Una noche al año
El esperado encuentro anual de unos amigos...
Llevo poco tiempo disfrutando del mundo de la dominación, pero lo que conozco me encanta. Este es el primer relato que he considerado decente para subir. Espero que os guste y espero vuestras críticas y comentarios aquí o en mi correo.
Es el cumpleaños de Marta, hemos quedado para cenar en su casa como cada año desde que nos conocemos. Saludos y abrazos por doquier y dos tímido besos y una caricia en mi pelo por tu parte. Este año somos muchos, hemos podido ir todos, así que ha puesto la mesa auxiliar.
Estamos sentados lejos, tú en la parte más cercana a la puerta, yo en el centro de la mesa, entre mi ex y Marta.
Noto que clavas tus ojos en mí, esa mirada pícara con la que me obsequias cada año. Una noche en la que los dos nos tenemos el uno para el otro, nuestra noche…
En medio de los entrantes me levanto y me dirijo al baño, donde como cada año me quito mis braguitas negras de encaje para ti. Vuelvo a la mesa y mientras paso por detrás de ti dejo caer las bragas discretamente en tu regazo.
No puedes evitar el gesto de sorpresa, eso es nuevo para ti. Algo azorado las metes en el bolsillo de tu pantalón mientras sigues con tu mirada como voy hacia mi sitio.
La cena continúa con tranquilidad, entre miradas coquetas, risas, cotilleos y alguna indirecta.
Me levanto a recoger la mesa con Marta, y mientras ella prepara los postres comienzo a llenar el lavavajillas. Al poco tiempo entras en la cocina y apoyas tu mano en mi cadera, mientras dejas una fuente en el fregadero.
- Marta, ya preparamos nosotros el café, vete a servir el postre.
Aún no ha salido de la cocina cuando tu mano se cuela por debajo de mi falda, jugando con habilidad con tus dedos entre mis piernas.
- Separa las piernas…- susurras a mi oído.
Con tus dedos sigues tocándome mientras tu otra mano acaricia por encima del vestido mis pechos. Tu mano se mete por dentro de mi escote y pellizca mis pezones con fuerza.
Apoyada en la encimera noto tu polla a punto de reventar los botones de tu pantalón. Juguetona muevo mi culo acariciándola con él. Se oyen pasos que se acercan y nos separamos bruscamente. Es Marta que viene a por el café.
Volvemos todos a la mesa, yo ligeramente ruborizada, colocándome el vestido, tú disimulando como puedes el bulto de tu entrepierna.
No puedo dejar de buscar tu mirada todo el tiempo. Noto como buscas mi complicidad, mis miradas, como me provocas con tus cejas y tu sonrisa.
Estoy tan excitada que no soy capaz de estar quieta en la silla, Marta me lo nota y me pregunta si estoy bien. Si supiera lo que hay entre nosotros…No sé por qué no se lo contamos, el morbo de hacerlo a escondidas creo que hace que nos guste más aún.
Me levanto al baño con intención de refrescarme un poco y cuando salgo noto que te mueves en la silla, algo me dice que no tardaré en verte, así que dejo la puerta abierta. Pocos segundos después mientras humedezco mi nuca entras en el baño cerrando la puerta tras de ti.
Me giras cogiéndome por la cintura, me besas apasionadamente por fin, con sed de esos besos que anhelas desde hace un año. Tu boca muerde mi cuello, lame mi cara. Tus manos agarran mi culo con firmeza y levantan la falda dejando al aire mi sexo ya sin bragas.
Me apoyas contra la pared, colocas mis brazos sobre mi cabeza, cogiéndolos con una mano, mientras con la otra desabrochas tu pantalón liberando tu polla hambrienta de sexo. Me penetras desde atrás, apretando mi cuerpo contra los fríos azulejos, mientras susurras a mi oído “ Por fin zorrita, ya eres mía ” Me embistes con fuerza, con ganas, mientras muerdes mi cuello, mis hombros, mi espalda. Con tu mano comienzas a tocar mi clítoris, a fin de llevarme al orgasmo contigo. En pocos minutos un espasmo un calambre de placer recorre mi espalda y tienes que taparme la boca para contener el gemido que acompaña a mi orgasmo. En ese justo momento noto como tú también te corres llenándome de ti.
Me giras y vuelves a besarme, esta vez con calma, con cariño, mientras me abrazas y tus manos recorren mi espalda acariciándome.
Me coloco el vestido y antes de salir del baño me coges y me das una llave de habitación de hotel.
