Una maravillosa cogida con mi pervertido hermano

La obsesión no te deja nada bueno pero al disfrutarla, te olvidas de todo. La obsesión hacia mi hermano a crecido dramáticamente a tal punto de hacer todo lo posible por lograr que esté conmigo. Este relato no es un simple relato sino una historia de la que no cualquiera puede escapar.

Hola a todos antes que nada. Para los que siguen mis relatos eh vuelto después de casi cuatro meses ya que la escuela me ah mantenido muy ocupada y sin nada bueno que contar. Durante el relato se darán cuenta. Antes que nada, si son nuevos o ya han leído mis relatos. Les pido que lean el relato titulado: “Mi prima y yo cogimos con mi hermano”. Ya que es una breve continuación. El relato que a continuación contaré tiene algo de drama y claro, lo principal, sexo. Para los nuevos, mi edad es de 24 así como la de mi hermano. En cuanto al físico soy de piel blanquita, complexión delgada y cabello negro ondulado.

Una de las razones por las que dejé de escribir relatos relacionados con mi hermano, es porque desde la última vez que nos cogió a mi prima Liliana y a mi, él había venido de la casa de su novia. Nueva novia. Algo completamente nuevo para mi. Ese día que nos había sorprendido a mi prima Lili y a mí manoseándonos y besándonos, entró a mi recámara para preguntar si tenía un moño para el regalo que le daría a su novia. Ya que iban a cumplir tres meses. Ese mismo día también le platiqué a mi prima que me hubiera gustado que Jorge me tratara mucho mejor y que no sólo me buscara para tener sexo. Quizás exageraba. En un relato platique que habíamos llegado de una fiesta y pues pasó lo que tenía que pasar. Pero su trato conmigo fue como si yo fuera solo un objeto sexual. Fue en diciembre esa fiesta. Y desde ese mes ya andaba con una chica. Reconozco que le gusta el sexo. A quien no. Pero quizás no la mencionaba en la familia para seguir estando conmigo cuando el lo necesitara.

Mi prima me mencionó que las cosas no las estaba controlando. Y eso era malo. Aquel día que había terminado nuestro momento entre mi prima Lilia y él. Ella se metió al medio baño para vestirse y limpiarse. Yo me limpie con la blusa y me puse mi pijama. Pasaron cinco minutos y entro Liliana a mi cuarto.

-          Jajajaj ahora si se puso buena la tardecita, ¿no?, dijo.

-          Shhhh cállate que te va a escuchar.

-          Jaja ¿y que tiene?. Si a los tres nos gustó.

-          Pues si…pero…me espanté cuando entró.

-          Bueno pero…te gustó, ¿no?

-          Si, si me gustó, dije seria.

-          Hey, me llamó tronándome los dedos frente a los ojos.

Me había ido del mundo por unos segundos.

-          Necesitas hablarlo con él. Platicar lo que te pasa. Lo que tú piensas respecto a esto. Y no puede seguir. Te estás dañando.

-          Si, lo sé.

-          Bueno. Más te vale. Me voy, ya es tarde.

-          Bueno. Vete con cuidado.

Salimos del cuarto rumbo a la puerta principal.

-          Que bueno que vine jaja

-          Jaja ya vete

-          Ok ok ya. Oye, platicamos en la nochecita. Y haz lo que te dije. Ahorita háblalo.

-          Si ya, lo haré. Lo prometo.

-          Sale. No me falles.

Cerré la puerta. Caminé al pasillo de las habitaciones. Vi la puerta del cuarto de Jorge y di unos pasos hacia ella. Me detuve con el puño listo para tocar. Di un profundo respiro y apreté los ojos para hacerlo.

-          ¡¡Quien!!

-          ¿puedo pasar?

-          Adelante, si.

Giré la perilla y entre. Estaba metiendo una blusa en una junto con un cd de Bruno Mars. Mis ojos se agrandaron. Miré a la cama y había una rosa.

-          …¿Qué haces?, le pregunté nerviosa.

-          Es un regalo.

-          ¿Para quién?

Se detuvo. Tres segundos fueron eternos para mí.

-          Para mi novia.

Al escuchar esa palabra se me vino un vacío enorme. Mi corazón palpitaba rápido. El aliento se me había ido.

-          …aaa que...bien.

No sabía que hacer, que decir. Estaba congelada, bloqueada.

-          ¿Qué paso?

-          Mande

-          Ajá, ¿que se te ofrece?

-          …no…nada

-          ¿Nada?

-          Bueno…que…espero no te hayas enojado por verme con Liliana así.

-          ¿Por qué debería?. Tal vez querías experimentar. No tiene nada de malo.

-          …ajá si.

-          Bueno pues…no hay porque temer ni de que enojarnos.

-          …ajá…si.

Parecía estúpida. No sabía que responder.

-          …¿y…a penas andas con ella?, pregunté aguantando las ganas de llorar.

No dijo nada por cinco segundos.

-          3 meses.

-          ¿Tres?

-          Si.

-          ¿Osea que cogiste con nosotras teniendo novia?, pregunté seria y enojada a la vez

-          …pues tu lo viste.

-          Eres un puta imbécil!!!

-          Oye!!! Para empezar Liliana fue la que empezó, no yo!!! Y tu no me hablas así, ¿entendiste?.

No podía creerlo. Estaba enfurecida por no decirme que tenía novia y por cogerme aún así. Así que descargue todo ese enojo dandole una fuerte cachetada en la mejilla derecha.

-          Eres un pendejo

Mis ojos brotaban lágrimas frente a él. No quería que me viera llorando. Así que me di la vuelta y azote la puerta en su cara. Caminé a mi cuarto y puse seguro. Me detuve para llorar. Necesitaba hacerlo. No aguantaba más. Miré el techo dejando que las gotas bañaran mi cuello. No lloraba porque me cogiera teniendo novia. La verdad que ella me importaba un carajo. Pero el que ya tuviera a alguien más y que la tratara como yo espere que lo hiciera conmigo me había destrozado por completo. Se que es mi hermano pero esperar algo lindo de su parte se había ido a la mierda. Caminé a mi cama y me acosté. Abracé una almohada y seguí llorando hasta más no poder. Sonara bastante estúpido pero tenía que dejar salir este enojo y esa tristeza. Agarré mi celular y le mando un mensaje a Liliana.

-          Tiene novia.

Dos minutos después, sonó. Revisé.

-          ¿Jorge?!!!

-          Si

-          ¿Cómo? ¿Qué te dijo o que?

Le platique todo a Liliana. Me calmó, me dio ánimos, etc. Estaba deshecha. Había pasado un mes. Un sábado en Abril por la mañana, escuché a Jorge hablar con su novia. La había invitado a comer. Le marqué a Liliana y le comenté. No hubo problema para que viniera a la casa.

-          Va a venir Paola, nos anunciaba mi hermano a mi mamá y a mi.

Sólo me le quedé mirando. Apartó la mirada y fue a su cuarto. Media hora después tocaron.

-          Yo abro!!, gritó Jorge.

-          No!! Yo voy!!

No sabía quien era. Si la estúpida o mi prima. Jorge me ganó la puerta estirando su brazo. Abrió.

-          Primos!!! Hola!!

-          ¿Qué haces aquí?

-          Oye, no seas grosero, vine a visitarlos.

-          Primita, hola, la saluda y nos abrazamos.

Saludó a mi mamá.

-          ¿Porque tan apurados en la puerta?, ¿a quien esperan?, preguntó lilI

-          Pues yo a ti, no se él, conteste

No dijo nada y ayudó a mi mamá a poner la mesa. Ambas nos reímos. Dieron las 3:10 y tocaron. No había duda de que era ella. Mi corazón empezó a palpitar. Los nervios me envolvían. Liliana se paró junto a mi, diciéndome:

-          Tranquila

-          …si

Jorge abrió la puerta y apareció ella. Las dos la miramos de pies a cabeza. No era fea, lo admito. Cabello lacio, piel blanca, delgada. Tenía cuerpo y sin duda sabía porque mi hermano se interesó en ella.

-          Les presento a Paola.

La saludamos. Liliana se acercó a saludarla amablemente. Yo me quedé parada como tonta. Me acerqué y extendí la mano derecha.

-          Hola, mucho gusto, dije.

-          Igualmente.

Comimos. En la mesa Liliana y yo nos lanzábamos miradas. Al terminar, nos paramos. Todos excepto mi mamá nos fuimos a la sala.

-          Jorge, ayúdame por favor a mover el refrigerador

-          Este…si, ahora voy.

-          Ve, nosotras te la cuidamos, dijo Liliana.

La otra estúpida solo se rió.

-          Oye, ¿quieres conocer el patio?, aquí está aburrido, ven, dije.

Salimos las tres. Sin duda era el momento indicado para exprimirla.

-          ¿y como se conocieron?, ya mi primito ya se había tardado. Hasta pensábamos que le tiraba chueco. Jajaja reímos.

-          No pues…fue en una fiesta. Él se lleva con mi hermano, y pues Mario, mi hermano me invitó a una de sus fiesta. Que fue dónde lo conocí.

-          A que bien.

-          ¿Y…contigo que tan mañoso es?, le pregunté.

-          Jajaj no pues si es algo.

-          Jaja demasiado. Yo que tu lo vigilo hasta para cuando vaya al baño.

-          Jajaj no, no exageren.

-          Jaja enserio, dijo Liliana.

-          Mira, no es para mortificarte. Pero vemos que eres una buena chica y no nos gustaría que te vaya a hacer algo malo.

-          ¿Cómo que?

-          No lo sé. Pero a los hombres a veces les gana, ya sabes que.

-          Jaja ya, no sean así.

-          Jaja bueno, nosotras sólo te decimos.

Seguimos charlando. Pasaron 20 minutos de charla y Jorge apareció.

-          ¿ya acabaste?, le pregunté.

-          Si, ya. ¿Qué hacen?

-          Nada. Conociéndonos. Ya que tú nos la escondes, dijo Liliana.

-          Vamos a salir, ella y yo, otro día platican.

Nos despedimos de ella. Él y Paola se fueron.

-          ¿crees que le diga algo?, me preguntó Lili

-          Jaja no sé.

-          Pues tienes competencia, no es fea.

La miré seriamente de reojo.

