Una niña buena

Mientras me dedique a hacerle un dedo, no dejando de ponerla aún más caliente, acabando está chica por decirme... ‘¡Uuuffff!!, estoy desatada, estoy que voy a explotar, no creo que tenga suficiente con esa polla, ¿Tendrías algún consolador para ayudarte?...

Una niña buena

Tras una ruptura decidida por ambos, me centre en el trabajo, cuyos compañeros y amigos no dejaban de animarme, esos que les da por contar mis batallitas como conversación. Como si no tuvieran bastante con las suyas, dándome una fama más de mujeriego que otra cosa, amigos que te arropan, pero a veces demasiado. Esa fama que, en momentos dados, me daba por advertir que de semental tenía poco, y aún más de pollón, cosa que muchas me decían... ‘qué el tamaño no importaba, si el dueño era hábil y sabía utilizarla’. Cosa que estas les atraía el grosor y el aguante, dejándole ese buen sabor de boca, demostrándole que precisamente en eso soy bueno, pues no buscaba mi satisfacción sino de aquellas con las que estaba.

Y recuerdo que mis amigos como tantas veces, no dejaron de animarme, cosa que acabe por unirme a ellos, aunque debo confesaros que no tenía ni pizca de ganas, pero, en fin... fui. Y creo recordar que me citarón en un bar de esos de moda, local que estaba cerca de ‘Viapol’ junto a la Buhaira (barrio de Sevilla perteneciente al distrito Nervión). Cuando entre copas y copas, no dejaban de intentar levantar mi amino, no dejando de recordarme que no ha sido una ruptura normal, sino que ha sido por mutuo acuerdo... o sea pactada, no dejando de mentarme eso de... ‘no es trabajar en esta vida’.

Y de un local fuimos a otro, encontrándose estos a unas amigas, amigas que me fije en una de ellas nada más verla, acabando ella por presentarse sola, intimando muy rápido. Conversando hasta altas horas de la noche, hablando de todo y bebiendo, acabando ella misma por pedirme...

  • “No te importaría llevarme a mi casa”.

Y como todo ‘Don Juan’, acabe por llevarla a su casa. Y en ese mismo portal de donde vive, nos despedimos acabando por comernos la boca, yéndome con una calentura enorme, y unas ganas aún mayores de no habérmela follado ahí mismo.

Y durante el resto de la semana, no hubo un momento que no me acordara de ella, no como algo tierno sino de una forma carnal, y encima para colmo mis propios compañeros, no dejaban de echármelo en cara eso mismo. Llevándome la sorpresa días más tarde, pues está acabo por llamarme, ignorando quien le había pasado mi número, pero, por otro lado, poco me importaba. Estuvimos hablando largo rato, acabando esta por continuar la conversación en su casa, invitación que hizo e informándole que sus padres no estarían, ahí es cuando supe que aun vivía con sus padres.

Y recuerdo que nada más entrar, está ya iba con indirectas, y encima la muy cabrona para calentar aún más, iba vestida con una mini y una camiseta, no queriendo entrar a saco por no querer estropear la amistad. Siendo ella nuevamente en un momento de la conversación, pues comenzamos a hablar sobre dietas y gimnasios. Cuando coge y levantándose la mini falda, me pregunto...

  • “Tú crees que los tangas, me hacen tener mucho culo”.

Y casi me atraganto allí mismo, pues sin esperarlo, aunque intuía algo está me cogió por desprevenido. Pues eso, tras levantarse la minifalda y no dejar de mostrarme el culo, acabo por decirme ante mi poca iniciativa, soltándome...

  • “Toca y comprueba”.

Y tras coger mi mano tirar hacia acabar por colocármela sobre sus nalgas, momento que no me quedo otra que comenzar a magreárselas, como así me lo había pedido. Acabando por dejar a un lado ese comportamiento de chico bueno, comenzando con una mano a magrear sus nalgas, animándome a acercarme y continuar con ambas manos. No quedándome con las ganas de ampliar las caricias, ya que acabe por descender por sus muslos y volver a ascender, llegando a escuchar cómo esta comenzaba a suspirar y soltar algún que otro, suspiro ‘inocente’. Y en mejor de los momentos, acabamos siendo interrumpidos, ya que escuchamos la puerta de acceso abrirse y sus padres vociferar que estaban, como si se lo oliera.

