Una mamada de castigo (Versión completa)

Pillé a mi hermana robando dinero del bolso de mi madre, para comprar mi silencio la obligué a hacerme una mamada.

Hace un año ya de esto pero aun recuerdo aquel día como si fuese ahora mismo, ese día marcó un antes y un después en el mundo de perversión en el que mi hermana, tras engañarme en una fiesta de un amigo, me había metido.

Volvía del gimnasio de entrenar con ganas de tomarme un buen vaso de zumo, dejé mi bolsa de deporte en el salón y me dirigí a la cocina, ahí encontré a mi hermana que al escuchar abrir la puerta se giró de golpe un tanto nerviosa. "Hola hermanito, pronto has vuelto hoy del gimnasio". Su forma de llamarme "hermanito", mezclando la cara de niña repelente y zorra comepollas, hacía que me hirviese la sangre y ella lo sabía, lo peor de todo era que lo hacía para provocarme. La noté mas nerviosa que de lo normal, tenía ropa ancha para andar cómoda por casa, un pantalón de chándal, sus zapatillas de Piolín y su camiseta. Por supuesto no llevaba sujetador, decía que así se sentía mas cómoda y de paso me provocaba a mi y a mis amigos. Su tartamudeo al hablar me hacía pensar que había hecho algo malo, le clavé los ojos y empezó a ponerse más nerviosa. Miré el entorno y a dos metros de ella pude ver el bolso de nuestra madre abierto y tirado en el suelo, mal escondido detrás de la silla. Cuando se dió cuenta de mi descubrimiento se puso aun más nerviosa, me acerqué para poner bien el bolso, el nerviosismo en aumento de mi hermana delataba que algo tenía que ver ella con el bolso. Cuando agarré el bolso de mi madre ví que el monedero también estaba abierto y tirado cerca del bolso, no me podía creer que mi hermana hubiera intentado robar a nuestra madre.

Un odio corrió por mis venas, con muy mala leche puse el bolso en la mesa de la cocina, con el monedero en la mano miré a mi hermana exigiendo una explicación. Presa de la presión y el miedo se metió la mano dentro del pantalón y sacó un billete de veinte euros y me lo dio. Con calma metí el billete en el monedero de mi madre y este en el bolso, coloqué el bolso en el lugar donde mi madre siempre lo solía dejar y con odio me acerqué a mi hermana, que ya estaba temerosa de lo que pudiera pasar.

Descargué todo el odio que eso me había causado dándole una bofetada, a gritos le preguntaba el por qué, si ella nunca había hecho eso por qué lo tenía que hacer ahora. Entre sollozos me dijo que lo quería para comprarse una crema y algún modelito de ropa interior. Le di otra bofetada y la empujé hasta su habitación, ahí tras darle otro par de bofetadas le quité la camiseta y sus hermosas tetas botaron un par de veces hasta pararse. Era una 105 la talla que gastaba pero las tenía bien firmes. A gritos le pregunté para qué quería un conjunto de ropa interior si casi nunca la tenía puesta, sólo cuando iba vestida de zorra para calentarle la polla a mis amigos. Me dijo que no tenía dinero para comprarse nada, hacía mas de cinco meses que la tienda de ropa donde ella trabajaba había echado a la calle a mas de la mitad de la plantilla y no tenía forma de ganar dinero.

Se sentó en la cama llorando y pidiendo perdón, me juró una y otra vez que nunca lo volvería a hacer y me pidió por favor que cuando volviese nuestra madre no le dijera nada. La imagen de mi hermana sin camiseta y sentada en la cama llorando, suplicando perdón, sumado al odio que me había provocado el pensar que había robado a mi madre, me provocó una gra excitación. Me acerqué a ella y le tiré del pelo para que me mirase a los ojos. "Estoy muy enfadado, una buena mamada me ayudaría a rebajar el enfado". Dicho esto y de nuevo tirándole del pelo dirigí su cabeza hacia mi polla, que poco a poco estaba ganando volumen.

Entre sollozos me bajó el pantalón y metió su mano debajo de mis calzoncillos, con suavidad sacó mi polla y empezó a pajearla poco a poco. Yo que todavía la tenía agarrada del pelo empecé a empujar su cabeza contra mi polla para que me hiciera la mamada, intentó escaparse pero los tirones que yo le daba a su pelo le dolía, así que no tuvo mas remedio que brindarme esa tan deseada mamada.

Sus labios se abrieron primero un poco para que su lengua, cargada de saliva, lubricase la punta de mi polla, abrió un poco mas la boca y metió la punta de mi polla entre sus labios, dentro de la boca la lengua estaba esperando para recorrer toda la cabeza de mi rabo, solo había metido en su boca mi prepucio pero eso me estaba dando un gustazo bastante bueno. Aquello me gustaba bastante pero me parecía poco, así que le dí un nuevo tirón a su pelo para meterle mas polla dentro de la boca mientras ella seguía con sus sollozos.

