algo innovador para calentarle ese culote y dejarla dando gritos…y ella me lo pide, también le gusta a la muy puta. Cuando Raquel se pone como una perra en cuatro patas dan ganas de meterle la mano completa hasta el codo, está demasiado buena y esas nalgas grandes, duras y sexy no dejan de invitar a la sodomización, y mucho más cuando empieza a moverse en círculos implorando una clavada... la cuestión es que esa mañana me había ido caliente a clases y no bastó con masturbarme bajo la mesa con mi consolador de bolsillo, ni bastó con irme al baño y meterme una polla de 20 cm y gritar como una desquiciada mientras el profesor explicaba en la pizarra los objetivos del examen. Tenía que buscar a Raquel y saciar mi apetito, su culo parado y chorreando babas de tanto mamárselo no salía de mi mente.
Al terminar mi aburrida clase, me fui a su facultad, no tardé en encontrarla entre la multitud de chicas y chicos que salían de un aula para entrar a otra...ella sobresale entre el resto de las chicas, ese vaquero que llevaba ese día levantaban su pompi más de lo que la naturaleza había hecho, y la blusa ajustada con escote al frente dejaban ver gran parte de su busto...como siempre sin sujetador, para que se le notasen los pezones, a Raquel le gusta provocar.
Ella dice que le encanta notar a los chicos con las pollas a reventar contra el pantalón cuando sus pezones se ponen duros al correr la briza por el aula, o al recordar todo lo que hacemos en la casa y ella se les acerca a preguntar alguna duda sobre la clase con la intención clara de que le miren sus tetas…pero lo que más le gusta a Raquel es calentar a su profesora de Historia Universal, una cuarentona cascarrabias que no cesa de mirarle los escotes, las piernas y culo…en una ocasión se puso un vestido blanco corto sobre lo ancho que la hacía lucir guapísima, con mitad de la espalda libre de tela y en el frente un escote en uve que mostraba sus tetas hasta la mitad, casi con el pezón al descubierto, claro que sin sujetador. Su profesora al verla llegar a su despacho con ese atuendo no dejaba de mirarla y se puso temblorosa, Raquel para provocarla inventó una excusa sobre revisar un examen y se tiró contra la mesa empinando su culo, como el vestido era corto se veían claramente sus bragas pequeñitas y sus nalgas inmensas...de frente al caer el vestido hacia delante sus tetas quedaron al descubierto completamente...Raquel se movía hacia delante para que sus tetas danzaran y el movimiento hiciera estallar a su profesora que no atinaba a nada dejando caer los lápices y hojas…Me encanta que Raquel sea así, puta sin remedio.
Mi Raquel me vio enseguida en la esquina de un pasillo extasiada mirándola resplandecer entre la multitud, pareció adivinar mis intenciones y fue hacia mí tomándome de la mano y llevándome hacia un pasillo a la izquierda del que estábamos que quedaba un poco apartado del ajetreo de los estudiantes y profesores, aunque la verdad las multitudes no nos preocupaban mucho.
Al final del pasillo había un aula pequeña en la que nos metimos cerrando la puerta desde adentro con un pestillo. En el aula habían mesas pequeñas y una más grande destinada al profesor donde se apoyó Raquel mientras yo pasaba la lengua encima de su blusa por sus tetas, la tela mojada por mi saliva se pegaba a sus pezones que ya estaban duros y crecidos, esas puntas rosadas me calientan mucho y me encanta morderlas, eso hice, morder los pezones de Raquel y con las manos masajear su culo y coño también por encima de la ropa. Yo llevaba una falda puesta y como siempre sin bragas, Raquel metió sus manos por debajo de mi falda y así de pie contra la mesa y apretadas una contra otra empezamos a movernos como bailando sintiendo el calor de nuestros cuerpos ya muy excitados. Las manos de Raquel ya habían logrado que mi coño chorreara de todo y por entre mis piernas ya sintiera todo mojado, zafó el zíper de mi falda y la dejo caer al suelo. Yo le quite la blusa y empecé a mamarle esas tetas con desesperación, lamiendo una y otra, pellizcando sus pezones y apretándoles como a ella le gusta, que tetazas! Paraditas, lindas, deliciosas, blandas pero firmes al mismo tiempo, a veces quiero morirme entre sus tetas besándolas y tocándolas, parecen esculpidas en su piel. Mientras yo la hacía gemir jugueteando con sus pechos y moviendo mi pelvis contra la de ella en círculos y de arriba abajo, Raquel metía sus deditos entre mis labios menores y recorría mi culo, mojando sus dedos y llenando de saliva mi culo para ir metiendo un dedo, dos, tres…..
Nos besamos un rato, nuestras lenguas pasaban de una boca a la otra y a veces no se sabía de quien era cada lengua. Me encanta lamer sus labios, apretarlos con mis manos y chuparlos…en medio de frenéticos besos toda nuestra ropa quedó en el suelo, Raquel se subió a la mesa sentada con las piernas abiertas para que yo le chupara el coño…estaba mojado, empapado, hinchado y listo para meter mis dedos en su vagina y besarle todo su coño. Mientras más le chupaba el clítoris y pasaba mi lengua por entre sus labios a la vez que mis dedos se movían de arriba abajo en su vulva ella gemía fuertemente y tiraba de mi pelo hundiendo mi cara entre sus piernas.