-          Jaj está bien, está bien, está horrible la vieja jajaja

-          Ya no digas nada

-          Ya. No estés así. Ni van a durar. Ya conoces a Jorge. La chica se ve tranquila, y andar con este loco no le conviene.

Liliana se fue a las 7 de la noche. Me recosté a ver la tele. Media hora después me dio un poco de sed. Fui a la cocina por refresco. Alguien entró. Supuse que era Jorge. Salí de la cocina. Vi que Jorge se asomó a mi recámara. Le grité:

-          ¿Qué buscas?

Volteó hacia mi y caminó serio. Sus pasos eran acelerados. Algo no andaba bien. Faltaba un metro para quedar frente a mi. Justo al dar un paso más, me soltó una cachetada en la mejilla izquierda que hizo girar mi cara.. El ardor era tan fuerte que solté el vaso.

-          Pendeja, me insultó

Mi noche terminó en una desgracia para mi. Mis ojos brotaron lágrimas. En medio del llanto tuve que limpiar. Al agarrar un trozo de vidrio me corté el índice derecho. Lo único que faltaba. Terminé y fui al baño. Abrí el botiquín. Minutos después apareció él.

-          ¿Qué haces?

-          Nada.

Aventé el algodón con agua oxigenada y caminé a la puerta.

-          Espera, me detuvo.

Miró mi mano y luego a mis ojos. Me jaló hacia adentro y me sentó a dónde estaba. Me limpió la herida y me puso un curita. Salió sin decir nada. No era tan malo después de todo.

Semanas después y durante los siguientes meses hasta Agosto, tuve la grandiosa idea de incitarlo. Conociéndolo, y tomando en cuenta lo que Liliana me había dicho, que quizás no duraría con la tal Paola, me di la tarea de esforzarme por recuperar su afecto en todos los aspectos.

Fueron 3 veces las que logre que se fijara en mi, después de tantos intentos. Una mañana de un sábado, mamá ya había salido a trabajar. Me levanté. Me lavé la cara y me vi en el espejo. Para ese día había dormido con una blusa blanca de tirantes y un short lycra color rosa. Sali rumbo a la cocina. Prepare unos huevos con jamón.

-          ¡¡Jorge!!, le grité.

No respondió. Lo llamé otra vez y nada. Caminé a su recámara. Toqué.

-          Jorge

Al no contestar, entré. Estaba profundamente dormido boca arriba envuelto entre las sábanas y con el pie derecho de fuera. Me acerqué lentamente.

-          Jorge, dije su nombre en voz baja.

No respondía. Me incliné y le hablé por última vez.

-          Jorge.

Al no contestarme, tomé la orilla de la sábana con los dedos y lo destapé cuidadosamente. Esperaba que no despertara. Apoye la palma de mi mano derecha sobre su pecho y la fui bajando. Pasé por su ombligo, pelvis. Dios, deseaba bajar más pero tenía miedo. Tragué saliva y lo hice. Rose mi mano sobre su entrepierna. Dios, extrañaba tocársela. Me agaché y unte mi nariz en su paquete. Olía rico. No podía. Necesitaba estar encima de él. Lo hice cuidadosamente para no despertarlo. Separé bien las piernas y comencé a acariciar mi vagina en su miembro. Me columpiaba. Bajé la cara y la enterré en su cuello. Lo besé. Subí a su mandíbula, a sus mejillas. Y al fin, lo besé. Me gustaba lo que estaba haciéndole, que aumente el movimiento de mi cintura. Me bajé de él y tomé la orilla de su bóxer. Lo jalé para quitárselo. Logré bajárselo hasta los muslos. La boca se me hizo agua cuando vi su linda verga semi erecta. La tomé sin miedo nada y chupe la punta. Me sabía ácida a orines pero no me importó. Lengüeteé su glande con delicadeza. Le sabía tan rica. Me bajé el short y lo monté. Acerqué mi vagina a su miembro y lo froté con mis pliegues arrugados. Sentía rico. Tenía tantas ganas de metérmela. Ya no me importaba si se despertara. Escupí mi mano derecha y lubrique su punta. Golpeé mi vagina con su glande y la metí dejando caer mi peso para que me entrara.

-          Aaaahhh!!!

Dios mio. Esa sensación envolvió mi cuerpo de placer. Levanté la cintura para retirarla un poco y bajé. Columpiaba mi cintura.

-          Que rico!!!

Movió sus piernas. Me quedé quieta rogando que no despertara. Espere unos segundos y continué.

-          Mmmm Sii!!!

Aunque mis pechos son medianos, podía apretarlos bien. Mis puntas se endurecieron. Mis manos vagaban por mi blanca piel. Acariciaban mis costillas, mis curvas y mi trasero. Me apretaba las nalgas. Me gustaba tocarme. Eso me excitaba mucho. De repente sus manos me tomaron de la cintura y me jalaron hacia él. Me abrazo y levantó su pelvis para penetrarme.

-          Aaahhh!!! Que rico, dijo con lso ojos cerrados.

Di un brinco. Un poco sacada de onda. Fue tan rápido ese movimiento. El placer y el susto no me dejaban reaccionar.

-          ¿estabas despierto?

-          No. Aaahhh!!! Sii!!! Tu me despertaste.

-          Espera

-          ¿Ahora?.

-          …no

Estaba confundida. No pensé que se fuera a despertar. Recosté mi pecho sobre el suyo. Lo metía todo.

-          Sigue!!! Métela!!!

-          ¿Si?. Sientes rico, ¿verdad?

-          …sii!!!

El placer nos dejo llevarnos por unos minutos.

-          ¿Qué estamos haciendo, Daniela?. Aaahhh!!!

-          …no lo sé!!!

-          Sii!!! Si sabes!!! ¿Por qué lo hiciste?

-          Porque me gustas!!!

-          ¿Te gusta cono te cojo?

-          …también!!!

Abracé su cabeza e hice saltar el culo para masturbar su verga con mi vagina.

-          Aaahhh!!!! Que bien lo haces!!!, dijo.

-          Tu igual!!!, dije mordiéndome el labio inferior.

Sus manos agarraron mi trasero y lo jugó. Masajeaba mis nalgas.

-          Estás bien buena.

-          Aaahhh!!! ¿Y porque…y porque estás con ella?

-          Eso a ti no te debe de importar.

-          Claro que si. Aaaahhh!!!!, solté un gemido al enterrármela toda.

Me dio una nalgada en el glúteo derecho. Rodeó mi cintura con su brazo derecho y retrocedió para recostarse sobre la cabecera. Tomó mi cintura con ambas manos y controló mis movimientos.

-          Salta, me ordenó.

Aunque estaba un poco cansada, no podía dejarlo pasar. Lo obedecí.

-          Aaahhh!!!! Eso!!! Más rápido!!!

Brinqué lo más rápido que podía. Su verga salía y entraba de mi rajita. Salía dejando su punta adentro. Me columpiaba suavemente. Abrazó mi espalda con su brazo izquierdo y su mano derecha bajó a mi culo. Chupó su dedo medio derecho y lo metió en mi ano.

-          Aaahh!!! Ahí no!!! Espera!!!

-          Shhh!!! Tranquila!!!

Había metido la mitad de su dedo. Empezó a moverlo. Aunque me sentía un poco incomoda, me gustaba.

-          ¿sientes rico?, me preguntó excitado.

-          …si.

Lo retiró y lo volvió a meter.

-          Vamos!!! Sáltame!!! Quiero terminar!!!

-          No. Puedo quedar embarazada!!!

-          Tomas la pastilla.

-          …no, no lo sé.

Retiró su dedo. Me abrazó y giró de modo de que yo quedará abajo. Siguió penetrando con más rapidez.

-          Siii!!! Que rico!!! Aaaahhh!!!!

-          Jorge!!!! Espera!!!!

No podía negarlo. Sentía riquísimo.

-          Ya casi!!! Siii!!!! Un poco más!!!!

Me abrazó fuertemente y siguió cogiéndome con ganas. Con desesperación.

-          Dios!!!! Aaaahhh!!! Sigue!!!!

-          ¿Si?

-          Siiii!!!! Que rico!!! Aaahhhh!!!!, gemí con las piernas colgando.

-          Si, si, si, aquí voy!!! Ya, ya, aaaaaaahhhhhh!!!!! Que ricoooo!!!!! Siiiiii!!!!!

Su verga expulsaba su espero y pegajoso semen dentro de mi. Lo hacía rápido y lento. Sus brazos me envolvían en él mientras se venía. Estábamos completamente sudados. Yo estaba entumida. Lo abracé. No me importó ya que se viniera. Su verga pulsaba mientras salía su semen.

-          Que cansado estoy, dijo con voz cortada

-          …si. Tranquilo, ya pasó.

Nos quedamos quietos unos segundos. Mi corazón palpitaba rápidamente. Besé su frente y me quedé viendo el techo. Minutos después se paró dejándome acostada sobre su cama. Se metió a su baño. De la nada recordé el desayuno. Me puse mi short y salí. El huevo estaba frío. Lo metí al microondas. Saqué jugo del refrigerador. Mientras caminaba del comedor a la cocina, sentía que algo salía de mi vagina. El semen de Jorge me estaba escurriendo por el muslo izquierdo. Me limpié con una servilleta y me senté a esperarlo.

-          ¿Qué hiciste?, preguntó caminando a la mesa

-          Huevo con jamón

-          Perfecto. Buenos días, por cierto.

-          Buenos días.

Desayunamos en silencio. Ninguno decía nada. De repente sonó su celular.

-          Hola, hermosa, buenos días, la saludaba.

Lo único que faltaba. Platicó durante 3 minutos.

-          Claro. ¿A que hora?

No escuchaba bien la conversación pero estaba segura de que saldría con ella.

-          Pasó por ti, entonces. ¿No?. A bueno, entonces acá te espero.

Colgó. Tomó su vaso de jugo y se paró dejándome sola.

-          ¿podrías acompañarme, por favor?. Por respeto.

-          Necesito bañarme. Vendrá Paola en una hora.

-          Eso no me importa.

-          Pues debería, porque es mi novia, me contestó serio.

Escuchar decir eso me ardía la sangre. No sabía si enojarme o llorar. Aunque quería hacerme la fuerte no podía.

