Una Mano Fortuita
Como por solo un gesto pueden cambiar todos los planes, solo dos desconocidos que en la oscuridad de una discoteca, se dan la mano y entrelazan sus dedos, sin saber adónde les llevara ese camino, sin importarles, pensando más que en el hoy, pensando en el ahora, en el instante que sus manos se unen.
Una Mano Fortuita
Estaba bailando solo como siempre, ya que con la edad había entendido que no podía contar con nadie más que conmigo mismo, a mis amigos no les gustaban las discotecas y no había forma humana de convencerlos de ir, ni un solo día. Así que me iba yo solo al pueblo de al lado, que había más marcha y nadie me conocía para meterse conmigo luego después por ir solo a las discotecas. Que la verdad sí que era un poco triste, la única pega del plan era que si bebía mucho tenía que coger el bus, que había que caminar un poco y esperar, palabra que por cierto, odio un poco, además de la pega de dejar el coche aquí aparcado, hasta que me encontrara bien para recogerlo, al día siguiente o al otro.
Estaba allí bailando mirando a la gente que me rodeaba, sin mucho interés, ya que no había gran cosa, cuando se abrió el grupo que tenia detrás de mí y pasaron tres chicas, la más alta era más alta que yo, no mucho mas, pero algo si, tenía unas curvas leves, una cara bonita decorada por un pelo pelirrojo que parecía increíble. La mediana de un tamaño algo menos que el mío, pero con unas curvas moderadas, unos ojos azules que hacían contraste con su pelo negro y su piel morena. Y por último, la más bajita, que su cabeza llegaría por mis hombros, tenía unas curvas espectaculares, una mirada verde, tierna de inocencia, un pelo largo hasta el culo y ondulado de color rubio, todas iban vestidas con un top parecido y unos pantalones, sin embargo, era ella la única que llevaba un atuendo un poco más salvaje.
Llevaba una minifalda de cuadros cortita y una camisa blanca un poco desabotonada, con medias blancas hasta media rodilla y unos tenis que no pegaban nada con eso, normalmente hubiera pasado del tema, pero la chica se agacho sin doblar las rodillas, dejando el culo erguido, así que, me mostro todo el tanga negro que acompañaba al sujetador, que se transparentaba bajo la camisa y se vislumbraba por la abertura que dejaban los botones quitados, además de un piercieng que coronaba el ombligo precioso. Haciendo un acto que normalmente no era típico de mí, me pegue a su culo y empecé a bailar, “restregando cebolleta”, si podía acostarme con una del pueblo de al lado, nadie del pueblo se enteraría, así que tenia doble ventaja. Cuando estaba allí refregando, la chica se levanto de manera brusca, asustándome y provocándome que diera un brinco hacia detrás, hubiera salido de allí, si no fuera porque aun sin mirarme, tanteo, mi cuerpo a ciegas de espaldas, buscando algo, por un momento pensé que quería meterme mano, pero no, solamente buscaba mi mano, la agarro y al poco enlazo sus dedos con los míos.
Si no hubiera enlazado sus dedos con los míos, hubiera puesto resistencia cuando tiro de mi, ya que hasta con ese gesto por un momento camine lentamente porque llegue a pensar que me llevaba al matadero. Pensaba que me llevaría a alguna parte donde estuviera el novio o donde ella y las amigas me fueran a echar la bronca, aunque claro, yendo cogidos de la mano, eso hubiera sido un poco más raro. Me llevo guiándome sin soltar su mano en ningún momento, hasta el otro lado de la discoteca, donde sus amigas dejaron sus bolsos todavía sin percatarse de mi presencia y ella se dio la vuelta, soltando mi mano, justo a la vez que me besaba en los labios, para luego susurrarme en el oído:
- ¿tienes novia?
Negué con la cabeza y dije “no” en su oído, entonces ella aun sin separarse de mí, me explico…
- Mis amigas no se creen que tenga novio y se ríen de mi, ¿te importaría hacerte pasar por el?
Me encogí de hombros
- Puede ser divertido
Cuando se dio la vuelta, al mirar por encima de su hombro, las amigas nos miraban expectantes, ella se pego a mí de espaldas y yo por acto reflejo más que como algo que hubiéramos hablado, la rodee con mis brazos. Tanto ellas como nosotros, nos quedamos mirándonos en silencio, hasta que el más lanzado del grupo, ósea yo, harto de ese silencio incomodo más que nada, dije:
- ¿Qué?
Encogiéndome de hombros, dejando estupefactas a sus amigas que se miraban entre ellas y provocando un suspiro en mi “novia”, como ellas no decían nada, salto mi “chica” para decir:
- Este es Pedro, el chico de ciudad del que os hable, ¿os lo presento, no?
La amiga más alta y la más lanzada se acerco para darme dos besos por su cuenta, prácticamente ignorando a mi “pareja”, pero yo que quería hacerlo todo más divertido y darle un escarmiento de paso, le ofrecí la mano, dejándola totalmente fuera de juego. Aun confundida por mi jugada, se atrevió a estrecharme la mano, aun con el gesto de la cara totalmente torcido, como si no estuviera acostumbrada a eso. La otra menos atrevida o más educada, espero a que la rubia, hiciera las presentaciones.
- Pedro, María, María, Pedro
- Encantado
- Encantada
Ambos nos dimos dos besos, frente a la enfadada mirada, de la amiga que aun no había dicho su nombre, pero no estaba bastante furiosa, tenía que enfadarla un poco más.
- ¿Cómo habías dicho que te llamabas?
