Una madura apetitosa

Una experiencia con una madura fogosa.

Una madura apetitosa

Anónimo

Hace un par de años atrás la empresa en la que trabajo me envió a realizar una capacitación a una comunidad agrícola distante a 20 km de la ciudad, esta se desarrollaría un fin de semana, y la primera charla me correspondía a 18:00 hrs del día viernes. Una camioneta de la empresa me condujo hasta el centro comunitario donde se realizaría la jornada, una vez allí me instalé en el departamento asignado para los visitantes, e inicie la preparación de la jornada.

Cuando faltaban algunos minutos para dar inicio a la charla taller, me dirigí al auditórium en el cual ya se encontraban algunos asistentes, mientras saludaba a algunos parroquianos me percate de una señora de alrededor de unos sesenta años, pero que no los representaba, que se encontraba sentada con una pierna sobre la otra, lo que dejaba ver un muslo contorneado, al acércame a saludarle me extendió su mano, una sonrisa picarona y una mirada calentona obtuve como respuesta. Era como decía de cierta cantidad de años, pero se mantenía muy bien, poseía unas caderas anchas y un culo voluminoso que la hacían una vieja apetecible.

Mientras realizaba la charla, me percaté que la vieja no dejaba de darme unas miradas provocadoras o bien me miraba y se enjugaba los labios, la verdad me tenía bien caliente, ya que una de mis fantasías que tenía era poder follar a una vieja como la que tenía en frente, por lo que de alguna manera también le seguí el juego.

Terminada la reunión las gentes se retira y mi buena amiga que se llamaba Ximena, se quedó hasta el final, aduciendo que la vendría a encontrar su esposo. Por lo que la invite a pasar al departamento, para que acorte el tiempo junto a un café, lo cual aceptó encantada.

Un rato después llaman a la puerta, me dirigí a ver quien era pensando que era el marido de doña , pero no, era el auxiliar de servicios menores del centro que me pasaba a dejar las llaves e informaba que se retiraba. Me quedaba totalmente solo con la vieja, la sola idea me hizo parar la manga, regreso a la sala donde nos encontrábamos y doña estaba lavando los platos que habíamos usados, me acerqué desde atrás y tomándola de sus caderas la acerque a mi pelvis para sienta como tenía la barra, se giro un poco y me dijo lo bien dotado que estaba, luego tomó un paño se seco las manos, se giró completamente quedando frente a frente, nos besamos, ella se empinaba sobre la puntilla de sus pies y se restregaba su pelvis en mi pene, yo le levante la falda con una mano y le acaricie su concha por sobre su bombacha, era gorda y se sentía húmeda, la convide a follar, lo cual se negó porque en cualquier momento podía aparecer su esposo. Pero que a la mañana siguiente sí podría ser ya que debía volver con los formularios listos del proyecto, de acuerdo le repliqué, pero como eso de las 3 de la tarde ya que a esa hora no había gente para atender. Lo cual me dejo a mil, como no aparecía el esposo me pedió que la acompañara hasta su casa que quedaba algo retirada de donde estábamos, lo cual accedí de inmediato, ya en el camino y aprovechando la oscuridad de la noche, la tome de la cintura y desde allí bajaba la mano para masajear su hermoso culo y sentir la hendidura de su raja, antes de llegar a su hogar se despidió con un gran beso, un agarrón de verga y un fuerte restregón, diciéndome que la esperara el día siguiente.

Antes de las tres de la tarde apareció por el centro, nos saludamos y la hice pasar a la sala taller para revisar sus formularios, mientras nos dirigíamos a la sala me dijo que uno de ellos lo había estropeado y si tenia otro para reemplazarlo, -claro- respondí pasemos a la oficina allí tengo más respondí, la hice pasar, las cortinas estaban corridas, sin embargo, la claridad en el interior era excelente, eso me permitía ver cada centímetro de su gorda anatomía, cerré la puerta tras de mí y me acerque a Ximena, la tomé por la cintura, ella me echo sus brazos a mis hombros y nos fundimos en un solo beso. Ella me manoseaba el pene y yo su concha gorda, lentamente le subí la falda, llevaba puesto un par de medias con ligas y un calsón negro que permitía fácilmente meterle la mano en su concha. La vieja estaba mojada completamente, hasta los pendejos los tenía mojados, con mis dedos le hice a un lado el calsón y le masajeaba su pepa, ella me bajó los pantalones y sacó mi pene por encima del calsoncillo, me lo acariciaba con su mano y luego lo dirige a la entrada de su concha hambrienta. Se deslizó fácilmente entre sus labios jugosos y calientes, así estuvimos un par de minutos, la empujé para que se apoyara en el escritorio, allí se echó hacia atrás le levanté las piernas, le pongo el nabo en la entrada de su concha, me restriego en su clítoris, para después clavársela hasta el tronco, AAAhh que duro, que ricoo, papacito!! exclamaba. Se la mantengo firme en su vaina caliente y babosa, mientras le toco sus muslos gruesos, siento como las paredes de su vagina me succionan mi pene, se la ensarto más para llegar más adentro posible, la vieja se enloquece y goza, ¡acabo papito! AAAhhh.