-          Idiota, dije en voz baja.

Aventé el tenedor al plato. No me quedó más que recoger. Mientras lavaba los platos mi cabeza daba vueltas. Pensaba en muchas cosas. Y una de ellas es cono reaccionó Jorge por la mañana. Si no se molestó ni me dijo nada, tenía la probabilidad de que pudiera cortar con ella. Se lo que le gusta a mi hermano, y si su novia no se lo da, seguro no duraría mucho con ella. Eso me dio más ánimos para continuar con mi juego. Quizás es eso y yo lo estoy exagerando. Y si. Tenía razón Liliana. Esto no puede seguir. Pero me gusta. Me bañé y me arreglé. Tocaron.

-          Yo abro!!!, gritó.

Me había puesto un mallón café y una blusa roja de manga larga. Si iba a venir esa tipa, tenía que demostrarle que estoy más buena que ella. Me puse labial color carne y me pinté las uñas. Salí. Al aproximarme a la sala mis ojos la analizaron como si fueran rayos láser. Vestía una blusa azul, unos jeans ajustados y unas zapatillas.

-          Hola, saludé amablemente.

-          ¿Cómo has estado?, preguntó

-          Bien, muy bien, gracias., ¿y tú?.

-          Bien, igual.

-          Que bueno. Luego nos vemos.

-          Claro.

Seguí mi camino a la cocina. Tomé un vaso de agua prestando atención a su plática.

-          Ya nos vamos!!, me avisaba Jorge.

-          Bueno!!

-          Adiós, Daniela!!!, se despedía.

-          Adiós!!!...pendeja, terminé diciendo en voz baja cuando ya habían salido.

Los observé. Subieron al carro y se fueron. Llamé a Liliana para salir a dar la vuelta. Nos quedamos de ver en el centro comercial. Durante la salida vimos ropa, zapatos, bolsas y pasamos al cine. Llegamos a la casa a las 7:00 pm. Descansamos.

-          ¿y que ah pasado con Jorge?

-          Soy una pendeja, dije empezando llorar.

-          Oye, oye, a ver, ¿Qué pasa?, dijo abrazándome.

-          No sé qué hacer

-          ¿Por qué lo dices?. No llores.a ver, cuéntame.

-          Es que…lo hicimos.

-          ¿Qué?

-          Lo hicimos en la mañana

-          Pero…no entiendo. Ya no había pasado nada.

-          Lo sé pero…yo lo incité.

-          No inventes, Daniela, dijo decepcionada.

-          Lo siento.

-          Pues es que ya debes de dejarlo. Él ya consiguió a otra y discúlpame pero hizo lo mejor. Se que la pasaste bien con él pero son hermanos. Tarde o temprano tenía que pasar.

-          Si, si, lo sé.

-          ¿Y entonces?. Créeme que tú te mereces algo mejor. Y lo encontrarás. Cuando tú lo busques y dejes a esta lacra.

La miré. Tenía razón.

-          Tú si estás más loca que yo, dijo.

Las dos reímos. Justo en ese momento entro Jorge sólo. Me miró Liliana.

-          …bueno…pues…me voy. Tengo que ver a mi mamá para ver un regalo de su amiga.

-          Claro. Vete con cuidado.

-          Gracias. ¿Estarás bien?, me dijo en voz baja.

Asentí con la cabeza. Se levantó y me dio un beso en la frente mientras me limpiaba la cara.

-          Adiós Jorge.

-          Nos vemos, contestó confundido.

Cerró la puerta. Lo miré unos segundos y me levanté para irme.

-          ¿Por qué llorabas?

-          Que te importa, dije dándole la espalda.

-          ¿Por qué actúas así?

No le contesté y me encerré con seguro. Me miré en el espejo. Mis ojos estaban hinchados y rojos.

-          Daniela, ¿Qué te pasó?, preguntó tocando la puerta.

-          Lárgate!!! Déjame en paz!!!

Me acosté boca abajo y enterré mi rostro en la almohada hasta quedarme completamente dormida.

Dos meses después les tenía preparada una sorpresa a todos. Domingo, fue el día de la gran sorpresa. El día había comenzado normal. Arreglé mis cosas, mi cuarto, me bañé y ayude a mamá. Liliana llegó al medio día.

-          Hola!!!, me saludó cuando le abrí.

-          Hola, prima!!!

Mis papás habían ido a comprar la comida. Jorge estaba encerrado en su cuarto.

-          Oye, te notó muy animada, ¿Qué te pasa?

-          Jaja ¿Qué no puedo estar contenta.

-          No si, pero tu te traes algo. ¿Qué es?

-          Ya verás.

Platicamos un poco. Llegaron mis papás.

-          Oigan, ¿podrán poner un plato de más?, les pregunté a mis papás.

-          ¿Quién más vendrá?

-          ¿Pueden hacerlo, por favor?

-          Está bien. Ok, contestó mamá.

El reloj marcaba las 2:00 pm. Estaba ansiosa. Nerviosa. Tocaron la puerta.

-          Yo abro!!!, grite desde mi cuarto.

-          Ven, quiero presentarte a alguien, le dije a Liliana

-          ¿Eh?, ¿a quién?.

La jalé hasta la sala. La senté. Di un respiro y abri.

-          Hola, salude a esa nueva persona en mi vida.

Entro.

-          Ella es mi prima Liliana. Mira Lili él es Adrian, mi novio.

Liliana se quedó sin palabras. No se la creía.

-          …aa hola. Perdón, jaja se me fue la onda, dijo apenada.

-          Hola, mucho gusto, la saludó.

-          Buenas tardes, dijo mamá entrando al comedor.

-          Mamá, te presento a Adrian. Mi novio.

-          Buenas tardes, señora.

-          Hola, mucho gusto, lo saludó amablemente y sorprendida.

Mamá no creía la noticia.

-          Vaya, ahora si nos dejaste con la boca abierta, dijo mi mamá.

Reímos.

-          Ya, no exageres mamá.

Adrian es un chico de ultimo semestre de arquitectura que conocí en un evento escolar. Estaba esperando que Jorge lo viera.

-          Bueno pues…siéntense. Espero que te guste la comida que tenemos hoy, Adrian.

-          En realidad, como de todo un poco, señora.

-          Perfecto.

-          Buenas tardes, saludó papá.

-          Mira amor, él es Adrian. Es el novio de Daniela.

Mí papá quedo sorprendido. No se esperaba eso.

-          Mucho gusto, joven.

-          Igualmente, señor.

-          Bueno pues a comer. ¿Y Jorge?

-          En su cuarto.

-          ¡¡Jorge!! Vente a comer!!!

-          Voy!!!

Liliana solo reía.

-          Dejé la tele encendida, dije.

-          Y yo mi celular, ahora vengo, dijo Liliana.

Ambas nos paramos y fuimos a mi cuarto.

-          No inventes, Daniela, dijo riéndose y regañándome.

-          Jaja ¿Qué?

-          ¿Por qué hasta ahorita me dices que tienes novio?

-          Era una sorpresa.

-          Jaja y vaya que lo fue. Jaja Jorge se va a cagar.

-          Jaja también eso lo sé. ¿No lo estás haciendo para generarle celos, ¿verdad?

-          Para nada. Yo ya lo dejé atrás

-          Más te vale

-          No se que va a hacer el idiota, dije riendo.

-          Ni yo. A ver que pasa.

Regresamos al comedor. Cuando nos sentamos, salió mi hermano de su cuarto. Llegó al comedor viendo a Adrian.

-          Hijo, el es Adrian. Es novio de tu hermana.

Liliana y yo sólo nos mirábamos.

-          Que tal, lo saludo serio.

-          Hola, que tal, le respondió.

Nos aguantamos la risa. Empezamos a comer. Sin duda el tema de hoy, era darle la bienvenida a Adrian y conocerlo.

-          Bueno Daniela cuéntanos, ¿Cómo se conocieron?, preguntó mamá.

-          Fue en un evento de la escuela. Juntaron mi grupo con el suyo para un concurso.

-          ¿En serio?.

-          Si

-          ¿Y cuanto llevan?

-          Un mes y dos semanas.

-          ¿Y que estudias?, preguntó papá

-          Arquitectura.

-          A mira, que bien.

Durante la comida conocieron a Adrian. Jorge nunca dejó de mirarlo. Liliana y yo sólo nos lanzábamos miradas. Al terminar, fuimos a mi cuarto.

-          Oye, Adrian. Tú no conoces a alguien para mi jaja, dijo Lili riendo.

-          Jajaja pues si, tal vez.

-          Jaja digo, es que me gustaría conocer. Igual, podríamos salir los cuatro.

-          Jaja si claro. Sale. Oigan me marcho. No quiero hacer mal tercio.

-          Jaja ¿segura?

-          Si, prima. Luego charlamos.

-          Bueno jaja

Fui a dejarla a la puerta. Salí con Adrian al parque. Regresé a las 8:00 pm.

Durante la cena creí que me dirían porque no dije nada antes pero no fue así.

-          Me agradó el chico, comentó mamá

-          Si. Jaja, dije.

Pasaron dos meses. Era el mes de Julio. Llevaba 3 meses con Adrian. Un lunes no hubo clases por día festivo. Mis papás si tenían la obligación de ir, así que me quedaría con Jorge. Había despertado a las 10: 00 am. Me lavé la cara y entre a la cocina para prepararme el desayuno. Mientras untaba la mayonesa a mi pan, alguien entró a la casa.

-          ¿Quién?, pregunté.

-          Soy yo, contestó mi hermano.

-          Pensé que estabas en tu cuarto.

-          No. Fui a correr.

Aunque venía en pans negro y una playera blanca, luciendo todo fachoso, le quedaba bien. No es feo, incluso es guapo y tiene un culo que dudo que sus amigas se lo ignoren. Lucía atractivo. Seguí preparando mi sándwich.

-          ¿de que es tu sándwich?, preguntó parándose detrás de mi y pegando su cuerpo al mío.

Me ponía nerviosa aunque ya todo lo nuestro lo había olvidado, según yo. No tenía respeto, se pegó tanto a mi, que su miembro chocaba con mi trasero. Algo que sin duda me excitó en seguida. Tragué saliva para controlarme.

-          ¿te apartas?, por favor, le dije seria.