Mientras levantas esa ceja tuya con gesto burlón y me sonríes, me dices:
- Perrita, este es sólo el principio de nuestra gran noche…
Salimos de casa de Marta tras tomar una copa y nos dirigimos hacia un pub que frecuentábamos en esa zona. Me disculpo con la excusa de levantarme temprano al día siguiente y me monto en un taxi en dirección al hotel.
Nunca repetimos hotel, siempre escogemos uno distinto, pero siempre la misma habitación, la 207. Sé que tendré que esperar al menos media hora, tiempo en que él se tomará la copa de rigor con ellos para no levantar sospechas.
El hotel es increíble, minimalista, en blanco y negro todo, con hidromasaje y curioso! el cabecero de la cama es de barrotes…Sobre la cama unas medias de rejilla negras con un liguero y un corpiño a juego. Siempre tiene esos detalles que me vuelven loca…
Decido darme un baño en el hidromasaje mientras le espero, cierro los ojos y trato de imaginar lo que me deparará la noche...
No sé que pasa, una sensación de ahogo me recorre…Abro los ojos y lo comprendo, me he dormido y estás sosteniendo mi cabeza bajo el agua para despertarme…
Pataleo y me sacas por los pelos del agua.
- Así me agradeces los detalles que he tenido contigo, zorrita??
- Perdona…mi idea era prepararme pero…me dormí esperando…
- Tienes 5 minutos para arreglarte y esperarme de rodillas junto a la cama.
No soporto que te enfades, más cuando es sin motivo, está mal dormirme pero… Sales de la habitación y yo me seco todo lo rápido que puedo y me pongos las medias, el corpiño, el liguero y mis zapatos de tacón. Me seco el pelo con una toalla y lo peino y trato de arreglar mi maquillaje estropeado por el agua.
Queda 1 minuto, no osaré enfadarte aún más, así que me coloco de rodillas de espaldas a la puerta y con las manos boca arriba sobre mis muslos.
Los minutos pasan y tú no llegas, por mi mente asoma la idea de que no vayas a venir como castigo, estoy tentada de girarme pero si en ese momento entraras sería peor, así que simplemente decido esperar.
Oigo tus pasos, son inconfundibles. Vienes tarareando lo haces siempre que vas a castigarme. Te acercas por detrás y tapas mis ojos con algo suave y negro.
Tus dedos rozan sutilmente distintas partes de mi cuerpo, un hombro, un pezón, mi nariz, mi cadera…No sé que parte tocarás a continuación…Ahora mi abdomen, mis labios, una rodilla, mi pelo…Mi respiración comienza a acelerarse y aunque trato de disimularlo la excitación que me recorre es evidente. Y de repente una bofetada, antes de que reaccione una palmada en mi pecho derecho, y sin esperarlo una más fuerte en el izquierdo. Tus manos impulsan mi espalda adelante, colocándome a 4 patas y tus manos comienzan a azotar mis nalgas, con calma, con azotes sonoros que hacen que me ardan. Así hasta 10 en cada una.
- Lame mis pies perra – el tono que usas no es alto, ni desagradable, pero sí lo suficientemente autoritario como para que automáticamente busque a ciegas los pies que tengo que lamer y lo haga con total dedicación.
Te apartas de mí y todo queda en silencio de nuevo, el no saber qué va a pasar, qué vas a hacer, hace que tenga los músculos en tensión y se me erice la piel…
- Así que te molestaban las braguitas eh?- dices mientras las metes en mi boca – ahí te molestarán menos…
Cogiéndome del pelo me incorporas y estando de pie me abres las piernas con un golpe de tu pie entre ellas. Quitas mi corpiño y comienzas a presionar mis pezones, a retorcerlos no demasiado fuerte, pero sí lo suficiente como para que amordazada como estoy se oigan un poco mis gemidos.
Noto algo frío, es un cubito de hielo que recorre de mi cuello a los pechos, juega con mis pezones y baja por mi vientre hasta la entrada de mi coño. Vuelve a subir y se entretiene endureciendo mis pezones y haciéndome tiritar de frío. Colocas una pinza en cada uno de ellos, lo suficientemente tensos ya para que te sea fácil colocarlas. Y antes de que me de cuenta introduces no uno, sino dos cubitos dentro de mi ano, provocándome un espasmo debido al frío y a la extraña sensación.
Acto seguido tus dedos comienzan a juguetear con mi rajita, estoy tan excitada que el flujo casi resbala por mis piernas.
