Una madurita de mi juventud
Al perder a nuestra sirvienta se me presentó la oportunidad con una madurita que laboraba en la casa de enfrento y no la conocía.
Una madurita de mi juventud
Viví en casa de mis padres hasta los 24 años en que me case, esta se encontraba en el sur de la Ciudad de México y a la cual llegamos desde el año de 1969, para cuando cumplí los 20 años ya habíamos (junto con los amigos de la cuadra), dado la vuelta a todas las novias posibles de la Colonia, sin embargo como ya había probado lo que era el sexo con una mujer mucho mayor y asimismo el sabor de las empleadas domésticas, esa tendencia fue aguzando mis sentidos que de por sí elevados por la edad y el que desde ese tiempo se me había manifestado un temperamento fuerte, pues no dejaba de buscar cualquier signo de interés en ese grupo (mayores y/o sirvientas).
Así fue como descubrí que casi en mis narices se completaban las dos condiciones y por más de 4 años había pasado desapercibido, el caso es que en la casa de enfrente laboraba una sirvienta de unos 50 años muy delgadita y bajita, Dominga era su nombre, como por casualidad en ese verano mi madre se quedó sin la sirvienta que tenía ya como 5 años en la casa, quién se casó y se fue a su pueblo, le estaba costando trabajo encontrar el reemplazo y la vecina, patrona de Dominga le ofreció a mi Madre que cuando Dominga fuera al Mercado o al Súper, pasaría para ver si se le ofrecía algo. Para ese tiempo yo salía muy temprano de la casa ya que trabajaba y estudiaba, pero los sábados ocasionalmente me podía levantar más tarde y así uno de esos fines de semana, que me paré a orinar como a las 9 de la mañana, al cruzar de mi cuarto al baño, casi choco con Dominga, quien salía de la habitación de mi Madre para ir al Mercado. Como desde chico me acostumbré a no usar pijama, pues me vió en calzoncillos y con la verga bien parada como siempre amanecía (y afortunadamente hasta la fecha conservo esa condición mañanera), nos topamos de frente, por su estatura y al bajar la vista, seguro que lo primero que vió fue mi verga, ya que percibí como saludó por lo bajo, pero no dejó de mirar hacia mi bulto, yo un poco sorprendido saludé y pasé de largo al baño, salí y ya no estaba por lo que le pregunté a mi Madre y supe de Dominga y que estaría viniendo a la casa mientras no encontraba mamá quien le ayudara en la casa.
Esa misma semana al salir a mi trabajo, sacando del coche del garage estaba Dominga barriendo la banqueta de su patrona, ya con más confianza, bajé el vidrio y la saludé, ella sonriente como después comprobé que andaba todo el tiempo, me contestó el saludo y me dijo, ya se vá a la escuela joven?, no le contesté, por las mañanas trabajo y ya en la tarde estudio, me dice ella, con razón nunca lo miro cuando voy a su casa, y como les he comentado en otros relatos que tarde se me hace para bromear con la gente le respondo, si verdad y cuando me ve ando corriendo en calzones y ella dice, ay joven ni me recuerde que se me suben los colores de nuevo, y que le sigo, ya Dominga no me salgas con que a estas alturas no habías visto a nadie así y ella como agarrando más confianza me contesta, mmm, ya hace tanto de eso que ni me acuerdo, y ya poniendo en marcha el auto le digo, pues falta de confianza, para eso estamos los vecinos, que no? y con la mano en el aire me despedí sin esperar respuesta.
El sábado siguiente me desperté tempranito, ya que saldría con los cuates a jugar fútbol y cuando estaba por salir, sonó el timbre y yo mismo abrí y ahí estaba Dominga, me dice, joven buenos días, vengo a ver si no se le ofrece nada a su mamá del mercado... le digo pásale Dominga, está en la recamara con mi papá, entró y me dice hay joven que tempranero, ahora si lo agarré vestido, esto último sin dejar de sonreír hasta un poco pícara, le digo siguiendo la broma, no, si quieres para la otra me encuentras igual, nada más que te advierto que como amanezco con ganas de pelea, no respondo... ella rió bajito y me dice, no joven nomás faltaba que a mi edad ande en esas cosas, si ya soy una vieja, y como no sentí que se hubiera molestado sino más bien como que dio entrada, le digo, cual vieja, si se ve que te conservas muy bien, (entre la plática ya fijándome a detalle en ella, calculé que medía un metro y medio apenas pasadito, de aspecto muy delgado pero con un par de tetas medianitas y no muy caídas, con una colita medianita también pero como que muy firme se podía alcanzar a notar) y ya entrado me acerqué casi a su oído y le dije bajito "además dicen que gallina vieja hace buen caldo Dominga", ella se sonrojó y me dice ay joven, como cree, si ya no estoy para esas cosas... le pregunté, que a poco no tienes pareja Dominga?, no me dice, desde que mi marido se murió hace ya más de 10 años, me vine a trabajar con la Sra. Lety, ya que le cuidábamos su casa en Popo-Park (un lugar de recreo a las faldas del volcán) y mi hijo se quedó allá y hasta se casó, si ya soy abuela de 3 nietecitos, pero en fin, me vine acá y solo me ocupo de la casa de la señora y le ayudo con su mamá que ya está bien malita.