-          ¿O si no que?, me retó.

-          ¿Disculpa?

-          Si no lo hago, ¿Qué vas a hacer?.

Dios, no sabía que responder. Se recargó sobre mi de modo que su verga tocara mi trasero otra vez.

-          ¿oye que te pasa, estúpido?, dije gritándole y girando mi cuerpo para darle una cachetada por lo que estaba haciendo pero no lo conseguí. Su mano izquierda atrapó mi mano derecha.

Me quedé callada. Sólo sonrió.

-          ¿me ibas a pegar?

Mis ojos no dejaban de ver sus finos labios. Moría por morderlos. Nos quedamos viendo uno al otro. Bajó la mirada a mi pantalón. Aún estaba en pijama. Lo único que tenía puesto era un pantalón de algodón de ositos y una blusa roja. Estiró su mano a mi entrepierna pero se la detuve. Me miró. Sin apartarla la acercó con fuerza hasta tocar mi zona con sus dedos. Dios. Hace mucho que no sentía sus manos sobre mi cuerpo y más en esa zona. Aunque tenía el pantalón puesto, la delgadez hacía que sintiera como si no tuviera nada. Me acarició. Apreté los dientes. Subió sus dedos hacia el resorte de mi prenda y metió su mano.

-          …no, dije en voz baja.

No dijo nada y continuó. Acariciaba mi pelvis con la yema de sus dedos. Siguió bajando hasta tocar mis arrugados pliegues. Tragué saliva. Dios mío. Empezó a acariciar circularmente justo donde se encontraba mí clítoris. Lo hacía muy bien. No podía negárselo. Entrecerré los ojos. Sentía muy rico. Fue aumentando el ritmo de sus caricias. Estiré mi brazo izquierdo para tomar el suyo. Lo apreté. Se inclinó un poco hacia mi. Su boca quedaba a la altura de mis ojos.

-          ¿te gusta?, preguntó muy relajado y en voz baja.

-          …si

Soltó mi brazo derecho. Siguió frotando mi clítoris. El placer se fue acumulando poco a poco a tal punto que lo fui disfrutando más. Apoyé mi mano sobre su hombro izquierdo. Con su mano izquierda me fue bajando el pantalón hasta dejarlo caer.

-          …para, le pedí.

-          Yo se que no quieres eso, así que no me lo pidas.

-          …por…favor.

Mis palabras se entrecortaban. Sacó su mano y llevó sus dedos directamente a su boca. Hizo lo que menos esperaba pero una de las cosas que más disfrutaba ver.

-          Que rica te sabe, dijo.

Sólo lo miré. Sin apartar sus ojos de los míos se fue agachó. Colgó sus índices en el resorte de mi calzón y me lo bajó. Desnudó mi sexo. No sabía si detenerlo o dejar que siguiera.

-          Mira que rico, dijo mojándose los labios.

Se acercó lentamente y besó mi pelvis. Me miró. Sólo esperaba que empezara su tarea. Abrió su boca y cubrió mis pliegues y mi clítoris con ella.

-          Mmmm, reaccioné

Su lengua empezó a lamer como si fuera una brocha. La resbalaba de arriba abajo.

-          Aaaahhh!!!, solté un ligero gemido.

Recargué mis manos sobre su cabeza y formé un puño en su pelo.

-          …si…así.

Decirle eso, lo incité a lengüetearme con ganas.

-          Aaahhh!!!! Siii!!! Que rico!!!

Separé bien las piernas y saqué la pelvis para que la chupara mejor.

-          La tienes bien sabrosa

-          ¿Si?. Sigue!!! Mmmm!!!

Presioné su cara sobre mi rajita para que no se detuviera. Retrocedió un poco y con la punta de su lengua empezó a jugar mí clítoris.

-          Siii!!! Así!!! Dios!!!

Miré al techo y cerré los ojos dejándome llevar por el placer. Sus manos masajeaban la parte de atrás de mis muslos. Casi tocando mis nalgas. No dejé de mirarlo. Vi que lubricó su dedo medio derecho con su boca y siguió lamiéndome. Unos segundos después y sin percatarme de lo que haría, me introdujo su dedo en el ano lentamente.

-          Aaahhh!!!...espera, ahí no.

No me hizo caso y siguió metiéndolo. Aunque no me sentía del todo confiada por lo que hizo, me gustó. Acarició por dentro. Sentía extraño pero agradable. Apretaba el culo. Me comía la vagina muy rico. La sentía húmeda de saliva. Dios, sentía que iba a tener una eyaculación.

-          Detente…para!!! Aaahhh!!!

Lo hizo. Se detuvo. Se limpió la boca con su playera y se me quedó viendo mientras reaccionaba ante el rico placer que me había generado. Puso sus manos sobre mi cintura y giros mi cuerpo. Mi trasero quedaba frente a su rostro. Mordió mi nalga izquierda. Luego chupó la derecha. Me dio una rica nalgada y me pellizcó ambos glúteos. Los separó para verme completamente toda esa zona.

-          Mira que rico, dijo excitado.

En menos de un segundo me dio una larga lamida sobre mi ano. Mordí la parte derecha de mi labio inferior y cerré los ojos cuando hizo eso. Disfrute esa rica lamida aunque aún no me había bañado. Se levantó y me susurró al oído derecho.

-          Te sabe asquerosamente rico el culo.

-          Aún no me eh bañado.

-          Pues te sabe rico. Tan rico me supo que me dieron ganas de meterte la lengua.

-          …no. No hagas eso.

-          ¿Por qué?. Si sabes que te gusta.

-          Si pero…no. No me siento limpia.

-          No me importa.

Se agachó y volvió a separar mis nalgas para luego empezar a lengüetear mi orificio.

-          …Jorge

-          ¿Qué?

-          No lo hagas.

Lamía muy rico mi trasero. Me lo limpiaba con su rica lengua. Escupió mi ano y siguió chapándome. Se levantó y me jaló del cabello de forma que mirara hacia el techo. Lamió mi cuello.

-          Estás bien buena, hermanita.

-          ¿Ya acabaste?

-          No. Aún falta lo mejor.

Se sacudió. Se bajaba el pans. Pasaron tres segundos y apoyó su verga sobre mi culo. Dios, la tenía muy parada y dura.

-          ¿te gusta sentirla?

-          …si.

Se apartó un poco y me soltó para escupir su mano derecha. Al parecer había lubricado su miembro.

-          ¿lista?

-          ¿Eh?

Sin decirme más detalles, colocó su punta sobre mi ano y la empujó fuertemente hasta meterla.

-          Aaaauuuu!!!!

-          Ssshhh!!!! Cállate!!!

Dios. Mi orificio se abrió para recibir semejante vergota que tenía Jorge. Se detuvo. Me dolía. No tenía tan abierto el culo. Dio un respiro y me la siguió empujando hasta meter más de ma mitad.

-          Dios!!! Espera!!! Me duele!!!

-          Sólo relájate!!!

Con sus dos manos separó mis nalgas y la metió más.

-          Jorge!!, dije su nombre arrugando mi rostro de dolor.

Rodeó mi estomago con su brazo derecho haciendo lo mismo con el izquierdo pero ese brazo se dirigió a mi cuello para sostenerme. La retiró un poco y la volvió a meter.

-          Aaahhh!!! Que rico te entra!!!

-          …espera…por favor!!!

-          Tranquila, tranquila!! Ahorita se te pasa.

Apreté los labios y forme un puño sofocando el dolor. Se quedó quieto unos segundos y me la sacó toda. Sentía un gran alivio. Aunque no fue por mucho tiempo tener su verga adentro, había sido lo suficiente para dejarlo más abierto. Volvió a escupir su mano y sus dedos y me penetro el hoyo con ellos. Acariciaba mis paredes anales con sus dedos.

-          Tienes bien sabroso el culo.

Se jaló la verga como si se masturbara y me la volvió a meter. Está vez no me dolió tanto. Al contrario, sentí agradable.

-          Se siente rico cogerte por el culo, dijo excitado.

-          Ya no quiero hacer esto, dije.

-          No te creo.

-          En serio.

Empezó a moverse. Sacaba y metía su rica verga. Me empezó a gustar más. Soltó mi cintura y con su mano derecha cubrió mi vagina. La empezó a rascar.

-          …sii!!!

-          ¿Así te gusta?

-          …si.

-          ¿Dime qué más te gusta?

-          …que me…cojas

-          ¿Y que más?

-          Aaahhh!!! Todo.

-          Vamos, dime…¿Qué es todo?

-          Que me la chupes!!!

-          Sigue, que otra cosa.

-          …que…que me comas el culo.

-          ¿Si?

-          …si.

-          ¿Qué tanto?

No dejaba de penetrarme el ano.

-          Mucho.

-          A mí me encanta chupártelo.

-          ¿Si?. Se siente rico.

-          Me encanta meterte la lengua. Y olerte.

-          Si. Me gusta…también.

-          ¿También que te meta los dedos?

-          …si…también.

Se movía rico. La sacaba lentamente y la metía hasta el fondo. Dios, al ser más alto, me la metía a tal punto de levantarme un poco dejándome de puntas.

-          Mmmm…si!!! Que rico!!!, dije excitada.

-          ¿Te gusta como te la meto?

-          …si. Me encanta.

-          ¿Así te coge tu novio estúpido?

-          …no. No lo hemos hecho.

-          Mucho mejor.

Sus dedos no dejaban de frotarme el clítoris. Me encogía y echaba el culo hacía atrás.

-          Siii!!! Más!!!, decía muy excitada.

Levanté el brazo derecho y lo lleve hacia su cuello. Acaricie su nuca y su cabello. Giré mi cabeza hacia la derecha y bese su mentón.

-          Sigue!!! Métemela, le pedí.

-          ¿Quieres que te rompa el culo?

-          Si. Eso quiero!!

Penetró con más ganas.

-          Aaahhh!!! Que rico lo haces!!!

-          ¿Si, mi amor?

-          …sii!!!

-          Ya extrañaba esto desde aquella mañana.

-          Yo igual.

-          Obviamente tomaste la pastilla, ¿verdad?

-          …ajá.

Sus muslos chocaban con mis nalgas. Entraba y salía su vergota.

-          ¿quieres que termine adentro?

-          …si.