- Pero qué puta eres!!! - me susurras al oído- estás empapada…
Tus manos juegan hábilmente, tus dedos entran y salen de mi vagina, rodean mi clítoris y lo presionan, a veces lo pellizcan. Con suaves caricias consigues volverme loca. Mis caderas acompañan a tus dedos con mis movimientos, adelante, atrás… Las bragas de mi boca son incapaces de ahogar mis gemidos que cada vez son más intensos.
Te apartas de mí un segundo y cuando estoy a punto de entrar en pánico pensando que me dejarás así noto como tu lengua acaricia mi clítoris juguetona. Se mueve en círculos a su alrededor, lame mis labios, trata de meterse dentro de mí y vuelve a mi clítoris, que está grande y durito, indicando que estoy apunto de llegar… Un par de roces más e inevitablemente un espasmo de placer me recorre haciendo que alcance un orgasmo intenso y largo y provocando que me corra sobre tu boca, que succiona sin parar…
Tus manos me cogen de las caderas para impedir que caiga al suelo, ya que el orgasmo hace que me tiemblen las piernas de modo incontrolado.
Me llevas a la cama, quitas las pinzas que aprisionan mis pezones y me tumbas boca abajo. Te alejas y yo espero exhausta, mientras recupero la respiración, tarea que dificultan las bragas que aún llevo en mi boca.
Te oigo regresar, no sin cierta rudeza tomas mis brazos, los pones horizontales a mi espalda y los atas con firmeza, enroscando una cuerda a su alrededor. Me levantas y me ayudas a bajar de la cama, colocándome de rodillas.
Acaricias mi pelo, enredas tus dedos en él mientras tu boca respira cerca de mi oreja. Un mordisco suave en el cuello, una caricia de tu lengua en mi lóbulo. Tus manos por fin, sacan mis braguitas de mi boca y noto como te acercas a mí. Noto tu respiración en mis labios, mi lengua ansiosa de tu boca se asoma humedeciendo mis labios y sin pensarlo adelanto mi cara para besarte. En ese momento me das una bofetada en mi mejilla izquierda que si no llega a ser por tu mano que sujeta mi cabeza me hubiera lanzado al suelo.
- Tranquila, zorrita viciosa. Tiempo al tiempo, abre la boca…
La abro mientras tu boca se acerca a mi mejilla y la besa, luego la otra, y da besos suaves cada vez más cerca de mis labios. Un beso en la comisura izquierda, un leve roce en la derecha…Tu lengua que acaricia sutilmente mi labio inferior, mi labio superior, y mi lengua que sale a su encuentro lo que hace que me des otra bofetada aunque esta vez más suave.
- Te he dicho que esperes! Ahora tendré que volver a empezar….
Y comienzas el juego de nuevo, me vuelvo loca sólo de pensar en tus labios, pero esta vez no fallaré. Tus manos torturan mis pezones, aprietan mis pechos. De vez en cuando una de ellas baja a mi culo y araña mis nalgas, las agarra entre los dedos con fuerza, mientras tu boca sigue jugando sin llegara besarme. Estoy tan excitada que temo llegar al orgasmo sin que me toques si quiera, tus roces, tu respiración, tu olor me provocan tal deseo que me vuelvo loca.
Cuando creo que no voy a aguantar más te separas bruscamente y sin más miramientos introduces tu polla completamente dura en mi boca aún abierta.
Primero hasta el fondo, para luego sacarla y dejar que mi lengua y mis labios jueguen con tu glande. Lo humedecen, succionan, lo besan. Tus manos cogen mi cabeza y comienzan a marcar el ritmo que quieres que lleve. Al principio son movimientos lentos y no demasiado profundos, pero cada vez tratas de acercar más mis labios a tu pelvis, haciendo que entre prácticamente entera en mi boca.
En alguna de la embestidas la mantienes dentro un segundo, lo que provoca en mí alguna arcada, noto como las lágrimas debidas al ahogo resbalan por mis mejillas. Poco a poco tus movimientos se vuelven más rápidos, algo más bruscos también pero ya no son tan profundos. Mis labios se centran en tu capullo, noto como salen algunas gotas de líquido que saboreo glotona, juego con mi lengua sabiendo que estás a punto de llegar al orgasmos y que te correrás sobre mí. Tus jadeos aumentan de intensidad, tus manos se aferran a mi pelo con más fuerza y en una última embestida profundísima comienzas a descargar tu semen en mi boca mientras disfrutas de un orgasmo que hace que tu cuerpo entero tiemble.