Le digo, bueno Dominga ya te dije, el día que quieras nos perdemos un ratote para hacer travesuras, ya me voy que sino ni a jugar llego, me dice, joven no quiere que le prepare el desayuno?, como ya me había tardado un rato en la plática, miré el reloj y realmente ya no alcanzaba el inicio del partido, así que me senté en un pequeño antecomedor que teníamos en la cocina y le digo órale Dominga, nada más pregúntale a mi mamá que necesita del Mercado y regresas.
Regresó y muy amablemente me dice que se le antoja joven?, le digo abre el refri y lo que haya, huevos o lo que sea, no te preocupes, yo como de todo.
Desde el lugar que estaba sentado veía a Dominga de espaldas en la estufa mientras preparaba unos huevos y unas quesadillas, me paré al refrigerador para sacar una botella de leche y como la gaveta de los vasos estaba arriba de la estufa, me pegué a Dominga por detrás para sacar el vaso y sin ser yo tan alto, pero sí ella muy bajita, su nalguitas las sentí en mis muslos y pude apreciarlas bien duras y más me pegué a ella, Dominga no acusó molestia, se quedó quieta como esperando que hacía, tomé el vaso y antes de volverme a sentar le dije otra vez casi en el oído (para evitar que pudieran oír mis padres), oye Dominga si estás sola es porque quieres si sigues bien durita y tienes bien ricas las nalguitas, conforme le decía esto, posé mi mano derecha en su colita, que como les decía si bien no era grande si estaba paradita y dura, no se movió pero me contestó, ay joven, ya no siga, que de verdad desde que quedé viuda no he vuelto a estar con nadie y nomás me va a alborotar...
Regresé a mi asiento, ella se acercó con el desayuno preparado y me sirvió, iba a regresar hacia el fregadero, pero con mi brazo derecho la tomé por la cintura y la pegué a mi, le dije que te molestó lo que te dije? Y me dijo, no joven que vá, si me halaga que usted tan joven y guapo se fije en una vieja como yo, pero como le digo, hace ya tanto que dejé a un lado estas cosas y nomás de lo que me dijo ya me puso a temblar, ya no le siga, usted como quiera con su juventud a de andar bien caliente todo el tiempo, y no le falta con quien desahogarse la calentura, pero imagínese, me va a "agarrar" y que tal si me despierta cosas que ya apagué y después que hago..., que me aprovecho y le digo ah, entonces eras bien caliente también Dominga, diciendo y haciendo, comencé a bajar mi mano por su espalda hasta sus nalgas, las fui sobando y apretando y aunque ella trató de separarse, no la dejé y más la acerqué, conforme le agarraba las nalgas su respiración empezó a agitarse y de plano metí mi mano debajo de su falda y subí por dentro de sus calzones sentí muy poco pelo en su rajita, le fui acariciando por fuera con dos dedos y como sentí muy pronto algo de humedad en la mano, le metí primero uno y después dos dedos y conforme los movía, sus manos en mi brazo lo apretaban realmente fuerte y como que sollozaba, esto no duró más de diez minutos, de repente sentí que se aflojó y casi se me desmaya encima, temblando se paró nuevamente me dijo, joven que me hizo, ya ni me acordaba de estas sensaciones, déjeme por favor, va a salir su mamá y nos va a ver, se soltó y se fue casi corriendo
Me quedé con los dedos húmedos de sus jugos, la verga bien parada, y solo!...