Esa tarde, conocí a sus padres, uno de esos que mejor no ir de cacería con ellos o estar con él en una lona de lucha, padre que no me quitaba ojo de encima, y cuya conversación era prácticamente un interrogatorio. Acabando por despedirnos y quedar para otro día, despidiéndonos como la vez anterior, pero en esta ocasión con la comida de boca tuvimos manitas.

En nuestra segunda velada, tras llevarla a cenar y continuar de copas, acabe por llevarla a mi piso, donde obviamente acabamos en la cama, devorando a está preciosidad de chica. Una de esas que dudas llevártela a la cama por lo buena que esta, chica de fisionomía delgada, no muy alta la verdad, ya que estaría entorno al metro sesenta y cinco centímetros, debiendo de pesar poco pues apenas me costó llevarla en brazo a la cama. Chica de preciosos y grandes ojos marrones, y de cabellos negros, bonita sonrisa y picarona con esas pecas. Cuyos pechos veía de buen tamaño, y un trasero envidiable, y para aquellos que me piden medidas, podría encajarla en una 32C/24/36. Pero bueno, vamos al grano...

En la cama entre besos, muerdos, caricias y magreos, ella no se andaba por las ramas, pues acabo por sacarme mi miembro fuera, tomándolo y metérsela en la boca, chupándomela y hacer aullar de placer, demostrándome una destreza y habilidad impropia de una chica de su edad. Mientras yo me dedique a hacerle un dedo, no dejando de ponerla aún más caliente de lo que estaba, acabando la chica por decirme...

  • “Uuuffff!!, estoy que voy a explotar, no creo que tenga suficiente con tu polla, ¿Tendrías algún consolador para ayudarte?”.

Aquello me dejo un poco descolocado, pero reaccione rápido, no para demostrarle que estaba a la altura, sino por buscar un consolador de los que tengo y ofrecérselo. No extrañándose para nada, tomando este y comenzara a introducírselo mientras seguía comiéndome la polla, acabando está por darme a probar sus fluidos, líquidos impregnados en ese consolador. Y acabando por cogerla y tras colocarme un condón, metérsela, llevándome al menos un cuarto de hora, mientras ella gemía y soltaba obscenidades, suspiraba y pedía más caña... ooohhh!!.

Cambiando de postura a su parecer durante un buen rato, acabando por venirnos a ambos al mismo tiempo, cosa que agradecí para mis adentros, pues ya no podía mas. Dejándola descansar un rato, mientras yo me incorporaba y me duchaba, preparando algo de picar para cuando se despertará. Cosa que agradeció, pues me hizo saber que estaba hambrienta, e inventándome a compartir la ducha con ella a pesar de que ya estaba duchado.

Y dentro de la ducha, comenzamos nuevamente, acabando ella de rodillas y comenzar a comerme mi miembro, mientras recordaba lo dicho por ella con anterioridad, respecto a no ‘tener suficiente‘. Y en la misma ducha, dejándome hacer por ella, acabo por hacerme quedar de espalda a ella, continuando con comerme los genitales y poco a poco mi culo. Sintiendo algo extraño, pues los ‘besos negros’ son algo personal e íntimo, pero ella se fue animando y esa lengua en nada, acabo por sustituirlo por dedos al mismo tiempo que me masturbaba, acabando por hacerme correrme... ooohhh!!.

Tras la finalización, acabamos por salir y la acompañe a su casa, no mencionando nada de lo ocurrido en la ducha durante el recorrido, despidiéndonos de forma efusiva como es costumbre. Y fijando un nuevo encuentro, donde deseaba quedar para almorzar y luego ir a mi piso, teniendo mucho más tiempo para nosotros. Y llego nuevamente el día, yendo a su casa a recogerla, volviéndome a encontrar con sus padres, cuyo comportamiento conmigo era más cordial, quizás tras un mes saliendo con su hija. Aunque si supieran que más que salir, quedábamos sobre todo para follar, pero bueno...