Siguió cogiéndome. No podía negarlo. Lo hacía demasiado rico.

-          Aaahhh!!! Siii!!!! Creo que ya casi!!!

-          ¿Si?

-          Sii!!! Mmmm!!! Que rico!!!

-          Vamos!!! Termina!!!! Lléname el culo!!! Hazlo!!!

Miré de reojo mi colita. Me excitaba mucho ver como me la metía. Bajé mi mano derecha a mi entrepierna y la puse encima de la suya. Quitó su mano y metió sus dedos a mi boca. Sin dudarlo se los chupé. Sabían ácidos.

-          Eso, mi amor!!! Pruébalos!!!

-          Saben ricos!!! Aaaahhh!!!

Agarró mi cintura con fuerza y me siguió cogiendo desesperadamente.

-          Aaaahhh!!!! Siii!!!! Que rico se siente!!!

-          Sigue!!! Vamos!!!

-          Siii!!! Ya casi!!!! Dios santo!!! Ya!!! Ya!!!!

-          Hazlo!!! Puta madre, termina!!!!

-          Si, si!!!! Mierda!!! Aaaaaaahhhhhhh!!!!! Que ricuraaaaa!!!! Siiiii!!!!!

Que rico. Expulsaba su rico semen. Me llenaba el culo. Le salió una cantidad como aquella mañana. Me abrazó con fuerza recargando su frente sobre mi cabeza. Se quedó intacto. Soplaba mi cabello. Estaba muy cansado. Retiró su verga toda semi erecta. La sensación de sacarla fue rica. Tenía el ano muy abierto. De repente tocaron la puerta.

-          Mierda, dijo.

-          Iré a ver, dije.

Me subí el calzón y mi pantalón y fui. Era el cartero. Recibí un sobre y volví a la cocina. Ya no estaba. Caminé hacia donde estaba mi sándwich. Me había olvidado de mi desayuno. Terminé de preparármelo. Mientras colocaba el jamón, sentí que algo resbalaba rumbo a mi trasero. El semen de Jorge estaba a punto de salirse. Solté el jamón y caminé rápido al baño. Me senté y espere a que empezara a salir. Mi curiosidad por ver ese líquido, vagaba por mi cabeza. Separé las piernas y metí la mano derecha en mi entrepierna. Con la yema de mi dedo medio acaricié mi orificio. Estaba húmedo. Lo metí. Estaba muy lubricada. Sentía resbaloso y a la vez pegajoso. Escurría ese líquido de mi entrada. Embarré el dedo recogiendo lo que tuviera que recoger. Vi mis dedos. Mi dedo medio estaba cubierto de semen. No lo pensé más y lo probé. Sabía ácido y raro. Tenía un sabor salado. Lo chupe bien. Volví a metérmelo y a recorrerlo por toda mi orificio. Acaricié las paredes de mi culo. Lo saqué. Pujé un poco y salió. Miré mi mano y me chupé los dedos. Regresé mi mano y sin meterlos los coloqué esperando a que saliera más. Pujé y me tiré un pedo. Subí mi mano a mi rostro y olí mis dedos.

-          Que puta asco, dije riendo y arrugando la cara.

Apestaban a pedo. Raro y un aroma desagradable. Decidí parar. Me limpié el culo y me lavé las manos. Regresé a la cocina. Ya había pasado mucho tiempo y no había desayunado. Cuando estaba comiendo estaba pensativa. No me sentí tranquila.

-          ¿Qué hice?, me pregunté preocupada.

Estaba mal lo que había sucedido.

Los días y las semanas pasaron hasta llegar el mes de Agosto. Me distancié de mi hermano un poco. Pasé menos tiempo en la casa. Por las tardes salía a dar la vuelta, a casa de Lili que últimamente la eh considerado como una hermana y una mejor amiga. Incluso aunque lloviera salía. Tenía que dejar de pensar tanto en él. Al salir con mi novio y que me besara y me abrazara me hacía recordar el como lo hacía Jorge conmigo. Extrañaba sus manos, sus besos, sus caricias.

Este sábado 26 de Agosto pasó lo inesperado. Y vaya que lo fue. El día había comenzado normal. Los dos desayunamos juntos. Tendí mi cama, barrí mi cuarto, sacudí mis muebles. Mientras les quitaba el polvo a mi televisión, tocaron la puerta.

-          ¿abres tú?, pregunté en voz alta.

No contestó Jorge. Dejé el trapo y fui a ver quién era. Para mi sorpresa al abrir, apareció Paola.

-          Hola, Daniela.

-          Hola, pasa.

Nos saludamos.

-          Siéntate, ahorita le hablo.

-          Gracias.

Caminé a su cuarto. Toqué.

-          Hey, vino Paola.

No me contestó. Entré a su cuarto y no estaba. Caminé a su baño y no estaba. Al salir lo vi por su ventana. Iba al cuarto de servicio. Salí para decirle que su noviecita había llegado. Al pasar por la sala sólo le sonreí. Caminé hasta llegar al cuarto. Al entrar lo encontré oliendo mis calzones.

-          ¿Qué estás haciendo?, le dije sorprendida.

No dijo nada y los apartó de su cara. Le arrebate mi prenda de un manotazo.

-          Maldito cerdo, le dije.

-          Tranquila, tranquila, dijo dándose por vencido y levantando sus brazos

-          Vino Paola.

-          ¿Vino?,

Caminó. Al atravesar la puerta aproveche para darle un golpe en la espalda con la mano.

-          Ya!!! Párale!!!, dijo riéndose.

Se fue trotando.

-          Idiota, dije al verlo entrar a la casa.

Miré mi calzón. Era el que había usado el viernes. Siempre duermo con un calzón limpio y dejo en la ropa sucia el que use durante todo el día. Lo olí. Apestaba a culo. Era un completo asqueroso. Le gusta oler mis prendas usadas. Ni idea desde cuando lo hace. Lo dejé y regresé a mi cuarto. Al entrar a la sala, los vi besándose. De la nada me sentí celosa, pero los ignoré. Terminé de sacudir y preparé mi ropa para bañarme. Saqué un pesquero verde claro y una blusa blanca con flores. El sol estaba a todo su esplendor por lo que iba a hacer mucho calor. Entré a mi baño y me empecé a desvestir. Me quité la blusa, el short y el calzón. Los aventé a la canasta de la ropa sucia. Giré la llave del agua caliente así como la del agua fría. La combiné hasta que estuviera lista. Di un paso más para que el agua me envolviera en ella. Recorría mi cuerpo. Acariciaba mis hombros, mi cuello, resbalaba por mi espalda hasta mi culo formando una cascada en mi entrepierna. Miré al techo dejando que el chorro de agua mojara mi rostro. Mis manos vagaban por toda mi piel. Me relajaba de toda esa tensión que mi mente y cuerpo contenían. Mi ducha iba de maravilla hasta que unas manos me tomaron de la cintura. Brinqué y quise girar pero no pude.

-          Ssshhh, quédate quieta.

-          ¿Qué mierda haces aquí?, pregunté exaltada

-          Necesitaba verte.

Su cuerpo estaba pegado al mío. Su pecho se recargaba sobre mi espalda y su miembro se metía entre mis muslos. Bailaba chocando con ellos. La tenía semi erecta. Quitó sus manos de mi cintura y resbaló sus yemas sobre mis brazos. Los acariciaba de arriba abajo. Mientras lo hacía, besaba mi hombro izquierdo recorriendo cada centímetro de mi piel dirigiéndose a mi cuello. No podía y no quería detenerlo.

-          Tienes una piel hermosa.

No respondí a su alago, estaba muy centrada en disfrutar sus besos y sus caricias. Dejó mis brazos y rodeó mi estómago con sus largas manos. Mi culo parado pegó en su pelvis disfrutando de su larga verga tocando mis arrugados pliegues. Su mano derecha empezó a bajar lentamente rozando mi ombligo, mi pelvis, hasta llegar a mi zona. Sus dedos acariciaban ligeramente mis pliegues mojados. Siguió bajando hasta cubrirlos por completo con la palma de su mano. Dios, sentía tan rico que me tomara así. Su otra mano subió por mis costillas hasta mis senos, pellizcando suavemente mi punta derecha. Mordí mis labios. Disfrutaba mucho sus manos en mis zonas más sensibles. Mi culo chocaba con sus muslos.

-          Tienes el culo bien paradito. Que rico.

Sonreí. Comenzó a columpiarse lentamente como si me estuviera cogiendo. Su miembro estaba duro de lo excitado que estaba.

-          …espera, dije

-          ¿Ahora que?

Siguió columpiándose y rascando mi vagina.

-          ¿y Paola?

-          Está en mi cuarto. Le dije que me bañaría en la recámara de mamá.

Pellizco mi pezon.

-          Esto…no está bien, Jorge.

-          Ya lo sé. Pero nos gusta, ¿no?

Al preguntarme comezón a frotar mi clítoris haciendo que me retorciera un poco.

-          No te muevas.

El agua caía sobre nosotros. Nada era mejor. Se había tardado para volver a erizar mi piel.

-          Que pena que ya estés limpia.

-          ¿Por qué?

-          Porque me hubiera gustado limpiarte todo con mi lengua.

-          ¿Si?

-          Si. Más tu rico culo.

Si ya lo había hecho y me había gustado, era inevitable negar que lo volviera a hacer.

-          ¿oler mis calzones no fue suficiente?

-          …nunca. Además me encanta olfatearte el culo.

-          ¿Desde cuando lo haces?

No contestó inmediatamente.

-          ¿de verdad quieres saber?

-          …si.

Resbaló su lengua por mi cuello hasta mi oreja izquierda.

-          Desde que teníamos 14, susurró.

No me esperaba esa respuesta. Durante 10 años ah estado obsesionado conmigo.

-          Tienes un cuerpo hermoso, hermanita. Cuando te veo se me para bien rico.

Me soltó y se inclinó viendo hacia mi trasero. Lo jugó dándome nalgas y metiendo los dedos en mi entrepierna acariciando mis pliegues y la entrada de mi culo con su pulgar derecho.

-          Mira que rico, dijo separándome las nalgas para ver mi zona.