Pasaron los días y entre la escuela, el trabajo y lo caliente que anda uno aquí y allá, de Dominga ni me acordaba, pero llegó el sábado siguiente y me paré como siempre, luego de bañarme me puse un pantalón ligero y una camiseta, ya que tenía que preparar un trabajo de la escuela, mis papás me invitaron a salir con ellos, pero al saber que tenía tarea se despidieron indicándome que regresarían hasta la noche y casi en la puerta me dice mi mamá, oye por cierto no tarda en llegar Dominga, va a estar viniendo el sábado y domingo a ayudarme, en la mesa del comedor le dejé la lista del mercado con dinero...
Cerraron la puerta y casi grito, "ya chingué", pinche Dominga ya ni me acordaba, pero hoy si me la cojo, pensé.
Me puse a avanzar en mi trabajo y como a la media hora que oigo como entraba una llave en la puerta y que entra Dominga, venía con un pantalón oscuro algo desgastado y flojito, una blusa de botones cerrada hasta arriba y unos zapatos bajitos, al verme se sorprendió ya que creía que no había nadie ya que mi auto estaba en el taller y el de mis papás se lo habían llevado, y dice, ay joven pensé que no había nadie, saludé, pero apenas me contestó y se metió a la cocina y empezó su quehacer, dejé pasar un buen rato, seguí con mi tarea y después de una hora tomé la lista y el dinero que dejó mi mamá y se la llevé y le dije, mira Dominga aquí te dejó mi mamá, ella se acercó y lo tomó, y me dice, oiga joven, no quiero que vaya a pensar mal de mí, yo le dije que no empezara, pero ya ve lo que pasó, le corté sus palabras y le pregunté, te gustó o no?, como no me iba a gustar contestó inmediatamente, si le dije que ya ni me acordaba de esas cosas, pero ya estoy muy vieja para eso, ya ves, le insistí, si te gustó cual es el problema?, a poco no te dieron ganas de más, si a mi me dejaste bien caliente, hasta la verga me dolía y me tuve que meter al baño para desahogarme cuando te fuiste, se sonrió y me dijo, ay a poco se la jaló, puta madre, le digo, si me hice tres seguidas, si de por sí soy bien caliente y con la dedeada que te di, nomás porque corriste, si no, te cogía hasta cansarme, que me dice, no joven mejor ahí le paramos, si no sé como dejé que me metiera mano la otra vez y se fue hacia las recamaras para seguir trabajando.
Ya con la plática me andaba calentando y pensé, total estamos solos lo peor que puede pasar es que agarre y se vaya y que la sigo... estaba en la recámara de mis papás tendiendo la cama, le llegué por atrás, que la abrazo y con el vuelo allá fuimos a dar en medio, ella quedó boca abajo y yo encima, que le meto las manos por el frente para abrirle el pantalón y ya más parada mi verga se la tallaba en las nalgas, ella primero me trató de detener las manos, pero fue cediendo hasta que me sobaba las manos y ella misma se desabrocho el pantalón y me dijo, nomás le pido que me tenga paciencia, hace más de 10 años que no estoy con un hombre y nada más conocí a mi marido, ya con la confianza de que estaba puesta le dije, no te preocupes Dominga, que vamos a coger bien rico, le bajé el pantalón y le quité la blusa, realmente estaba bien menudita, pero tal vez por su trabajo físico estaba bien durita, las piernas delgadas pero bien firmes, sus nalguitas bien duras y aunque no muy grandes si estaban paraditas, así que le seguía tallando la verga ya sobre su calzón, que se sentía ya mojado en su puchita, metí las manos por dentro de este y le volvía a meter dos dedos, ella pujaba y más paraba sus nalgas para sentir mi verga, le tomé una de sus manos y la metí en mi calzón, ya que me había bajado hasta las rodillas el pantalón, agarró mi verga fuerte, nada más la apretaba pero no la movía, le tomé la muñeca y le fui mostrando como moverla, me dijo, joven la tiene bien gruesa, me va a lastimar, mi señor la tenía delgadita y yo creo que más pequeña, váyase con cuidado por favor.
No te preocupes, si me imagino que por el tiempo que tienes de ayuno hasta cerradita vas a estar, pero me iré con cuidado y se te va a ir facilito.