Raquel me apretaba con fuerza y me gritaba que le chupara fuerte para correrse en mi boca y darme todos sus jugos, yo estaba muy excitada y me metí la polla mecánica que siempre llevo conmigo. Así metiendo dedos, chupando su coño, y masajeando el hueco de su culo rico también mojadito de saliva y dilatado, con una polla inmensa vibrando en mi vagina me corrí a chorros, Raquel al descubrir que me corría gritaba más fuerte y me apretó la cara aún más duro para que no soltara su clítoris que estaba dentro de mi boca, lo succioné lo mas que pude en medio de los espasmos de mi orgasmo, y ella tuvo el suyo tan explosivo como el mío.
Pero yo no había ido ahí solo a chuparle el coño, yo quería meter mis dedos en su culo, ella lo sabía y se agachó de espaldas sobre la mesa, dejando bien paradito ese culo espectacular, realmente hay que ver el culo de Raquel para entender mi obsesión con él…Luego de haber metido mi lengua y varios dedos uno detrás de otro en su orificio, había alcanzado dimensiones tremendas y palpitaba dilatado dejando ver un hoyo oscuro que pedía meterse una polla o dos. Saque la polla mecánica de mi coño, ella quiso lamerla antes de que la metiera en su culo para tragarse todo mis jugos, la mamó un rato como si fuera real (eso me excita mucho, lo que más me gusta hacerle a los hombres es comerme completas sus pollas y que se corran en mi boca para tragarme toda esa leche siempre deliciosa, imaginarme a Raquel haciendo lo mismo hacía latir mi coño, y continuar húmedo con ganas de correrme).
Cuando terminó de chupar la polla se la metí de un tiro en el culo, ella gritó un poco porque eran 20 centímetros en su culito de un tirón, pero al comenzar las vibraciones sus gemidos debieron oírse a metros de distancia. Le metí tres dedos de una mano en su vagina y con la otra apretaba sus nalgas, las mordía dejando grandes moretones en su piel blanca, a ella no le importaba, a la puta le gusta andar marcada...Mientras yo manoseaba su coño entrando y sacando mis dedos, pellizcando su clítoris y la polla temblaba en su culo, Raquel se apretaba los pezones, juntaba con fuerza sus tetas y me pedía a gritos que le pegara que quería correrse de nuevo y no aguantaba. Le pegué fuerte en sus nalgas, las puse moradas, halé su pelo largo negro contra mí subiendo su cabeza con la fuerza, ella gemía, abría su boca carnosa y de vez en cuando metía unos cuantos dedos en ella y chupaba porque sabía que me gustaba verla haciendo eso…así halando su pelo, golpeando su culo y con una polla de veinte centímetros en el culo Raquel empezó a temblar y convulsionando gritaba como una loca, su orgasmo fue largo e intenso...
Saque la polla y la besé con fuerzas, creo que la quiero, Raquel es una mujer única, y nadie moja mi coño como ella, la veo y me excito, mantenemos relaciones constantemente en nuestro apartamento y en cualquier parte y aun me masturbo pensando en ella, y reviviendo cada momento, me gusta mucho, se hace enfermizo…
Aun sin vestirnos abrazadas sobre la mesa jugando con nuestras tetas, sentimos un ruido en la ventana que daba al pasillo y que había quedado semiabierta. Seguido una voz femenina nos reclamaba que abriéramos la puerta. Raquel reconoció la voz enseguida y me dijo que no me vistiera que era tiempo de saldar una deuda. Era Luisa, la profesora de Historias que nos había espiado desde la ventana. Luisa para sus 42 años está muy buena, tiene buenas tetas y un culito paradito, se conserva muy bien y algo me dice que debajo de esas faldas se esconde un coño exquisito.
Raquel abrió la puerta desnuda, su figura colosal dejó a la profesora sin aliento, Raquel le espantó un beso en la boca y la haló hacia dentro, le quito de un tirón la falda marrona y descubrió que la profesora no llevaba bragas y que estaba mojada, entre sus piernas corría un rio de aguas agridulces, su coño palpitaba y sus ojos parecían salir de sus órbitas sintiendo a Raquel manosear su culo y besarle el cuello. Luisa no dijo ni una palabra, parecía que no podía hablar ni imponer su autoridad de profesora, estaba demasiado excitada y se dejó hacer…fue una tarde para recordar, en efecto el coño de la profe estaba divino, le metí la mano entera, Raquel la azotó y la hizo gritar como una yegua en cuatro patas metiéndole la polla por el culo. Le mamamos las tetas un poco caídas pero grandes y redondas, Luisa gemía y gemía y más de una vez dejó sobre nuestras bocas sus mieles vaginales corriéndose a gritos.
Fue una tarde especial, la profesora no se quedó tiesa todo el tiempo sino que nos dio a cada una el regalo de unas mamadas colosales en nuestros coños, parecía que había dedicado sus 42 años a chupar coños porque era toda una experta con la lengua, sabia como moverla de un lado a otro volviendo loco nuestro sexo, sabía exactamente cuándo chupar el clítoris, cuando morderlo, cuando meter un dedo, cuando dos y cuando tres en nuestras vaginas. Luisa nos hizo correr divinamente, fueron orgasmos largos que parecían no acabar. Desde entonces nos vemos todos los viernes en el aulita para comernos los coños y meternos todo tipo de pollas.
Raquel y yo estamos pensando en pollas reales, a mi me gustan mucho los hombres, creo que viene siendo hora de jugar con ellos también.