Una mazmorra mu espesial (09)
Hell y Brisa, encuentran su mundo de erotismo y amor. Espero que a alguien le guste este relato, porque hay algunos que no les gusta, pero son incapaces de decir algo. Es un relato de 16 episodios..........sin más pretensiones. Un beso......Sandra Raquel.
Una Mazmorra mu espesial (09)
Mientras Ani, Nefer y Martha, brindaban por la reunión de todas y lo bien que iba todo, Brisa yacía junto a Hell.
Después de las risas hilarantes de hacía poco más de una hora, se encontraban a solas y tranquilos.
Hell sentía pasión por su chica, pero Brisa le veía a él como a un Dios.........a su Dios.
No hablaban mucho, pero sus miradas equivalían a largas conversaciones, por lo profundas y vivas que eran.
Lo que para todos y todas estaba más que claro, ellos aún no lo habían detectado del todo.
Martha, Nefer y Ani reían entre copilla y copilla, hablando de esa pareja nueva, por más que a Martha le doliese al verse un poco aparcada del ser al que ella también amaba, pero se sentía feliz por Brisa, que demostraba ser una buena hermana, pudiese vivir aquellas horas de amor.
Los hombres que se habían apartado un tanto, aunque seguían en otro punto del local, ya vacío, conversaban entre ellos con algunas risas y otras conversaciones más comerciales.
Recostados de lado y frente a frente, ya desnudos y abrazados se miraban sin decir apenas palabras. Hell se sentía tranquilo y ansioso al tiempo, mientras la mirada suave y dulce de Brisa, entraba dentro de él.
Los dedos de ambos, surcaban la piel desnuda del otro, asimilando cada una de las miles de sensaciones maravillosas, de las que eran receptores.
Hell acariciaba el rostro de Brisa y descendía sus dedos firmes, pero sensuales, por el cuello hasta llegar a los senos y vientre de ella, mientras recibía a su vez caricias en su rostro, plexo y brazos.
A cada instante sus cuerpos, se acercaban, milímetro a milímetro, hasta que llegó el momento en que sus labios contactaron.
Al principio, sólo como un suave roce, después como un dulce calambrazo para a continuación juntarse y quedarse así, durante unos instantes. Tímidas sus lenguas de pasar la frontera de sus labios correspondientes, hasta que Hell se atrevió y traspasó esa barrera sicológica. Brisa vivió punzadas de placer, al sentirse horadada por la lengua de su amor. Y dejó que su lengua jugueteara con la asediante e invasora.
Sus cuerpos ya estaban estrechamente unidos, sintiendo la piel de uno con el otro, húmeda, ardiente y electrizante, en donde los latidos y pulsaciones de cada uno, pasaba al otro. Sus respiraciones ya más alteradas y sus lenguas librando la batalla inicial del comienzo de la más ardiente sensualidad.
Hell se abrazaba a Brisa, pero con sus manos amasaba los pechos de su amor, haciendo especial énfasis en los pezones ya erectos, que producían en Brisa descargas de placer.
Rotaron sobre sí mismos, sin despegarse el uno del otro y sin que sus besos amainasen, mientras las manos de los dos, ya liberadas de atavismos y precauciones, se esforzaban en captar y acariciar cada una de las partes más erógenas del otro.
Hell, se volteó de nuevo quedando sobre Brisa. Separó sus labios de los de ella y la miró, entre respiraciones y palpitaciones muy agudizadas de ella. Se separó de su cuerpo y pudo ver los pechos de Brisa moverse al compás de sus costillas, que subían y bajaban rítmicamente. Bajó su cabeza hasta la altura de los pezones de ella y con su lengua, fué dibujando curvas húmedas en cada una de las aureolas, notando la excitación incremental de ella y la hinchazón de sus pezones.
Después de varias pasadas con su lengua, premió a cada uno de los pezones de Brisa con lametadas suaves y profundas, mientras escuchaba los jadeos enfebrecidos de ella. Y al final, directamente, rodeó con sus labios cada uno de los pezones de Brisa, que sujetando con los dientes, fue pasando la lengua una y otra vez, mientras ella se debatía en sensaciones que la enloquecían de placer. Cuando se separó de sus pezones, dejó caer hilillos de su saliba sobre sus pechos y descendió su lengua por su cuerpo, hasta llegar al ombligo en donde aplicó suaves movimientos pendulares, hasta terminar por meter la punta de la lengua en el mismo y dejarlo cubierto con nuevas emisiones bucales. Y siguió descendiendo por su vientre hasta llegar al pubis, depilado totalmente, de Brisa y comenzar a captar los oleres de sexo y amor que emanaban desde lo más profundo de ella.
Brisa se sentía tan frenética, que sólo era capaz de acariciar con sus dedos, la fuerte complexión de su amor, pero cuando sintió la lengua de Hell rozando cada uno de sus labios mayores, después de haber pasado furtivamente sobre su clítoris erecto, sintió perder todos los controles y se abrió poco a poco de piernas, para poder sentir los flujos cálidos que la emanaban desde la boca de su amor.
Hell, se sentía transportado a un paraiso que siempre había escuchado y que nunca había conseguido ver y vivir. Y simplemente, su lengua entreabrió los labios mayores de la vagina y su boca se pegó a la misma, mientras acariciaba sin pausa, pero lenta y rítmicamente ese interior con su lengua ansiosa y juguetona.