Se agachó detrás de mí y mordió mi glúteo derecho. Lo chupó. Volvió a separar mis nalgas y metió su cara en ellas empezando a lamer. Cerré mis ojos disfrutando de sus lamidas. Me abrió bien y siguió lamiendo. Su lengua acariciaba mi ano muy rico. Puse mi mano derecha sobre su cabeza y la enterré a mi culo. No dejaba de lengüetear.

-          Sigue

-          Lo tienes bien rico.

-          ¿Si?. Sigue. Me gusta.

Sus largas manos mantenían mi culo bien abierto para que él continuara su trabajo. Lamía y enterraba su lengua en mi orificio. Que rico sentía. Afortunadamente ya había lavado esa zona con agua para no sentirme tan incomoda. Se levantó. Cerró la llave del agua.

-          Ven.

Me tomó de la mano. Salimos del baño. Me paró frente a él dandole la espalda a la cama. Se agachó un poco y besó mi cuello. Formó un camino de besos hacia mis pechos. El aire me hacia tener frío, haciendo que puntas se endurecieran. Su boca besaba mi pecho derecho acercándose lentamente a mi pezon. La atrapó y la chupó jalándola al mismo tiempo. Me excitó como succionaba mi punta. La lengüeteaba. Abracé su cabeza. Continuó chupando. Bajó su mano izquierda a mi entrepierna y con sus dedos comenzó a rascarme el clítoris. Apreté los dedos de los pies. El placer de sus dedos y de su boca estaba aumentando. Dejó mi teta y bajó a mi vagina. Me dio un beso en los pliegues. Con sus pulgares abrió separó mis arrugados pliegues para destapar mi clítoris y lo tapó con su boca.

-          Dios, dije al iniciar unas ricas lamidas.

Su lengua me daba unas placenteras caricias en el clítoris. Combinaba su ritmo. Lento y rápido. Mis dedos apretaron su pelo. Era imposible quedarme quieta.

-          Sii!!! Así!!!

Saqué la pelvis para que pudiera chupar mejor.

-          Rayos, siii!!!

-          ¿Si te gusta?

-          …sii, contesté con los ojos cerrados.

Su lengua fue aumentando el ritmo. Cada segundo iba más rápido.

-          Aaahhh!!! Jorge!!

-          ¿Qué?

-          De…tente!!! Pa…ra!!!

-          Relájate.

-          …no…puedo

Dios, sentía que iba a venirme. Estaba apunto de eyacular. Se detuvo.

-          Acuéstate, me ordenó.

Lo obedecí. Me senté a la orilla de la cama y me dejé caer de espaldas. Se metió entre mis piernas y se recostó sobre mi para besarme. Su verga chocaba con mi vagina. Besó mentón, mi cuello, siguió con mis pechos. Los jaló como si quisiera arrancármelos. Lo hacía suavemente. Me excitaba que lo hiciera. Sus labios me apretaban las puntas. Continuó bajando por mis costillas llegando a mi ombligo. Me dio un beso. Avanzó a mi pelvis y llegó a mi clítoris el cual ya estaba un poco húmedo de su saliva. Resbaló su lengua haciéndome estremecer de placer. Mordí mi labio inferior. Plató sus labios sobre mi punto y succionó. Empezó a chuparlo como si sacara algo de él.

-          Mmmm!!!! …siii!!!

Apreté las sabanas con mis puños. Quise cerrar las piernas pero sus manos lo impidieron. Me comía tan rico que lo dejaría el tiempo que el quisiera. Dé repente penetró mi ano con uno de sus dedos. Al parecer era el índice derecho. Sentía extraño pero me excitó mucho más. Metió la mitad y lo sacó dejando su uña. No paró de lamer. Lo retiró para luego meter otro. Sin duda era el dedo medio. Lo sentía. Lo metió lentamente hasta el fondo.

-          Que rico te entra, dijo.

-          …si…¿te gusta meterlo?

-          Me encanta. ¿A ti?

-          …ajá…si

Me rascó por dentro. Lo hacía con la yema de su dedo. Lo giraba de izquierda a derecha. Lo sacó poco a poco hasta sacarlo por completo.

-          Que rico sabe.

-          …Dios, no hagas eso.

-          ¿Por qué no?.

-          Es…muy…sucio.

-          A mi me gusta, dijo volviendo a meterlo junto con el índice.

-          No, no, espera!!! Au, au, au!!! Duele!!!

-          Shhh!!! Cállate, me regañó en voz baja.

-          Es que duele.

Metió ambos dedos lo más que pudo. Me dolía.

-          Sácalos, por favor, le pedí.

-          Ahorita.

-          Hazlo, me duele!!

Los fue sacando lentamente hasta liberarme de ese dolor. Sentía el ano un poco más abierto.

-          Huele rico, dijo.

Levanté un poco la cabeza para verlo. Vi como se chupaba los dedos.

-          Que asco, no lo hagas.

-          Te sabe rico.

Volvió a meterme los dedos y los sacudió haciendo temblar mis nalgas y mis muslos. A pesar de que me dolía, me gustaba. Sofoqué el dolor apretando los dientes. Paró y flexionó mis piernas de modo que mis rodillas tocaran mis pechos. Escupió su mano y se jalo su miembro. Lo lubricó con su espesa saliva. Flexionó un poco sus piernas para que su verga estuviera a la altura de mi entrepierna. Me dio ligeros golpes en mi rajita con su vergota. Acarició mis pliegues con su glande.

-          Métela, le pedí.

Necesitaba que me cogiera ya. Deseaba sentir ese largo miembro adentro.

-          ¿si?, ¿eso quieres?. ¿mi verga en tu rica concha?

-          Si. Eso quiero. Vamos!! Hazlo!!

Miró a mi entrepierna y sólo sentí su punta separando mis pliegues para adentrarse en mi.

-          Aaahhh!!! Que rico!!!

Entrecerraba los ojos y mantenía su boca abierta dejando salir un ligero jadeo de placer. Me mordí los labios al sentir toda su verga adentro.

-          Muévete, le pedí.

Empezó a columpiase. Metía y sacaba.

-          Mmm si!!! Así!!!

-          ¿Te gusta?, preguntó

-          Si. Sigue

-          Dios, que rico!!!

-          ¿Si?. Métela toda.

-          Claro, mi amor. Lo que tu digas.

Continuó metiéndola. Lo hacía lentamente. Su miembro rozaba mis paredes generándome un deleitante placer. Separó mis piernas y me abrazó. Me cargó y me subió más a la cama. Se recostó sobre mis pechos sin dejar de penetrarme.

-          Te entra bien rico!!!

-          …si!! Sigue!! Le susurré al oído derecho.

Aceleró el ritmo.

-          Ándale!!! Así!!!

-          ¿Te gusta más así?

-          Siii!!! Se siente rico!!

Lo abracé y mordí suavemente su oreja.

-          Lo haces bien, le dije.

-          …Me encanta cogerte.

-          Sii!!! Coges rico!!

Bajó el ritmo. La metía hasta adentro.

-          Que bien se siente!!!, dijo muy excitado.

-          Sigue. Sigue metiéndola!!

Mis piernas colgaban a la altura de su cintura. Su verga entraba muy rico en mi vagina. Sentía sus venas rosado mis paredes.

-          Dios, que sabroso se siente!!!

-          ¿Ya te vendrás?, le pregunté

-          No. Y no quiero todavía!!

-          No. No lo hagas!!

Me besó. Mordió mis labios. Los chupaba. Se enderezó. Agarró mis piernas de mis pantorrillas y siguió cogiéndome. Sentía mucho mejor.

-          Así!!!

-          ¿Te gusta?

-          Sii!!! Sigue!!!

-          Aaahhh!!!, gimió.

-          Más!!! Más rápido!!!, le pedí pellizcándome las puntas de mis pechos.

Lo hizo.

-          Aaahhh!!! Sii!!! Que rico!!!

-          Cállate!!! Escuchará!!!

-          …perdón…es…que…mmm sii!!! Así!!!

No podía controlar mis palabras. Sentía tan rico que me era imposible hablar con claridad.

-          Debo volver, dijo seriamente.

-          …no…espera, dije estirando mi brazo derecho para tocar su pecho.

-          Si. Ya me tardé un poco.

Dejé caer mi brazo algo desilusionada. Sus ojos no se apartaban de mi.

-          Lo siento.

Retiró su miembro y tomó mi toalla para enrollarse su zona y sus piernas. Agarró sus cosas y salió dejándome votada en la cama. No sabía que hacer.

-          Mierda!! Dije muy disgustada

El momento estaba de maravilla. Comenzó tan inesperadamente y terminó de la misma manera. Ni siquiera quiso terminar. Di un respiro para relajarme. Si de algo me daba cuenta es que su princesa no estaba a mi altura, así que tenía todas de ganar. Y si había alguna forma de que tenerlo conmigo era dándole celos. Me vestí lo más rápido que pude. Tomé mi celular e invité a Adrian a la casa. Me peiné, me maquillé y salí a verlos. Al atravesar la sala, vi que le agarraba la pierna. Caminé a la cocina por agua y los observé sin que me vieran. La besaba sin soltar su pierna.

-          Espera, aquí no, le dijo.

“¿aquí no que?”. Me pregunté. No era de sorprenderme que ya se la haya tirado. Sino que él prefiriera hacerlo más con ella que conmigo.

-          Tranquila, está en la cocina, no nos ve, le dijo.

-          No me siento cómoda aquí.

-          ¿Vamos a mi cuarto?

Solo eso me faltaba. Tirársela en su propio cuarto. Era un hijo de perra el maldito. Regresé como si nada para ver que hacían al verme.

-          ¿y…a dónde irán hoy?, les pregunté acercándome a ellos.

-          Pues…no sabemos aún, contestó mi hermano.

-          Oh que bien.

-          ¿Por qué?, ¿tú que harás?

-          Vendrá Adrian.

-          ¿a que hora?

-          Ahorita en un rato.

-          Que bien.

-          Bueno los dejo jaja

Seguí mi camino a mi recámara. La verdad quería saber que pensaban hacer pero no podía quedarme ahí sentada a esperar. Habían pasado unos minutos y tocaron a la puerta. Cuando salí a revisar Jorge le había abierto. Llegué y lo abracé dándole un gran beso de bienvenida. No podía aguantarme las ganas de ver a Jorge verme como lo trataba. Lo solté. Vi que caminó para el sofá. Paola ya conocía a Adrian pero no tanto.

