Una madre necesitada de rabo-2

Segundo asalto con la madre de mi alumno. Para los que me habéis escrito al correo, pidiendo sólo la escena de sexo, sin introducciones previas. Espero que os guste.

Tras descansar un rato, sin dejar de besarnos ni acariciarnos, se levantó de la cama para llamar por teléfono y comprobar que todo iba bien con su hijo en casa de su amiguito. La visión de su cuerpo desnudo, sobre todo de su culo moviéndose al compás del contoneo de sus caderas, hizo que mi polla, aún algo decaída, empezara a tomar de nuevo un tamaño considerable. Viendo que tardaba bastante salí del cuarto y la encontré trasteando en la cocina, descorchando una botella de vino y preparando unos aperitivos. Se volvió para coger un par de copas del mueble que tenía justo encima del fregadero y aproveché la ocasión para abrazarla por detrás sin que se lo esperara, amasando sus tetitas mientras me pegaba a ella para que notara el tamaño de mi tranca. Tras el sobresalto inicial, que estuvo a punto de provocar que las copas cayesen al suelo, intentó volverse para besarme, pero no la dejé, sino que me pegué más a ella, restregándole la polla por la raja del culo para que la notara bien. Me incorporé un poco más sobre ella y mientras le lamía cuello y espalda, empecé a jugar con sus pezones, retorciéndolos con delicadeza para arrancarle un gemido de placer. En esos momentos se entregó por completo, abrió las piernas y sacó un poco más el culo para sentir bien cómo le restregaba la polla. Jugué un poco con su entrada trasera, pasándole la polla por la raja, hasta que, de pronto, me arrodillé detrás de ella y le separé las nalgas. Antes de meterle la lengua apoyó los antebrazos en el fregadero, se abrió por completo de piernas y dejó el culo en pompa ofreciéndome sus dos agujeros.

  • Joder, cómo me has puesto cabrón, ¡reviéntame!

Le volví a separar los cachetes del culo y le metí la lengua recorriendo desde el clítoris hasta el ojete, dándole varias pasadas por toda la raja, tragándome sus jugos y ensalivándola bien. Estuve un rato pasando de su entrada delantera a la trasera, chupando su botón del placer y ensalivando bien su ojal, dándole toques con la punta de la lengua, como si me lo follara con ella. Al notar cómo me resbalaban por la barbilla sus jugos y mis babas supuse que estaba perfectamente lubricada, me puse de pie detrás de ella y se la clavé de golpe en el coño hasta que mis huevos toparon con su culo. Soltó un grito de placer que resonó en toda la cocina y empezó a moverse al mismo ritmo que yo la empotraba con todas mis fuerzas contra el fregadero.

  • ¡DIOS, QUÉ RICO!!!!!!!!!¡MÁS, MÁS, MÁSSSSSSSSSSS!!!!!!!!!!!

Tras varios minutos embistiéndola a toda pastilla se agarró firmemente al fregadero con las dos manos, empezaron a temblarle las piernas y comenzó a gritarme como una loca.

  • ¡SÁCAMELA, SÁCAMELA, SÁCAMELAAAAAAAAAAA!!!!!!

Se la saqué, enfadado y sorprendido, y ella, en un ágil movimiento, dio un salto para sentarse en el borde del fregadero, abrió todo lo que pudo las piernas y comenzó a frotarse el clítoris a toda pastilla. En un par de segundos su coño volvió a convertirse en una fuente, soltando varios chorros de líquido blanquecino y caliente que impactaron contra mi cara y mi torso.

  • ¡AAAAHHHHHH, SÍ, SÍ, SÍ, YYYY……YYYAAAAAAAAAAAAAA!!!!!!!!

Con la boca abierta, asombrado de nuevo por su brutal corrida, me acerqué a ella para sujetarla antes de que se cayera al suelo por los espasmos que tenía. La cogí en brazos y la tendí bocarriba sobre la mesa que había en la cocina. Sin dejar que se recuperase por completo me doblé sobre ella, la besé dulcemente y, girando un poco la cabeza, le susurré al oído “me voy a correr en tu culito de zorra madura”. Suspiró de excitación y, mirándome fijamente a los ojos, se mordió el labio inferior y me soltó un “sí, mi niño, pártele el culo a tu putita madura” que me la puso, si cabe, más dura de lo que ya la tenía. Imagino que ya habría follado más veces en una mesa porque, sin decirle nada, sacó el culo por un lateral de la misma, dejando su espalda apoyada en ella, y me colocó sus piernas sobre mi pecho, formando un ángulo recto, que me ofrecía por completo sus dos agujeros. Se la metí de nuevo por el coño para lubricármela bien con su corrida y le di varios repasos a su raja para impregnármela por completo de sus jugos. A los pocos movimientos estiró su mano derecha hasta llegar a mis pelotas y, mientras me las amasaba delicadamente me miró a los ojos y me dijo.