La sacas, golosa relamo alguna gota que queda en mis labios y busco a ciegas para limpiar bien de semen tu verga. Cuando termino acaricias mi cabeza dulcemente, coges mi cara entre tus manos y mientras susurras “Ahora sí” me das ese anhelado beso que tanto me ha costado ganarme…
Me abrazas mientras me besas larga y profundamente. Quitas la venda de mis ojos y sueltas mis brazos. Los masajeas un poco para ayudar a que la sangre circule tras la forzada postura en la que estuvieron y vuelves a besarme mientras me abrazas.
Pas un tiempo, no sé cuanto, cuando estoy en tus brazos es como si el tiempo no existiera para mí. Me levantas y me llevas a la cama, donde nos tumbamos abrazados.
- Descansemos un poco, princesa, tienes que coger fuerzas…
No sé cuanto tiempo ha pasado, pero te has movido bruscamente y me has despertado. Entra luz, debe estar amaneciendo ya. Duermes profundamente, boca arriba, eres tan sexy…su barba, su boca ligeramente entreabierta…
Comienzo a besarte suavemente, los labios, el cuello, bajo por tu pecho, juego con mi lengua recorriendo tus pectorales, la final linea de vello que recorre tu abdomen. Llego a tu polla, ligeramente dura posiblemente por el sueño, y en parte por mis caricias. Con la punta de la lengua rozo tu glande, lo rodeo haciendo una ligera presión con ella, la dejo muy blanda y lamo como si de un helado se tratase. Gruñes a punto de despertarte, te remueves y abres los ojos
- Joder, que puta eres! No me dejas ni descansar…- dices con una sonrisa- veamos que es eso que tantas ganas tienes de hacer…
Yo sigo besando cuando bajo, lamiendo cuando subo. Me entretengo mordisqueando con mis labios tus pelotas y metiéndolas en mi boca. Tu polla ya está firme, erguida sobre tu pelvis esperándome.
Me acerco y me pongo en cuclillas sobre ti, con una mano la cojo firmemente y me siento sobre ella, clavándomela bien al fondo. Comienzo a mover mis caderas, adelante y atrás, marcando el ritmo mientras con tus manos aprietas mis pechos.
Mi respiración se acelera y comienzo a jadear anunciando que mi orgasmo está próximo. En ese momento, de un movimiento te incorporas y me tumbas sobre mi espalda. Coges mis manos y con el trozo de cuerda que está por allí las atas sobre mi cabeza y al piecero de la cama.
Sigues follándome con fuerza, embistiendo una y otra vez, chocando tu pelvis contra mi vulva violentamente. Cuando ves que estoy a punto de correrme me das una bofetada que me hace volver a la realidad y me impide alcanzar el clímax, así consigues follarme durante un largo tiempo.
- Por favor, déjame correrme, no puedo aguantar más.
- Tranquila perrita, llegarás con el fin de fiesta…
La sacas de mí, de golpe y cogiéndome por el pelo me haces girarme quedando mis brazos girados entre sí. Me das unos azotes a fin de que levante mi culo y quede bien en pompa, dispuesto y ofrecido para ti.
Metes tus dedos en mi boca y una vez húmedos los llevas a mi culo y empiezas a tratar de introducirlos, ofrece algo de resistencia así que mientras separas mis nalgas con tus manos escupes abundantemente en mi ano para así lubricarlo más. Ahora sí, los dos dedos resbalan fácilmente, y poco después entra un tercero.
No puedo evitar emitir algún gemido de dolor mientras mi esfínter se acostumbra a tenerte dentro. Antes de que me de cuenta, sacas tu dedos, vuelves a escupir y noto tu polla presionando para entrar…Un poco más y el capullo está dentro, un empujón más y casi entera. Comienzas el vaivén mientras con tu mano derecha aferras mi cadera y tu mano izquierda aprisiona mi cabeza contra el colchón ahogando mis gemidos.
La presión de mi estrecho culo apenas utilizado es mucha, así que sabes que no tardarás en correrte dentro de mí. Para que lleguemos los dos con tu mano derecha comienzas a acariciar suavemente mi clítoris, lo que hace que parte del dolor de tus embestidas quede mitigado por las olas de placer que me recorren.
Pocos minutos después me corro y al hacerlo aprieto mis nalgas lo que provoca que te vacíes dentro de mí llenándome de tu leche.
Te desplomas sobre mí, nos quedamos así unos minutos. Me encanta sentir tu peso sobre mi espalda, tu calor, tu respiración agitada…
La sacas de mi culo y ruedas a un lado mientras me desatas y me besas con dulzura.
- Mi zorrita, tenemos que hacer esto más a menudo, una vez al año no es suficiente…- dices mientras apoyas tu cabeza en el hueco de mi cuello y sonríes pícaramente.