-          Bueno, no los interrumpimos, vamos a estar en el cuarto, dije mirándolo.

No mostraba celos o enojo pero estaba segura de que no le pareció el como besé a Adrian. Resumiendo un poco las cosas él y Paola salieron. Y Adrian y yo vinos una película en mi cuarto. Se fue a las 8 de la noche. Estaba un poco llena de las palomas que habíamos hecho pero aún así me tomé un sabroso café. A las 9:30 llegó mamá.

-          Ya llegué, avisaba.

-          Hola, ¿Cómo te fue?

-          Bien, aunque algo cansada. ¿Tu hermano?

-          Salió

-          ¿Con Paola o con sus amigos?

-          Con Paola.

-          Bueno. Ya no debe de tardar. ¿Ya cenaste?

-          Ya.

-          Bueno. Yo ya me iré a dormir, corazón. No aguanto los pies.

-          Si, mamá, buenas noches. Descansa.

Me encerré en mi cuarto y me cambié a una blusa verde y un pantalón gris para dormir. Me recosté y vi la tele. Pasaron unos minutos y escuche entrar a alguien. Supuse que era Jorge. Miré el reloj. Las 10:40. No se que habrá hecho con Paola, pero necesitaba saberlo. Salí y lo vi.

-          Ah eres tú, dije.

-          ¿Cómo?

-          Escuché un ruido, pero eres tú.

-          Si. ¿Mamá ya llegó?

-          Ya.

-          ¿Cómo te fue?

-          Bien. ¿y a ti?

-          Igual.

-          Que bien. ¿Qué hicieron?

-          Pues…vinos una película e hicimos unas palomas. ¿Y tú?.

-          Fuimos al cine.

-          Ah que bien. ¿Cuál vieron?

-          Annabelle 2

-          Oh bien.

Caminé junto a él dirigiéndome a la cocina. Tomé un vaso de agua. Mientras lo hacía entro el también. Abrió el refrigerador. Sacó un yogurt. Al darle la espalda esperaba algún movimiento de su parte. Guardo silencio. Giré la mirada hacia la derecha para ver hacia atrás de reojo. Lo vi saliendo de la cocina. No hizo absolutamente nada. ¿Qué pasaba?, me pregunté. Volví a mi recámara y me acosté esperando a que el sueño me atrapara y me hiciera olvidar ese día. Desperté de la nada. Estiré el brazo a mi buró buscando mi celular en medio de la oscuridad. Eran 3:20. Me levanté y fui al baño sin prender ninguna luz. Conocía perfectamente toda mi casa. Oriné un poco y volví. Al entrar a mi cuarto unas manos me tomaron del brazo. Grité. Me taparon la boca.

-          Soy yo, dijo Jorge.

Sin decir nada más, su boca buscó la mía. Me dio un gran beso metiendo su lengua. Sus manos me tomaron y me pegaron a él. No podía ignorarlo. Esperé para que lo hiciera en la cocina. No podía negárselo a esas horas de la noche. Su mano derecha presionó mi entrepierna. Dios, sentía rico tener su mano ahí. Su boca me besó la mandíbula, el cuello. Mis manos vagaban por toda su cara.

-          ¿te gusta?

-          …si.

Se agachó enseguida y me bajó el pantalón juntó con el calzón desesperadamente y me dio una rica lamida en la vagina. Sentí riquísimo que hiciera eso. Me erizó la piel.

-          Que rica te sabe. Fuiste a mear, ¿verdad?

-          …si, ¿porqué?

-          Te sabe rica. Ácida y a orines.

-          ¿Y…te gusta eso?

-          Me excita. Si, contestó lengüeteando mi clítoris.

-          Aaahhh!!! Si!!! Así!!!!

Gemí y apreté su pelo formando un puño. Su lengua acariciaba mi concha como si fuera una brocha. Era un placer tan hermoso. No me controlaba. Me columpiaba, sacando y metiendo mi pelvis. La chupaba tan rico.

-          Sigue!!!, le pedí muy excitada.

Me succionaba el clítoris con rapidez.

-          Que rico!! Chúpalo!!!

Se levantó y prendió la luz de arriba. Cerró la puerta poniendo seguro y me dio la vuelta pegando mis pechos y mi estómago al muro. Me dio una nalgada.

-          Agarra tus nalgas y sepáralas.

Lo hice. Chupó su dedo medio y lo colocó en mi entrada anal. Aunque estaba un poco apretada logró meterlo lentamente.

-          ¿sientes rico?

-          …si.

Cerré mis ojos disfrutando la sensación de como me lo iba metiendo.

-          Lo tienes apretado, que rico.

Me rascó por dentro. Sentía extraño pero muy rico. Me excitaba cada vez más. Apreté un poco.

-          Mmm que sabroso lo aprietas. Ojalá así apretaras mi verga cuando te la meta.

No me lo imaginaba pero me encantaría sentirla muy adentro, pensé en ese momento.

-          Sácalo. Puja, me ordenó.

Lo obedecí consiguiendo sacar su dedo de mi culo. Lo puso sobre su nariz..

-          Mmm que rico huele.

-          …no, no hagas eso.

Aunque me dio un poco de desagrado lo que había hecho, me calentó mucho. Se agachó y separó mis nalgas con sus manos. Quité las mías para tocar mis pechos.

-          Mira que delicia de culo.

De reojo y mirando hacia mi trasero, vi que se inclinó metiendo su cara. Untó su nariz en mi orificio.

-          Te apesta bien rico.

Reí.

-          Casi no has cagado, ¿verdad?.

-          ¿Por qué?

-          Porque no te huele a tanta mierda. Pero no me importa. Cómo estás bien ricota, te lo chaparía aunque hayas cagado todo el puto día

-          Que puerco. No.

Me dio una nalgada en el glúteo derecho. Separó mis nalgas nuevamente y le dio un profundo y largo respiro a mi ano.

-          Dios mío, huele de lo más rico. Hasta tus pedos han de oler rico.

-          Jajaja ya no hables.

No creí que fueran tan asqueroso y tan pervertido. Pero sin duda me excitaba de maravilla con sólo escucharlo. Dé repente me dio una lenta y rica lamida en el ano.

-          Mmmm, reaccioné cerrando los ojos disfrutando de su rica lamida.

-          Te exquisito el hoyo.

-          Hazlo otra vez, le pedí.

-          ¿te gustó?

-          …ajá.

Lo repitió. Volvió a lamer mi sucio culo.

-          Mmm que rico, dije.

Separó mis nalgas lo más que pudo y comenzó a lengüetear.

-          Así!!! Que rico!!, dije mordiendo mis labios.

Lo chupaba tan rico que no quería que se detuviera. Quizás no es el mismo placer como cuando me chupa el clítoris, pero la sensación y el morbo de sentir su lengua en esa zona me excitaba con ganas.

-          ¿te gusta chuparlo?

-          Si. Me encanta.

-          Méteme los dedos, le pedí excitada.

-          Claro que si, hermosa.

Escuché que se los chupó. Acarició mi entrada y lo metió lentamente. Que rico sentía. Al tenerlo bien metido, me rascó.

-          ¿te gusta?, me preguntó.

-          …si.

Lo retiró. Y me jaló a la cama. Me empujó cayendo de espalda. Me quito rápidamente la pijama y el calzón. Separó mis piernas y empezó a chupar mi vagina.

-          Mmmmm!!!! Siii!!!! Así!!!!

-          Que rica la tienes!!!

-          ¿si?. Chúpala!!!

Siguió haciéndolo. Bajó un poco su lengua y jugó con mi ano. Lamía como si quisiera meter su punta. Sentía riquísimo.

-          ¿te gusta chupar ahí?

-          Si, mi amor. Te sabe rico.

-          Mmmm!!! Sigue!!! Métela!!

Su lengua entraba un poco. Al menos lo suficiente para disfrutarla. Subió a mi clítoris y lo lengüeteó.

-          Aaahhhh!!!! Mmmm!!!

Mis manos vagaban por mi cintura, mis costillas. Pellizcaba mis pezones. Me los jalaba. Su rica lengua jugueteaba mi zona. Dios, me volvía loca. Metió dos de sus dedos a mi culo mientras me chupaba la concha. Esa combinación fue lo mejor.

-          ¿Qué sientes?, me preguntó.

-          …ri..co!!! Muy bien!!! Aaahhhh!!! Siii!!!

-          Me encantas, Daniela.

-          Y tú… a mi. Aaahh!!! Que rico!!!

Era inevitable controlarme.

-          Baja la voz.

-          …ajá.

Tomé una almohada y me tapé la cara con ella. Se detuvo. Me destapé y lo miré. Se quitó su short tan rápido como pudo. Subió a la cama y separó mis piernas flexionándolas al mismo tiempo.

-          Te vez bien rica.

Solo sonreí. Se quitó la playera quedando completamente desnudo. Aunque no fue muy seguido al gimnasio, consiguió que se le marcaran un poco los músculos. Se jalaba su miembro. Se le veía tan parada que hasta la boca se me hacía agua. Mordía mis labios conteniendo mis ganas de comérsela y darle una buena mamada.

-          ¿Qué?, preguntó.

-          …¿eh?, pregunté estúpidamente.

-          ¿quieres probarla?,

-          …ajá.

Bajó del colchón y se quedó a pie esperando. Me impulsé hacía él y avance a gatas sobre mi cama. Conforme me fui acercando bajé la cara en dirección a su rica verga. Tragué saliva y abrí mi boquita para recibir ese hermoso pedazo de carne. Mis labios tocaban su punta. Le besé el glande. Agarré su miembro y le chupé la punta como si fuera un chupón.

-          Te sabe acida la punta.

-          ¿Y te gusta?

-          Ajá, contesté riéndome.

Sus manos me peinaban. Juntaban mi cabello haciéndome una coleta hacia arriba. Se columpió suavemente penetrando mi hocico. Me entraba resbalando mi lengua, mis labios y mi paladar.

-          Que rico te entra.

Miré hacía su cara y succioné.

-          Eso!!! Así!!!