  • Déjate de jueguecitos y párteme ya el culo, ¿vale? No te preocupes que con lo que he soltado antes estoy bien lubricada……y no eres el primero que entra por ahí, ¿ok?

No me hice de rogar y, sujetándola por los tobillos, le abrí las piernas, cambié coño por culo y, apuntando en su ojete, empecé a empujar lentamente. Y sí, por su entrada trasera no sé cuántas pollas habrían entrado antes que la mía, pero se la clavé casi con la misma facilidad que por el coño. Con un par de golpes leves de cadera le entró el capullo y con otro golpe seco se la clavé hasta los cojones. Si el coño lo tenía caliente, el culo era una verdadera pasada. Notaba cómo me abrasaba la polla con su calentura y cómo se adaptaba a mi rabo con su estrechez. Empecé un metisaca a ritmo lento, saboreando cada milímetro de recto que le iba taladrando y, cuando empezó a gemir de placer, poco a poco fui aumentando el ritmo de la enculada, sacándosela por completo y volviéndosela a clavar hasta que mis pelotas topaban con la entrada de su culo. A los pocos minutos la estaba empotrando con tal fuerza que cayeron al suelo las cosas que había sobre la mesa y pegándole tales pollazos que se inundó el piso del ruido que hacían mis pelotas chocando contra su culito.

  • ¡PLOF, PLOF, PLOF……….!

Estuve percutiendo un buen rato dentro de su culo mientras le gritaba si era esto lo que quería de su niño.

  • ¿TE GUSTA CÓMO TE PARTE EL CULO TU NIÑO? ¿ERA ESTO LO QUE QUERÍAS ZORRAAAAAAAAAAA????????????????????

  • ¡SÍ, CABRÓN SÍÍÍÍ!!!!!!!!!!!!¡PARTÉMELO, REVIÉNTALE EL CULO A TU MADURITAAAAAAAAAA!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

Notando la inmediatez de mi corrida me agarré a sus muslos, aumenté todo lo que pude el ritmo de la enculada y empecé a gritarle que me iba a correr.

  • ¡ME VIENE, ME VIENE, YA, YA, YAAAAAAAAAAA!!!!!!!!!!!!!!!

  • ¡SÍ, DÁMELA, INÚNDAME EL CULOOOOOOOOOOOO!!!!!!!!!!!!!!!

A los pocos movimientos se me tensó todo el cuerpo, me empezaron a temblar las piernas y, agarrándome fuertemente a sus muslos, comencé a descargar en su recto lo que aún quedaba en mis pelotas.

  • ¡AAAAAHHHHHH, YYYY……..YYYYYAAAAAAAAAAAAA, ME CORROOO!!!!!!!!!¡TOMA LECHE, PUTAAAAAAAAAAAAAAA!!!!!!!!!!!!!!!!!

Al notar cómo le inundaba el culo de leche caliente y espesa volvió a afanarse en restregarse el clítoris y en un par de movimientos volvió a correrse dejándome la cara y el pecho como si me hubiera meado encima y gritando como una loca.

  • ¡AAAAAHHHHHH, SÍÍÍÍÍÍÍÍ……..DIOS, QUÉ GUSTOOOOOOOOOOOOOO!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

Caí sobre ella, exhausto, resoplando y empapado en sudor. Estuvimos abrazados un buen rato, ella aún empalada, hasta que nuestras respiraciones se calmaron y pudimos levantarnos de la mesa. Al salirme de ella una cascada de semen le resbaló por los muslos, formando en el suelo un charco que se confundió con los fluidos que previamente ella había derramado.

  • Anda, vamos a ducharnos y luego recogemos todo este estropicio, me dijo señalando cómo había quedado el suelo.