- Es que no lo he dicho
- Se llama Laura
Mi “novia” interrumpió captando mi jugada y enfadando un poco más a su amiga, a la vez que cortaba mis intenciones, su amiga se había cabreado más, con este gesto de mi “chica”. Aunque parecía más enfadada por el hecho de que la pusiera por debajo de sus amigas, que por el simple hecho sin maldad de que la vacilara. Una vez hechas las presentaciones, seguimos con la fiesta, cada una tenía un estilo de baile diferente, por gracioso que pareciera, al ser del mismo grupo, Laura, la más alta, hacia tuerking ganándose la mirada de la mayoría de tíos de la discoteca, la de en medio, bailaba moviendo todo el cuerpo dando saltitos que lejos de ser un baile feo, con las curvas que tenia ponía bastante.
Y mi “novia” supongo que era porque estaba conmigo empezó a “perrearme” como nunca me habían “perreado”. Pero lo que más me puso de eso, no fue el perfume a caramelo que llevaba, su cuerpazo que notaba pegado a mí, lo bonita que era cuando me miraba o lo bien que se movía, que también. Sino que mientras que bailábamos súper agarraditos, pegados a más no poder, su mirada no se apartaba de la mía ni un instante. Las amigas arrastraron a mi novia hasta el baño, tras un rato bailando, así. Me quede allí mirando cómo se marchaban con una sonrisa de autentico jilipollas, bailando con una pedazo de erección, que parecía que eso y que mi corazón, se habían puesto de acuerdo para salirse de su envoltorio a la vez.
Una vez en el baño…
- Que chulo es tu novio
Mi “novia” asintió
- No te pega nada
Dijo mas por coraje, que por otra cosa
- Yo creo que hacen buena pareja
Dijo María su otra amiga, alegrando la cara de mi “novia”
- Si tu lo dices…a mi me ha puesto súper cachonda, con solo su respuesta y esa chulería, si no fuera tu novio… me lo tiraba, que lo sepas.
- No seas guarra
- Tú tienes que estar chorreando, no veas cómo te rozas guarra, casi pareciera que es la primera vez.
Mi “novia” se puso colorada
- Es que, llevo mucho sin verlo y lo echo de menos
La amiga que no era tan habladora, pero que era más franca que las dos juntas.
- Sonia, tu novio esta súper bueno
- Mira que calladita estaba María
- Que guarras sois, no me lo vayáis a quitar
Al poco salieron, tras acicalarse y haber hecho un pis cada una, riéndose las tres, pero la sonrisa se borro de su cara pronto, al verme rodeado de un grupo de chicas de fuera de su pueblo, que además jugueteaban conmigo porque se habían percatado de mi erección, intentando ligar conmigo, el gesto de Sonia fue el primero en torcerse, Laura que estaba molesta conmigo y con Sonia, quiso pagarla con las chicas y María que valoraba mucho a sus amigas se unió a la fiesta. Las tres se cogieron del brazo y se acercaron, dejando por un momento, al grupo de chicas un poco descuadrado, no a mí, ya que las vi llegar, aunque no esperaba que llegaran con tal fuerza.
- Disculpad
Dijo Laura, empujando por su parte con el cuerpo a una chica, que tropezó y casi se cae, por el tamaño de esta que ni se inmuto al ir agarrada de las chicas, María por su lado, aparto con suavidad a otra con la mano, demostrando ser un poco más precavida y Sonia mi “novia”, se soltó de sus amigas, justo, para colarse entre las dos chicas más cercanas a mí, y al tiempo que decía:
- ¡Amor!
Y me saltaba encima con brazos y piernas, si no la hubiera visto venir, tenía claro que me hubiera tirado al suelo de espaldas, porque aun viéndola venir, casi pierdo el equilibrio y di un par de pasos para detrás con la fuerza que me salto encima, además no tenia duda, que le había clavado mi erección hasta el sentido. A la vez la chica que había sido empujada, se encaraba con Laura, pero al ver su tamaño, unido a su mala leche, la chica comenzó a dejarlo estar y la otra chica que había sido desplazada por María, miraba la escena, mientras las dos chicas que estaban más cerca, miraban la escena sin saber qué hacer, terminando yéndose al final las cuatro.
- Misión cumplida Sonia (Dijo Laura, triunfal)
- Hay que ver que no te puedo dejar solo (Protesto, mi “novia”)
- Yo solo estaba bailando a mi aire (me defendí)
- A quien se le ocurre dejar un bombón como este por aquí (observo María, sin malicia)
- Oye, que ha sido culpa vuestra (Protesto de nuevo, Sonia)
- Nada, la próxima vez, entráis juntos al baño (Añadió María)
- Anda ya, que se lo tira en el baño y nos deja toda la noche aquí solas (Anuncio Laura)
- Oye, no es por nada, ¿acostumbráis a hablar de la gente, delante de ellos? (Pregunte)
Las chicas se miraron entre ellas y se pusieron a reírse
- No sé a vosotras, pero se me ha cortado el cuerpo, ¿nos vamos al sótano? (Anuncio Laura)
- Siiiii, vámonos para haya (Se ilusiono María)
- No se… ha venido mi novio, quizá no le apetece ir a allí (Dudo Sonia)
- Hombre menos mal, que una piensa en mí (Proteste)
- Claro, siempre lo hare nene (dijo Sonia, dándome un beso)
- Huy, no te pongas romanticona (Protesto Laura, empujando a Sonia, para separarla de mi)
- Venga, vamos (Hizo un gesto con la cabeza María)
- ¿quieres? (Me pregunto no muy convencida Sonia)
- Vale, voy (Dije desarmado, por esa mirada)
Las chicas recogieron sus cosas, que acababan de volver a dejar en su sitio, excepto mi “rubia”, que no se había despegado de mi, desde que había vuelto del baño, me volvió a agarrar la mano y nos pusimos de camino al sótano.