Se columpió nuevamente logrando que su punta atravesara mi campana y bajara por mi garganta. Contuve la respiración para no tener ma sensación de querer vomitar. La dejó metida unos segundos, que delicia. Como máximo 6 minutos tuve su verga en mi linda boca. La sacó. Di un respiro de alivio.

-          Que linda te vez así.

Se agachó y me besó metiendo su lengua. Combinamos nuestra saliva. Se apartó y me escupió la boca. Se enderezó y untó su verga sobre mi boca. La abrí y la metió. Chupé su los cinco centímetros de su verga. Succionaba.

-          Abrela más, me ordenó.

Lo obedecí y penetro lo que pudo. Su punta rozó mi paladar y atravesó mi campana. Saqué la lengua para que entrara más. Mis ojos empezaron a cubrirse de lágrimas. Me estaba quedando sin aire y no le importó. Estiré el brazo derecho y apreté su brazo que sostenía mi cabello como señal de que parara.

-          ¿ya?

Tosí. La saliva se me salía. Soltó mi cabello y me agarró de la nuca para enterrarla sin tener un poco de piedad de mí. Dios, estaba que me ahogaba. Sentía la cara caliente. Tenía su verga hasta el fondo. Retrocedió y la sacó. Di un gran respiró.

-          Eres…un…pendejo!! Me estaba ahogando, le dije enojada con la boca cubierta de saliva.

-          Pero te gustó, ¿no?

Sólo lo miré. No dije nada. Tenía razón. Me encantaba tanto que me la meta que podría estar con la garganta inflamada y aún así lo dejaría que me la meta hasta el fondo de mi boca.

-          Ven, recuéstate.

Me ayudó a recostarme y se subió. Separé las piernas para que se recostara sobre mi entrepierna. Agarró su miembro y lo untó en mi vagina.

-          ¿quieres que te coja?

-          …ajá, contesté mirándolo a los ojos y acariciando su rostro.

Buscó mi entrada y la metió lentamente. Apreté sus hombros.

-          Mmm que rico!!!, dijo.

-          ¿te gusta?

-          Mucho. Siento muy bien.

Le sonreí y lo besé. Metía y sacaba lentamente su miembro. De la nada su ritmo cambió bruscamente.

-          Aaahhh!!! Dios!!!

-          ¿así está mejor?

-          …si!! Se siente bien..pero!!!

-          Aaahhh!!! ¿pero que?

-          Tú!!! Te vendrás!!!

-          Tranquila. Mmmm!!

Sentía de maravilla. La metía hasta lo más profundo. Se enderezó quedando hincado. Agarró mis piernas sin juntarlas y siguió penetrándome. La sacó y la metió.

-          Sigue!!! Métela más!!

-          ¿si?

-          Si!!!

Continuó cogiéndome con ganas. La metía como se lo pedí. Dios, que rico.

-          Que rico!!! Aaaahhh!!!

Me gustaba como gemía de placer. Le encantaba cogerme y a mí también. Toqué mi cuerpo. Apreté mis pechos. La metía con ganas. Parecía que estaba por acabar.

-          Aaaahh!!! Siii!!! Así!!!

-          Baja…la voz!!

-          …esta..bien!!

-          Ven, móntame.

Me la sacó y se recostó aún lado de mi. Me paré y me subí en él. Escupí mi mano y froté su verga. Acaricié mi vagina con su glande y me la metí.

-          Aaahhh!!! Eso!!! Métetela toda!!

Me senté sobre su vergota bien parada hasta que entrara toda. Sus manos me tomaron de la cintura y empezó a moverme. A lo que yo únicamente comencé a levantarme y sentarle ligeramente.

-          Así!!! Sigue!!!

-          ¿te gusta así?

-          Sii!!! Bríncame!!!

Columpiaba mi cintura de atrás hacia adelante.

-          Que rico te mueves!! Hazlo más rápido!!!

Lo hice. Me levanté un poco y sacudí mi cadera.

-          Dios mío!!! Aaaahhh!!! Así, hermanita!!! Que rico!!!

-          ¿si?.

-          Siii!!!

Me recosté sobre él. Tomó mis nalgas y me las frotó. Me pellizcaba.

-          Tienes un culo bien rico.

-          Jaja gracias.

Subió su cadera para meterme su verga. Me quedé quieta disfrutando de su penetración.

-          Me encanta metértela!!

-          A mí también!! Métemela toda!! Ándale!!

Lo hizo pero con ganas.

-          Mmm sii!!! Que rico!!!

-          Verdad que di!!! Aaahhh!!! Te comería todos los días!!! Hasta en tus periodos!!!

-          Jaja no eso si que no!!

-          Hay que intentarlo.

-          Jamás!!! Dije riendo.

-          Ya lo veremos, dijo cogiéndome desesperadamente.

-          Aaahhh!!!! Jorge!!! Siii!!!! Que ricoo!!! Más!!! Más rápido!!!

-          ¿te gusta, mocosa culona?

-          Sii!!! Muchísimo!!!

Sin pedírmelo y ni avisármelo, metió uno de sus dedos a mi culo. Ya no me daba tanta pena. Al contrarío me encantó que lo hiciera.

-          Lo tienes bien rico, hermanita!!, dijo excitado.

-          ¿Por qué te gusta? Aaahhh!!!

-          Porque te huele muy rico!! Y estás bien buenota!!!

-          Jaja ¿mucho?

-          Demasiado. A puesto que los de tus salón quisieran cogerte como yo lo hago.

-          Jaj no lo sé.

-          Claro que lo sabes. Y sabes que estás rica y buena, pero te gusta que te lo digan porque te excita, ¿o me equivoco?

Me conocía perfectamente. Sólo reí y empecé a besar su cuello. Olía riquísima su piel. Quedándome recostada siguió metiéndomela sin parar.

-          Aaaahhh!!! Que rico ma metes!!!

-          ¿te gusta mucho mi verga?

-          …siii!!! Está rica!!!

-          ¿te gustó que te la metiera hasta el fondo de tu rico hocico?

-          Si. Me gusta mucho.

Me excitaba mucho que me hablara con palabras fuertes, incluso con groserías.

-          Aaahhh!!! Hazlo más rápido!!! Por favor!!!

Necesitaba sentir más de él. Me complació.

-          Aaahhh!!! Así!!! Que rico!!!! Más!!! Me encanta!!!

-          Me gusta cono te vez!!!

-          Sigue!!! No pares!!!

Siguió con tanta rapidez que disfruté cada segundo de su miembro.

-          Dios mío!!! Siii!!! Que ricoo!!! Aaahhh!!!

-          Cállate!!! Vas a despertarla!!!

-          …no!!! No puedo!!!

Dios mío. Estaba a punto de estallar. Eso necesitaba. Lo deseaba. Mis ojos se entrecerraban del delicioso placer que me generaba esa verga. Sacó su dedo y lo chupó. No dije nada. Ya había sido suficiente que me chupara el culo. Lubricó bien su dedo con su saliva y lo volvió a meter a mi agujero.

-          Mmm que rico!!! Mételo más!!

-          ¿si?

-          Ajá, si.

Sentía rico que me enterrara su largo dedo. No podía contenerme. Dios mío tenía las ganas de soltar pero no podía. La sensación de orinar aumentaba más.

-          Dios mío!!!, dije muy excitadísima

-          Te vez hermosa!! ¿ya quieres terminar?

-          …sii!! …ya!! Aaaahhh!!!

Me sacó el dedo del culo y me cogió como un loco desesperado.

-          Puta madre!!! Siii!!!! Así!!!! Que rico!!! Que rico siento!!!

Mis ojos se cerraban inconscientemente. Estaba al borde del clímax.

-          Eso, hermanita!! Sigue gimiendo!! Me gusta verte así!!

-          …siii!!! Aaahhh!!! Más!!! Métemela más!!!

Rogaba que me diera más rico. Mi rostro se me arrugaba como si quisiera llorar. Sus manos me tomaban de la cintura mientras su vergota salía y entraba de mi concha bien húmeda.

-          Dios, dios, dios!!!

Esas ultimas palabras fueron testigos de un maravilloso orgasmo.

-          Aaaaaahhhh!!!!!! Mierdaaa!!!! Siiiii!!!!!

Dije en voz baja. Me revolqué encima de él. Me temblaban las piernas. Me abrazó fuertemente mientras mi vagina chorreaba ese líquido convertido en un indescriptible placer. Parecía que me orinaba.

-          Que rico me mojas, bonita.

No podía hablar. Estaba ida, estúpida. Aún no reaccionaba de ese encantador momento. Nos quedamos inmóviles. Pasaron unos segundos y me volvió a meter.

-          Ahora es mi turno, me susurró.

-          Ajá

Me cambió quedando yo abajo, tal como habíamos empezado. Sin dejar pasar un solo segundo, comenzó a cogerme.

-          Tengo tanta suerte de tenerte, dijo

-          Yo…también!!!

-          Aaahhh!!!! Que ricura!!!

-          ¿Qué pensará Paola de esto?

-          Aaaahhh!!! …no tiene…que pensar... nada!!

-          Sigue!! Vente!!!, le dije abrazando

-          Dios!!! Creo que ya!!! Casi!!

-          Sigue!!! Lléname la concha!!! Vamos!!! Cógeme rico!!!

-          Sii!!! Dios mio!!! Aaaahhh!!!! Rayos!!! Aquí voy, aquí voy!!! Si, si, si!! Aaaaaahhhhhh!!!! Siiiiii!!!!!!! Dios santo que ricooo!!!!!

No tardó tanto en terminar. Expulsaba su rico y espeso semen dentro de mi. Su verga pulsaba mientras bombardeaba mi linda vagina de su rica leche.

-          ¿cansado?

-          Un poco.

-          ¿un poco? Jajaja

-          Si.

Me besó.

-          ¿te imaginas si Paola se llegara a enterar?, le pregunté como broma.

-          No lo hará.

-          ¿Por qué?

-          Porque terminé con ella.

No me esperaba esa respuesta. Se levantó y se puso su short. Me quedé sin palabras. No sabía que decirle.

-          Pero en fin, agregó.

Se acercó a mí y me dio un beso de despedida.

-          Ahora te toca a ti. Nos vemos. .

Salió del cuarto. No sabía si esa era una buena o mala noticia, pero de lo que si estaba segura es que en pocas palabras logré lo que él se quedara conmigo.

FIN