Me paré y me terminé de encuerar, ella también se desnudó y se sentó en la cama, me acerqué a ella y por la altura, mi verga le daba casi a la cara, como ya estaba bien parada se la acerqué y la tomó con sus manos y la sobaba suavecito, me moví más hacia ella y bien que entendió porque me dice, joven yo nunca la he chupado, pero ya no aguanto, metamela por favor y si quiere luego se lo hago. La tumbé de espaldas y me tendí sobre ella, con una mano le dirigí mi verga a la entrada de su vagina y se la fui tallando sin meterla, ella se empujaba hacia mí y gimiendo me decía, ya por favor metala, no me haga sufrir más, le seguí tallando y cuando al fin se la fui metiendo, ella empezó a convulsionarse y apenas le entró toda, se vino muy fuerte, con sus manos me tallaba los brazos y gemía y gemía, ay diosito apenas me la clavó y ya me vine, ay, ay, se la seguí metiendo ahora si con más fuerza y ella misma dobló las piernas y se las agarraba en el aire de los tobillos, entraba y salía casi por completo muy fuerte, duré mucho tiempo ya que sin saber lo que me depararía esa mañana, en la regadera me había hecho una paja, Dominga se vino una vez más, resopló muy fuerte y su vagina se cerró alrededor de mi verga, casi me impedía seguir con mis movimientos de mete y saca, rodeo mi cintura con sus piernas y cerrándolas me decía, ya joven, ya joven, nunca me había venido tanto, me voy a desmayar y con algo de fuerza, le abrí las piernas con mis manos y reinicié el movimiento tratando de llegar más adentro si esto fuese posible y aún más fuerte, quizá un poco por el tiempo que había pasado Dominga sin pareja y otro poco por su talla diminuta, yo sentía que su puchita apretaba como si fuera primeriza y hasta algo de irritación o resequedad, pero como ella como me dijo después, en esos años de soledad, aunque no negaba que algunas veces había sentido una fuerte necesidad de hombre, con el paso del tiempo y algo de medicinas que recibió en el centro de salud, esos impulsos se fueron apagando y ya después me dijo que también sintió que ya no lubricó como antes, quizá por el tiempo de abstinencia o por la edad, el caso es que después de unos cuarenta y cinco minutos de continuo chaca chaca, en un momento dado le dije a Dominga, ya Dominga me voy a venir y ella me dijo, si mi niño échemelos todos adentro que a mis años ya no hay problema y si ya me cogió bien cogida, que mejor que me los aviente hasta el fondo y dicho, unos cuantos movimientos más y comencé a correrme dentro de Dominga, les juro que por lo menos le aventé nos 6 chorros bien calientes de leche y caí pesadamente sobre ella, quien volvió a cerrar sus piernas sobre mí y nadamás se quejaba por lo bajo. Nos soltamos como a los 10 minutos y Dominga me decía que se había mareado, mientras me paré y me metí a la regadera y mientras me enjabonaba y sentía correr el agua en mi espalda, entró Dominga al baño, se sentó a orinar y después me dijo, joven si quiere lo enjabono, asentí con la cabeza y ya adentro tomó el jabón y me fue dando masaje en toda la espalda, bajando por las piernas, me enguajé y me dí la vuelta y también me enjabonó desde los pies hasta el cuello, me quité el jabón y ella ya me estaba sobando otra vez la verga y me decía, joven de verdad que es usted bien caliente, ya se le volvió a parar, le digo apoco no te acuerdas cuando estabas jovencita con tu marido, me imagino que como conejos se la hand e haber pasado coge y coge y me contesta pues sí, al principio me agarraba en todos lados, pero como luego luego quedé panzona, pues ya no se pudo igual y después entre los hijos y el trabajo de campo que hacía mi marido en varias tierritas, pasaban a veces muchas semanas sin que me la metiera.
Le puse mis manos en su cabeza para que fuera bajando y que se hinca y poquito a poco, la empezó a mamar, la verdad es que no recuerdo si lo hacía bien o no, para ese entonces me sabía a gloria y ya que me iba a venir le avisé y no paró, que empiezo a soltar mis chorros y se los tragó todos, acabo y entre el agua y jabón y su boca no quedó rastro de nada.
Salimos, nos vestimos, me sirvió de desayunar y se puso a hacer el quehacer y no paraba de silbar. Como a las 3 de la tarde salí para comprar que comer, me sirvió nuevamente y de postre que me la cojo otra vez dos veces más, en la última me decía que se sentía ya bien rosada y hasta aceite de bebé se puso en la puchita, al estármela cogiendo por ultima vez ese día, le empecé a ir metiendo un dedo por el culo y se remolinaba y me decía no oven por ahí no que es sucio. Mi marido cuando tomaba me la quería meter así pero nunca lo dejé, le digo a el no por pendejo,pero yo si te voy a coger por el culo Dominga y hasta me vas a pedir más, pero este relato lo dejaré para otra ocasión.
Sigo en espera de sus somentarios y aquellas maduritas del D.F. que se pongan en contacto conmigo.
Saludos.