Brisa, se debatía frenéticamente inmersa en convulsiones incontrolables. Sentía su cuerpo arder y gozar de las mayores sensaciones que alguna vez en la vida hubiese podido imaginar.
Cuando Hell, separó la boca de su sexo que ya le ardía de placer, se abrazó a él y sellando sus labios a los de él, le besó siendo ella la atacante con su lengua, lo que dejó a Hell expectante al tiempo que emocionalmente maravillado.
Cuando Brisa, se separó de su boca se despegó del cuerpo de él y dejó que él pudiese ver sus tetas colgando hacia su rostro. Dejó que las acariciara, las apretujara y hasta que le retorciera los pezones, mientras jadeaba envuelta en miles de sensaciones maravillosas.
Mientras las manos de Hell, acariciaban sus pechos y sobre todo jugueteaban con sus pezones, Brisa bajó su boca hasta el rostro de Hell, al que fue besando lenta y pausadamente, cubriéndole de caricias húmedas y descendiendo suave y lentamente por su cuello para llegar a su torso musculado, sin que Hell abandonara sus pezones, que parecieran haberse soldado a sus dedos.
Brisa seguía en sus besos húmedos, pasando por los pezones de Hell, al que chupeteó y mordisqueó suavemente, para seguir bajando por su cuerpo y alcanzar el ombligo en donde repitió la misma operación que Hell le había ofrecido.
Y acto seguido y sin que Hell, soltase sus pezones que ya la ardían, para lo que tuvo que erguirse, contactó con su polla, rígida, ardiente y palpitante, cual estaca sacada de unas brasas. Y después de pasar su lengua por todo el cuerpo de la polla, pasó a lametear el glande, con movimientos espirales de más abajo hacia más arriba, hasta terminar coronando en el ojo de la misma.
Se separó unos centímetros y le miró a los ojos, babeante y jadeante de excitación y al tiempo que le sonreía, bajo su boca abierta hasta el glande, que engulló suave y dulcemente, para seguirse deslizando por el tallo, hasta que su garganta puso freno a semejante deslizamiento.
Se mantuvo así unos segundos, mientras su lengua jugueteaba con la polla ubicada en toda su boca y comenzó a ascender muy lentamente, sientiendo las pivotaciones y el frenesí de su amado.
Al llegar arriba del todo, lamió el glande de nuevo, recubierto de sus flujos bucales y volvió a proceder en la bajada, lenta y meditada, para que su amor pudiese sentir cada fibra sensible totalmente.
Cuando subió de nuevo, Hell la hizo retirarse de su polla, que daba síntomas de desear más cosas y ya por poco tiempo y se dejó conducir, hasta que supo que debería sentarse sobre su polla y sentirla dentro de ella misma.
Brisa, tenía el canal un poco estrecho, pero su excitación era tan elevada que la lubricación del momento era total. Sintió el glande entre sus labios vaginales y como su cuerpo se dilataba poco a poco, aunque parecía que no lograría pasar de allí.
Hell, la animaba con caricias constantes y a veces la daba pellizcos o la arañaba sensualmente. También la nalgueaba esporádicamente, hasta que por fin Brisa terminó por caer, sintiendo una sensación muy extraña entre dolor y placer.
Su grito ahogado e intenso, rompió el silencio de la noche, que sólo vivía de sus jadeos. Hell se incorporó más aún y abrazándola, puso sus labios en los de ella sellando su grito. La besó, apretándola contra sí y así la mantuvo unos instantes, para que se acostumbrara a tener su polla dentro de su vagina.
Cuando, Brisa dió señales de poder seguir, la liberó y aunque con muchos esfuerzos, Brisa consiguió ascender lentamente y volver a descender lentamente, mientras sentía calambres y miles de agujas la alfileteaban sin cesar.
Poco a poco su vagina fue sintiendo sensaciones distintas o adaptándolas, hasta que logró sentir otras sensaciones que ya la gratificaban más a cada instante.
Y una vez todo se normalizó, Brisa consiguió subir y bajar con mayor ritmo e intensidad, haciendo que ahora Hell, fuera el que aullaba de placer.
En un momento determinado, Hell intentó que se retirara de él, pero ella se abrazó su cuerpo y no lo permitió, sintiendo a los pocos segundos una especie de corriente húmeda y ardiente, dentro de su cuerpo, que la hizo sentirse mucho mejor aún.
Miró a Hell, que sorprendido la abrazaba y se besaron dulce y tranquilamente, mientras el pene irrigaba de una lechada el interior de Brisa, pero sobre todo su alma y su amor.
Durante cerca de media hora permanecieron unidos y besándose, alternándolo con caricias y miradas, que nunca podrían olvidar.
Cuando se serenaron del todo y se separaron, sus cuerpos que habían estado sudorosos y ardientes, yacían cálidos y distendidos.
Hell, miró a Brisa y besándola en la frente, sus ojos se entornaron y cayó en un profundo y plácido sueño. Brisa, sonrió, besó a su amor y abrazándose a él, se quedó dormida también.
Continuará..........Espero que os siga gustando ........ un beso ........ Brisa.