Y como ese día, quise que fuera ciertamente especial, pues haría un mes justo desde que nos habíamos conocidos, acabe por llevarle a almorzar a un restaurante italiano muy conocido (San Marcos). Acabando por llevarla a mi piso, donde de nuevo de forma efusiva comenzamos, besándonos y caricias, desvistiéndonos el uno al otro llevado por la pasión. Sugiriendo ella el ducharnos antes de ir a la cama, no poniendo objeción, comenzando ella el mismo ritual que la vez anterior, pero no permitiendo que en esta ocasión me corriera.

Llevándomela a la cama, comenzando de nuevo a comérmela pues se me había bajado la erección, dándome unas atragantadas que en minutos me la puso dispuesta. Colocándose ella en cuatro, ofreciéndome ambos orificios, cosa que, tras colocarme el preservativo, acabe por introducírsela en su coñito, caliente y empapado. Metiéndosela furiosamente y en minutos, mientras le masajeaba sus nalgas con una de mis manos, acabe por introducirle el dedo gordo, comenzando ella a gritar y gemir... ooohhh!!.

Llegándome a pedir que me quitara el preservativo y que me la follara a pelo, animando a palmear sus nalgas, pidiéndome que la castigara, no dejándome de decir...

  • “Castígame porque he sido una niña buena”.

Cuando yo pensaba en rectificarle con... ‘será... una niña mala’, pero continúe penetrándola y lo deje correr, no importándome lo mas mínimo, pues ambos estábamos desatados. Y para nada extrañarme, cuando me pidió que se la metiera por el culo, sino el extrañarme fue, cuando vi como cogía un consolador y se lo introducía al compás que mi miembro en su culito... aaahhh!!.

Consolador que sacaba y me lo metía en la boca a modo de saborear sus fluidos, dejándome llevar por la situación, dejándome hacer por ella mientras la penetraba, disfrutando ambos... uuummm!!. Y no poder aguantar mucho más, acabando por correrme dentro de su orificio anal, mientras ella alcanzaba su orgasmo con ese juguete... ooohhh!!.

Y cuando pensé que ya habíamos finalizados, ella con carita de no haber roto nunca un plato y de niña buena, me pido comerme mi miembro nuevamente, no pudiendo negarme de cómo me lo había pedido. Dejándome chupar y comer todo, disfrutando ella tanto como yo, pedirme girarme para continuar por detrás, adivinando en realidad lo que deseaba comerme. No equivocándome la verdad, pero aquella lengua que sustituto a sus dedos, acabo sin aviso previo por sustituirlo por un consolador... uuummm!!.

Comenzando está a sodomizarme, dejándome llevar por la situación, pidiéndome al rato cambiar de posición, penetrándome ahora por detrás al tiempo que me masturbaba, descubriendo mi polla de nuevo erecta. Mientras admiraba como esa ‘niña buena’ me penetraba con ese consolador fijado mediante un arnés a sus caderas, niña buena que para nada había pensado ese final. Y acabar por apartarla con violencia, desatado la hice tumbar e introducírsela con violencia, embistiéndola desenfrenadamente al mismo tiempo que, me dio por chuparle uno de sus pies al tiempo que pajeaba su consolador. Llegándose a venir de una forma incontrolada hasta por dos veces, no dejando de decirme...

  • “No vez, he sido una niña buena y me he comportado”.

Relación para nada formal como os dije, pues lo nuestro era todo lo contrario, era pasión y carnal, follar por follar y como bien decía Vanesa...

  • “Tengo que seguir aprendiendo, tengo que disfrutar antes de casarme, pues luego toca ‘pasar hambre’”.

Acabando nuestra relación a los pocos meses, pues encontró un chico con el cual se enamoró y acabo casándose, pero nuestra amistad aún perdura, ya que no deja de contarme que ‘echa de menos el sexo entre nosotros’, pues según parece su marido no tiene la mente tan abierta. Y eso que no dejo de ofrecerme para hacerla recordar aquello, cosa que ella ríe y me dice lo malo que soy, acabando por mirarme con una carita de ‘niña buena’, diciéndome... ‘tentador’. Bueno y aquí os lo dejo, lo dicho, agradecer a todos aquellos que me leéis y os haya gustado, espero que no os hayáis manchado demasiado. Si queréis saber más de mí, me lo hacéis saber a mi email es: jhosua 1974 @ gmail . com (obviamente todo).