Se queda lacia, se la saco de su concha, mi pene chorriaba de sus jugos, como la tengo "patitas al hombro" se la pongo en la entrada de su ano, juego allí mientras tanto ella se recupera, se incorpora y me pide descansar un momento ya que estaba extenuada, buscó en su cartera un pañuelo o algo parecido y se limpió, acomodo sus ropas y continuamos realizando la tarea por la habíamos ido.

Confeccionamos el formulario que necesitaba, y empiezo a manosearle sus piernas, le meto la mano en su panocha, se acaricio la pepa, la vieja quiere más, la llevo a la oficina nuevamente le pedí que se apoyara en el escritorio ya que le daría desde atrás. Le levante la falda hasta cintura, ahí tenía a ese hermoso culo a mi entera satisfacción, le corrí el calsón hacia a un lado y encamino mi tranca hacia su entrada caliente, de una embestida se la tenía toda adentro, Ahhh, iffff, decía la vieja mientras meneaba la cola y seguía el vaivén del meta y saca. Saco mi pene de su concha completamente empapado de chuño de la vieja, se lo pase por la raja con la intención de mojarle el hoyo chico, la muy puta me ayudaba abriendo sus nalgas con una de sus manos, así lo metía en su cueva caliente y se lo pasaba por el culo. Se lo puse de nuevo en la concha y comienzo a masajearle el ano, le introduzco mi dedo indice, al parecer la vieja ya había probado mas de alguna vez por allí, porque no tuve ninguna resistencia de su parte. Saco mi pene empapado y lo dirijo hacia su ano, empujo un poco y le cuesta un tanto la entrada, la gorda me dice que lo moje más, por lo obedecí de inmediato, pasaba mi pene de abajo hacia arriba llevando del chuño que liberaba la concha babosa de la vieja, ella me ayudaba abriendo sus nalgas.

Vuelvo a colocar mi pene en el ojete de Ximena, y suavemente me voy introduciendo en él,

dejé de moverme cuando le tenía metido la cabeza, para que su hoyo se acostumbrara, la vieja toma la iniciativa y empieza a ensartárselo un poco más, como estaba suficientemente lubricado con su chuño empiezo a sacarlo y ponerlo hasta la mitad mas o menos, la vieja me decía que lo sentía rico. Así papito, así, ahhh, ifffff,aghhhh, dámelo todo riquito, me decía, fue entonces que la tomé de sus caderas y me fui con todo en su rico culo. Ahhhh exclamo la vieja, mi pene golpeaba su intestino, sentía como su cueva caliente me succionaba el palo, lo sacaba y la clavaba hasta los cojones, en cada embestida la vieja exclama ahhhhhh, poco a poco el ritmo de la vieja se acentuó hasta lograr su orgasmo, era tanto mi calentura que también acabé, pero mi verga seguía dura por lo que continué culiando a la vieja , se lo saco, le abro las nalgas y pude ver un hoyo abierto escurriéndole mi semen, la doña al parecer trataba de cerrar el ano, pero seguía abierto votando chuño, se lo vuelvo a clavar, y empiezo a pajearle la pepa, la vieja pedía que se lo clavara más adentro, abría sus nalgas hasta sentir mi pene al fondo de su culo, así enculada hasta el tronco logró un nuevo orgasmo. Nos repusimos un instante, nos dirigimos al toilete, después nos despedíamos sin antes ponernos de acuerdo para un futuro encuentro, pero esta vez en la ciudad.