He de reconocer que desde el día de la fiesta en casa de Richi, cuando me engañó y le dí esa semejante paliza mientras me la follaba, descubrí que de mi hermana lo que me atrae es una mezcla de sexo con violencia. No recuerdo habérmela follado nunca de manera tierna, siempre hubo violencia por medio, azotes, golpes, llantos....... aquello me excitaba y lo mejor de todo era que la zorra de mi hermana disfrutaba con eso. La muy cabrona me convirtió en una especie de maltratador sexual, pero eso sólo me ocurría con ella, era ella la que me incitaba a la violencia y al sexo duro.

Tirándole del pelo le marcaba el ritmo de la mamada, a veces le tiraba más de la cuenta queriendo para que le doliera y se quejara, yo disfrutaba castigándola y ella gozaba también. Me cansé de estar de pie y me senté en la cama, tirándole del pelo la puse de rodillas en el suelo con su cabeza entre mis piernas, le solté el pelo y me tiré para atrás con los brazos estirados, dejando que ella sola continuase con la mamada, arrodillada delante de mi polla y rendida a su servicio.

Tomó de nuevo mi polla con sus manos y la paseó por sus tetas, estuvo masajeando mi rabo con sus pechos un rato y luego empezó a pajearme suavemente, lamiendo la punta de mi polla mientras me miraba con una cara de zorra provocativa, sentía ganas de darle otra hostia pero no tenía ganas. La dejé que siguiera con la mamada, hoy se iba a llevar el premio.

Arrodillada entre mis piernas, su cabeza se puso justo encima de mi polla, abrió los labios y retomó la mamada. Su mano acompañaba los labios, haciéndome una paja a la vez que mi polla entraba y salía de su boca. Cada vez que se introducía mi polla en su boca la lengua se paseaba por todo el prepucio, pausando la penetración para que su lengua no dejase un centímetro sin lamer. Sus labios se cerraban de vez en cuando forzando un poco la entrada de mi glande en su boca, aquello me daba una sensación bastante agradable.

El placer era enorme y por desgracia yo no tengo el aguante eterno, empecé a moverme poco a poco presa del placer que iba subiendo. Mi hermana seguía succionando mi polla y al darse cuenta de mis espamos de placer empezó a subir el ritmo, subiendo y bajando la boca con la mano, apretando los labios para hacer presión sobre mi polla y de vez en cuando rozar mi glande con sus dientes. La lengua completaba la espiral de placer que hacía que cada vez me retorciese mas y mas.

Con mis manos agarré su cabeza para que no la retirase como hacía siempre, para que yo me corriese en una servilleta de papel, su castigo estaba a punto de llegar. Mi hermana se dio cuenta de mis intenciones e hizo un gesto para evitar que el fin de fiesta de la mamada se celebrase dentro de su boca. Intentó echarse para atrás pero yo le tenía agarrada la cabeza con mis manos. Cada vez que intentaba escaparse le presioana la cabeza con las manos, aquello le dolía y se tenía que resignar a lo que le esperaba. Le marqué el ritmo de la mamada para que no parase, le grité que siguiera lamiendo mi polla y con las manos me siguiera pajeando, cada vez que se negaba le apretaba un poco la cabeza y presa del dolor se rendía a mi polla.

Siguió lamiendo guiada por el ritmo de mis manos, yo no podía aguantar mas, me estaba retorciendo de placer y mi polla no paraba de entrar y salir de su boca, cuando empecé a correrme apreté su cabeza contra mi polla, aguantándola un rato hasta que terminé de descargar toda mi leche dentro de su boca. La mantuve así un rato hasta que se tragó todo lo que había volcado dentro de ella. Cuando acabó de tragarse todo la tiré con fuerza para atrás, quedando tumbada en el suelo boca arriba, mirándome sumida en una mezcla de placer y dolor, sonriendo cansada.

Me levanté y me subí los pantalones mientras la miraba ahí tirada con los pechos al aire y un poco de mi semen aun en sus labios. Con una cara de zorra se relamió mientras me miraba. La muy cabrona disfrutaba siendo tratada como una puta...... una puta, aquello me dió una idea. Me agaché para darle un pellizco en uno de sus pezones, le tenía que dar la última dosis de dolor antes de irme.

Me levanté y me dispuse a irme, ya en la puerta de su dormitorio la volví a mirar y ahí seguía, tirada en el suelo tocándose los pechos con afán provocativo. Solté una risa forzada y le dije "creo que he encontrado una manera de que ganes dinero, seguro que te va a gustar". Aquello la dejó sorprendida, forcé de nuevo una risa y cerré la puerta dejándola dentro tirada en el suelo, pensando en lo que le dije. Yo mientras tanto me fui a tomarme ese zumo que después de una mamada me iba a sentar mejor que nunca.